Las necesarias ideas de John Rawls en un mundo polarizado
John Rawls, uno de los más destacados filósofos políticos del siglo XX, en los años 90
Una visión de conjunto basada en lo mejor de la tradición liberal podría hacer frente al auge de populismos
Daniel Chandler
LONDRES
La victoria electoral de Donald Trump y el Partido Republicano fue un revés para un Partido Demócrata que se ha posicionado como protector de un despreciado statu quo, lo que lo ha hecho incapaz de conectar con un electorado desesperado por el cambio. Derrotar a Trump en el futuro requerirá que los liberales y miembros de la centroizquierda articulen una visión positiva que pueda captar la imaginación de una amplia mayoría. Pero ¿dónde pueden encontrar la inspiración para esa visión? La respuesta está en la obra del destacado filósofo político del siglo XX John Rawls.
"La filosofía de Rawls, que murió en 2002, no se basa en el interés propio y la competencia, sino en la reciprocidad y la cooperación"
En su tratado Teoría de la justicia, publicado en 1971, Rawls expuso una visión humana e igualitaria de la sociedad liberal, una alternativa tanto a la mezcla tóxica de economía neoliberal y política identitaria que ha dominado el pensamiento demócrata en las últimas décadas como al antiliberalismo pesimista que prevalece entre algunos sectores más radicales de la izquierda. En este momento de crisis para el liberalismo, ofrece un recurso incomparable, y hasta ahora en gran medida desaprovechado, para dar forma a una política transformadora, no solo para los demócratas, sino también para los partidos de centroizquierda a escala internacional.
La filosofía de Rawls, que murió en 2002, no se basa en el interés propio y la competencia, sino en la reciprocidad y la cooperación. Su idea más famosa es un experimento mental: si quieres concebir una sociedad justa, ponte un “velo de ignorancia”. Es decir, plantéate cómo organizarla si no conocieras tu raza, religión o situación económica.
Es una idea intuitiva, similar al clásico escenario de cómo podrías cortar un pastel de forma más justa si no supieras qué trozo te tocaría al final. La idea resuena ampliamente, ya que es, en efecto, una versión política de la regla de oro –”trata a los demás como te gustaría que te trataran a ti”– que, de alguna forma, se encuentra en todas las tradiciones culturales y religiosas.
"Para Rawls, debemos organizar nuestra economía para lograr la igualdad de oportunidades y una prosperidad ampliamente compartida, solo tolerando las desigualdades cuando mejoren las perspectivas de vida de los menos favorecidos"
Rawls sostenía que deberíamos elegir dos principios rectores para diseñar las instituciones políticas y económicas fundamentales de la sociedad, su “estructura básica”. En primer lugar, todos los ciudadanos deben ser libres de vivir de acuerdo con sus propias creencias y de participar en política como auténticos iguales. En segundo lugar, debemos organizar nuestra economía para lograr la igualdad de oportunidades y una prosperidad ampliamente compartida, solo tolerando las desigualdades cuando mejoren las perspectivas de vida de los menos favorecidos.
Tan elevados principios pueden parecer alejados de la realidad y, dado su alto nivel de abstracción, no es de extrañar que liberales, conservadores y socialistas hayan citado en ocasiones a Rawls o incluso lo hayan reclamado como uno de los suyos. Aunque Rawls era un idealista, también era un realista, y sostenía que una sociedad organizada según sus principios no solo sería justa, sino también estable.

Su libro de 1971 contiene la advertencia, notablemente clarividente, de que una sociedad profundamente desigual como la actual en Estados Unidos, en la que el éxito económico se equipara a la valía individual, conduciría a una política del resentimiento que podría amenazar la supervivencia de la propia democracia liberal. La solución no es simplemente una mayor igualdad material, sino garantizar la dignidad y el respeto por sí mismos de los menos favorecidos.
Esta visión ha eludido no solo a los demócratas, sino también a los principales partidos progresistas de todo el mundo desarrollado: el Partido Laborista británico, el Partido Socialista francés, los socialdemócratas alemanes, el Partido Laborista australiano. Estos partidos se acomodaron en gran medida al auge del neoliberalismo y su filosofía de individualismo y mercados sin restricciones en la década de 1980, alienando a gran parte de su base obrera. Y normalmente han respondido al auge del populismo de derecha con una combinación de desdén y pragmatismo tecnocrático.
Las elecciones del 5 de noviembre se han calificado como un enfrentamiento entre un Partido Demócrata comprometido con la defensa de las instituciones y Trump y el movimiento MAGA, que parecen querer dañarlas. La realidad es que la mayoría de los estadounidenses parecen querer algo intermedio: una visión política que reconozca el valor de la democracia y la economía de mercado y la necesidad de una reforma de gran alcance de las estructuras políticas y económicas de Estados Unidos.
"Un partido político inspirado en Rawls defendería una sociedad inclusiva y tolerante, una democracia vibrante, la igualdad de oportunidades y los resultados justos"
Es aquí donde las ideas de Rawls muestran su valor, pues ofrecen el tipo de visión animadora que podría rejuvenecer a los demócratas, y a otros partidos de centroizquierda de todo el mundo. Un partido político inspirado en Rawls defendería una sociedad inclusiva y tolerante, una democracia vibrante, la igualdad de oportunidades y los resultados justos. Pero también sería honesto sobre lo lejos que está Estados Unidos de estos ideales y asumiría la tarea de una reforma responsable pero radical.
En lugar de limitarse a proteger la maltrecha democracia constitucional estadounidense de los inevitables ataques de Trump, un partido comprometido con el primer principio de Rawls –que los ciudadanos deben poder participar en política como auténticos iguales– aprovecharía las frustraciones populares en apoyo de un programa audaz para acabar con el control que tiene el dinero privado sobre la política estadounidense. Eso lo podría hacer, por ejemplo, mediante la financiación pública de los partidos políticos, límites firmes a las donaciones privadas y la despolitización del Poder Judicial a través de una comisión independiente para nombrar a los jueces de la Corte Suprema.
"Esto significaría apostar por una agenda a favor de los trabajadores para abordar las preocupaciones olvidadas de los votantes sin educación universitaria, no simplemente para obtener mayores ingresos, sino para tener un significado, una comunidad y la oportunidad de contribuir a la sociedad"
En cuanto a la economía, Rawls ha sido malinterpretado a menudo como defensor de una política familiar de redistribución, en la que la sociedad busca maximizar el crecimiento y compensar a los “perdedores” mediante ayudas sociales. Pero en realidad fue uno de los primeros paladines de lo que hoy llamaríamos “predistribución”, y sus ideas apuntan hacia una agenda económica que abordaría la desigualdad en su origen promoviendo buenos empleos, una distribución justa de la riqueza y una mayor democracia en los lugares de trabajo.

Esto significaría apostar por una agenda a favor de los trabajadores para abordar las preocupaciones olvidadas de los votantes sin educación universitaria, no simplemente para obtener mayores ingresos, sino para tener un significado, una comunidad y la oportunidad de contribuir a la sociedad. Los demócratas deben seguir denunciando las políticas económicas de Trump de aranceles casi inflacionistas, recortes de impuestos para los ricos y ataques a los sindicatos como lo que son, una estafa peligrosa, y en su lugar presentar ideas que potencien los intereses de los trabajadores. Estas incluirían inversión en formación profesional, la creación de una estrategia industrial para crear buenos puestos de trabajo y una mayor participación de los trabajadores en la gestión de las empresas.
Los críticos denunciarán sin duda estas ideas como una injerencia en la libertad económica, como lo hizo el colega libertario de Rawls, Robert Nozick. Pero son perfectamente compatibles con la economía de mercado dinámica que es vital tanto para la libertad individual como para la prosperidad económica. El objetivo no es controlar los resultados, sino crear unas reglas del juego que funcionen para todos.
La justicia para las mujeres y los grupos minoritarios sería parte integrante de esta visión, pero estaría vinculada a valores universales de justicia y equidad más que a políticas identitarias.
Es difícil sentirse esperanzado en estos momentos. Pero a pesar de todo lo que se habla de una realineación generacional, sigue existiendo una clara mayoría a favor de una política tolerante e inclusiva: casi el 60% de los estadounidenses encuestados el año pasado pensaban que “aumentar la diversidad racial y étnica” era algo bueno para la sociedad. Y hay un enorme apetito de cambio: una encuesta de 2021 reveló que el 66% pensaba que el sistema económico de Estados Unidos debía reformarse por completo o necesitaba cambios importantes, mientras que el 85 decía lo mismo de su sistema político. Los demócratas deben aprovechar esta energía, en lugar de desear que desaparezca.
El reto al que se enfrentan los demócratas y sus homólogos en otros lugares del mundo no es simplemente ganar votos, sino cambiar mentes. En las ideas de Rawls pueden encontrar una visión de conjunto que se basa en lo mejor de la tradición liberal y puede mostrar el camino hacia un período muy necesario de reconciliación y renovación.
Economista de la London School of Economics
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Cormac McCarthy y un secreto guardado durante mucho tiempo
Revelaciones sobre su relación con una menor sorprendieron a sus lectores
Por Alexandra Alter y Elisabeth Egan
La semana pasada, Vanity Fair publicó un artículo explosivo que revelaba que Cormac McCarthy, uno de los novelistas más célebres y enigmáticos de estados Unidos, mantuvo una relación con una chica que conoció cuando él tenía 42 años y ella 16, una adolescente de acogida que se sentía tan insegura en casa que a menudo llevaba una pistola encima y utilizaba para ducharse la zona de la piscina del motel donde él se alojaba.
Las revelaciones del artículo dejaron atónitos a muchos seguidores del famoso e inescrutable autor, pero no sorprendieron a sus amigos íntimos ni a la unida comunidad de eruditos que han estudiado su vida y su obra. La relación de McCarthy – nacido en 1933– con Augusta Britt duró casi hasta la muerte de él, en junio del año pasado, y aparecía en sus cartas a lo largo de los años.
Lo que sorprendió a muchos eruditos, y no los convenció, fue la afirmación hecha en Vanity Fair de que Britt fue la inspiración clave de algunos de los personajes más memorables de McCarthy, y que dio forma a otros aspectos de su obra, incluidos temas y motivos recurrentes, incluso su obsesión por los caballos, las armas de fuego y las jóvenes vulnerables que sufren violencia y desamor en sus libros.
Dianne C. Luce, quien ha escrito varios libros sobre McCarthy, dijo que ella y otro estudioso del escritor, Edwin T. Arnold, se enteraron de la relación de McCarthy con Britt hace unos 40 años, durante una entrevista con un amigo del autor de Meridiano de sangre. A lo largo de los años, vio que la relación aparecía en las cartas del autor a sus amigos literarios, entre ellos Robert Coles, Guy Davenport y Mark Morrow.
La relación entre ambos fue duradera, pero Luce cree que muchas de las afirmaciones del artículo de Vanity Fair sobre la singular influencia de Britt en la obra de McCarthy son exageradas. En el artículo, el autor, Vincenzo Barney, describe a Britt como modelo para personajes de diez de sus libros, como Wanda y Harrogate en Suttree, Carla Jean en No es país para viejos, Alejandra en Todos los hermosos caballos y Alicia Western en El pasajero y Stella Maris, entre otros personajes.
“Soy profundamente escéptica respecto a la mayoría de estas afirmaciones sobre cómo aparece ella en su obra”, dijo Luce. En particular, dijo que ponía en duda la afirmación de que McCarthy había basado en Britt los personajes de Wanda y Harrogate en Suttree, porque McCarthy escribió un borrador de la novela con esos personajes años antes de conocerla. Otros expertos en McCarthy, incluido su biógrafo autorizado, Laurence Gonzales, y otros tres eruditos que han estudiado de cerca su obra y su vida, compartían ese escepticismo.
Bryan Giemza, profesor de la Universidad Tecnológica de Texas, quien ha escrito sobre la fascinación de McCarthy por la ciencia, dijo que algunas de las afirmaciones sobre la influencia de Britt en el novelista le parecían exageradas, incluida la idea de que ella fue el principal modelo para Alicia Western.
“Desde mi punto de vista, hay auténticas exageraciones”, dijo Giemza. “No se ajusta realmente a la forma en que funciona la imaginación de un artista. Lo más probable es que un personaje importante sea un pastiche de personas”.
Vanity Fair se negó a hablar de sus procedimientos editoriales y de verificación de datos con el Times. Pero Daniel Kile, director adjunto de la revista, restó importancia a las críticas de estudiosos que dijeron que el artículo exageraba la influencia de Britt en la obra de McCarthy.
“Es subjetivo”, dijo Kile. “Augusta Britt es nuestro centro de atención y ella cree que inspiró a estos personajes. Otras fuentes cercanas a McCarthy con las que hemos hablado creen lo mismo. Y en muchos casos, las cartas de McCarthy, que hemos leído, corroboran que ella inspiró a muchos de ellos”.
Britt, quien en sus comentarios a Vanity Fair describió su relación sentimental con McCarthy como consentida, no respondió a una solicitud de entrevista de The New York Times. El autor del artículo de Vanity Fair, Barney, no pudo ofrecer un comentario a tiempo. Knopf, la editorial de McCarthy, declinó hacer comentarios.
Varios estudiosos también plantearon interrogantes sobre los extensos extractos de las cartas de McCarthy a Britt, y señalaron que, aunque Britt es la propietaria física de las cartas, las palabras de McCarthy, incluso las contenidas en las cartas a otros, son propiedad intelectual de su patrimonio literario.
Durante su vida, McCarthy fue notoriamente reservado, y su código de silencio se extendía a los miembros de su círculo íntimo. El detallado relato de Britt sobre su relación en Vanity Fair ofrece una rara ventana a los pensamientos privados de McCarthy y a una vida interior que durante mucho tiempo ha estado oculta al público.
Gonzales, biógrafo y amigo de McCarthy, dijo que él y otras personas que conocían la relación guardaron silencio por respeto al deseo de privacidad del autor y para proteger su reputación. “Todo el mundo sabía de Augusta, pero todos la conocían como un secreto”, dijo. “Como se conocieron cuando ella era muy joven, una adolescente maltratada, una fugitiva, y Cormac tenía más de 40 años, era una situación que en muchos sentidos se vería mal”.
Gonzales intentó entrevistar a Britt para su próxima biografía, dijo, pero ella no respondió.
Aunque los estudiosos y los lectores están debatiendo el valor de las afirmaciones del artículo de Vanity Fair, no hay duda de que la revelación marca un cambio importante en el perfil público de McCarthy.
En el artículo, Britt describe cómo ambos iniciaron una relación sexual cuando ella aún era menor de edad, pero aclaró que estaba enamorada de él y que encontró en él la sensación de seguridad que le faltaba en su vida. También dijo que McCarthy falsificó su partida de nacimiento para introducirla ilegalmente en México.
Britt compartió con la revista un arsenal de cartas de McCarthy, incluidas proposiciones románticas escritas cuando ella era adolescente, antes de que huyeran por la frontera. Unos años después, ella puso fin a su relación sexual, dijo Britt, pero ambos siguieron intercambiando cartas, hablando por teléfono y visitándose durante décadas.
Britt declaró a la revista que no sabía que McCarthy seguía casado con su segunda esposa, Annie DeLisle, cuando ambos vivían juntos en El Paso, Texas, en 1977. Un año después, en un viaje a Las Vegas, se enteró de que McCarthy tenía un hijo de su edad de su primer matrimonio, con Lee Holleman. Sin embargo, dijo que lo que realmente la hizo sentirse traicionada fue la tendencia de McCarthy a adaptar su vida a su ficción y a matar a personajes que creía basados en ella.
Cuando se publicó la historia de Britt esta semana, se produjo una oleada de correspondencia entre los estudiosos de McCarthy, quienes debatieron las afirmaciones del artículo y si las revelaciones po
¿Afectará la revelación el prestigio literario del escritor? Se escribieron cartas y se visitaron durante décadas podrían provocar una reacción violenta que disuadiera a los lectores de comprar sus libros o llevara a los profesores de literatura a dejar de asignar sus novelas.
Algunos lectores de McCarthy ya han desautorizado al autor. En una publicación en X, Aaron Gwyn, profesor de inglés de la Universidad de Carolina del Norte, quien ha escrito y dado conferencias sobre McCarthy, calificó de “indefendible” el comportamiento de McCarthy, y dijo que ya no presentaría nuevos contenidos sobre el autor en su canal de YouTube ni en Substack.
Tracy Daugherty, biógrafa que está trabajando en un libro sobre McCarthy, dijo que los estudiosos tardarán tiempo en verificar las afirmaciones de Britt, determinar su impacto en la obra del escritor y ver si afectan su reputación literaria.
“Es demasiado pronto para evaluar cuál será el efecto a largo plazo de esta historia en el legado literario de McCarthy”, dijo Daugherty, quien ha escrito biografías de Larry McMurtry, Joan Didion, Joseph Heller y Donald Barthelme.
Después de que la historia de Britt saliera a la luz han surgido otras preguntas sobre el pasado de McCarthy. En una carta de 1974 publicada en la colección Questioning Minds: The Letters of Guy Davenport and Hugh Kenner, por ejemplo, Davenport, amigo de McCarthy, escribe que “Cormac McCarthy acaba de huir a México con una adolescente, abandonando a la bella bailarina británica que es su esposa”.
La carta, fechada dos años antes de la fecha en que Britt dijera que conoció a McCarthy, plantea la posibilidad de que McCarthy se hubiera llevado a México a otra adolescente, o de que Britt fuera aún más joven cuando cruzaron la frontera.
Es probable que salga a la luz más información sobre la relación de McCarthy con Britt cuando el próximo otoño se abra un gran tesoro de sus archivos personales, conservados en las Colecciones Wittliff de la Universidad Estatal de Texas.
Los archivos contienen material personal que McCarthy guardaba celosamente, como sus diarios privados, sus primeros escritos, fotografías, recuerdos familiares y correspondencia con amigos íntimos. La colección contiene algunas de las cartas de Britt a McCarthy, dijo Katie Salzmann, archivera jefe del Wittliff. No se ha llegado a ningún acuerdo con Britt para añadir sus cartas de McCarthy a los archivos.
Estas revelaciones podrían incitar a otros colaboradores de McCarthy a hablar sobre él, y que es probable que ahora salgan a la luz más detalles sobre el enigmático autor.
“Cormac manejó su reputación pública con mucho cuidado, muchos de sus amigos se alinearon con él, y eso está cambiando ahora”, dijo Giemza. “Para bien o para mal, el artículo va a permitir algunas conversaciones más libres”
La semana pasada, Vanity Fair publicó un artículo explosivo que revelaba que Cormac McCarthy, uno de los novelistas más célebres y enigmáticos de estados Unidos, mantuvo una relación con una chica que conoció cuando él tenía 42 años y ella 16, una adolescente de acogida que se sentía tan insegura en casa que a menudo llevaba una pistola encima y utilizaba para ducharse la zona de la piscina del motel donde él se alojaba.
Las revelaciones del artículo dejaron atónitos a muchos seguidores del famoso e inescrutable autor, pero no sorprendieron a sus amigos íntimos ni a la unida comunidad de eruditos que han estudiado su vida y su obra. La relación de McCarthy – nacido en 1933– con Augusta Britt duró casi hasta la muerte de él, en junio del año pasado, y aparecía en sus cartas a lo largo de los años.
Lo que sorprendió a muchos eruditos, y no los convenció, fue la afirmación hecha en Vanity Fair de que Britt fue la inspiración clave de algunos de los personajes más memorables de McCarthy, y que dio forma a otros aspectos de su obra, incluidos temas y motivos recurrentes, incluso su obsesión por los caballos, las armas de fuego y las jóvenes vulnerables que sufren violencia y desamor en sus libros.
Dianne C. Luce, quien ha escrito varios libros sobre McCarthy, dijo que ella y otro estudioso del escritor, Edwin T. Arnold, se enteraron de la relación de McCarthy con Britt hace unos 40 años, durante una entrevista con un amigo del autor de Meridiano de sangre. A lo largo de los años, vio que la relación aparecía en las cartas del autor a sus amigos literarios, entre ellos Robert Coles, Guy Davenport y Mark Morrow.
La relación entre ambos fue duradera, pero Luce cree que muchas de las afirmaciones del artículo de Vanity Fair sobre la singular influencia de Britt en la obra de McCarthy son exageradas. En el artículo, el autor, Vincenzo Barney, describe a Britt como modelo para personajes de diez de sus libros, como Wanda y Harrogate en Suttree, Carla Jean en No es país para viejos, Alejandra en Todos los hermosos caballos y Alicia Western en El pasajero y Stella Maris, entre otros personajes.
“Soy profundamente escéptica respecto a la mayoría de estas afirmaciones sobre cómo aparece ella en su obra”, dijo Luce. En particular, dijo que ponía en duda la afirmación de que McCarthy había basado en Britt los personajes de Wanda y Harrogate en Suttree, porque McCarthy escribió un borrador de la novela con esos personajes años antes de conocerla. Otros expertos en McCarthy, incluido su biógrafo autorizado, Laurence Gonzales, y otros tres eruditos que han estudiado de cerca su obra y su vida, compartían ese escepticismo.
Bryan Giemza, profesor de la Universidad Tecnológica de Texas, quien ha escrito sobre la fascinación de McCarthy por la ciencia, dijo que algunas de las afirmaciones sobre la influencia de Britt en el novelista le parecían exageradas, incluida la idea de que ella fue el principal modelo para Alicia Western.
“Desde mi punto de vista, hay auténticas exageraciones”, dijo Giemza. “No se ajusta realmente a la forma en que funciona la imaginación de un artista. Lo más probable es que un personaje importante sea un pastiche de personas”.
Vanity Fair se negó a hablar de sus procedimientos editoriales y de verificación de datos con el Times. Pero Daniel Kile, director adjunto de la revista, restó importancia a las críticas de estudiosos que dijeron que el artículo exageraba la influencia de Britt en la obra de McCarthy.
“Es subjetivo”, dijo Kile. “Augusta Britt es nuestro centro de atención y ella cree que inspiró a estos personajes. Otras fuentes cercanas a McCarthy con las que hemos hablado creen lo mismo. Y en muchos casos, las cartas de McCarthy, que hemos leído, corroboran que ella inspiró a muchos de ellos”.
Britt, quien en sus comentarios a Vanity Fair describió su relación sentimental con McCarthy como consentida, no respondió a una solicitud de entrevista de The New York Times. El autor del artículo de Vanity Fair, Barney, no pudo ofrecer un comentario a tiempo. Knopf, la editorial de McCarthy, declinó hacer comentarios.
Varios estudiosos también plantearon interrogantes sobre los extensos extractos de las cartas de McCarthy a Britt, y señalaron que, aunque Britt es la propietaria física de las cartas, las palabras de McCarthy, incluso las contenidas en las cartas a otros, son propiedad intelectual de su patrimonio literario.
Durante su vida, McCarthy fue notoriamente reservado, y su código de silencio se extendía a los miembros de su círculo íntimo. El detallado relato de Britt sobre su relación en Vanity Fair ofrece una rara ventana a los pensamientos privados de McCarthy y a una vida interior que durante mucho tiempo ha estado oculta al público.
Gonzales, biógrafo y amigo de McCarthy, dijo que él y otras personas que conocían la relación guardaron silencio por respeto al deseo de privacidad del autor y para proteger su reputación. “Todo el mundo sabía de Augusta, pero todos la conocían como un secreto”, dijo. “Como se conocieron cuando ella era muy joven, una adolescente maltratada, una fugitiva, y Cormac tenía más de 40 años, era una situación que en muchos sentidos se vería mal”.
Gonzales intentó entrevistar a Britt para su próxima biografía, dijo, pero ella no respondió.
Aunque los estudiosos y los lectores están debatiendo el valor de las afirmaciones del artículo de Vanity Fair, no hay duda de que la revelación marca un cambio importante en el perfil público de McCarthy.
En el artículo, Britt describe cómo ambos iniciaron una relación sexual cuando ella aún era menor de edad, pero aclaró que estaba enamorada de él y que encontró en él la sensación de seguridad que le faltaba en su vida. También dijo que McCarthy falsificó su partida de nacimiento para introducirla ilegalmente en México.
Britt compartió con la revista un arsenal de cartas de McCarthy, incluidas proposiciones románticas escritas cuando ella era adolescente, antes de que huyeran por la frontera. Unos años después, ella puso fin a su relación sexual, dijo Britt, pero ambos siguieron intercambiando cartas, hablando por teléfono y visitándose durante décadas.
Britt declaró a la revista que no sabía que McCarthy seguía casado con su segunda esposa, Annie DeLisle, cuando ambos vivían juntos en El Paso, Texas, en 1977. Un año después, en un viaje a Las Vegas, se enteró de que McCarthy tenía un hijo de su edad de su primer matrimonio, con Lee Holleman. Sin embargo, dijo que lo que realmente la hizo sentirse traicionada fue la tendencia de McCarthy a adaptar su vida a su ficción y a matar a personajes que creía basados en ella.
Cuando se publicó la historia de Britt esta semana, se produjo una oleada de correspondencia entre los estudiosos de McCarthy, quienes debatieron las afirmaciones del artículo y si las revelaciones po
¿Afectará la revelación el prestigio literario del escritor? Se escribieron cartas y se visitaron durante décadas podrían provocar una reacción violenta que disuadiera a los lectores de comprar sus libros o llevara a los profesores de literatura a dejar de asignar sus novelas.
Algunos lectores de McCarthy ya han desautorizado al autor. En una publicación en X, Aaron Gwyn, profesor de inglés de la Universidad de Carolina del Norte, quien ha escrito y dado conferencias sobre McCarthy, calificó de “indefendible” el comportamiento de McCarthy, y dijo que ya no presentaría nuevos contenidos sobre el autor en su canal de YouTube ni en Substack.
Tracy Daugherty, biógrafa que está trabajando en un libro sobre McCarthy, dijo que los estudiosos tardarán tiempo en verificar las afirmaciones de Britt, determinar su impacto en la obra del escritor y ver si afectan su reputación literaria.
“Es demasiado pronto para evaluar cuál será el efecto a largo plazo de esta historia en el legado literario de McCarthy”, dijo Daugherty, quien ha escrito biografías de Larry McMurtry, Joan Didion, Joseph Heller y Donald Barthelme.
Después de que la historia de Britt saliera a la luz han surgido otras preguntas sobre el pasado de McCarthy. En una carta de 1974 publicada en la colección Questioning Minds: The Letters of Guy Davenport and Hugh Kenner, por ejemplo, Davenport, amigo de McCarthy, escribe que “Cormac McCarthy acaba de huir a México con una adolescente, abandonando a la bella bailarina británica que es su esposa”.
La carta, fechada dos años antes de la fecha en que Britt dijera que conoció a McCarthy, plantea la posibilidad de que McCarthy se hubiera llevado a México a otra adolescente, o de que Britt fuera aún más joven cuando cruzaron la frontera.
Es probable que salga a la luz más información sobre la relación de McCarthy con Britt cuando el próximo otoño se abra un gran tesoro de sus archivos personales, conservados en las Colecciones Wittliff de la Universidad Estatal de Texas.
Los archivos contienen material personal que McCarthy guardaba celosamente, como sus diarios privados, sus primeros escritos, fotografías, recuerdos familiares y correspondencia con amigos íntimos. La colección contiene algunas de las cartas de Britt a McCarthy, dijo Katie Salzmann, archivera jefe del Wittliff. No se ha llegado a ningún acuerdo con Britt para añadir sus cartas de McCarthy a los archivos.
Estas revelaciones podrían incitar a otros colaboradores de McCarthy a hablar sobre él, y que es probable que ahora salgan a la luz más detalles sobre el enigmático autor.
“Cormac manejó su reputación pública con mucho cuidado, muchos de sus amigos se alinearon con él, y eso está cambiando ahora”, dijo Giemza. “Para bien o para mal, el artículo va a permitir algunas conversaciones más libres”
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