Por esta época, las autorizaciones para la apertura de canchas de bochas, las otorgaba el Cabildo, así encontramos la autorización del 1° de agosto de 1799 al memorial del vecino Luis Alcaras solicitando permiso para que el vecindario de Pergamino pudiera tener una cancha de bochas. En estos pagos, el Cabildo le concedió a Juan Álvarez, en noviembre de 1809, la autorización para establecer una cancha de bochas sólo para los días festivos y le encomendó al alcalde de hermandad del partido de Pergamino velar por su cumplimiento, cobrar los dos pesos mensuales, y suspender el uso de las canchas que a la fecha no han contribuido con el gravamen establecido.
En Buenos Aires hubo varias canchas de bochas, para mencionar algunas de antaño, en Barracas había una en el viejo almacén en la actual esquina de Brasil y Gral Hornos.
En Buenos Aires hubo varias canchas de bochas, para mencionar algunas de antaño, en Barracas había una en el viejo almacén en la actual esquina de Brasil y Gral Hornos.
En Almagro la Pulpería El Pasatiempo en la actual esquina de Venezuela y Bocayuva había una a la sombra de unos sauces, allí concurrían payadores de la talla de Gabino Ezeiza y José Betinoti, entre otros.
En Villa Crespo, para la visita del hijo de Garibaldi, la Sociedad de Fomento en octubre de 1897, en la esquina de Canning y Camargo, armó una cancha de bochas que inauguró el propio Garibaldi.
En Floresta, en la actual esquina de Dr. Juan Aranguren y Carrasco, estaba el conocido almacén La Cadena, nombre dado por las cadenas que unían unos fuertes postes que hacían de protección a las paredes del almacén de los continuos arreos de hacienda que pasaban por allí. En el fondo del almacén había una muy concurrida cancha de bochas. También en el Barrio de Belgrano, en las actuales Monroe y Av. Del Tejar, funcionaba una pulpería donde los troperos jugaban a las bochas.
En Villa Crespo, para la visita del hijo de Garibaldi, la Sociedad de Fomento en octubre de 1897, en la esquina de Canning y Camargo, armó una cancha de bochas que inauguró el propio Garibaldi.
En Floresta, en la actual esquina de Dr. Juan Aranguren y Carrasco, estaba el conocido almacén La Cadena, nombre dado por las cadenas que unían unos fuertes postes que hacían de protección a las paredes del almacén de los continuos arreos de hacienda que pasaban por allí. En el fondo del almacén había una muy concurrida cancha de bochas. También en el Barrio de Belgrano, en las actuales Monroe y Av. Del Tejar, funcionaba una pulpería donde los troperos jugaban a las bochas.
El 31 de mayo de 1899, el presidente Roca se traslada en tren hacia Neuquén, para inaugurar tramos ferroviarios; al día siguiente llegaron a Choele-Choel; esto manifestaba Caras y Caretas: "Todos los viajeros descendieron de los coches. A cuatro señores diputados se les ocurrió jugar una partida de bochas. Desde que somos tan amigos de los italianos, todo el mundo sabe lo que son las bochas, pero la generalidad no comprende toda la importancia que tiene una partida jugada en pleno desierto. ¡Qué bolada para un simbolista! Allí están en la cancha los cuatro buenos jugadores.
E. T.
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