viernes, 12 de agosto de 2022

EDITORIALES X 2




Causas judiciales: ocurre lo que debe ocurrir
Sostener que el enjuiciamiento de una figura política, como Cristina Kirchner, es una persecución implica desconocer la Constitución y la división de podere
Con motivo del inicio del juicio oral a la vicepresidenta Cristina Kirchner por la causa denominada Vialidad, diversos integrantes del Gobierno declararon que la principal imputada es víctima de una persecución política que ejecutan los fiscales que la acusan y el tribunal que la enjuicia. Esa persecución tendría como principal objetivo inhabilitarla para desempeñar cargos públicos. Se manifestaron en ese sentido el ministro de Justicia, Martín Soria, y el secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla, quien no dudó en calificar la situación como una violación de los derechos humanos de la expresidenta de la Nación.
Todo esto ocurre cuando, desde el oficialismo, se insiste en ampliar el número de jueces de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Tal iniciativa, que nadie puede justificar en ninguna razón funcional seria, revela desesperación por no haber sido capaces de manipular al máximo tribunal, en el que inexorablemente terminarán las causas que investigan hechos de corrupción.
A semejante arremetida se suma ahora la absurda recusación de Cristina Kirchner para que sean apartados de esa causa tanto el fiscal Diego Luciani como el juez Rodrigo Giménez Uriburu. No dedica la vicepresidenta esfuerzos a intentar desmentir o justificar las maniobras de las que se la acusa, sino que, fiel a su estilo, embiste ahora contra los funcionarios judiciales a partir de una foto en la que se los ve en una cancha propiedad de la familia del expresidente Mauricio Macri, por la que desfilan asiduamente numerosos equipos. Se trata nada más ni nada menos que de una interpretación amañada de los hechos. Según pudo saber la nacion, ninguno de los dos funcionarios judiciales aceptarán la recusación, ya que aseguran que no tienen relación alguna con Macri, que esa imagen es previa a haber recibido la causa Vialidad y que solo participaban de un torneo amateur, al que se presentaron muchos equipos.
Es probable que Cristina Kirchner y sus abogados sepan que no los asiste la verdad con la recusación planteada, pero con ella logran poner nuevas piedras en el camino a fin de demorar un pronunciamiento judicial en una de las causas más escandalosas en las que se encuentra imputada.
La vicepresidenta está siendo juzgada con todas las garantías. La etapa de instrucción, en la que se reúnen elementos que sirven para el posterior debate oral, aportó mucho material que justifica el enjuiciamiento. Por grueso que parezca, que alguien sea procesado no equivale a condenarlo, sino que siempre se le brinda la oportunidad de defenderse. Puede, como lo ha hecho, recusar magistrados, producir, controlar e impugnar las pruebas e interponer todos los recursos que la ley permite contra la sentencia del tribunal que lo enjuicia. El carácter oral y público de la etapa de debate permite que cualquier ciudadano se forme la opinión que sea respecto de la culpabilidad o inocencia de los imputados. Pero en la causa Vialidad ese debate acaba apenas de iniciarse, de modo que nadie está en condiciones de calificar el juicio seriamente como una persecución.
Afirmar desde el Gobierno que, bajo las circunstancias del caso, el enjuiciamiento de una figura política es una persecución equivale a alzarse contra la Constitución y presionar al Poder Judicial desconociendo la división y el control recíproco de los poderes. Si una nota común tienen todos los regímenes autoritarios o dictatoriales en el mundo, de cualquier ideología que sean, es la sujeción al poder de una judicatura que no controla a los gobernantes ni protege a los ciudadanos. Por el contrario, una situación como la actual no es disfuncional, sino exactamente lo que los constituyentes quisieron que ocurriera.
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Otro paso en falso en materia diplomática
El impresentable embajador “militante”
Las improcedentes declaraciones del embajador argentino en China, Sabino Vaca Narvaja, al calificar de “provocación” para ese país la visita de la parlamentaria norteamericana Nancy Pelosi a Taiwán, son otra muestra más de las barbaridades que en materia diplomática sigue apuntándose la Argentina.
No es la primera vez que un embajador de nuestro país comete semejante disparate entrometiéndose en los asuntos internos de otra nación. Tampoco lo es que el Gobierno haya tenido que “disimular” ante los ojos del mundo que contamos con embajadores que dicen lo que se les cruza por la cabeza, sin el menor respeto por las relaciones internacionales y los protocolos que las rigen.
Ante el pésimo impacto que provocaron los dichos de Vaca Narvaja, fuentes del Ministerio de Relaciones Exteriores local aseguraron que el país reivindica el principio de “una sola China”, esgrimido por el embajador en defensa de la posición de Pekín, pero que no suscribe los ataques a Pelosi. ¿Cómo podría rubricarse tamaño atropello?
Como bien ha dicho el exsecretario de Relaciones Exteriores de la Nación y exembajador ante las Naciones Unidas, Fernando Petrella, “el léxico y las palabras entre los países son muy importantes”. Se trata de una verdad de Perogrullo que, a la luz de los hechos, parece desconocer tanto Vaca Narvaja como, en su momento, lo ha hecho el embajador argentino ante la OEA, Carlos Raimundi, al sostener públicamente que la Argentina “no hace una lectura ideológica de los derechos humanos”, en referencia a las aberraciones que ocurren en Venezuela. Si bien Raimundi intentó posteriormente suavizar esos dichos, ya era tarde para reparar el daño de habernos dejado en ridículo en el concierto de naciones que ejercitan y protegen sus democracias.
Vaca Narvaja fue designado en 2021 como representante especial para la promoción comercial e inversiones, con la categoría de embajador extraordinario y plenipotenciario.
“Simplemente, fue una cuestión de, si me permiten, pragmatismo militante; era mucho más fácil hablar con Sabino y decirle ‘arreglame esto’. Muchos problemas que tuvimos con China me los resolvió de un modo maravilloso”, había dicho por entonces Alberto Fernández. Poco se puede agregar a tal definición en la que se antepone la militancia a la sólida preparación que reciben los numerosos embajadores de carrera que no pueden menos que horrorizarse ante este tipo de banalizaciones.
Con anterioridad, Vaca Narvaja había opinado que China sería en pocos años “el principal socio comercial” de la Argentina mientras nuestro país llevaba adelante arduas negociaciones con el FMI para no caer en un nuevo default. No puede alegar nuestra Cancillería que la sorprende cada nueva y polémica declaración de quienes están usufructuando representaciones que les quedan demasiado holgadas. Tampoco, naturalizar y dejar pasar sin más que esos funcionarios se expresen a título personal y no en representación del país.
Verse obligada a “interpretar” públicamente a los embajadores cada vez que dan pasos en falso habla más mal que bien de nuestra Cancillería. Debemos exigir a nuestras autoridades que hagan primar el profesionalismo por sobre la improvisación.

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

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