martes, 2 de mayo de 2023

NARCOS Y ASESINATO


En Rosario, usan cadáveres para transmitir las amenazas narco
Sicarios se mueven como el brazo armado de bandas que buscan la visualización de su falta de escrúpulos
Germán de los Santos Un búnker de drogas fue quemado por vecinos tras un brutal crimen
ROSARIO.– La crueldad y la saña asoman como una tendencia cada vez más creciente dentro del negocio narco de Rosario. Con la muerte no basta. Los victimarios buscan dejar un sello en el cadáver, una marca que demuestra la ferocidad con la que se puede actuar.
Esa brutalidad se aplica también con la elección de las víctimas. Asesinar a un hombre de 82 años, cuando cenaba en su casa con su hijo, es una muestra de ese estilo a la hora de matar, en la que no hay límites. A Celestino Benítez lo mataron en la noche del pasado martes en el barrio La Tablada. Su familia dice que los sicarios se equivocaron, que el blanco del ataque era un búnker que funciona al lado, que fue incendiado luego del homicidio.
Ya no basta con eliminar a la víctima, sino que debe quedar palpable para quién está dirigido el crimen. A esto se suman ahora, cada vez con mayor frecuencia, las marcas en los cadáveres. Es la necesidad de dejar además del mensaje literal otro texto de crueldad marcado en el cuerpo. Para que el horror no se pueda esconder, que esté a la vista de todos, como ocurrió el lunes con Ismael Sobrín en las vías del barrio Ludueña. Ya no alcanzaba con matar a este joven, sino que sus asesinos también buscaban torturarlo y dejar el cuerpo a la intemperie para que todos vieran el efecto de esa violencia narco.
En febrero pasado miembros de la banda de Los Monos usaron la muerte como un mensaje macabro. El cadáver de un artista callejero raptado al azar sirvió como una especie de envoltorio para generar terror. La víctima fue Lorenzo Altamirano, un músico de 29 años que nada tenía que ver con la barra de Newell’s y el escenario de la disputa. Estaba en la calle, donde trabajaba. En el bolsillo de su pantalón apareció un papel con un mensaje que se inscribía dentro de un conflicto por dinero entre miembros de la banda que dirige Ariel “Guille” Cantero desde la cárcel de Marcos Paz. El caso provocó conmoción y mostró que no había límites en el negocio de la droga.
El lunes pasado al mediodía un joven de 23 años fue encontrado en las vías del tren en el barrio Ludueña. Su madre lo reconoció por su ropa, ya que su rostro estaba desfigurado. A Ismael Sobrín lo ahorcaron con una soga después de torturarlo. También tenía heridas de puñaladas. Junto al cadáver se encontró un mensaje dirigido a Francisco Riquelme, uno de los “delegados” de Esteban Alvarado, rival de Los Monos, en la zona noroeste de Rosario, un sector que está envuelto desde hace casi dos años en un conflicto permanente entre las dos bandas narco más grandes de Rosario.
El crimen se instaló como una herramienta más del negocio mafioso y no tiene freno. Va en ascenso. Aunque con contextos diferentes y con distinta escala, aparecen síntomas de que el problema puede ser aún peor. En diciembre de 2020 ese rasgo de odio y saña apareció inscripto en una escena cargada de horror, que desató preocupación. Un cartonero que revolvía la basura en un contenedor de la calle Lituania al 5600, en el barrio Saladillo, en el sur de Rosario, se encontró con una escena macabra: dos cabezas y dos brazos dentro de una bolsa de consorcio, envueltos en film, en tres paquetes distintos. Luego se supo, tras una serie de peritajes que hizo el Instituto Médico Legal, que se trataba de los cuerpos desmembrados en 11 piezas de Víctor Martín Baralis y Jorge David Giménez. Nunca se pudo determinar quién fue el autor de este hecho despiadado.
Al principio de la investigación surgió una escucha que abrió como hipótesis que Brandon Bay, un ladero de Guille Cantero, podría haber estado detrás de esta trama. Sin embargo, nunca se logró comprobar que este joven de la banda de Los Gorditos, nacida en Tiro Suizo, fuese el responsable. “Escuchame, de paso van a buscar el tornado y de paso matamos a un par de zombis, me voy a llevar a uno. Te mando un video con una motosierra, fíjate cómo lo voy a cortar en pedazos, bien a lo mexicano le voy a dar”, señaló Brandon Bay en una escucha, revelada en una audiencia.
El caso generó pánico no solo entre los vecinos que veían cómo los policías sacaban pedazos de cuerpos envueltos de un contenedor de basura, sino también en las autoridades políticas. Este caso provocó preocupación en la entonces ministra de Seguridad Sabina Frederic, que envió a un funcionario de su cartera para que relevara qué había detrás de este hecho. En ese momento se pensó que la violencia en Rosario ingresaba en otra etapa. No se equivocó en el diagnóstico la entonces ministra.
Dos meses después de que se encontraran los cadáveres desmembrados apareció otra escena brutal, que mostraba una crueldad similar. Sicarios se encargaron de ejecutar a dos mujeres que estarían vinculadas a bandas narco rivales. Los crímenes de Agustina Thomson y Daiana Paiva se produjeron con pocas horas de diferencia en la zona norte de Rosario, en una trama criminal que tiene relación con la banda de Los Monos.
A los asesinatos de estas dos jóvenes se sumó el hallazgo en dos etapas del cuerpo desmembrado de una mujer de unos 40 años cuyos brazos, piernas y cabeza fueron encontrados en el arroyo Saladillo, en la zona sur de Rosario.
En agosto pasado el horror se hizo palpable en un caso que tuvo a un joven de 19 años como víctima. Era un soldadito narco cuyo cadáver apareció con las manos precintadas y con un tiro en la cabeza. La víctima fue identificada como Alan Agustín Ferrari, y los exámenes médicos determinaron que el cuerpo tenía cortes y golpes y una posible herida de escopeta. Había sido torturado antes de ser ejecutado.
La lista de casos en los que se usó un modelo de crueldad extrema suma decenas de episodios y muestran los recursos simbólicos que las bandas criminales empiezan a utilizar para dejar sus marcas.
CIEN ASESINATOS EN CUATRO MESES
Un hombre de 58 años que había sido baleado junto a su pareja en febrero pasado, cuando fueron emboscados para robarles su vehículo en la zona norte de Rosario, murió ayer en el hospital donde permanecía internado, con lo que ascienden a 100 los homicidios en lo que va del año en ese departamento judicial. Por el hecho hay dos personas detenidas, entre ellas el autor de los disparos que ayer provocaron finalmente la muerte de Rubén Guzmán.

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“La forzaron a tener una relación sexual, se negó y la arrojaron por la ventana”
Los padres de la modelo brasileña de 26 años reclaman que sean encarceladas las personas que estuvieron con su hija en el momento de la mortal caída desde un sexto piso en Retiro 
Miguel Braillard | Foto Mauro AlfieriCatia Celine Rodrigues Santos y Aristides Da Silva Gomes, los padres de Emmily
Entre sollozos, repite: “A mi amada Emmily la tiraron por ese ventanal, nadie me lo va a quitar de la cabeza”. Ese es el convencimiento de Catia Celine Rodrigues Santos, la madre de la joven brasileña de 26 años, quien exactamente a las 9.15 del 30 de marzo último cayó misteriosamente desde la ventana del departamento del sexto piso ubicado en Libertad 1542, en Retiro, donde vive el empresario Francisco Sáenz Valiente.
Así, acongojada y llorando durante toda la charla, aprieta un pañuelo entre las manos para secar sus lágrimas, sentada junto a su exesposo, el padre de Emmily, Aristides Da Silva Gomes, en el estudio de Ignacio Trimarco, el abogado que los representa, quien explicó cuál es la imputación que pesa sobre Sáenz Valiente: “Se lo investiga por femicidio, suministro gratuito de estupefacientes y tenencia ilegal de armas de guerra de uso civil, porque tenía en la vivienda una escopeta con todos los permisos vencidos. Todavía no entendemos por qué el juez (Martín Del Viso, del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional 31) dictó la falta de mérito y lo dejó en libertad con la cantidad de indicios que existen. Por eso presentamos la apelación de la medida”, detalla.
Aseguró, además, que Emmily llegó en buenas condiciones al departamento de Sáenz Valiente pasadas las 3: “Venía con Juliana Magalhaes Mourao y Dafne Santana. Arriba ya estaban Francisco y Lia Figueroa Alves. Los videos demuestran que Emmily ingresó en perfecto estado, lo aclaro porque desde la defensa del empresario dieron a entender que estaba alcoholizada y que no podía estacionar la camioneta que conducía, que era de su novio. Y esto no fue así, solo le pidió a una de las chicas que la arrimara bien al cordón porque ella no estaba muy dúctil para hacerlo marcha atrás porque hacía quince días que había sacado el registro de conductor”.
Aristides escucha atento con los ojos enrojecidos y dice con bronca de padre: “Están haciendo todo para ensuciarla y eso nos lastima aún más. Además del dolor que padecemos hay que soportar eso. Hay algo muy claro, todo indica que a mi hija la forzaron a tener una relación sexual, se negó y la arrojaron por la ventana. Emmily intentó comunicarse con su novio (Manuel) cuarenta veces, pero él estaba durmiendo. Eso demuestra su desesperación, que algo malo le ocurría. Si atravesaba un brote psicótico no habría estado coherente para llamar a su pareja. Tenemos entendido que el celular se está peritando y esperamos saber la verdad. Es evidente que ella quiso escapar del departamento y no pudo. No la dejaron salir. Los vecinos que fueron testigos aseguran que gritaba pidiendo auxilio y que detrás de ella estaba Francisco forcejeando, ejerciendo agresiones y violencia sobre Emmily. Parece que él tenía la costumbre de solicitarle amigas para fiestas o encuentros a Juliana Magalhaes, pero con mi hija se equivocó”, dijo desesperado en una entrevista
–¿Tanto usted como la madre están convencidos de que no tuvo un brote psicótico ni se tiró por la ventana, sino que la arrojaron?
Aristides: –Tengo la convicción de que fue arrojada desde la ventana. Ella jamás cometería un suicidio. Nadie pide socorro ni implora para que alguien llame a la policía y luego se tira al vacío desde un sexto piso. No tiene sentido.
–¿Ella tenía antecedentes de haber padecido alguna vez convulsiones, brotes psicóticos o alteraciones psiquiátricas?
Aristides: –Jamás, nunca tuvo un problema ni psiquiátrico ni psicológico. Era una chica muy feliz, alegre, optimista. Esa era mi Emmily. Sé que están queriendo crear una falsa apariencia de ella basada en una estrategia de cuestionar su moral, pero no lo van a lograr. Emmily no tenía características depresivas, muy por el contrario, ni tampoco consumía drogas.
Catia: –Fue un femicidio, no un suicidio. Mi hija no tuvo ningún brote psicótico, eso es una mentira infame.
–¿Cómo están seguros de que no sufrió un brote psicótico?
Aristides: –Nosotros consultamos con un psicólogo muy renombrado en Brasil y nos aseguró, basado en la grabación donde escuchó su voz con pedidos de auxilio, que no sufrió para nada un brote psicótico, porque si una persona presenta un cuadro así habla cosas sin sentido. Y ella todo el tiempo solo reclama ayuda y pide que llamen a la policía. Habla como si le estuviesen haciendo algo, sintiendo dolor
–¿Desde cuándo vivía Emmily en la Argentina?
Aristides: –Desde 2018. Vino con el propósito de seguir la carrera de Medicina. Anteriormente cursaba abogacía en Brasil. Planeaba abrir una clínica de dermatología estética, era su gran proyecto.
–¿Sabían algo del novio de Emmily, de la relación que tenía con él?
Aristides: –Conocí al primer novio, que estuvo con ella dos años. Pero al actual no tuve oportunidad.
–¿Pudieron hablar con él después de lo que sucedió con Emmily?
Aristides: –Todavía no, estuvimos muy ocupados y conmocionados desde que llegamos y aún no conversamos con él.
–¿Emmily era modelo?
Aristides: –En Brasil trabajaba para una agencia, aquí circunstancialmente hacía trabajos como modelo. Pero estaba más que nada muy dedicada a hacer cursos de estética.
–¿Desconfían de Juliana, la mujer que la acompañó al departamento?
Aristides: –Claro, con certeza. Una prueba irrefutable de las dudas que nos genera es que luego de que Emmily cayera ella dijo que no la conocía con anterioridad. Tenemos fotos de otros tiempos donde estuvieron juntas. ¿Por qué mintió? Además es médica, si nuestra hija estaba con un brote psicótico como dicen, ¿por qué no le dio los primeros socorros? ¿No merecía que por los menos la acompañara al hospital? El colmo fue que cuando llegó al nosocomio fue registrada como NN. Tenemos información de que ella podría haberla forzado a tener una relación en grupo. Seguramente Emmily se negó, comenzó a gritar. Ahora surgió un audio donde vocifera desesperada: ‘Me pincharon’. Y aparecieron jeringas y preservativos usados en el departamento. Todo muy oscuro.
–¿Creen que Emmily intentó defenderse?
Aristides: –Emmily pesaba cincuenta kilos y medía 1,55. ¿Quién va a creer que si tuvo un brote, un hombre que la doblaba en peso y altura y una mujer médica no pudieron controlarla? Otro detalle, la ventana estaba destruida, ¿a usted le parece que Emmily tenía tantas fuerzas para romperla?
–¿Qué opinan de la medida del juez que dictó la falta de mérito y dejó en libertad al propietario del departamento?
Aristides: –El juez para tomar una decisión debería haber aguardado los resultados de todos los peritajes, porque las evidencias de que la arrojaron por la ventana son contundentes. Que le hayan otorgado la libertad es un privilegio inconcebible. Muchas personas haciendo mucho menos están presas. No quiero creer que lo liberó porque es poderoso a nivel económico... ¿No somos todos iguales ante la ley?
Catia: –Si lo que pasó con Emmily no tiene justicia, eso va a estimular que hechos así sigan sucediendo. Y la próxima víctima puede ser un hijo de cualquiera, una sobrina. ¿El juez no piensa en eso?
–¿Cómo hacen para soportar tanto dolor sin la contención de sus seres queridos, tan lejos de su país?
Catia: –Yo no puedo contener las lágrimas, estoy destrozada. Las mamás me van a saber entender, siento que no tengo más vida. Recibí la primera comunicación cuando estaba en Bahía, Brasil, donde vivimos, a través de Carol, una amiga de Emmily. Enseguida lo llamé al papá y compré pasajes de madrugada para venir a Buenos Aires. La sensación es inexplicable, una se siente morir.
Aristides: –Lloré mucho y al mismo tiempo siento mucha tristeza, ansiedad, un vacío demasiado grande, no tengo consuelo. Tengo otra hija, de diez años, pero para la mamá era su única hija. Estamos tristes porque cuando llegamos a la Argentina no se hablaba de la tragedia ni los padecimientos a los que habían sometido a una joven que terminó falleciendo, sino que asociaban la figura de nuestra amada hija con drogas, fiesta sexual, prostitución, como para ensuciarla y desmoralizar. Y se mostraba al dueño de la vivienda como un hombre poderoso, pero bueno. Se llegó a decir que Emmily había consumido cocaína cuando todavía no se conocen los resultados de los peritajes toxicológicos. No quiero generalizar, pero es muy triste la manipulación de la información. Eso puede influir en decisiones judiciales, tiene peso.
–¿Confían en la Justicia?
Aristides: –Imploramos que el juez se apegue a la verdad, a las evidencias. Creo que si así hubiese ocurrido Francisco no estaría libre.
Catia: –Nosotros éramos amigos, además de padres. Conversábamos mucho. Era mi única niña, ahora ya no voy a poder escuchar más su dulce voz. No puedo soportar pensar en eso.

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