Cada vez es más difícil ver a un médico especialista
Así surge de un estudio del Observatorio de la Deuda Social de la UCA; adultos mayores, los más afectados
Fabiola Czubaj
Hay demoras de hasta dos meses para conseguir un turno; los más afectados son los adultos mayores; surge de un relevamiento de la UCA.
La atención de los problemas de salud, con la recuperación de los controles de rutina, no termina de ponerse al día tras el tsunami sanitario que fue el Covid-19, según una investigación del Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA) de la Universidad Católica Argentina (UCA) a propósito del Día Mundial de la Salud, que se conmemoró ayer.
Mientras que en 2019, justo antes de la pandemia, tres de cada 10 adultos de los centros urbanos del país no hacían consultas anuales con un profesional. Esto aumentó a siete de cada 10 en 2020 con el aislamiento social y la dedicación exclusiva de los servicios a la emergencia sanitaria. En 2021, con el inicio de la vacunación anti-covid, seis de cada 10 adultos aún no accedían a una consulta. El año pasado, esa proporción no mostró la recuperación esperada: cuatro de cada 10 no lograban ese acceso.
“Si bien esto demuestra una tendencia a la baja, no se restablecieron los valores previos a la crisis sanitaria”, señala el equipo de Solange Rodríguez Espínola, doctora en psicología y coordinadora del Programa de Capital Humano y Bienestar del ODSA, que hizo el estudio a partir de una encuesta a una muestra representativa de 5800 personas de 18 años en adelante y que vive en centros urbanos de 80.000 habitantes o más.
A la vez, un tercio de las mujeres y casi la mitad de los varones no había vuelto a hacer la consulta preventiva anual, como hábito para el cuidado de la salud, en los últimos 12 meses. El 10% de las personas con más de un problema de salud o una enfermedad grave o crónica sigue sin acceder a un turno con un especialista, según los resultados.
“El sistema de salud en general está colapsado y la pandemia lo puso en evidencia de manera certera y fulminante. La crisis económica y laboral hace que el sistema público esté sobrecargado”, describe Rodríguez Espínola a la nacion.
Relevamientos previos del programa que coordina describían, antes ya de la pandemia, un deterioro de la calidad de la atención y demoras en el acceso a turnos, sobre todo de especialidades y aun con cobertura por obra social, prepaga o el sistema público. “Esto se sigue viendo el año pasado, pero, también, que la población sigue postergando chequeos: lo hizo en una situación de gravedad, como la emergencia sanitaria, en 2021 se empezó a acomodar y, el año pasado, un 40,6% no se pudo o no fue a atenderse como lo hacía antes de la pandemia. Por un turno con un especialista, tiene que esperar dos meses o más, sin importar cuán costoso sea su plan de cobertura. Esto es lo que cambió”, agregó.
En el estudio “Estado de salud y acceso a la atención médica en la Argentina urbana” participaron también Agustina Paternó Manavella y Francisco Lafferriere, investigadores Uca-conicet en el ODSA. Anticipan los resultados, que son parte de una serie que abarca el período 2010-2022 de próxima publicación, con motivo del Día Mundial de la Salud, que este año coincide con el 75° aniversario de la Organización Mundial de la Salud (OMS). El lema elegido –Salud para Todos– apunta a recordar que el derecho a la salud es un derecho humano básico.
“Todas las personas deben tener acceso a los servicios de salud que necesiten cuando y donde los necesiten sin pasar por eso apuros económicos”, plantea la OMS con recomendaciones a los países para adoptar políticas públicas que garanticen las prestaciones necesarias, sobre todo tras la pandemia de Covid-19, con sus efectos no deseados, como el aumento de trastornos de salud mental. “Esta fecha –dice el equipo de la UCA– nos interpela a cuestionarnos en qué medida las desigualdades en salud han sido subsanadas entre países y al interior de cada país, según distintas características sociales, económicas, laborales y residenciales, entre otras.”
Edad, clave
La edad, en el estudio, demostró determinar el uso del sistema público, que disminuye a mayor edad. “La mitad de las personas de entre 18 y 23 años (47,2%) declara haber recibido atención en ese sector público en la última consulta, comparado con el 3% de los mayores de 75 –dijeron los autores–. Un 20% tiene que esperar más de dos meses el turno con un especialista, lo que baja al 10% en el nivel socioeconómico medio alto y asciende al 30% en el nivel muy bajo”.
Entre los 60 y 74 años, uno de cada cuatro mayores recibió atención con un especialista después de esperar por lo menos 60 días, seguido de los mayores de 75 y la población de entre 35 y 59 años. Lo mismo declaró un 16,7% del grupo de entre 18 y 34 años. “Lo que más nos llama la atención es que los mayores sean los que más tienen que esperar la atención, cuando su salud puede estar más deteriorada. Esto es algo que hay que tener en cuenta porque, si bien pusimos el ojo en la pandemia, los grupos de riesgo, como los mayores, las personas con enfermedades graves o crónicas o las personas que reciben pensiones no contributivas son las que más dificultades están teniendo para el acceso a la atención, aun con cobertura”, dijo Rodríguez Espíndola.
Un 12,7% de los jóvenes y adultos consideró que la calidad de la atención recibida fue regular o mala en la última consulta, con diferencias de acuerdo con el nivel de ingresos y el sistema utilizado. Esa opinión se reduce a un 5,9% en la población con ingresos medios altos, crece al 20% en hogares con ingresos bajos. Uno de cada 10 usuarios del sistema privado opinó que la última atención fue regular o mala, comparado con el doble de los usuarios de servicios públicos.
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