Recreo con atmósfera festiva
Pablo Mascareño
libro:J.Mammon y M.Otranto.direccióngeneral:Max Otranto. intérpretes: JeyMammon,F lorenciaViterbo, Eugenia Stanovnik, Uriel Luna Sambrán, Juan Mendé. asesora artística: Verónica Pecollo. sala: Multitabaris. funciones: de miércoles a domingos, a las 20.30. duración: 70’.
El nombre del espectáculo es apropiado a la esencia de este show en el que su protagonista desnuda su universo. Y lo hace nada menos que sobre la calle Corrientes. Si bien no es la primera vez que Jey Mammon se sube a un escenario, El mundo de
Jey lo muestra más plantado y en su momento de mayor popularidad e injerencia en los públicos más masivos.
Jey Mammon es un showman que se planta firme en el escenario y que establece con la platea una comunicación que pocos pueden lograr. El ida y vuelta es inmediato, todos sienten que están frente a un “amigo de toda la vida”, mérito de este artista completo nacido como Juan Martín Rago. La ruptura de la cuarta pared, como se define en la jerga teatral, es uno de los fuertes de la propuesta. Los espectadores desean hablar con él, expresarles su admiración y hasta contarle a qué se dedican y de dónde vienen. “¿Qué se hace en un congreso de dermatología?”, le preguntará a una espectadora que hizo un alto en la actividad que la trajo a
Buenos Aires. Todos celebrarán el intercambio.
Jey Mammon canta y toca el piano, apelando a un repertorio nacional y popular que incluye desde Pimpinela a Palito Ortega. El artista es un gran músico y su voz afinada es sumamente cálida. Cuando entona “Color esperanza”, la letra del tema se reproduce en una pantalla para que el público lo pueda acompañar. Más allá de lo festivo, es un intérprete muy agradable.
Hay un “homenaje” a Mirtha Legrand y Susana Giménez, quizás algo descontextualizado, pero que es excusa para que Jey Mammon recuerde sus gustos televisivos de la niñez. Muy acertado es el monólogo en el que desanda su propia historia, refiriéndose a cómo transito su sexualidad siendo un adolescente y recuerda a su padre Roque, que murió durante la pandemia, con una anécdota muy tierna. Jey Mammon también es un gran actor que se permite los silencios y que genera rápida emoción en la gente. Es un acierto que haya decidido no sumar a Estelita, ese personaje irreverente con el que transitó el under teatral y la televisión, buscando no repetirse.
El staff, integrado por cuatro bailarines, lo acompañan con complicidad sumándose al juego escénico y al buen vínculo desarrollado con la gente. Un piano y una banqueta, y un escenario enmarcado por pantallas, conforman la austera puesta en escena del espectáculo. No se necesita más, como sostenía Peter Brook, el espacio vacío lo completa el actor y sus espectadores. El director Max Otranto decodificó con precisión la atmósfera que requería este show no pretencioso, pero logrado.
El mundo de Jey es una propuesta que acaricia el alma, divierte y se convierte en un saludable recreo en tiempos donde las buenas noticias no abundan.•
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