jueves, 20 de octubre de 2022

VAMOS AL TEATRO


El drama de las hermanas Papin
Leni GonzálezDaniela Rizzo y Brenda Fabregat
FICHA TÉCNICO ARTÍSTICAActúan:Brenda Fabregat, Daniela Rizzo, Laura SilvaVestuario:Cecilia ZuvialdeEscenografía:Cecilia ZuvialdeDiseño de luces:Ricardo SicaMúsica original:Eduardo ZvetelmanFotografía:Camila Levy-DanielDiseño gráfico:Camila Levy-DanielAsistencia de dirección:Laura OterminPrensa:Aida Giacani, Adriana LauroCoreografía:Teresa DugganDirección general:Héctor Levy-Daniel
Duración: 60 minutos
Clasificaciones: Teatro, Adultos

EL CRISOL
Malabia 611 
Capital Federal - Buenos Aires - Argentina
Teléfonos: 48543003
Web: http://www.teatroelcrisol.com.ar
Entrada: $ 1.000,00 / $ 800,00 - Domingo - 18:00 hs - Hasta el 30/10/2022


Casi 22 años atrás, en este diario, la escritora Alicia Dujovne Ortiz afirmaba que en la Argentina “los crímenes ancilares apasionan poco” y, en consecuencia, nuestra literatura nunca había tenido unas “hermanas Papin”, en referencia al famoso crimen de las hermanas francesas Christine y Léa Papin, condenadas en 1933 por asesinar a la esposa e hija del patrón de la casa donde trabajaban como domésticas, caso que resonó mucho en su cultura. Héctor Levy-Daniel rompió esa vara con su obra Las fugitivas, estrenada el año pasado y ahora nuevamente en cartel en El Crisol, inspirada en este crimen pero construida por su mirada poética.
Alba (Daniela Rizzo) y Lina (Brenda Fabregat) son hermanas, hijas de una madre represora y autoritaria que las conchaba para trabajar en la casa de una familia de clase alta, integrada por la Señora (Laura Silva), con quien tienen trato diario, el marido y una hija que nunca aparecen. El público, ni bien entra a la sala, encuentra a ambas hermanas, vestidas con enaguas y los ojos tapados, entretenidas en el juego del señor y la señora, mientras no hay nadie en la casa atemporal, ubicada en un entorno rural y pueblerino no especificado, acechado por un peligroso puma. Nos enteramos de sus secretos, la pasión que ambas sienten por el patrón y el plan apenas esbozado de escapar a un lugar donde ser otras sin ataduras ni mandatos. Al escuchar la proximidad de la Señora, se ponen sus vestidos negros y callan.
En esa casa anida un monstruo, es un mundo propio donde se cruzan pasiones y frustraciones, deseos incumplidos, retazos de sueños, resentimientos pasados, un colchón que crece, una atmósfera que no puede dejar de reventar, de la peor forma y por cualquier detonante, contra los ojos inspectores que ahogan el deseo de autonomía, de correr a la libertad. La obra, también dirigida por su autor, transita ese in crescendo opresivo con distintos formatos narrativos: el diálogo entre las dos hermanas y entre la Señora con ellas; soliloquios a público de Alba y Lina; y momentos sin palabras, puro cuerpo y movimiento. La música de Eduardo Zvetelman y la coreografía de Teresa Duggan, indisolublemente ligadas, generan imágenes oníricas que se continúan en total armonía con las otras acciones dramáticas: en cierto modo, representan esa tensión entre lo imaginado y lo real.
Excelentes actuaciones de Rizzo y Fabregat, la mayor y la menor, una más racional, otra más emotiva, transmiten el peso de su carga. Aunque relatan un crimen horrendo, no podemos condenarlas mientras que no hay empatía posible con el personaje de Silva quien, además de ser una de las principales cantantes de teatro musical, es en primer lugar una gran actriz: su presencia siempre incomoda e impone un corte filoso a la intimidad de las criadas. La obra sigue con el relato de las hermanas acerca del derrotero policial, carcelario y psiquiátrico de cada una, incluida la visita de la madre. Es el momento más dudoso de la obra

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

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