600 metros de cola, para 600 puestos de trabajo
Juan Carlos de Pablo
Supermercado Coto está abriendo una sucursal en Nordelta. Su operatoria requiere que 600 seres humanos presten sus servicios laborales. Ofrece puestos de trabajo en el sector formal de la economía, con una atractiva remuneración bruta, a la luz de lo que se consigue en el segmento informal; además de contar con aportes jubilatorios, seguro de salud, etc. Ergo, los postulantes formaron una cola de 600 metros. Hasta aquí los hechos.
Los referidos hechos generan interpretaciones de lo más variadas. La cadena decidió abrir una nueva sucursal por la maravillosa política económica que llevan adelante Fernández Massa-Rubinstein; hizo lo que hizo porque el referido trío de funcionarios le puso toda la plata, o se instala en Nordelta porque, debido a la mudanza de parte de la población, allí es donde está la demanda. Lo primero no se lo cree nadie; lo segundo es muy poco probable. Me quedo con lo tercero, nueva manifestación de que “la vida sigue” y no todo depende del gobierno de turno.
¿Qué interpretación o calificación merece la cola de los postulantes? 600 metros para 600 puestos de trabajo es una señal del tamaño de la crisis argentina; estamos delante de una nueva manifestación de la lucha por la vida, encarada por compatriotas que quieren vivir de lo que ganan. Las dos primeras interpretaciones las plantean aquellos que suelen ver el vaso medio vacío; yo prefiero la perspectiva del vaso medio lleno.
De manera que aplaudo a Coto por su nuevo emprendimiento, y también a quienes hacen cola tratando de mejorar su situación económica. No todo es “la macro” en la vida concreta; también existen las oportunidades, y, no sorprendentemente, hay gente que las aprovecha.
Última, y no para aguar la fiesta, sino para entender. Si la decisión de Coto de instalarse en Nordelta tiene su origen en un desplazamiento poblacional, cabe pensar que algún otro oferente de productos de supermercado verá mermada su demanda, lo cual, de pronto, genera alguna desocupación. Obvio que no se me ocurriría impedir que un supermercado se instale en Nordelta; lo que estoy sugiriendo es que la creación neta de puestos de trabajo probablemente sea inferior a 600. Desde que el mundo es mundo existen las transformaciones sectoriales y geográficas, así que no debería sorprendernos.
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Se envió una encomienda con “caramelos locos”
El paquete contenía golosinas con THC, y semillas y flores de cannabis y frascos con droga
Se envió a sí mismo, de los Estados Unidos a su casa de San Carlos de Bariloche, una encomienda. En el manifiesto señaló que se trataba de golosinas. Omitió un dato crucial: los caramelos contenían THC, el principio psicoactivo de la marihuana. No solo eso: el paquete también contenía sobres y frascos con flores y semillas de cannabis y frascos con el estupefaciente líquido para vapear, es decir, fumarla en cigarrillos electrónicos.
Fuentes de la investigación señalaron que el caso es singular. Primero, porque se presume que el hombre se valió del envío postal de la droga para evitar el paso más común –pero, también, más expuesto a los controles– de esconder o acondicionar de una forma discreta los estupefacientes dentro del equipaje. Y, segundo, por la presentación y tipo de la droga traficada y sus cantidades.
Según informó la Dirección General de Aduanas-AFIP, agentes especializados advirtieron discrepancias entre el contenido de una encomienda y lo que su remitente había hecho constar en el manifiesto de importación.
El hombre, un argentino residente en la ciudad cordillerana recostada sobre el lago Nahuel Huapi,
había rubricado que el envío contenía “caramelos”. Pero eran paquetes de golosinas “especiales”, pues contenían pasta de cannabis o su principio psicoactivo, el tetrahidrocannabinol (THC). La Aduana informó que había dos cajas de paquetes de confites con entre 38 y 40 unidades; cada una, con 400 mg de THC. Era, en total, 2,7 kilogramos de “golosinas locas”.
La encomienda también guardaba 96 semillas de cannabis (variedad lemonade) distribuidas en 8 frascos envasados al vacío; 10 cápsulas de vapeo de aceite de cannabis de 131,5 gramos; un blíster con resina WAX (extraída de flores de cannabis) de 33,3 gramos, y otro con 3,5 gramos de flores de cannabis. En total, casi tres kilos de estupefaciente.
El envío provenía de Napa, Estados Unidos. Ese valle ha sido, desde hace décadas, el corazón de la producción vitivinícola norteamericana. Pero, desde que en 2016 el estado de California legalizó la marihuana, en los últimos años, parte de esas tierras fértiles históricamente dedicadas a las plantaciones de vid también se ha destinado al cultivo intensivo de Cannabis sativa, tanto para uso recreativo y medicinal como para cubrir nuevas tendencias, entre otras, la utilización en la producción gastronómica para su consumo; por ejemplo, golosinas con THC empaquetadas como se las podría encontrar en cualquier kiosco.
La Aduana ya elevó la denuncia ante la Justicia e intervino el Juzgado Federal de San Carlos de Bariloche, dado que quien se envió a sí mismo la encomienda con la droga adentro tiene su domicilio en esa ciudad rionegrina.
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
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