El dramático pedido por una familia argentina secuestrada el sábado
“Queremos que los liberen”, piden los parientes de Clara Marman, de su pareja, dos hermanos y una sobrina; se los llevaron de sus casas
Lucila Marin
Los cuatro argentinos secuestrados por Hamas
A las 11.15 se cortó la comunicación. Hacía ya más de cinco horas que estaban en el refugio. Los argentinos Clara Marman, de 63 años, que hace 42 vive en Israel; su pareja, Luis Har (70); su hermano, Fernando Marman (60), y su hermana, Gabriela Leimberg (59) y su sobrina Mia Leimberg (17), nacida allá en Israel, estaban alertados del ataque del grupo terrorista Hamas.
Clara logró a avisarles a sus hijas –Mayan (39) y Gefen (36)– que habían entrado a su casa. El relato fue minuto a minuto, por WhatsApp. Una foto del refugio cerrado con una silla y un palito, el aviso de que estaban entrando en la casa de su vecino, y después escribió: “Están en casa, están rompiendo cosas”. “Desde ese momento ya no escuchamos más de ellos”, cuenta Mayan desde Israel a la nacion. “Supuestamente todos han sido secuestrados y los llevaron a Gaza”, agrega Gefen.
El kibutz Nir Yitzhak, donde hasta el sábado vivía su madre y donde ellas nacieron, está a diez minutos de la Franja de Gaza; a tres kilómetros y 900 metros, precisamente. El ataque con misiles fue a las 6.30. “Hay épocas en que ha habido ataques de misiles, pero nunca nadie imaginó que a las casas iban a entrar terroristas, ni de esta forma tan masiva y con un ataque tan brutal. Secuestraron gente mayor, bebés. Son cosas que uno no puede imaginar”, relata.
Según cuentan, toda la comunidad estaba en el refugio gritando que vinieran los soldados a salvarlos. El Ejército de Israel llegó cinco horas después e informó que no encontraron rastros de nadie. “Pedíamos que vayan a fijarse si estaban bien, si estaban en la casa o si habían muerto porque estaban desconectados. Los soldados vinieron muy tarde”, dice Gefen. Y su hermana agrega: “Estamos muy sorprendidos que tardaron tanto, es un golpe para nosotros. Podría ser totalmente diferente la historia si llegaban más temprano”.
La notificación formal recién llegó ayer, seis días después, cuando desde el Ejército de Israel les dijeron que sus familiares integran la lista de secuestrados. Fernando, Gabriela y Mia habían ido de visita a la casa de Clara. “Más que eso no sabían nada. Tenemos muchas preguntas, pero no saben nada”, se lamenta Mayan.
Les asignaron una persona para comunicarse que estará a cargo de las novedades oficiales. Secuestraron a cuatros civiles, encargados de proteger ese kibutz. Uno de ellos es otro argentino, Lior Rodayef. “Todo es muy duro. Estamos muy preocupadas. Es difícil dormir a la noche, estamos pensando cómo está nuestra mamá, qué pasa con ella”, detalla Mayan y se le corta la voz. Su hermana la ayuda a terminar la frase: “Queremos que el gobierno argentino haga lo posible para hacer algún trato para que los liberen”. Aún no pudieron comunicarse con ningún representante del Gobierno, admite.
Ellas nacieron en Israel, pero en la Argentina quedó gran parte de su familia: aquí tienen un tío de 90 años; una tía, de 98, y un abuelo, de 99. “Mi hija está buscando a la abuela, pidiendo hablar por WhatsApp y yo no puedo decirle nada”, comenta Gefen. Esta vez es a ella a quien se le interrumpe la voz.
Continúa Mayan: “Mis dos hijos cada día me preguntan dónde está, y si ya la encontraron. Al mayor, de 8, le dije que no sabemos dónde está y me preguntó si pensamos que está muerta o viva”. Las dos están juntas. Gefen vivía, hasta el sábado, en el sur, en Beer Sheva. Ella también tuvo que refugiarse a las 6.30. Cuando ya sabían que su madre estaba secuestrada, su hermana la llamó y le dijo: “Vení a mi casa, tenemos que estar juntas en este momento”.
“Tenía que estar en un lugar seguro con mi hija y con mi hermana. Se pueden hacer muchas cosas juntas, es mucho más fácil”, dice ella. Las separaban unas tres horas de ruta.
“Teníamos miedo. En el camino hubo ataques de misiles, pero tenía que venir, no tenía otro remedio. Donde vivo no podíamos salir a la calle, no sé si hay terroristas en la zona o si controlaban con drones las armas automáticas que vi en el piso”, relata Gefen.
Cuentan que, al norte de Israel y en el kibutz Peleh, donde está la casa de Mayan, “por ahora” están bien. “Aunque sensible. Sabemos que puede cambiar todo en un rato porque hay mucho miedo de que puede pasar algo en el norte, desde el Líbano”, remarca Mayan.
Israel declaró el lunes que sus tropas, apoyadas por helicópteros, mataron a varios hombres armados que se infiltraron desde el Líbano. El grupo Hezbollah, respaldado por Irán, disparó misiles en respuesta. Anteayer, volvieron a atacar con misiles desde el sur del Líbano. En un comunicado señalaron que el ataque fue una respuesta del apoyo de Estados Unidos a Israel, que envió un portaaviones a la región.
El Ejército israelí hizo sonar las sirenas en el norte de Israel por la supuesta entrada de “aviones hostiles” del Líbano. Sin embargo, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) descartaron la infiltración y atribuyeron las alertas a una aparente falla en su funcionamiento. “Esperemos que no pase nada. Nuestra comunidad al sur está destruida, fue un infierno”, sentencia Gefen.
“Queremos que el mundo no se calle –dice Mayan–. Exigimos que los liberen sanos y salvos inmediatamente”. “Que el gobierno argentino ayude a familiares queridos. Queremos abrazarlos, que estén sanos y salvos. Los extrañamos mucho y queremos que esto pase inmediatamente”, cierra Gefen.
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Llegó de Tel Aviv a Roma el primer grupo de 49 argentinos
Viajaron en un Hércules de la Fuerza Aérea.
FUERZA AÉREAEl primer contingente argentino evacuado
El Hércules C-130 de la Fuerza Aérea Argentina que voló a Israel para evacuar a los connacionales que estaban en ese país aterrizó ayer pasadas las 8.30 en Roma. Desde allí los pasajeros retornarán al país en un vuelo de Aerolíneas Argentinas, que aún no tiene fecha de despegue.
“El primer grupo de argentinos partió en el Hércules del aeropuerto de Tel Aviv a Roma para regresar a nuestro país”, confirmaron desde la cancillería argentina ayer a primera hora.
El embajador argentino en Italia, Roberto Carlés, detalló que en el vuelo que conectó Tel Aviv con Roma viajaron 49 argentinos. “Están todos bien”, contó Carlés. Y sumó que el avión de la Fuerza Aérea volvería a salir –si lo permiten las autoridades israelíes– hoy, a las 12 (hora italiana), para cumplir un nuevo puente aéreo.
En la primera tanda había adultos, niños y adolescentes, acompañados por personal de la Fuerza Aérea. En la actualidad hay más de 1400 argentinos anotados para salir de Israel, entre turistas, jóvenes que estaban de intercambio educativo, menores, residentes y quienes se encontraban allí por razones laborales, según informó el canciller Santiago Cafiero.
“Gracias al apoyo de la comunidad, de la DAIA, de la AMIA y de los medios se pudo difundir. El lunes y el martes tuvimos un incremento importante [en los anotados], se duplicó el registro. El Hércules arrancó hoy [por ayer] con un único vuelo, pero va a hacer tres por día, y el Boeing, entre tres y cuatro. Eso va a ir haciendo la evacuación y de Roma a Buenos Aires la hará Aerolíneas”, detalló el canciller.
Así como los argentinos que lograron ser trasladados a Roma, se sintieron aliviados por salir de la zona de conflicto, Jeannine Acuña manifestó su preocupación por la situación de su hijo Juan, quien en el momento de la incursión de Hamas a Israel, el sábado pasado, se encontraba en Tel Aviv. Desde hace varios días, según el relato de la mujer, su hijo intenta encontrar la forma de acceder a los vuelos del gobierno argentino, pero se topó con obstáculos o desinformación. La cancelación de un vuelo comercial pautado para el martes pasado hacia Doha empeoró la situación.
“Mi hijo está tranquilo, consciente de lo que pasa, aislado de toda situación bélica, pero sin novedades ni confirmación concreta sobre cuándo podrá salir. Entiendo que hay otras 1400 familias viendo cómo saldrán sus familiares, pero mi hijo va y viene del aeropuerto para ver si puede salir, no puede hablar con nadie porque no le contestan”, contó la mujer. “Estamos en manos del Estado argentino. No tengo animosidad, sino necesidad de resolver la situación y dar una mano si es necesario”, agregó.
A las 11.15 se cortó la comunicación. Hacía ya más de cinco horas que estaban en el refugio. Los argentinos Clara Marman, de 63 años, que hace 42 vive en Israel; su pareja, Luis Har (70); su hermano, Fernando Marman (60), y su hermana, Gabriela Leimberg (59) y su sobrina Mia Leimberg (17), nacida allá en Israel, estaban alertados del ataque del grupo terrorista Hamas.
Clara logró a avisarles a sus hijas –Mayan (39) y Gefen (36)– que habían entrado a su casa. El relato fue minuto a minuto, por WhatsApp. Una foto del refugio cerrado con una silla y un palito, el aviso de que estaban entrando en la casa de su vecino, y después escribió: “Están en casa, están rompiendo cosas”. “Desde ese momento ya no escuchamos más de ellos”, cuenta Mayan desde Israel a la nacion. “Supuestamente todos han sido secuestrados y los llevaron a Gaza”, agrega Gefen.
El kibutz Nir Yitzhak, donde hasta el sábado vivía su madre y donde ellas nacieron, está a diez minutos de la Franja de Gaza; a tres kilómetros y 900 metros, precisamente. El ataque con misiles fue a las 6.30. “Hay épocas en que ha habido ataques de misiles, pero nunca nadie imaginó que a las casas iban a entrar terroristas, ni de esta forma tan masiva y con un ataque tan brutal. Secuestraron gente mayor, bebés. Son cosas que uno no puede imaginar”, relata.
Según cuentan, toda la comunidad estaba en el refugio gritando que vinieran los soldados a salvarlos. El Ejército de Israel llegó cinco horas después e informó que no encontraron rastros de nadie. “Pedíamos que vayan a fijarse si estaban bien, si estaban en la casa o si habían muerto porque estaban desconectados. Los soldados vinieron muy tarde”, dice Gefen. Y su hermana agrega: “Estamos muy sorprendidos que tardaron tanto, es un golpe para nosotros. Podría ser totalmente diferente la historia si llegaban más temprano”.
La notificación formal recién llegó ayer, seis días después, cuando desde el Ejército de Israel les dijeron que sus familiares integran la lista de secuestrados. Fernando, Gabriela y Mia habían ido de visita a la casa de Clara. “Más que eso no sabían nada. Tenemos muchas preguntas, pero no saben nada”, se lamenta Mayan.
Les asignaron una persona para comunicarse que estará a cargo de las novedades oficiales. Secuestraron a cuatros civiles, encargados de proteger ese kibutz. Uno de ellos es otro argentino, Lior Rodayef. “Todo es muy duro. Estamos muy preocupadas. Es difícil dormir a la noche, estamos pensando cómo está nuestra mamá, qué pasa con ella”, detalla Mayan y se le corta la voz. Su hermana la ayuda a terminar la frase: “Queremos que el gobierno argentino haga lo posible para hacer algún trato para que los liberen”. Aún no pudieron comunicarse con ningún representante del Gobierno, admite.
Ellas nacieron en Israel, pero en la Argentina quedó gran parte de su familia: aquí tienen un tío de 90 años; una tía, de 98, y un abuelo, de 99. “Mi hija está buscando a la abuela, pidiendo hablar por WhatsApp y yo no puedo decirle nada”, comenta Gefen. Esta vez es a ella a quien se le interrumpe la voz.
Continúa Mayan: “Mis dos hijos cada día me preguntan dónde está, y si ya la encontraron. Al mayor, de 8, le dije que no sabemos dónde está y me preguntó si pensamos que está muerta o viva”. Las dos están juntas. Gefen vivía, hasta el sábado, en el sur, en Beer Sheva. Ella también tuvo que refugiarse a las 6.30. Cuando ya sabían que su madre estaba secuestrada, su hermana la llamó y le dijo: “Vení a mi casa, tenemos que estar juntas en este momento”.
“Tenía que estar en un lugar seguro con mi hija y con mi hermana. Se pueden hacer muchas cosas juntas, es mucho más fácil”, dice ella. Las separaban unas tres horas de ruta.
“Teníamos miedo. En el camino hubo ataques de misiles, pero tenía que venir, no tenía otro remedio. Donde vivo no podíamos salir a la calle, no sé si hay terroristas en la zona o si controlaban con drones las armas automáticas que vi en el piso”, relata Gefen.
Cuentan que, al norte de Israel y en el kibutz Peleh, donde está la casa de Mayan, “por ahora” están bien. “Aunque sensible. Sabemos que puede cambiar todo en un rato porque hay mucho miedo de que puede pasar algo en el norte, desde el Líbano”, remarca Mayan.
Israel declaró el lunes que sus tropas, apoyadas por helicópteros, mataron a varios hombres armados que se infiltraron desde el Líbano. El grupo Hezbollah, respaldado por Irán, disparó misiles en respuesta. Anteayer, volvieron a atacar con misiles desde el sur del Líbano. En un comunicado señalaron que el ataque fue una respuesta del apoyo de Estados Unidos a Israel, que envió un portaaviones a la región.
El Ejército israelí hizo sonar las sirenas en el norte de Israel por la supuesta entrada de “aviones hostiles” del Líbano. Sin embargo, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) descartaron la infiltración y atribuyeron las alertas a una aparente falla en su funcionamiento. “Esperemos que no pase nada. Nuestra comunidad al sur está destruida, fue un infierno”, sentencia Gefen.
“Queremos que el mundo no se calle –dice Mayan–. Exigimos que los liberen sanos y salvos inmediatamente”. “Que el gobierno argentino ayude a familiares queridos. Queremos abrazarlos, que estén sanos y salvos. Los extrañamos mucho y queremos que esto pase inmediatamente”, cierra Gefen.
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Llegó de Tel Aviv a Roma el primer grupo de 49 argentinos
Viajaron en un Hércules de la Fuerza Aérea.
El Hércules C-130 de la Fuerza Aérea Argentina que voló a Israel para evacuar a los connacionales que estaban en ese país aterrizó ayer pasadas las 8.30 en Roma. Desde allí los pasajeros retornarán al país en un vuelo de Aerolíneas Argentinas, que aún no tiene fecha de despegue.
“El primer grupo de argentinos partió en el Hércules del aeropuerto de Tel Aviv a Roma para regresar a nuestro país”, confirmaron desde la cancillería argentina ayer a primera hora.
El embajador argentino en Italia, Roberto Carlés, detalló que en el vuelo que conectó Tel Aviv con Roma viajaron 49 argentinos. “Están todos bien”, contó Carlés. Y sumó que el avión de la Fuerza Aérea volvería a salir –si lo permiten las autoridades israelíes– hoy, a las 12 (hora italiana), para cumplir un nuevo puente aéreo.
En la primera tanda había adultos, niños y adolescentes, acompañados por personal de la Fuerza Aérea. En la actualidad hay más de 1400 argentinos anotados para salir de Israel, entre turistas, jóvenes que estaban de intercambio educativo, menores, residentes y quienes se encontraban allí por razones laborales, según informó el canciller Santiago Cafiero.
“Gracias al apoyo de la comunidad, de la DAIA, de la AMIA y de los medios se pudo difundir. El lunes y el martes tuvimos un incremento importante [en los anotados], se duplicó el registro. El Hércules arrancó hoy [por ayer] con un único vuelo, pero va a hacer tres por día, y el Boeing, entre tres y cuatro. Eso va a ir haciendo la evacuación y de Roma a Buenos Aires la hará Aerolíneas”, detalló el canciller.
Así como los argentinos que lograron ser trasladados a Roma, se sintieron aliviados por salir de la zona de conflicto, Jeannine Acuña manifestó su preocupación por la situación de su hijo Juan, quien en el momento de la incursión de Hamas a Israel, el sábado pasado, se encontraba en Tel Aviv. Desde hace varios días, según el relato de la mujer, su hijo intenta encontrar la forma de acceder a los vuelos del gobierno argentino, pero se topó con obstáculos o desinformación. La cancelación de un vuelo comercial pautado para el martes pasado hacia Doha empeoró la situación.
“Mi hijo está tranquilo, consciente de lo que pasa, aislado de toda situación bélica, pero sin novedades ni confirmación concreta sobre cuándo podrá salir. Entiendo que hay otras 1400 familias viendo cómo saldrán sus familiares, pero mi hijo va y viene del aeropuerto para ver si puede salir, no puede hablar con nadie porque no le contestan”, contó la mujer. “Estamos en manos del Estado argentino. No tengo animosidad, sino necesidad de resolver la situación y dar una mano si es necesario”, agregó.
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