lunes, 1 de mayo de 2023

TRABAJAR PARA EL EXTERIOR, COBRAR EN DÓLARES


Trabajar para el exterior: las claves de una práctica que avanza
Cada vez más personas prestan servicios a empresas ubicadas fuera del país y cobran en moneda dura, aunque hacerse de las divisas es complejo y, si se superan los US$12.000 anuales, el excedente se pesifica; que cambiaría con una posible nueva ley
POR Mariana Israel
Cada vez más personas prestan servicios a empresas ubicadas fuera del país y cobran en moneda dura, aunque hacerse de las divisas es complejo y, si se superan los US$12.000 anuales, el excedente se pesifica; qué cambiaría con una posible nueva ley sobre un monotributo especial que se debate en el Congreso.
Un trabajo estable y cobrar en dólares es una realidad hoy por hoy para algunos argentinos, en medio de un contexto de alta inflación y sueldos que se retrasan continuamente. Paralelamente, la demanda de talento local abunda, especialmente en rubros como diseño gráfico y web o programación. Según datos Argencon, la entidad que nuclea a las compañías que ofrecen servicios de la economía del conocimiento, el sector tiene una tasa de crecimiento interanual de 20%, a su vez que en 2022 representó el 7,6% de las exportaciones del país, con un volumen de US$7800 millones. Se estima, además, que en esta actividad está el 7,4% de los puestos de empleo registrado, pero que hay, además, unas 200.000 personas que trabajan en la informalidad.
Para los trabajos en el exterior, oferta y demanda se sincronizan, pero existe un obstáculo difícil de sortear: la normativa para cobrar en dólares en la Argentina.
La única vía legal es a través de una transferencia bancaria internacional, con un tope de US$12.000 anuales, si la intención es cobrar en dólar billete. “Dentro de ese límite, podés recibir el dinero en tu cuenta bancaria en dólares, sin necesidad de cambiarlo por pesos. Pero, cuando superás el límite, estás obligado a cambiar los dólares al tipo de cambio oficial dentro de los 5 días de haber recibido el dinero”, explica Patricio Piaggio, contador público y asesor financiero.
A la cifra recibida de esta forma hay que restarle comisiones bancarias en dólares, el costo del mantenimiento de la cuenta, las retenciones por Ingresos Brutos y el monotributo para poder hacer la factura de exportación denominada E, entre otros gastos. A grandes rasgos, de un sueldo de US$1000, quedan en mano US$900.
La contadora Cecilia Kippes señala que los que más consultan para saber cómo cobrar por trabajos en el exterior son los jóvenes. Para muchos, dice, el límite de US$12.000 por año calendario es muy bajo. “Se genera una economía informal”, advierte sobre las estrategias que aparecen ante este panorama.
Abrir una cuenta en Uruguay no es una alternativa: la normativa indica que si uno presenta factura E, los fondos deben depositarse en un plazo de 5 días en una entidad bancaria local. La legislación no contempla tener una cuenta en Paypal o Payoneer para facturar los trabajos hechos para clientes en el exterior.
“La factura E solo sirve para dinero que ingresará en la Argentina mediante una transferencia bancaria. No sirve para recibir dinero vía criptomonedas tampoco, por ejemplo. No es lo que permite la ley. Si usás otras plataformas de cobro corrés el riesgo de que te cierren la cuenta”, precisa Piaggio.
Este escenario podría cambiar pronto. Días atrás fue votado favorablemente en Diputados (y girado al Senado) el proyecto del monotributo tech para profesionales que facturan por servicios basados en el conocimiento y para quienes participen en competencias de e-sports (deportes electrónicos). El tope de facturación anual será de US$30.000 y habrá cuatro escalas. Además, se prevé un régimen cambiario para pequeños contribuyentes tecnológicos, que los exceptuaría de la obligación de liquidar las divisas.
Mientras tanto, son muchos los que lidian con la complejidad de cobrar por su trabajo y no pocos los que apelan a alternativas que no están dentro del marco legal.
José es licenciado en comunicación social, trabaja de manera independiente desde hace 10 años y tuvo una mala experiencia por las trabas locales para cobrar en dólares. “Presupuesté un trabajo para México y a la empresa le costó mucho entender los trámites, se asustaron tanto que consiguieron una agencia de Buenos Aires para pagarme a través de esa agencia, en pesos”, cuenta este profesional de 45 años.
Los malabares para recibir depósitos en moneda extranjera pueden desalentar a quienes pretenden dar servicios hacia el exterior. “El valor de nuestro trabajo quedó muy rezagado con respecto a los precios de las cosas en la Argentina. Pero cobrar en dólares o euros tiene su complejidad y del otro lado cuesta entender la cantidad de trabas o lógicas locales”, afirma.
José tiene una caja de ahorro en dólares en un banco local, pero por cada transferencia en dólares que recibe tiene que pagar una comisión de alrededor de US$45 más IVA. A esto se suma tener que ir al banco y presentar la documentación de respaldo.
Exploró muchos caminos, desde billeteras digitales como Paypal hasta una app llamada AIRTM que recibe la transferencia y la convierte en una criptomoneda propia de la aplicación. “Después, tenés que encontrar a alguien que quiera comprarte esa criptomoneda. Son 4 o 5 pasos para hacerse del dinero”, cuenta.
Nicolás Rodríguez comenta su experiencia en el mundo cripto. Este joven de 33 años cobra y paga sueldos en stablecoins. Se desempeña como director de comunicaciones de una fintech, que le abona en dólares convertidos a criptomonedas. “Para ellos, pagar sueldos de US$3000 o US$4000 para un puesto senior es barato y aquí es muy buen dinero”, afirma.
Según explica, el circuito de pagos y transferencias es a través de un exchange, un banco descentralizado en el que se compran y venden criptomonedas. Él tiene una wallet o billetera digital en la cual le depositan los pagos en bitcoin, token, ethereum o USDT (1 USDT vale lo mismo que 1 dólar). Una vez recibido el dinero, Nicolás puede cambiarlo con la función P2P (peer to peer) y retirarlo en una cuenta bancaria o por Mercado Pago. Nicolás dice que hay una alta demanda de profesionales en su rubro y que los trabajos suelen llegar por recomendaciones directas o a través de Linkedin.
“La incertidumbre dispara una búsqueda de caminos disruptivos”, considera Sebastián Fonzo, especialista en economía del comportamiento y Master por la London School of Economics.
“Es mucho peor no saber qué va a pasar que un resultado negativo, porque ante el conocimiento de un efecto negativo uno puede prepararse para mitigar el impacto. Pero la incertidumbre nos lleva a no creer en la planificación o a pensar que es inútil”, advierte.
Esa desenfrenada búsqueda de certidumbre económica impulsa a las personas a explorar otras posibilidades como vender sus servicios al exterior o irse del país.
“No quiero dejar el país”
El interés de Santiago Coroleu de trabajar para afuera surgió cuando viajó a Estados Unidos con un programa de “work and travel” (trabajo y turismo) y comprobó que alguien podía ganar US$3000 al mes por lavar platos. “Desde entonces tuve en mente seguir ganando en dólares, pero desde acá. No quiero dejar este país que amo”, asegura este especialista en marketing de 22 años. Afirma que, en su rubro, se puede ganar cuatro veces más.
Empezó a trabajar para un bróker canadiense, tenía una cuenta en Estados Unidos y le depositaban allí o en stablecoins. Prestó servicios también para una empresa de Dubai, ganando alrededor de US$1300 más bonos a cambio de planear estrategias de marketing digital.
Recientemente dio un paso más y creó su propia agencia de marketing digital, Adcenture, radicada en Estados Unidos como una LLC, para poder facturar en aquel país y recibir los fondos en su cuenta bancaria estadounidense de forma legal.
“Ya no hace falta irse, es posible quedarse en el país con las personas que amamos y trabajar para afuera de forma remota”, concluye.
La lógica de Santiago se replica:
En el Congreso avanza la iniciativa de ley para crear el monotributo tech, dirigido a la economía del conocimiento y a los torneos de e-sports
se estima que hay cerca de 1 millón de profesionales argentinos que desarrollan tareas para empresas del mundo. La plataforma de empleo remoto Workana reportó un aumento del 42% en la cantidad de profesionales registrados durante la pandemia. Y la tendencia continuó. La Argentina es el segundo país de América Latina con más freelancers, después de México. El 60% son hombres y el 40% son mujeres. Las principales búsquedas son para tareas de diseño gráfico, redacción de contenidos, desarrollo web y programación.
Según la información del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), en 2022 las exportaciones de servicios basados en el conocimiento (SBC) alcanzaron el récord histórico de US$7834 millones. El principal socio comercial es Estados Unidos y el mayor crecimiento se produjo en los “servicios empresariales, profesionales y técnicos”, con una suba del 22,5%. En segundo lugar se ubicaron los servicios de informática, con un alza del 17,9%.
El desafío de retener talento
La posibilidad de hacer trabajos para el exterior y cobrar en moneda dura tiene efectos que van más allá de cada persona que logra ese objetivo. Retener a los talentos locales es una de las preocupaciones más relevantes entre los empleadores de ciertos sectores. De hecho, el avance en el Congreso del ya mencionado proyecto del monotributo tech generó malestar en empresas locales de economía del conocimiento. ¿Cómo competir con sueldos en dólares?
“No pueden pagar en dólares porque no es legal, no existe como moneda de cambio aquí. Lo único que las empresas pueden hacer es pagar una parte del sueldo en una cuenta en el exterior, en dólares. Pero, para eso, las mismas empresas tienen que facturar en dólares afuera, porque tampoco es posible enviarlos al exterior”, explica Cristina Oneto, especialista en evaluación de potencial y CEO de Talentum. Afirma que no es una práctica muy extendida, pero empieza a haber casos, sobre todo en el sector tecnológico. Implica una compleja logística de contrataciones para que todo sea prolijo.
Más allá de la crisis y de las dificultades de amplios sectores que buscan mejorar sus ingresos, Oneto destaca que hay otras estrategias para retener a los trabajadores. “El dinero no es el único móvil, la fidelización también tiene que ver con el propósito de la organización”, sostiene.
No todos los talentos emigran. Ninguno de los freelancers asesorados por Patricio Piaggio se fue del país. Son muchos los jóvenes profesionales como Nicolás o Santiago que eligen quedarse, a pesar de las trabas y las normativas vigentes. Aun cuando deban hacer malabares para cobrar por su trabajo

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

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