viernes, 28 de octubre de 2022

NACIONAL BUENOS AIRES, LO QUE FUE Y EN QUÉ SE CONVIRTIÓ




El Nacional de Buenos Aires, tomado por sus estudiantes en contra de la rectora
No quieren que Valeria Bergman logre su reelección en diciembre; también protestan por los problemas edilicios del histórico colegio de la UBA; explicaciones frente a los reclamos
Alejandro HorvatAl menos hasta hoy, el colegio preuniversitario de la UBA seguirá tomado por sus estudiantes
El Centro de Estudiantes del Colegio Nacional de Buenos Aires (CNBA) anunció anteayer la toma de la institución por parte de los alumnos para exigir la salida de la actual rectora, Valeria Bergman, que ejerce su cargo desde 2018 y podría ser reelegida en diciembre. Los reclamos centrales de los estudiantes del colegio, dependiente de la Universidad de Buenos Aires, están vinculados con cuestiones edilicias, la baja en la calidad educativa y el nombramiento de docentes por su afinidad gremial y no por concurso.
Se entrevistó en la puerta del CNBA Victoria Liascovich, de 17 años, que es la presidenta del centro de estudiantes desde noviembre pasado. Dijo que la toma seguirá hoy y que lo decidieron a sabiendas de que cada día perdido de clases implicará extender el calendario académico.
En representación del CNBA, Gustavo Romero, secretario de Gestión Institucional y profesor de Matemática del colegio, explicó que “lamentan” la medida de fuerza porque esta semana los alumnos que adeudan materias iban a rendir sus exámenes y que será complejo reorganizarlos. El sábado próximo será la última evaluacióndeingresopara2023yestasemana se iba a dar un curso de apoyo gratuito para los alumnos con menos recursos económicos. “Afecta a esos postulantes”, opinó Romero.
“Desde que Bergman es rectora el colegio está peor y no queremos que sea reelegida. La situación institucional decayó; por ejemplo, presentamos proyectos de manera institucional y democrática, que son aprobados, y luego la rectora no los firma. Vemos una decadencia en los órganos de funcionamiento del colegio. Por otro lado, hay un gran problema con la cuestión edilicia. El año pasado se cayó un ventilador sobre un estudiante, este año se cayeron pedazos de techo en los departamentos de Química y Geografía, un aula en la planta baja tiene riesgo de derrumbe y una ventana del aula de Plástica hace un mes se cayó encima de una estudiante, que por suerte atinó a correrse”, describió Liascovich.
Según Liascovich, las únicas obras que el colegio lleva adelante en el “plan integral de recuperación del edificio” son la refacción de los baños de planta baja y del tercer piso. “Encima tuvimos que ir a negociar partidas presupuestarias con el consejo superior, cuando la rectoría es la que debería hacer ese trabajo. La única obra efectiva la consiguió el estudiantado”, indicó Liascovich.
Sobre los problemas edilicios, Romero contó que hace dos semanas una comisión de infraestructura de la UBA hizo un relevamiento y se diseñó un plan de obras. Pero, advirtió, que el colegio tiene más de 100 años y funciona en tres turnos, por lo que muchas veces es complejo coordinar las obras.
Sobre el reclamo por la baja en la calidad educativa, Liascovich identificó dos problemas: la falta de docentes capacitados y un mal manejo de la gestión de la pandemia que dejó al descubierto que el colegio se quedó atrás en incorporar tecnología en las aulas. “Hace mucho tiempo que venimos reclamando que se abran los concursos para el ingreso de los docentes, y nunca lo hicieron. En el último tiempo, en conjunto con Marcelo Creta, dirigente gremial del sindicato UTE-Ctera universitarios, la rectora ha venido designando a dedo a docentes cuya única atribución tangible es su afinidad gremial. Defiendo y sostengo la organización sindical y la defensa de los derechos laborales, pero eso no me ciega. Por el contrario, debemos estar conscientes del daño a largo plazo que implicará esa mezcla e invasión de funciones, y hacer visible una realidad que comienza a ser cotidiana en nuestro colegio. El CNBA solía ser un espacio de vanguardia académica en donde se traían y se aprobaban proyectos académicos y eso dejó de suceder”, destacó la dirigente estudiantil.
Y agregó que en la pandemia la rectoría prohibió el uso de videollamadas con los docentes para tener clases. Cuando regresaron a las aulas, el sistema híbrido (presencialvirtual) estuvo “pésimamente” organizado.
Sobre la calidad educativa, Romero sostuvo que los “sorprendió” porque hay ocho concursos abiertos de antecedentes para interinatos y suplencias y ya comenzaron tres concursos de titularización. “Las designaciones no son a dedo ni por afinidad gremial, sino que hay un listado con antecedentes y puntaje. No es cierto lo que dicen. También hay que decir que durante esta gestión se garantizaron, como no pasaba antes, los 180 días de clases todos los años y cabe destacar que los indicadores educativos dan muy buenos resultados”, indicó Romero.
Liascovich señaló que tienen reuniones con la rectora una vez al mes, pero que no alcanza para tratar los temas centrales. Sin embargo, dijo que ayer se contactaron con Bergman, quien les aseguró que abrieron los concursos docentes.
Días perdidos
“Mañana [por hoy] será el último día en el que el colegio estará tomado. Cada día que se pierde de clases por la toma, la rectora señaló que se va a extender el calendario académico y la gente votó a sabiendas de eso”, adelantó Liascovich. Romero vincula esta protesta con cuestiones electorales: “Cuando hubo elecciones del rector de la UBA, un día antes también se tomó el colegio. Esto es algo que ya hemos visto”.
Liascovich explicó que las protestas se deciden en asambleas de los tres turnos. Hace unas semanas, cuando se tomaron los colegios de la ciudad, la mañana votó pernoctar sin pérdida de clases; la tarde, por tomar el CNBA, y los de la noche, pernocte sin pérdida de clases. Por eso solo pernoctaron.
Del centro de estudiantes participan todos y la votación es abierta. En las asambleas tienen, en promedio, 600 personas por turno, cuando en total hay, aproximadamente, 700 alumnos por cada turno. Por lo que, para Liascovich, las votaciones son “muy” representativas. Adentro de la institución, el control del centro de estudiantes en una toma pretende ser riguroso: “No permitimos que los que no sean estudiantes ingresen al colegio. Y para entrar tienen que dejar su número de teléfono personal, el de la madre o el padre, número de DNI y se le revisa la mochila. Una vez adentro hay actividades programadas por el centro de estudiantes sobre cómo mejorar el colegio, qué proyectos académicos queremos presentar, entre otros. Vamos a dormir acá y solemos hacerlo en el piso, no es muy cómodo”, concluyó la dirigente estudiantil.ß
Victoria Liascovich CENTRO DE ESTUDIANTES “Desde que Bergman es rectora el colegio está peor y no queremos que sea reelegida. Decayó la situación institucional”
Gustavo Romero GESTIÓN INSTITUCIONAL-CNBA “Cuando hubo elecciones del rector de la UBA, un día antes también se tomó el colegio. Esto es algo que ya hemos visto”

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