viernes, 26 de agosto de 2022

MUSEO BORGES EN SU CASA DE ADROGUÉ


Reabre la casa de Adrogué donde Borges pasaba los veranos de su infancia
Es la única propiedad que habitó el autor que se puede visitar; tiene nueva sala para muestras
Marcela AyoraEl frente del chalet
Es una semana de homenajes, a propósito del nacimiento de Jorge Luis Borges. Y este año en particular plantea una secuencia decimal consecutiva: se cumplen 123 años de su día 24 natal. Entonces, sobrevuelan la matemática y lo borgeano en lo preciso, como en sus adjetivos exactos y las oraciones medidas, en el afán por reescribir. Esas naturalezas tan de sus mundos multiplicados, como el de Jorge Luis de Palermo y el Georgie de Adrogué. Todos ellos convivieron en ese lugar amado por el escritor –y reflejado en su obra–: el barrio de Adrogué.
“En cualquier parte del mundo en que me encuentre, cuando siento el olor de los eucaliptos, estoy en Adrogué”, decía el autor de Ficciones. Ese lazo nació en las visitas durante la infancia, las largas caminatas con su padre y los días en el Hotel La Delicia. Llegó a Adrogué de pequeño, con su familia. “Aprendí a andar en bicicleta y paseé entre los árboles, los eucaliptus y las verjas”, contó Borges en una conferencia de 1977, titulada “Adrogué en mis libros”.
Y luego, la casa. Enraizada en uno de los bordes del gran círculo que es la plaza principal, la de las anclas, sobre las que el escritor decía: “Me acordaré siempre de las cadenas y de las anclas y de la estatua”. Con vista a ese centro circular, su madre, Leonor Acevedo, compró la propiedad de la Diagonal Brown 301 cuando murió el padre del poeta. Y pasaron allí varios veranos junto con su hermana Norah hasta que, en 1953, la madre la vendió.
Décadas más tarde, el municipio la compró, y en 2014 pasó a ser el museo Casa Borges, que se reabrirá al público mañana después de un año de refacciones y puesta en valor. El proyecto depende del Instituto de Estudios Históricos y Patrimonio Cultural de Almirante Brown, a cargo de Emilio Klubus. En ese espacio del sur que sirve de puente para reencontrarse con el autor, el fin de semana habrá actos de homenaje: mañana, a partir de las 17, será la apertura de la muestra “Diccionar. Verbo, dícese de la acción de doce artistas, de intervenir una enciclopedia”. La exhibición, que ya había sido presentada en el Centro Cultural San Martín, seguirá hasta octubre; allí se podrán ver obras de artistas como Néstor Goyanes, Florencia Salas, Carlos Kravetz. Y el domingo, desde las 16, se inaugurará un nuevo espacio: una galería transparente, allí donde antes había un garaje.
Sobre el sentido de esta nueva sala, Sandra Agis, directora de Patrimonio Cultural de Almirante Brown, dice: “En ese espacio había un garaje abierto con techo de tejas, que no era patrimonio de la casa original. Por ello se pudo transformar en una galería vidriada y muy luminosa”. Como toda la Casa Borges, al estar en un frente casi de esquina, se ve de todos lados. “Va a ser un espacio ganado, ya que la casa es más bien pequeña. Hay personas que tienen un cierto prurito por entrar, como si pensaran, ¿tengo que haber leído ‘El Aleph’? Y creemos que, al haber sumado un espacio más, esto va a invitar, a tener una doble circulación y un intercambio interesante”.
También el domingo estarán presentes los cinco artistas (Jorge Aranda. Fernanda González Latrecchiana, Oli Guerra, Nicolás Lasalle y Lili Esses) que trabajarán en vivo en la restauración de los cuatro murales y una escultura y la puesta en valor de sus obras. Habrá además espectáculos simultáneos de orquestas, ballets y narraciones en dos plazas ubicadas al frente y la calle, que estará cerrada al tránsito. Además, el Instituto Cultural de la provincia colocará una placa conmemorativa, que podrá leerse también en braille. Según Agis, “es la única casa en el mundo que habitó el escritor y abrió luego las puertas a la comunidad”.

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