Antonio Gamoneda: “Yo a veces percibo el bajísmo temblor de este árbol”
El poeta asturiano, Premio Cervantes en 2006, recuerda su infancia pobre y comparte su particular percepción del mundo
Jesús Ruiz Mantilla
En tiempos de confusión, acudir a los poetas; en horas de incertidumbre, acostarse sobre buenos versos, como por ejemplo los de Antonio Gamoneda (Oviedo, 92 años), un poeta que produce temblores y ha peleado siempre por buscar la serenidad en medio de la angustia desde que, huérfano de padre, tuvo que ayudar a su madre a mantener la casa trabajando desde los 14 años. Autodidacta y rebelde, místico y hedonista, fue Premio Cervantes en 2006 y acaba de recibir en Gordoncillo (León).
–Aunque no confíe en el autodidactismo, ¿cómo se las arregló usted para aprender?
–Mi madre no lograba ganar para que comiéramos los dos después de que mi padre muriera. Yo entré como recadero en el Banco Mercantil a los 14 años. Encendía la calefacción a las cinco de la mañana. No es ideal que, a esa edad, un niño se dedique a partir leña y quemarla a esas horas, pero servía a los pequeños sátrapas de ese banco con 80 o 90 horas semanales. Todo eso incitaba a la disconformidad y me hice amigo de gente mayor que yo, conscientemente disconformes. –¿Y le abrieron los ojos?
–Ellos fueron mi conciencia, mi formación progresiva. Formaron en mí una voluntad y una forma de resistencia informada, así me coloqué en la voluntad de aprender. –Su madre y esa voluntad de querer saber marcan su obra.
–Mi madre es una mujer reprimida por la propia vida, queda sin sustento y amor muy pronto y vuelca su soledad en su hijo. La pobre cosía con una máquina que compró con una indemnización al morir mi padre. –¿Cuándo adquiere usted conciencia de ser poeta?
Esta luz – Galaxia Gutenberg
Ediciones Colihue | Lengua y herida | Antonio Gamoneda | 950-581-860-2
Lápidas · Gamoneda, Antonio: Abada Editores -978-84-96258-92-1 - Libros Polifemo
–Es posible que toda nuestra vida trate de acercarnos hacia esa conciliación. En mí es un deseo. Pero llegaré a la meta sin saberlo. –¿Por qué tiene esa obsesión por fundirse en la música?
–Porque la poesía lo es. Principalmente, ritmo. –“Entre tu mirada y mi voz, los muertos vibran”, escribió.
–Yo tenía 17 años cuando escribí eso. Ese lenguaje está creado para dibujar la imposibilidad. –¿Lo invisible?
–También, lo que nos resulta imposible de ver. Los muertos vibran porque ahí, con la palabra, regresan a la vida. –No cree usted en las invocaciones, pero las invocaciones, ha dicho, creen en usted. ¿Cómo lo sabe?
–Por lo que te acabo de decir. Por el lenguaje, que es independiente a lo que yo crea. Esa invocación, la palabra en sí, crea una realidad propia a la que yo puedo o no pertenecer. –En este mundo lleno de ruido puede servir otro deseo suyo: “No pude resistir la perfección del silencio”. ¿Una mística?
–Yo a veces percibo el bajísimo temblor de este árbol que vemos aquí, en mi patio y está conmigo. Si pongo mi audífono alto, lo percibo. También, cuando no quiero escuchar bobadas, lo bajo y santas pascuas. Esa ventaja tiene. ¿Hasta dónde puede llegar uno en la perfección del silencio y la resistencia a la soledad? Me lo pregunto… Por ahí andan las cosas… –Y esa amistad dentro de sí mismo, ¿le consuela?
–Sí, porque sirve para reconciliarse con el propio fracaso. Una amistad, así la he llamado, se parece a eso. –¿Es todavía su memoria maldita y amarilla?
–Todo lo que hemos hablado conduce a eso. Ya que mi memoria es lo único que tengo. No existe la poesía sin la memoria. –¿Sigue siendo este país aquel al que un día no quería llegar?
–Sí, porque lo adivino también vacío. Junto al amarillo, utilizo también mucho el blanco, que para mí representa la extracción, el vacío. –Pero a ese país, ¿le debemos llamar España o lo podemos llamar también mundo?
–España anda dentro de esa naturaleza del mundo vacío. –¿Somos veloces sin destino en este presente acelerado?
–Nos dirigimos veloces sin destino a lugares que no existen, arrimémoslo a un porvenir de la democracia. Está vacío, pero debemos dirigirnos allí. –Otro verso suyo: “Cuándo me pongo los pantalones, me quito la libertad”.
–¡Léelo otra vez y date por contestado! ¡Te pones los pantalones para salir ahí afuera!
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.