Esperan meses por un turno o no se atienden: cómo se resintió la atención de la salud en el sistema público
Entre las familias pobres, la mitad de la población no vio un médico en el último año, según datos de la UCA; mientras que en los barrios populares, el 20% de la población tiene que esperar más de dos meses por una consulta, de acuerdo a datos del Observatorio de La Poderosa; la crisis, aseguran, comenzó tras la pandemia
Paula Soler
Danilo, de un año y tres meses, tiene una cascarita de sangre seca en la mejilla donde hace cuatro meses lo picó una araña. Por esos días, esa picadura había empezado a supurar y se le había hinchado el cachete. Su madre, Gisela Gavilán, de 30 años, lo llevó a la sala de salud del barrio popular de Ingeniero Allan, en el partido bonaerense de Florencio Varela. Como ella está desempleada y su marido es albañil, pero trabaja de manera informal, dependen del sistema público de salud.
En la salita le dijeron que no podían darle un turno porque la pediatra estaba desbordada. Fueron entonces al hospital de Varela, pero en la guardia no había profesionales para atenderlo. Al día siguiente, Gisela lo llevó directo al hospital San Roque de La Plata. Tuvo que tomar tres colectivos y viajar una hora y media, según el relato de Gisela. Los médicos lo vieron y lo internaron. El niño estuvo tres días con una sonda en el brazo, por donde lo medicaron con antibióticos. Si no lo hacían, la infección le habría tomado toda la cara y se le habría dificultado respirar, le dijeron.
“Ahora Danilo está bien, pero le tienen que hacer controles”, dice su madre y explica que tendrá que ir a las cuatro de la mañana a la salita de salud de su barrio para que le den un turno, que será para dentro de dos, tres, cuatro o hasta más semanas. Comenta que también debería sacar un turno para ella, con una ginecóloga, en el hospital de Florencio Varela, pero enseguida lo descarta: “Nunca hay turnos y los que dan es a tres meses. La atención de salud, para una o los chicos, es una angustia”. La última vez que fue a un médico fue cuando tuvo a Danilo, hace un año y tres meses.
El relato de Gisela ilustra cómo en los últimos cuatro años se resintió la atención de la salud en los sectores populares. Este problema se refleja en dos investigaciones, una del Observatorio de la Deuda Social de la UCA y otro del Observatorio Villero de La Poderosa. Ambos describen cómo las personas de menos ingresos dejan de atenderse o deben esperar varios meses por un turno médico dentro del sistema de salud público, ya sea municipal, provincial o nacional.
De acuerdo al estudio de la UCA, esta problemática surge y se agrava después de la pandemia de 2020. En general, se registra un aumentó en la cantidad de personas que no realizan consultas médicas por la imposibilidad de conseguir turnos. No obstante, en los sectores populares la situación es más complicada: 5 de cada 10 personas de bajos ingresos (no llegan a pagar una canasta de bienes y servicios básicos) no realizaron ninguna consulta durante el último año. Antes de la pandemia, en 2019, esa relación era de 4 de cada 10.
Mientras que entre los sectores socioeconómicos más altos (con ingresos por encima de la canasta básica) se determinó que 2 de cada 10 no hicieron consultas médicas anuales. En 2019 eran 2 de cada 10.
“Esto habla del deterioro en el acceso a la salud y son las personas de menos ingresos las que encuentran más obstáculos. Porque si se comparan las cifras con lo que pasaba antes de la pandemia, las que se dan hoy son más graves”, analiza Solange Rodríguez Espínola, psicóloga y responsable del estudio de la UCA.
Esperas de más de tres meses
Gladis Taboada tiene 45 años, vive en Reja Chica, en el partido de Moreno, con su marido y su hija de 23 años. Desde 2018 tiene graves problemas respiratorios. En esa época trabajaba en una granja de la zona y alguien colocó mal en una repisa un tacho de 20 litros de veneno para moscas, listo para fumigar. El tacho se cayó arriba de ella. Gladis llegó a tragar bastante líquido y quedó empapada. Su jefe llamó al 0800 que indicaba el prospecto del producto y le dijeron que debía lavarse bien. Solo eso. Pero los químicos afectaron su salud.
“No me di cuenta de que me podía afectar tanto. Con el tiempo no respiraba bien y desde entonces tengo neumonías recurrentes”, cuenta Gladis, que ya no trabaja en la granja y se dedica al 100% a sostener un comedor comunitario en el barrio.
Gladis necesita hacerse controles con un neumonólogo por las crisis recurrentes que tiene, pero en el hospital de Moreno (el de la Vega) solo hay uno los días jueves, así que puede llegar a conseguir un turno para dentro de tres meses.
“Para pedir una consulta tengo que ir la noche anterior a dormir en la vereda del hospital, hay muchos vecinos con sus mantas haciendo fila. Yo voy con una orden de una médica clínica que por suerte siempre me atiende sin turno. Porque de lo contrario, debería pedir antes turno con un clínico y todo se haría aún más largo”, explica.
La falta de turnos médicos en la salud pública es un problema que se agrava en los sectores más vulnerables si se tiene en cuenta que, según una estimación por el Observatorio Villero de la Poderosa en base a cifras de la Superintendencia de Servicios de Salud, casi 9 de cada 10 personas que viven en barrios populares dependen del sistema público.
Así, y en base a una encuesta realizada por ese observatorio en 24 barrios populares del país, un 77% de las personas nota un aumento en la demora de los turnos con respecto al año pasado. Ese mismo informe expone que 2 de cada 10 personas debe esperar por lo menos dos meses por un turno.
“Además aumentó un 20% la demanda en el sistema público de salud, que ya venía en malas condiciones. Pasa en el Conurbano y también en la ciudad de Buenos Aires de manera muy marcada en las Comunas 4 (La Boca, Barracas, Parque Patricios y Nueva Pompeya) y 8 (Villa Soldati, Villa Riachuelo, Villa Lugano), donde además de clase media hay más villas” explica Diego Mora, economista y coordinador del Observatorio Villero, y cuenta que la estimación se hizo en base a datos de la ANSeS, AFIP y el Ministerio de Salud porteño.
Mora indica que los centros de salud porteño y los hospitales en esas zonas están colapsados porque muchas personas dejaron de poder pagar la prepaga o al haber perdido el empleo, se quedaron sin obra social. De acuerdo a una estimación de ese Observatorio, Mora indica que en las prepagas tienen un 15% menos de afiliados y en las obras sociales, un 8,6% menos.
Qué pasa cuando hay urgencias
La respuesta del sistema de salud público ante las urgencias es algo que preocupa a quienes dependen de él. Es por eso que algunos se vuelcan al sistema privado, aunque esto signifique para una familia gastar el ingreso de una quincena.
La última vez que Gladys se enfermó de neumonía fue en junio pasado. Se fue a la guardia del hospital de Moreno con 41 grados de fiebre. “No podía hablar y se escuchaba el silbido de mis pulmones. En la guardia me señalaron un cartel que decía ´solo se atienden riesgos de vida´ y me tuve que ir”, dice la mujer, con una mezcla de preocupación e indignación.
Gladis estuvo siete semanas enferma en cama, cada vez que debía levantarse usaba un bastón de lo débil que estaba. Hasta que le recomendaron una clínica privada de la zona.
“Decidí pagar la consulta, no podía seguir así. Pagué 15 mil pesos y me hicieron una espirometría que me costó 25 mil pesos, me recetaron un puff en cápsulas y antibióticos que me salieron más de 37 mil pesos”, cuenta Gladis, que pudo pagar esos gastos gracias a que su marido, que es plomero, tiene trabajo como albañil en una obra. Gran parte de la quincena se les fue en salud. “Nosotros pudimos porque mi hija ya es independiente, pero muchas familias del barrio no podrían pagar. Es triste”, dice la mujer.
Ana Andrada, de 38 años, vive en el barrio La Carolina, en Florencio Varela, con su marido Ricardo (39) y sus tres hijos, de entre 14 y 10 años. Cada vez que tiene que sacar un turno para sus hijos en la sala de salud del barrio, como dan solo uno por persona cada día, sabe que tendrá que ir en tres oportunidades. Puede llegar a conseguir tres turnos repartidos en tres meses. “Solo hay una pediatra para el barrio, que cada vez está más poblado”, dice sobre el lugar donde vive.
Para la investigadora de la UCA, Rodríguez Espínola, este fenómeno es “el resultado no solo de la pandemia, sino de una crisis económica social política y laboral que hacen al deterioro de la salud de las personas” y que esto se cruza con lo que dicen los profesionales de la salud todos los días que son menos y la demanda aumenta. “Esto puede ser el efecto de falta de renovación de profesionales, porque migran o porque ya no atienden por determinados sistemas de salud”, explica.
Como Gladis, Ana prefiere pagar una consulta en un centro privado cada vez que sus hijos se enferman, gracias a lo que cobra Ricardo de las perforaciones en la tierra que hace para los vecinos que necesitan agua porque en el barrio no hay servicios. En cambio, Gisela y su familia, aún no pueden considerar pagar una consulta. Ella agradece que Danilo ahora esté bien, aunque demore su propia atención.
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El exministro de Economía indicó que, para lograr las metas de inflación del presupuesto, la inflación debería ser de 1,2% mensual hasta diciembre

El exministro de Economía, Domingo Cavallo, sostuvo que hay una desaceleración de la caída de la inflación. “El gobierno no esperaba que ocurriera este freno”, dijo. También explicó por qué el IPC cayó durante los primeros meses de gestión libertaria, puso ejemplo de las razones por las que se desaceleró este proceso y brindó su pronóstico para el año entrante. Sobre el primer punto, explicó que se debió al “fuerte impacto recesivo del ajuste fiscal y el muy limitado ajuste cambiario posterior a la fuerte devaluación de diciembre”.
En una publicación detallada en su blog personal, que incluyó gráficos, el exministro indicó que la política monetaria fue más bien pasiva hasta mayo, acompañando la desinflación impulsada por el ajuste fiscal y el manejo cambiario, y se tornó expansiva a partir de junio. “Este comportamiento de la política monetaria explica que la recesión haya tocado fondo en el segundo trimestre y en el tercero haya comenzado la reactivación de la economía. Pero al mismo tiempo explica que el proceso de desinflación se haya estancado y comience a aparecer un conflicto entre el objetivo de seguir bajando la inflación y el de apuntalar la recuperación de la demanda interna y de la producción”, añadió.
En ese marco, Cavallo subrayó que las medidas que está tomando el gobierno al paralizar los reajustes de precios relativos -con gran impacto en los ingresos de las familias- no tienen efectos sostenibles en el tiempo. En cambio, la alternativa sería “conseguir una drástica caída en las expectativas de devaluación”, sin embargo, dijo que no se podrá lograr mientras exista el cepo cambiario sobre las transacciones financieras y de servicios y el gobierno no pueda anunciar un plan de estabilización basado en un régimen monetario y cambiario libre y bien institucionalizado.
“La tasa de inflación descendió rápidamente desde diciembre hasta mayo. Desde mayo en adelante y hasta el mes de septiembre incluido, [esto último según indica la estimación diaria de PriceStats aunque aún no se ha publicado la estimación del INDEC], el proceso de desinflación se ha frenado en el entorno del 4% mensual según INDEC y del 3% mensual según PriceStats”, señaló.
En tanto, el extitular del Palacio de Hacienda dijo que el gobierno viene trabajando con la referencia de que siendo 2% mensual el ajuste del tipo de cambio oficial, la tasa de inflación debería converger a ese 2%. Y precisó: “Viniendo de 4% de inflación en junio, se estimaba un 3% de inflación para julio y del 2% a partir de agosto. Al mantenerse la tasa de inflación alrededor del 4% en julio y agosto, ahora, en el mes de septiembre, para que se puedan lograr las metas de inflación del presupuesto, la inflación debería ser de 1,2% mensual hasta diciembre y del 1,4% mensual promedio durante 2025″.
Las razones por las que se frenó el proceso de desinflación
“Una explicación intuitiva es que hasta mayo la fuerte recesión provocada por el ajuste fiscal ayudó al proceso de desinflación porque provocó una disminución profunda y sostenida de la demanda de consumo e inversión”, comenzó. Al mismo tiempo, planteó que, a partir de junio, y sobre todo durante julio, agosto y septiembre, la incipiente reactivación de la demanda, impulsada por un aumento de los salarios reales y la expansión del crédito al sector privado, dejó de empujar a la desinflación.
El impacto del blanqueo
En cuanto a la regularización de activos, más conocido como blanqueo de capitales, “sobre todo en materia de entrada de dólares al sistema bancario y el aumento de la capacidad prestable de los bancos al sector privado, tanto en dólares como en pesos, puede crear las condiciones para que comience a funcionar el sistema de competencia de monedas”, afirmó. Para ello, Cavallo insistió en que será necesario permitir que funcione al menos un mercado cambiario y financiero libre, sin restricciones al movimiento de capitales. “Y el reajuste de precios relativos debería completarse dentro del cuarto trimestre del año”, proyectó.
Su pronóstico para el 2025
Según sus palabras, las proyecciones que acompañan al proyecto de presupuesto para 2025 en materia de crecimiento del PBI son más realistas que las que se refieren a la tasa de inflación. “El PIB se proyecta que se recupere en un 5,0% en 2025. Además, se espera un crecimiento sostenido del PIB en los años siguientes (+5,0% en 2026 y +5,5% en 2027)”, estimó.
Al cierre de su escrito, remarcó que en el año entrante, el crecimiento proyectado del PIB está impulsado principalmente por la industria y el comercio, con incrementos del 6,2% y 6,7%, respectivamente. Y aseguró: “Mientras tanto, el sector agrícola avanza un 3,5%, tras la recuperación de la cosecha del año anterior. En resumen, los sectores relacionados con bienes crecen en promedio un 5,6%, superando a los servicios, que aumentan un 4,4%. En el lado de la demanda, se espera una recuperación en todos los componentes; en particular, el consumo privado crece un 4,5%, y la inversión un 9,9%”.
Tal como anticipó en el Congreso del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF) en Córdoba, que se realizó en junio pasado, Cavallo ratificó la idea de poner en marcha un plan de estabilización que combine libertad y unidad cambiaria con un régimen definitivo de competencia de monedas.
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
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