Lawfare y Poder Judicial
Pasado el affaire políticojudicial en torno al renombramiento de la ex jueza de Casación Ana María Figueroa, el “juicio a la Corte” ha quedado hoy como paradigma más visible de la politización de la Justicia, causando serias suspicacias la insistencia en una cuestión que muchos entendidos anticipan que no prosperará. Pero no debemos dejar que el árbol nos impida ver el bosque: el Poder Judicial de la Nación.
En su momento resaltamos que el gobierno que les toca a los jueces es el signado por la ley y la Justicia, distinguimos entre jueces independientes vs. “adictos” y respondimos a la pregunta: ¿de dónde salen los jueces? Ante las críticas hirientes hacia el sistema judicial, también hemos desmentido la seudodoctrina “lawfarista”. Ahora toca el turno de analizar el “bosque”, el supuesto brazo ejecutor de la también supuesta “guerra jurídica”.
Respecto de esto último, apelando al Boletín Oficial, podemos delinear la conformación histórica de la Justicia Federal hasta hoy, que cuenta con 1002 cargos de jueces, desde primera instancia hasta la CSJN, incluidos todos los fueros, incluidas las numerosas vacantes. Alfonsín, del 83 al 89, nombró aproximadamente 124 jueces federales. Menem, durante sus 10 años de mandato, designó unos 596 magistrados de ese fuero. De la Rúa, en dos años, hizo lo propio con solo 33 cargos de ese tipo. En el breve interregno cubierto por los presidentes Puerta, Rodríguez Saá, Camaño y Duhalde, que fue del 21/12/2001 al 25/5/2003, se nombró la notoria suma de 84 magistrados.
Néstor Kirchner cubrió 282 cargos de juez en 4 años. Cristina Fernández puso en funciones a 427 jueces en el Poder Judicial de la Nación (373 varones y 54 mujeres). Macri, en toda su gestión, a tan solo a 151. Finalmente, Alberto lleva nombrados unos 104 jueces.
Desde el advenimiento de la democracia, y al margen de los acuerdos entre fuerzas políticas, el sector alineado con el peronismo y sus diversas facetas ( justicialismo, menemismo, kirchnerismo, etc.) lleva nombrados un total de 1617 jueces federales; mientras que los partidos opositores (radicalismo y macrismo) han designado hasta el momento a 184. Del total de nombramientos de 1983 a esta parte, entonces, los primeros llevan designados el 89,78% de los magistrados que conforman la Justicia Federal,
mientras que los segundos, el 10,22% restante. Si ceñimos los datos a partir de 2007, para limitarnos a los jueces que posiblemente sigan activos, entre kirchnerismo/ albertismo y macrismo habrían cubierto el 68% del total de cargos actuales, pero el 78% los primeros y tan solo el 22% los segundos.
Esos datos deben conjugarse con la marcada preponderancia de la política en la designación de jueces y la correlativa (y notoria) coincidencia entre los “perfiles” de los candidatos y las “parcialidades políticas” que finalmente los nombran. En ese sentido, el oficialismo actual no puede hablar de “los jueces de los otros”, porque él mismo ha designado una enorme cantidad de los que hay en funciones, lo cual permite alcanzar al menos dos conclusiones.
La primera es que las críticas al Poder Judicial, especialmente cuando provienen del sector que, históricamente, más jueces nombró, deben necesariamente incluir una significativa cuota de autocrítica, en lugar de la invectiva a la que nos tiene acostumbrados y que se ha ido recrudeciendo en la medida en que algunas de las causas judiciales de su interés han alcanzado veredicto de culpabilidad.
En segundo lugar,debemostener presente que si los jueces nombrados por determinadas facciones partidarias decididamente por su perfil han “superado” el límite invisible que supondría ser “agradecidos” con quien los puso en el cargo y –conforme a la ley– han resuelto alguna vez “en contra” de funcionarios o líderes vinculados con dichas facciones, entonces seguramente estamos en presencia de casos judiciales de una enorme trascendencia y posiblemente con un alto grado de verificación, con pruebas, que ni siquiera los jueces “adictos” han podido ignorar.
Los datos duros que ofrece la estadística y las conclusiones precedentes conforman un combo que deslegitima cualquier crítica “lawfarista” contra el Poder Judicial. Al contrario, todo lo dicho pone de relieve el enorme esfuerzo que el sistema judicial hace a diario, ora para mantenerse independiente e imparcial frente a quienes pretenden dominarlo, ora para dar una respuesta acorde con la sociedad por sus reclamos de más y mejor justicia, único camino para dirimir en paz los conflictos que se presentan en sociedad, ayer, hoy y siempre
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Recordando a Nelson Mandela
José Néstor Ureta Diplomático de carrera; exembajador en Nigeria y Filipinas; consejero y director del Comité de Asuntos Africanos del CARI
Mañana se cumplen diez años del fallecimiento de Nelson Mandela. Su partida dejó un vacío en el mundo entero, pero su legado permanece inalterable, perdura como una llama eterna de justicia y reconciliación. Dedicó su vida a la lucha por la igualdad, la libertad y la dignidad humana. Su combate contra el apartheid y la opresión sentó las bases de una Sudáfrica inclusiva y multicultural. Su vida fue un testimonio de que el cambio es posible, incluso en las circunstancias más adversas. Una de sus frases favoritas fue “la mayor gloria no es no caerse nunca, sino levantare siempre”. Al ser liberado se convirtió en un símbolo de reconciliación y unidad nacional.
Su visión trascendió las fronteras de su país y se convirtió en un emblema de inspiración de orden global. En este sentido las Naciones Unidas invitan desde 2009 cada 18 de julio –día de su nacimiento– a celebrar el Día Internacional de Nelson Mandela, y en diciembre de 2015 fueron adoptadas las “Reglas Nelson Mandela para el tratamiento de reclusos”, mediante la resolución 70/175 de la Asamblea General de la ONU.
Entre mayo de 1994 y junio de 1999 fue presidente de Sudáfrica y en ese carácter realizó una histórica visita a nuestro país, del 22 al 24 de julio de 1998. Aclamado por el pueblo argentino, durante 3 días mantuvo una agenda muy intensa, fue declarado ciudadano ilustre de la ciudad de Buenos Aires, realizó una visita al Congreso de la Nación, en un recinto desbordado de legisladores en el que recibió un aplauso de cinco minutos ininterrumpidos, y visitó Ushuaia, donde participó en la XVI Cumbre de Presidentes del Mercosur, en la que expresó: “Si no hay comida cuando se tiene hambre, si no hay medicamentos cuando se está enfermo, si hay ignorancia y no se respetan los derechos elementales de las personas, la democracia es un cáscara vacía, aunque los ciudadanos voten y tengan Parlamento”. Nos cuenta la crónica de de aquel entonces la nacion que en las 24 horas en que estuvo en la Capital pronunció tres discursos, firmó varios acuerdos: uno sobre cooperación en la lucha contra el narcotráfico, otro para promover inversiones bilaterales y un tercero para promover consultas sobre asuntos de interés común; homenajeó al general San Martín; recibió importantes agasajos, y agradeció el apoyo de la Argentina en la campaña internacional para aislar el régimen del apartheid. Antes, entre 1986 y 1991, las relaciones diplomáticas estuvieron suspendidas por decisión del gobierno argentino frente al apartheid. Previamente a si visita a la Argentina, había estado en Brasil, donde llamó a mejorar el intercambio cultural y comercial de Sudáfrica con América Latina.
Diez años después de su muerte su legado nos desafía a ser agentes de cambios positivos en nuestras comunidades, a hacer frente a las injusticias y a promover los valores de igualdad, libertad y respeto mutuo. Mantengamos vivo su legado y honremos su memoria para contribuir a un mundo más justo como símbolo de esperanza, justicia y lucha por los derechos humanos en todo el mundo. ß
Mantengamos vivo su legado y honremos su memoria para contribuir a un mundo más justo como símbolo de esperanza, justicia y lucha por los derechos humanos en todo el mundo
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