La vida escandalosa de Rembrandt: del talento precoz a los amores y tragedias que lo llevaron al oprobio
El pintor holandés, que murió un día como hoy en 1699, conoció el éxito temprano como artista de la corte y la burguesía local; un matrimonio dramático, herencias y deudas terminaron por dejarlo casi en la miseria
Omar López Mato

Pocos artistas combinaron su delicada habilidad con una enorme capacidad de trabajo, y pocos conocieron el éxito a tan temprana edad, así como la miseria y el oprobio en su vejez, como la conoció Rembrandt Harmenszoon van Rijn (1606-1669).
A los 23 años, ya era tan conocido que sus obras eran adquiridas por miembros de la corte de La Haya. Este precoz reconocimiento le dio los medios para mudarse a Ámsterdam, donde trabajó de retratista de la acomodada burguesía local.
En 1634, se casó con Saskia van Uylenburgh, hija de un conocido letrado que fue, además, modelo para varios de sus cuadros (es ella quien aparece iluminada en la Ronda Nocturna). El matrimonio atravesó momentos dramáticos: tres hijos murieron a temprana edad. El único supérstite de la prole fue Titus van Rijn, quien de adulto asistió a su padre en la comercialización de sus cuadros.
Saskia enfermó, y contrataron a la tal Geertje Dircx como enfermera. Con el tiempo, ella se convirtió en modelo del pintor (su rostro el que aparece en Dánae) y también su amante. A la muerte de Saskia, Rembrandt le regaló a Geertje unas joyas que habían pertenecido a su esposa, un gesto que ocasionó el disgusto de su familia política. Para evitar ser privado de la herencia de Saskia, Rembrandt denunció a Geertje como ladrona y consiguió que fuera internada en el hospicio de Gouda, que actuaba como prisión para prostitutas indigentes y enfermas. Allí permaneció durante 12 años.
Al ser liberada, Geertjeje inició acciones legales contra Rembrandt por calumnias y falso testimonio. En 1656, ella estaba entre los siete acreedores más importantes del pintor.
Para entonces, Rembrandt hacía 16 años que cohabitaba con Hendrickje Stoffels, quien originalmente había comenzado a trabajar en su hogar como empleada doméstica. También fue su modelo y la retrató en Mujer bañándose en un río (1654). Esta convivencia escandalizó a los vecinos, que acusaron al artista de vivir en pecado. Cuando Hendrickje compareció ante las autoridades eclesiásticas, estaba embarazada de Cornelia, la hija que tuvo con Rembrandt. El pintor tampoco quiso casarse con ella por la misma razón: no estaba dispuesto a perder la herencia de Saskia.
Esta herencia era importante para el artista porque sus problemas económicos habían ido en aumento debido a una serie de desafortunadas inversiones. Grandes debieron ser estas pérdidas porque, como pintor, Rembrandt trabajaba mucho y sus obras se vendían a buen precio. Hasta poco antes de morir, recibía encargos, pero siempre vivía por encima de sus posibilidades, compraba obras de arte y antigüedades. Sus deudas aumentaron a tal punto que, en 1656, le fue declarada la quiebra. Entonces se vio obligado a vender su colección, que incluía armaduras japonesas, esculturas romanas y pinturas de maestros flamencos. Sin embargo, el remate de sus bienes resultó insuficiente para lo que a esa altura debía.

En 1660, vendió su casa (hoy museo) y se mudó a un modesto apartamento. Si bien gozaba de un bien ganado prestigio entre las clases acomodadas, la envidia de sus colegas pudo más, y el gremio de pintores de Ámsterdam dictaminó que un artista que llevaba una vida escandalosa y había acumulado tantas deudas, no podía comercializar sus obras.
Como para cada ley hay una trampa, Rembrandt se declaró empleado de Titus (que aún no tenía 20 años) y su amante Hendrickje. Estos abrieron su local para comercializar las obras del artista.
En 1661, Rembrandt recibió una comisión del ayuntamiento de Ámsterdam, pero la pintura llamada La conspiración de Claudius Civilis fue rechazada y devuelta. Este fuerte revés en su economía y, a fin de ganarse el sustento, aceptó a Aert de Gelder como alumno.
A pesar de tantos inconvenientes, Rembrandt continuó recibiendo encargos y su prestigio era tal que el duque Cosme III de la Toscana lo visitó en su taller en 1667.
Cuando Hendrickje murió en 1663, Rembrandt debió vender la tumba de Saskia para costear el entierro de su amante. Poco después, falleció Titus en una epidemia de peste que asoló a la ciudad. Ese fue un duro golpe del que el pintor no se recuperó.
Algunos dicen que él murió de arteritis temporal, otros de hipotiroidismo. Hay quienes sostienen que fue víctima del saturnismo, una intoxicación crónica por plomo que los pintores usaban para confeccionar el color blanco que usaban en sus óleos. El parte de defunción hace constar como causa su “edad avanzada”, aunque tenía 63 años cuando fue enterrado en una tumba sin nombre.
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.