Milei en su laberinto: el show no debería continuar
“rey de un mundo perdido”. El Presidente tiene un carisma que le permitió penetrar en un electorado que sus rivales no lograron seducir, pero la soberbia puede convertirse en un búmeran si la economía no se recupera este año
Sergio Berensztein
No es un “rey de un mundo perdido”, sino el presidente de un país en crisis que necesita un plan de gobierno lógico, realista y flexible que no se limite a un ajuste fiscal extremo. Dueño de un carisma que le permitió penetrar en un electorado variado que sus adversarios no lograron seducir, de una notable habilidad para capitalizar las redes sociales aun antes de contar con la colaboración de un equipo de profesionales en marketing digital y, como vimos el miércoles en el Luna Park, de envidiable suficiencia en el manejo escénico, Javier Milei fue capaz de aggiornar en esta primera etapa de su gestión nuestra concepción de la política como entretenimiento. Convertida en un recurso habitual en los últimos 40 años, la politainment (estudiada por autores como David Schultz y presente en la obra tardía de Giovanni Sartori y aun de Clifford Geertz) se hizo común entre los líderes que maximizaron el uso de los medios de comunicación, tradicionales y digitales, como plataforma de instalación e influencia.
Se potencia así la ficción del contacto directo entre el líder y “la gente”, típico de los políticos de corte populista que descreen del entramado institucional del sistema democrático o lo rechazan. Más: aquellos con atributos o programas transformacionales tienden a enfatizar narrativas audaces y rupturistas respecto de los discursos predominantes llegando a la saturación o los excesos. No resulta sencillo definir los límites entre lo bisoño y lo esotérico. Puede que exista una zona intermedia e imprecisa que implique costos reputacionales significativos, de consecuencias tal vez no inmediatas pero eventualmente determinantes. Muchos se preguntan si el show presidencial constituirá un evento con repercusiones similares a las de la “fiesta de Olivos” para Alberto Fernández o la visita a VideoMatch para Fernando de la Rúa.
Por otra parte, si bien es muy probable que el conflicto entre Milei y Pedro Sánchez sea recordado como algo insignificante en la fecunda historia de las relaciones bilaterales entre ambos países, la clave está en que ambos se esfuerzan en aumentarlo. El líder del PSOE, que surgió como un dirigente moderado y representativo del “ala liberal” de ese partido antes de girar por necesidad y pragmatismo a posturas más radicalizadas, está salpicado por denuncias de tráfico de influencias que investiga la Justicia contra su esposa, Begoña Gómez. De cara a los próximos comicios para el Parlamento Europeo, pretende victimizarse, galvanizar a la opinión pública y generarle problemas al Partido Popular, incómodo por el apoyo de Milei al neofranquista Vox. El Presidente, reciente tapa de la revista Time, sigue su raid para cimentar su instalación como celebrity internacional. En un contexto caracterizado por la ausencia de líderes atractivos, le alcanza con bastante poco para llamar la atención: reivindica sin culpas al capitalismo, rompe con la monotonía de lo “políticamente correcto” y toma distancia del agotado paradigma de la diversidad, equidad e inclusión. En el país de los ciegos…
Mucho más preocupantes que esta confrontación absurda y por ambas partes exagerada por mezquinos intereses políticos y personales fueron las declaraciones de otro Sánchez, Francisco, secretario de Culto de la Nación, que no reivindica los principios del liberalismo del siglo XIX, como el Presidente, sino los de la España a partir de 1492. Opositor al divorcio, al matrimonio igualitario y a la educación sexual en las escuelas, es casi una invitación para que se modifique el nombre de su cargo a “secretario de Ignorancia” o “de asuntos de la Inquisición”. No alcanza con la crítica de Guillermo Francos: el Gobierno se hace un enorme daño a sí mismo, pierde credibilidad e insulta a la ciudadanía si sostiene a este (dis) funcionario que, más allá de las ideologías, va contra los principales debates en materia de derechos que influyeron en el desarrollo democrático de Occidente durante al menos los últimos 70 años.
En la medida en que la realidad de la gestión lo lleva a ser más pragmático (postergar ajustes, intervenir mercados como el de la salud privada, mantener el cepo, subir la carga tributaria), el Presidente apuesta a lo simbólico (por eso el regreso a la estética de campaña que se vio en la presentación de su libro) y a reforzar los principios narrativos de su propuesta. No acepta críticas, en especial de los “padres fundadores” de su profesión en el país, los imprescindibles Miguel Ángel Broda o Domingo Cavallo. ¿Agrediría colegas, se burlaría y los ridiculizaría si estuviera seguro de lo que piensa y de las políticas que implementa? Milei fue una máquina de citar autores clásicos y siempre respalda sus posturas con al menos una parte de la literatura académica. Pero un verdadero profesor no baja línea, sino que induce a sus alumnos a pensar críticamente, formularse preguntas originales, cuestionar el conocimiento existente para correr la frontera hacia nuevos horizontes. Semáforo amarillo: los gestos y las actitudes soberbias pueden convertirse en un búmeran venenoso si la recuperación económica no se logra en el transcurso de este año, como la mayoría de la opinión pública espera, según un sondeo reciente de D’Alessio/IROL-Berensztein. El Presidente se haría un gran favor si tuviera una mayor cuota de cautela y de humildad.
Más allá de lo impropio que resulta que utilice su poder e investidura para mofarse de actores políticos, económicos y culturales de su país y del exterior, aparece un problema medular. Milei tiene derecho a defender sus valores, pero no cuando están reñidos con los de la Constitución nacional que juró proteger cuando asumió la máxima magistratura y que no establece que el rol del Estado debe ceñirse a la defensa de la vida, la propiedad y la libertad, en especial desde la incorporación del artículo 14 bis en 1957, que reconoce derechos laborales y de seguridad social. Ser presidente implica postergar aspectos personales para priorizar los intereses de la Nación, aunque en alguna instancia existan contradicciones. Puede, por supuesto, alentar cambios y debates dentro de las reglas existentes y responder al mandato o “contrato de representación” establecido con la sociedad. ¿Incluye esto la “batalla cultural” contra el socialismo? Por “socialismo” entiende a las autocracias de izquierda (Cuba, Nicaragua y Venezuela), a los gobiernos socialdemócratas (Sánchez en España, Biden en Estados Unidos) o a coaliciones plurales con predominio centrista (Francia, Alemania). Milei es un hombre ambicioso que pretende liderar a la “nueva derecha” global, paradójicamente neonacionalista y antiglobalización. Mientras sea presidente de la Argentina, su obligación es resolver los principales problemas del país y respetar la Constitución nacional.
Frustrado el Pacto de Mayo, mañana, en Córdoba, tiene la oportunidad única de mostrar al país y al mundo que sus primeros meses en el poder no fueron en vano: puede desplegar una narrativa innovadora, inclusiva y refrescante, en formas y en contenido, para consolidarse como el líder de todos los argentinos. No es el presidente solo de quienes lo votaron en primera o segunda vuelta ni de la secta que piensa como él. Tampoco un deus ex machina que, con un mandato celestial, está llamado a redefinir las reglas del juego de una sociedad cansada del hiperpresidencialismo cesarista. Es, simplemente, el representante de un sistema democrático plural, diverso y con una multiplicidad de matices que merecen ser valorados. La mala política fue siempre el principal problema de la Argentina y explica nuestra decadencia secular. Nada indica que la agenda transformacional de Milei altere en algo esta maldición que bloquea cualquier posibilidad de impulsar un ciclo de crecimiento equitativo y sustentable.
En la medida en que la realidad de la gestión lo lleva a ser más pragmático (postergar ajustes), el Presidente apuesta a lo simbólico
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Abuso sexual: la doble vara del kirchnerismo
El procesamiento del intendente de La Matanza tras una grave denuncia fue acompañado por un infame silencio de la dirigencia peronista
Los hechos aberrantes no deberían ser analizados según el color político o el cargo de sus protagonistas. Los delitos y los crímenes deberían ser juzgados con la misma vara sin importar quiénes fueron los autores. Pero eso no parece suceder cuando los abusos sexuales reconocen como presuntos autores a militantes o funcionarios kirchneristas.
La Justicia procesó por abuso sexual al intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, quien está acusado por “tocamientos impúdicos” a una exsecretaria y también por haber desoído la orden judicial de no acercarse a ella, por lo que le fue embargada la suma de $1.500.000.
Ayer, la agrupación Actrices Argentinas expresó su preocupación por el hecho: “Nos preguntamos si un hombre procesado por abuso sexual va a seguir ocupando el cargo de intendente del municipio más grande de PBA”, expresó, en un comunicado.
Sin embargo, hemos asistido a un llamativo silencio de algunos otros de los denominados “colectivos” de mujeres, que con gran despliegue mediático supieron enarbolar controvertidas proclamas para defender supuestamente los derechos femeninos u otras banderas cuando se trata de proteger a quienes sean “del palo”, una forma sectaria de discriminación, como si las cuestiones de género fueran importantes solo si coinciden con su militancia.
El silencio con el caso que involucra a Espinoza no es la excepción. Basta recordar el mutismo de algunos de esos sectores a la hora del abordaje de la denuncia sobre “abuso sexual, de poder y autoridad” que involucró al exgobernador tucumano José Alperovich.
En el caso de Espinoza, el procesamiento fue realizado por la jueza de instrucción de la Capital Federal María Fabiana Galletti por abuso sexual simple y por desobediencia al haber desoído la orden judicial de no contactar a la denunciante.
Melody Rakauskas, quien denunció haber sido abusada por Espinoza, tiene 35 años y vive desde 2022 en Florida, Estados Unidos, según consta en la causa. Su expareja, un hombre muy cercano a Espinoza, le pagó el pasaje para que dejara el país y la presionó para que retirara su denuncia.
La prueba central contra el intendente de La Matanza es el testimonio de la presunta víctima, quien desde abril de 2021 se desempeñaba como una de las secretarias de Espinoza. La denunciante contó que el jefe comunal matancero se presentó en su casa por supuestas cuestiones de trabajo en tres oportunidades y que en la última visita, el 10 de mayo de aquel año, ocurrió el abuso. La presencia de Espinoza en las inmediaciones de la casa fue confirmada por las antenas de celular y por grabaciones aportadas por la presunta víctima, quien además exhibió imágenes de los moretones que le habría provocado la agresión física.
Este caso, sin duda, deberá investigarse a fondo y la Justicia deberá evaluar todas las pruebas que se presenten para luego dar un veredicto final respecto de la culpabilidad o inocencia del procesado. Indigna, no obstante, el silencio cómplice de buena parte de la dirigencia peronista y la posición de organizaciones que se declaran defensoras de los derechos humanos que solo se movilizan ante hechos de este tipo cuando la víctima coincide con sus inclinaciones políticas o cuando los victimarios no forman parte de su corriente de opinión. En cambio, cuando los imputados son militantes o dirigentes kirchneristas, callan y recurren a un escandaloso blindaje del sospechado, quien no debería permanecer un minuto más como jefe comunal hasta que se esclarezca el hecho denunciado.
Particularmente preocupante es que estos hechos sean soslayados o negados en ámbitos institucionales, como sucedió en la Cámara de Diputados con la bancada de Unión por la Patria, que se negó a acompañar un repudio a Espinoza, o con el vergonzoso apoyo del gobernador bonaerense, Axel Kicillof, quien concurrió, como si nada, a un acto en La Matanza junto al intendente luego de que este hubo sido procesado.
Estos temas no admiten doble vara y no solo deben ser repudiados, sino que se los debe investigar y juzgar con todo el peso de la ley. De ninguna manera es admisible que en estas cuestiones tan delicadas haya hijos y entenados.
Espinoza recibió un vergonzoso apoyo del gobernador bonaerense, Axel Kicillof, quien concurrió, como si nada, a un acto en La Matanza junto al intendente luego de que este hubo sido procesado
No es un “rey de un mundo perdido”, sino el presidente de un país en crisis que necesita un plan de gobierno lógico, realista y flexible que no se limite a un ajuste fiscal extremo. Dueño de un carisma que le permitió penetrar en un electorado variado que sus adversarios no lograron seducir, de una notable habilidad para capitalizar las redes sociales aun antes de contar con la colaboración de un equipo de profesionales en marketing digital y, como vimos el miércoles en el Luna Park, de envidiable suficiencia en el manejo escénico, Javier Milei fue capaz de aggiornar en esta primera etapa de su gestión nuestra concepción de la política como entretenimiento. Convertida en un recurso habitual en los últimos 40 años, la politainment (estudiada por autores como David Schultz y presente en la obra tardía de Giovanni Sartori y aun de Clifford Geertz) se hizo común entre los líderes que maximizaron el uso de los medios de comunicación, tradicionales y digitales, como plataforma de instalación e influencia.
Se potencia así la ficción del contacto directo entre el líder y “la gente”, típico de los políticos de corte populista que descreen del entramado institucional del sistema democrático o lo rechazan. Más: aquellos con atributos o programas transformacionales tienden a enfatizar narrativas audaces y rupturistas respecto de los discursos predominantes llegando a la saturación o los excesos. No resulta sencillo definir los límites entre lo bisoño y lo esotérico. Puede que exista una zona intermedia e imprecisa que implique costos reputacionales significativos, de consecuencias tal vez no inmediatas pero eventualmente determinantes. Muchos se preguntan si el show presidencial constituirá un evento con repercusiones similares a las de la “fiesta de Olivos” para Alberto Fernández o la visita a VideoMatch para Fernando de la Rúa.
Por otra parte, si bien es muy probable que el conflicto entre Milei y Pedro Sánchez sea recordado como algo insignificante en la fecunda historia de las relaciones bilaterales entre ambos países, la clave está en que ambos se esfuerzan en aumentarlo. El líder del PSOE, que surgió como un dirigente moderado y representativo del “ala liberal” de ese partido antes de girar por necesidad y pragmatismo a posturas más radicalizadas, está salpicado por denuncias de tráfico de influencias que investiga la Justicia contra su esposa, Begoña Gómez. De cara a los próximos comicios para el Parlamento Europeo, pretende victimizarse, galvanizar a la opinión pública y generarle problemas al Partido Popular, incómodo por el apoyo de Milei al neofranquista Vox. El Presidente, reciente tapa de la revista Time, sigue su raid para cimentar su instalación como celebrity internacional. En un contexto caracterizado por la ausencia de líderes atractivos, le alcanza con bastante poco para llamar la atención: reivindica sin culpas al capitalismo, rompe con la monotonía de lo “políticamente correcto” y toma distancia del agotado paradigma de la diversidad, equidad e inclusión. En el país de los ciegos…
Mucho más preocupantes que esta confrontación absurda y por ambas partes exagerada por mezquinos intereses políticos y personales fueron las declaraciones de otro Sánchez, Francisco, secretario de Culto de la Nación, que no reivindica los principios del liberalismo del siglo XIX, como el Presidente, sino los de la España a partir de 1492. Opositor al divorcio, al matrimonio igualitario y a la educación sexual en las escuelas, es casi una invitación para que se modifique el nombre de su cargo a “secretario de Ignorancia” o “de asuntos de la Inquisición”. No alcanza con la crítica de Guillermo Francos: el Gobierno se hace un enorme daño a sí mismo, pierde credibilidad e insulta a la ciudadanía si sostiene a este (dis) funcionario que, más allá de las ideologías, va contra los principales debates en materia de derechos que influyeron en el desarrollo democrático de Occidente durante al menos los últimos 70 años.
En la medida en que la realidad de la gestión lo lleva a ser más pragmático (postergar ajustes, intervenir mercados como el de la salud privada, mantener el cepo, subir la carga tributaria), el Presidente apuesta a lo simbólico (por eso el regreso a la estética de campaña que se vio en la presentación de su libro) y a reforzar los principios narrativos de su propuesta. No acepta críticas, en especial de los “padres fundadores” de su profesión en el país, los imprescindibles Miguel Ángel Broda o Domingo Cavallo. ¿Agrediría colegas, se burlaría y los ridiculizaría si estuviera seguro de lo que piensa y de las políticas que implementa? Milei fue una máquina de citar autores clásicos y siempre respalda sus posturas con al menos una parte de la literatura académica. Pero un verdadero profesor no baja línea, sino que induce a sus alumnos a pensar críticamente, formularse preguntas originales, cuestionar el conocimiento existente para correr la frontera hacia nuevos horizontes. Semáforo amarillo: los gestos y las actitudes soberbias pueden convertirse en un búmeran venenoso si la recuperación económica no se logra en el transcurso de este año, como la mayoría de la opinión pública espera, según un sondeo reciente de D’Alessio/IROL-Berensztein. El Presidente se haría un gran favor si tuviera una mayor cuota de cautela y de humildad.
Más allá de lo impropio que resulta que utilice su poder e investidura para mofarse de actores políticos, económicos y culturales de su país y del exterior, aparece un problema medular. Milei tiene derecho a defender sus valores, pero no cuando están reñidos con los de la Constitución nacional que juró proteger cuando asumió la máxima magistratura y que no establece que el rol del Estado debe ceñirse a la defensa de la vida, la propiedad y la libertad, en especial desde la incorporación del artículo 14 bis en 1957, que reconoce derechos laborales y de seguridad social. Ser presidente implica postergar aspectos personales para priorizar los intereses de la Nación, aunque en alguna instancia existan contradicciones. Puede, por supuesto, alentar cambios y debates dentro de las reglas existentes y responder al mandato o “contrato de representación” establecido con la sociedad. ¿Incluye esto la “batalla cultural” contra el socialismo? Por “socialismo” entiende a las autocracias de izquierda (Cuba, Nicaragua y Venezuela), a los gobiernos socialdemócratas (Sánchez en España, Biden en Estados Unidos) o a coaliciones plurales con predominio centrista (Francia, Alemania). Milei es un hombre ambicioso que pretende liderar a la “nueva derecha” global, paradójicamente neonacionalista y antiglobalización. Mientras sea presidente de la Argentina, su obligación es resolver los principales problemas del país y respetar la Constitución nacional.
Frustrado el Pacto de Mayo, mañana, en Córdoba, tiene la oportunidad única de mostrar al país y al mundo que sus primeros meses en el poder no fueron en vano: puede desplegar una narrativa innovadora, inclusiva y refrescante, en formas y en contenido, para consolidarse como el líder de todos los argentinos. No es el presidente solo de quienes lo votaron en primera o segunda vuelta ni de la secta que piensa como él. Tampoco un deus ex machina que, con un mandato celestial, está llamado a redefinir las reglas del juego de una sociedad cansada del hiperpresidencialismo cesarista. Es, simplemente, el representante de un sistema democrático plural, diverso y con una multiplicidad de matices que merecen ser valorados. La mala política fue siempre el principal problema de la Argentina y explica nuestra decadencia secular. Nada indica que la agenda transformacional de Milei altere en algo esta maldición que bloquea cualquier posibilidad de impulsar un ciclo de crecimiento equitativo y sustentable.
En la medida en que la realidad de la gestión lo lleva a ser más pragmático (postergar ajustes), el Presidente apuesta a lo simbólico
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Abuso sexual: la doble vara del kirchnerismo
El procesamiento del intendente de La Matanza tras una grave denuncia fue acompañado por un infame silencio de la dirigencia peronista
Los hechos aberrantes no deberían ser analizados según el color político o el cargo de sus protagonistas. Los delitos y los crímenes deberían ser juzgados con la misma vara sin importar quiénes fueron los autores. Pero eso no parece suceder cuando los abusos sexuales reconocen como presuntos autores a militantes o funcionarios kirchneristas.
La Justicia procesó por abuso sexual al intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, quien está acusado por “tocamientos impúdicos” a una exsecretaria y también por haber desoído la orden judicial de no acercarse a ella, por lo que le fue embargada la suma de $1.500.000.
Ayer, la agrupación Actrices Argentinas expresó su preocupación por el hecho: “Nos preguntamos si un hombre procesado por abuso sexual va a seguir ocupando el cargo de intendente del municipio más grande de PBA”, expresó, en un comunicado.
Sin embargo, hemos asistido a un llamativo silencio de algunos otros de los denominados “colectivos” de mujeres, que con gran despliegue mediático supieron enarbolar controvertidas proclamas para defender supuestamente los derechos femeninos u otras banderas cuando se trata de proteger a quienes sean “del palo”, una forma sectaria de discriminación, como si las cuestiones de género fueran importantes solo si coinciden con su militancia.
El silencio con el caso que involucra a Espinoza no es la excepción. Basta recordar el mutismo de algunos de esos sectores a la hora del abordaje de la denuncia sobre “abuso sexual, de poder y autoridad” que involucró al exgobernador tucumano José Alperovich.
En el caso de Espinoza, el procesamiento fue realizado por la jueza de instrucción de la Capital Federal María Fabiana Galletti por abuso sexual simple y por desobediencia al haber desoído la orden judicial de no contactar a la denunciante.
Melody Rakauskas, quien denunció haber sido abusada por Espinoza, tiene 35 años y vive desde 2022 en Florida, Estados Unidos, según consta en la causa. Su expareja, un hombre muy cercano a Espinoza, le pagó el pasaje para que dejara el país y la presionó para que retirara su denuncia.
La prueba central contra el intendente de La Matanza es el testimonio de la presunta víctima, quien desde abril de 2021 se desempeñaba como una de las secretarias de Espinoza. La denunciante contó que el jefe comunal matancero se presentó en su casa por supuestas cuestiones de trabajo en tres oportunidades y que en la última visita, el 10 de mayo de aquel año, ocurrió el abuso. La presencia de Espinoza en las inmediaciones de la casa fue confirmada por las antenas de celular y por grabaciones aportadas por la presunta víctima, quien además exhibió imágenes de los moretones que le habría provocado la agresión física.
Este caso, sin duda, deberá investigarse a fondo y la Justicia deberá evaluar todas las pruebas que se presenten para luego dar un veredicto final respecto de la culpabilidad o inocencia del procesado. Indigna, no obstante, el silencio cómplice de buena parte de la dirigencia peronista y la posición de organizaciones que se declaran defensoras de los derechos humanos que solo se movilizan ante hechos de este tipo cuando la víctima coincide con sus inclinaciones políticas o cuando los victimarios no forman parte de su corriente de opinión. En cambio, cuando los imputados son militantes o dirigentes kirchneristas, callan y recurren a un escandaloso blindaje del sospechado, quien no debería permanecer un minuto más como jefe comunal hasta que se esclarezca el hecho denunciado.
Particularmente preocupante es que estos hechos sean soslayados o negados en ámbitos institucionales, como sucedió en la Cámara de Diputados con la bancada de Unión por la Patria, que se negó a acompañar un repudio a Espinoza, o con el vergonzoso apoyo del gobernador bonaerense, Axel Kicillof, quien concurrió, como si nada, a un acto en La Matanza junto al intendente luego de que este hubo sido procesado.
Estos temas no admiten doble vara y no solo deben ser repudiados, sino que se los debe investigar y juzgar con todo el peso de la ley. De ninguna manera es admisible que en estas cuestiones tan delicadas haya hijos y entenados.
Espinoza recibió un vergonzoso apoyo del gobernador bonaerense, Axel Kicillof, quien concurrió, como si nada, a un acto en La Matanza junto al intendente luego de que este hubo sido procesado
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Reciclar es cuidar el futuro
Desde 2005, cada 17 de mayo se celebra el Día Mundial del Reciclaje, para sensibilizar y crear conciencia sobre nuestra responsabilidad en la gestión de residuos. A lo largo del tiempo, nos hemos familiarizado con términos como reducir, reutilizar y reciclar, que son claves para disminuir el impacto ambiental.
En ocasión de esa fecha, el Hospital de Clínicas y la Fundación Equidad inauguraron un Punto Verde Equidad en avenida Córdoba 2351 que incluye un espacio con PC para trámites relativos a la salud pública y un punto de recolección de residuos electrónicos. Se reciben monitores, teclados, CPU, notebooks y demás residuos informáticos, ya sea para darles nueva vida destinándolos a diversas instituciones o para disponer de ellos finalmente.
Desechar basura electrónica presupone cuidados especiales, pues contiene plomo, mercurio y cromo, entre otros componentes contaminantes.
Algo similar ocurre con las pilas. Deberíamos propender a incorporar las recargables, pero también a tener los cuidados necesarios con las comunes que descartamos sin cuidado alguno. El programa Rippilas ofrece lugares de recepción para la gestión integral de pilas en desuso.
Los plásticos son otro material crítico que, afortunadamente, viene siendo cada día más reciclado y reincorporado al circuito. La etiqueta INTI-Ecoplas en un producto indica qué proporción de plástico reciclado contiene; suma además un código QR que dirige a un video de concientización. Según los últimos índices locales, de 2003 a la fecha ha crecido 456% la cantidad de plástico reciclado, más de seis veces en dos décadas, prácticas alentadoras que necesitamos promover para que la economía circular y sostenible minimice los desperdicios y los gases de efecto invernadero.
Estamos inmersos en la cultura de lo descartable. Si se rompe, no se repatelefonía ra. El mismo principio aplica a infinidad de rubros y, al multiplicarse por la cantidad de habitantes del planeta, no es nada difícil imaginar el descontrolado impacto de estas conductas. La Fundación Ambiente y Medio destaca que en el país se recicla el 14% y que sumarnos evita el colapso de rellenos sanitarios, previene la quema de basura, se ahorra en materias primas y se da trabajo a muchísima gente.
Alargar la vida útil de tantas cosas y darles un segundo uso es cada día más imperioso. No cuentan solo el afuera ni las apariencias por el hecho de que empezamos a tomar café en recipientes de biomateriales o nos quejamos de viva voz cuando nos dan un sorbete plástico. Si no separo la basura, nadie lo hará por mí. Si no suprimo las bolsas de náilon, si no cuido el agua, sumo daño. Afortunadamente, las jóvenes generaciones han empezado a cuidar su futuro en el planeta y son las que enseñan a sus mayores buscando imponer nuevos comportamientos.
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
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