lunes, 21 de octubre de 2024

LOS TUITEROS Y EL ESCENARIO




Tuiteros libertarios. Cómo funciona la militancia digital que quiere incidir en 2025
Guardianes de la pureza del proyecto libertario, se ven artífices del triunfo de Milei y quieren evitar candidatos “paracaidistas”
Maia JastreblanskyAgustín Romo y Daniel Parisini (Gordo Dan) con Javier Milei
Así como con el kirchnerismo existió La Cámpora, y a La Cámpora –cuando irrumpió– se la comparó con la Coordinadora radical, la juventud de Javier Milei hoy habita en las redes sociales y su militancia es digital. Es un colectivo distinto, anárquico, provocador y en muchos casos anónimo. Pero sus principales referentes, aquellos que tienen más seguidores, son guardianes de la pureza del proyecto libertario y se perciben artífices del triunfo de La Libertad Avanza (LLA). Muchos preceden al fenómeno Milei. Y ahora quieren incidir en el armado electoral oficialista del año próximo.
“No queremos que se llene el partido de paracaidistas. Este espacio lo fundamos nosotros. No queremos arribistas de la política. Después somos nosotros los que tenemos que salir a bancar”, dijo a un la nacion indiscutido referente de los tuiteros y streamers libertarios.
Que los influencers violetas quieran ser custodios de las listas de 2025 no implica que todos quieran candidaturas. Algunos –que en la intimidad se miran en el espejo de Milei y dicen que quieren llegar a presidente– podrían intentar seguir el camino que habilitó Agustín Romo, tuitero ultraliberal de San Miguel que hoy es el titular del bloque de diputados de LLA en la Legislatura bonaerense y que será el director de comunicación del partido.
Pero muchos prefieren quedarse en la comodidad del anonimato de X (ex-Twitter) o como amplificadores de la causa libertaria en sus canales de YouTube, donde sí dan la cara y son celebrities. Ambas plataformas pagan en dólares por un alto volumen de interacciones. El canal BreakPoint, de Mariano Pérez (el joven que fue agredido y expulsado en la última marcha de las velas universitaria acusado de provocar), tiene 1,28 millones de suscriptores. Y un canal como el del escritor de ultraderecha Agustín Laje tiene 2,42 millones.
“Meterse es incómodo, para nosotros es más fácil ser un comunicador externo”, dijo un tuitero libertario que admitió que le gustaría por caso ver a Laje en las nóminas de medio término.
Quién es quién
En el ecosistema de influencers y militantes de Milei en redes no todos ocupan el mismo lugar. El comando central de la comunicación digital funciona en la Casa Rosada. Allí, el asesor del Presidente, Santiago Caputo, es quien elabora la estrategia discursiva madre. Romo, por su parte, coordina y tiene el contacto con la mayoría de los usuarios de X con cuentas grandes.
Con ellos trabaja el director general de Comunicación Digital, Juan Pablo Carreira (que hasta su nombramiento estaba escondido detrás del seudónimo Juan Doe en X). De ellos derivan no solo los comunicados oficiales de la cuenta Oficina del Presidente de la República Argentina (@OPRA), sino también las líneas discursivas que permean rápidamente en las redes, con la consecuente elección de amigos y enemigos de turno.
El equipo que trabaja influyendo a diario en las redes libertarias se completa con Tomás Jurado, que en YouTube es @ElPelucaMilei y que de acuerdo con un informe de Rating Streaming en septiembre encabezó el ranking de “amplificadores oficiales” con más de 41 millones de interacciones. Jurado es el encargado de hacer los videos de la conferencia de prensa de Manuel Adorni –en donde se busca ridiculizar al periodismo– entre otras tareas para mejorar el alcance digital de los funcionarios. Macarena Alifraco, abogada tuitera libertaria que supo trabajar con Pro, hoy es una colaboradora clave en el equipo de Caputo en Balcarce 50. Y Lucas Luna (@SagazLuna) es mano derecha de Romo en el enlace con los tuiteros mileístas. El staff se completa con Ezequiel Acuña (@ElPasanteok) como puente con los medios públicos.
Todos ellos asisten cotidianamente al Salón de los Próceres (ex Salón de las Mujeres) del primer piso de la Casa Rosada. Comparten el espacio con los abogados del equipo de la secretaria de Planeamiento Estratégico, María Ibarzábal, la pluma jurídica de Milei. Y son un equipo distinto al que encabeza Adorni como secretario de Comunicación y Medios.
Los colaboradores de la comunicación digital de la Casa Rosada, según reconocieron múltiples fuentes que los tratan, tienen contacto con los streamers más influyentes. En algunos casos, el vínculo es personal. Daniel Parisini (@ GordoDan), alma mater del canal Carajo, visita la sede de gobierno con frecuencia (es íntimo amigo de Romo) pero no tiene un cargo en la estructura oficial. Fran Fijap, el joven que fue golpeado en la marcha universitaria, no tiene la misma cercanía, aunque fue recibido por el propio Milei.
Con otros tuiteros oficialistas el contacto es virtual. @TraductorteAma, @TheRealBuni, @ElTrumpista, @PregoneroL, @TommyShelby_30 son solo algunos ejemplos de cuentas amplificadoras con alto volumen de seguidores e interacciones. Centenares de cuentas libertarias silvestres los replican minuto a minuto.
“Ellos salen a bancar lo que hace el Gobierno. Si una cuenta grande baja una línea o instala un tema, las cuentas chicas lo comparten y eso se ordena solo”, aseguró un importante colaborador del Gobierno. Consultado por este medio admitió -sin dar nombres- que hay acciones digitales que se pagan. “Pero no somos solo nosotros los que tiramos plata ahí, es algo que hace toda la política. Nosotros tenemos muchísima militancia digital orgánica que no se puede comprar o vender. El que piense que es solo plata no entiende por qué ganó Milei”, agregó.
Un dirigente de la primera hora resumió: “Milei cree que lo pusieron de arriba. Pero lo pusieron de abajo los pibes de las redes. Ahora ellos quieren jugar en la política”.
Lo que se viene
Si bien no necesariamente quieren protagonizar, “los pibes” quieren tener voz en el armado del año próximo.
“Nuestros diputados van a tener que pasar el filtro de los chicos. Este proyecto ellos lo viven como propio y no quieren que se malogre”, dijo a un funcionario que la nacion vive el fenómeno de cerca.
Los militantes digitales evitan entrar en tensión con Karina Milei, dueña de la lapicera del oficialismo. “La única que habilita nombres es Karina y ellos lo saben”, dijo un importante colaborador oficial. Pero sí están observando de cerca el trabajo de los armadores territoriales que acompañan a la secretaria general de la Presidencia, Eduardo “Lule” Menem y el bonaerense Sebastián Pareja.
“No queremos sumar otra vez a la resaca del PJ o el massismo. No hay que olvidar que en la provincia se nos fueron ocho diputados provinciales, que Kicillof gobierna con nuestros diputados. Hay que estar atentos”, soltó uno de los influencers libertarios.
Un funcionario apuntó: “Los pibes pueden ofrecer disciplina y capacidad de comunicación. Para poner las listas de 2023 con diputados con patitos en la cabeza, mejor poner a gente nuestra”.

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Los tres deseos de Milei para el año electoral
Prepara una campaña atípica, con más ajuste, pero con el foco puesto en levantar el cepo y vender “normalidad económica”; los vaivenes con Macri y el efecto de la implosión kirchnerista
Martín Rodríguez YebraJavier Milei
Se respira ansiedad en la cima del poder libertario. Javier Milei pasa del optimismo ciego al fogonazo de paranoia. Con minutos de diferencia vaticina una “oleada de dólares” en el país y denuncia una conjura golpista detrás de las protestas todavía módicas contra su programa de ajuste. La estridencia verbal disimula un momento de su gobierno que no estaba en los planes. “Hicimos casi todo lo que teníamos previsto hacer en materia económica este año y ahora falta que lleguen los resultados. Es una tensa calma que no habíamos previsto y a la que necesitamos adaptarnos”, explica uno de los interlocutores más cercanos del Presidente.
La sensación de que hay “una moneda en el aire” enturbia la confianza que Milei y su ministro de Economía, Luis Caputo, transmiten sobre el “éxito inevitable” de sus medidas. Una pregunta inconfesable circula entre los gestores del movimiento libertario: “¿Y si no sale todo lo bien o todo lo rápido que imaginamos?”.
La duda convive con un reajuste de prioridades. La energía del Gobierno se vuelca ya de manera obsesiva hacia la meta de ganar las elecciones de medio término del año que viene.
La proyección de la campaña depende del escenario económico inminente. Milei transmitió como única regla de oro que no va a sacrificar el equilibrio fiscal en el altar de los votos. “No voy a ceder ni aunque pierda. La imagen está para comérsela. Yo tengo un norte y no me muevo por lo que digan las encuestas”, dijo esta semana.
Quienes trabajan en la ingeniería política oficialista repiten que la rareza de ajustar el gasto en un año electoral va a ser una bandera proselitista. Y que se va a quebrar la lógica del “bolsillo de payaso” de los años impares porque esperan exhibir “calma económica” a una sociedad acostumbrada al descalabro.
El principal nudo a desatar no es otro que el de las restricciones cambiarias. “La campaña va a ser sin cepo. No damos fecha, pero estamos en el camino final para liberarlo”, explican en las cercanías del “triángulo de hierro” que integran los hermanos Javier y Karina Milei más el asesor multifunción Santiago Caputo.
Si este martes –en su cumpleaños 54– Milei tuviera que pedir tres deseos para 2025, un desarme incruento del cepo estaría en el tope de la lista.
El debate entre los economistas sigue caldeado en medio de la fiesta financiera de las últimas semanas. La apreciación del peso ha convertido a la Argentina en un país con precios de primer mundo e ingresos de subdesarrollo. Milei y Luis Caputo insisten en que llegarán a la convergencia entre el tipo de cambio oficial y el paralelo a partir de un aterrizaje suave de la inflación y la tasa de interés. Otros profesionales que fueron cercanos, como Domingo Cavallo, creen que será imposible normalizar la situación sin un salto devaluatorio previo. Milei sueña con refregarles en la cara el error a sus críticos. Aun así, a la hora de moverse en el tablero político la incertidumbre impone ciertas cautelas.
Las encuestas tal vez no le tuerzan el rumbo, pero sí le muestran la magnitud de la tarea. El golpe de la recesión se ha comido parte de la popularidad inicial y va configurando un núcleo de rechazo a su gestión, del que la rebelión universitaria es apenas una expresión visible. Las inversiones no terminan de llegar por mucho que los ministros les rueguen a los empresarios, como se vio en el Coloquio de IDEA.
El Gobierno mira con mayor atención dos variables: la cantidad de gente que dice llegar a fin de mes y la percepción sobre el futuro económico individual. Las principales consultoras arrojan aún resultados ambiguos. Salir del cepo asoma como una condición necesaria para que la actividad crezca con vigor en 2025 y el optimismo se cristalice.
Amor-odio
La percepción de peligro convenció a Milei y a Santiago Caputo de aflojar tensiones con Mauricio Macri. La designación de María Tettamanti en la Secretaría de Energía, recomendada por el macrista Emilio Apud, se presentó como un gesto hacia Pro. El Gobierno había decidido hace tiempo la salida de Eduardo Rodríguez Chirillo en la antesala de lo que se prevé un verano difícil, plagado de cortes de electricidad.
Lejos estuvo de marcar un punto de inflexión en esta relación signada por la desconfianza. “No queremos un cogobierno. No vamos a caer en esa trampa”, enfatiza un habitante primordial de la Casa Rosada.
El segundo deseo de Milei ante las velitas de la torta no puede ser otro que diluir a Pro dentro de La Libertad Avanza en el proceso electoral de 2025. Siente que ya tiene a los votantes tradicionales del macrismo y que las urnas pueden ser la herramienta para ejecutar la operación.
El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, es un pacifista que le aconseja no jugar con fuego en medio de la recesión. Karina Milei y Santiago Caputo exploran la otra vía. Alrededor de una y otro fantasean con competir mano a mano. Que se imponga la pureza identitaria en una fiesta a la que están invitados los conversos, en la estela de Patricia Bullrich.
“En mis encuestas Pro tiene menos votos que el Frente de Izquierda”, le escucharon decir a Caputo, y la frase que llegó a oídos de dirigentes macristas. En las filas del expresidente rige un malestar persistente. “Nos vienen a buscar cuando necesitan votos y después nos liman permanentemente para bajarnos el precio. Así es difícil”, se queja uno de los armadores del partido amarillo.
El jefe porteño, Jorge Macri, es uno de los más insistentes en la idea de marcar matices con el gobierno nacional. Cree que Pro debe dejar bien claro que tendrá una oferta electoral propia el año que viene y en las presidenciales de 2027. Y si después hay acuerdo, que sea para conveniencia de ambas partes. “Somos un partido con vocación de poder, no una rueda de auxilio de nadie”, subraya una fuente de Uspallata.
Las señales explícitas de Karina Milei de que quiere disputarles la ciudad a los Macri agiganta las intrigas. “Son como los adolescentes, que no miden las consecuencias de sus actos”, describe un funcionario cercano al jefe porteño. Una ruptura en la Capital, reflexiona, llevaría a la casi segura división en la provincia de Buenos Aires, distrito decisivo para el resultado nacional, sede del kirchnerismo y donde peor le ha ido a Milei en 2023.
Los libertarios sugieren que lo más práctico sería una división coordinada en la ciudad, que podría permitirles quedarse con los tres cargos de senador en juego: “¿Para qué le vamos a regalar una banca a Martín Lousteau o a Leandro Santoro?”. La pregunta apenas disimula un desafío. Si La Libertad Avanza pudiera ganarle a Pro en su bastión porteño, quedaría a un paso de fagocitarlo como ya hizo con el sector que sigue a Bullrich. “Que vengan. Nuestras encuestas nos muestran que Milei está cayendo en la ciudad, sobre todo en el sur”, dicen en el gobierno porteño. Creer o reventar; a estas alturas una encuesta favorable no se le niega a nadie.
Un operador del equipo karinista, que conduce Eduardo “Lule” Menem, admite que la confluencia con Pro será casi inevitable. Es una cuestión táctica, de supervivencia: “Al menos hasta finales de 2025 dependemos de ellos para defendernos de un Congreso hostil”.
Persisten diferencias profundas de criterio y de autopercepción entre los libertarios y Pro. Milei se enfurece cuando escucha a Macri decir que “no hay gestión”. Y desprecia las sugerencias sobre el cuidado de las formas. Alude sin nombrarlo al gobierno de Cambiemos cuando dice que él no les hace caso a las encuestas: “Ellos fracasaron por hacer lo que les pedía Durán Barba”. Los libertarios conciben de manera distinta el poder. Ven con más simpatía al peronismo que a los “tibios” republicanos. Incluso le niegan a Macri influencia en el triunfo en el balotaje, una disidencia inmensa en la interpretación que cada uno hace de la historia reciente.
Caputo y el diputado Cristian Ritondo mantienen abierta una mesa de coordinación cuya misión principal es hoy garantizar el tercio de diputados necesario para blindar los vetos de Milei a las leyes que sancione la oposición. Pro se acomoda en el espacio del “sí, pero”. Un grupo de gobernadores sin terminal nacional se ofrece como muleta, votación por votación, a cambio de paz electoral en sus distritos y alguna migaja en la era del “no hay plata”.
El próximo reto del Gobierno consiste en impedir –con otro veto– una ley que limite el uso de decretos de necesidad y urgencia (DNU). Y en paralelo evitar que “los muchachos se pongan creativos con el presupuesto”, como retrata un ministro. “Por nosotros, que nos dejen sin ley y seguimos manejando partidas a gusto”, se sincera otra fuente libertaria.
Milei está dispuesto a pagar el costo de gobernar a fuerza de DNU y vetos. Como consecuencia, alimenta el espíritu de cuerpo entre opositores de paladares muy diversos.
Con los primeros calores de la primavera se diluyó por completo el impulso acuerdista de aquel Pacto de Mayo que se firmó en julio. En la Casa Rosada admiten que fue un artilugio para atravesar el peor momento de la economía y la etapa de mayor conflicto con la clase política.
La crisis del kirchnerismo
Milei y su gente celebran que en este impasse se haya desatado la implosión del kirchnerismo.
La decisión de Cristina Kirchner de quedarse con la presidencia del PJ había sido una nota amarga para el Gobierno. Ofrece la tentación simplona de polarizar con un símbolo de todo lo que Milei rechaza en materia económica. Pero instala el fantasma de un regreso al populismo, capaz de desestabilizar el programa económico en caso de lograr una buena elección en Buenos Aires.
“Más que polarizar nosotros queremos que florezcan muchos peronismos, que se dividan todo lo posible sobre todo en la provincia”, resumen en el oficialismo.
En las usinas proselitistas del oficialismo trazan un “número mágico”: conseguir el 40% de los votos a nivel nacional, suficiente para instalar la idea de que el proyecto libertario tiene cuerda para un segundo período. Pero saben que Buenos Aires ha sido históricamente la medida del éxito o fracaso de un gobierno en las elecciones de medio término.
Nada podía ser más alentador para Milei que la batalla entre Cristina Kirchner y Axel Kicillof. Ella lo acusó sin nombrarlo de traidor y cobarde porque no la apoyó en público en el acto del 17 de octubre. Esa ceremonia peronista fue el lanzamiento de un inverosímil ultrakirchnerismo sin Cristina. No hubo canciones ni caras ni estética nuevas.
Ella le aplica el rigor de su manual de conducción política. Manda uno solo. Quien la quiera jubilar le tiene que ganar. “El bastón de mariscal”, al que tantas veces aludió, es para gente que se anime a ir la guerra. Dejó correr que está dispuesta a ser candidata a diputada para erigirse en la némesis de Milei. Habrá que ver el destino del fallo sobre el caso Vialidad y su eventual inhabilitación.
Tiempo al tiempo. Ahora mismo a Cristina se le materializa el espectro del despoder. Cuando tuvo que declarar en el juicio por el intento de asesinato, en agosto, La Cámpora presionó y obtuvo el apoyo de 84 intendentes bonaerenses para una solicitada laudatoria de su figura. Un mes después, cuando ella se lanzó para presidir el PJ, apenas arañaron una decena de firmas.
El Gobierno mira este drama con recelo. “No nos comemos el amague. Ellos están destinados a ir juntos, son lo mismo”, dice un estratega libertario que opera en la provincia. El Gobierno no detuvo los contactos con intendentes y legisladores peronistas que aspiran a construir una alternativa al kirchnerismo.
Se trata al fin y al cabo de cumplirle a Milei el tercer deseo para el año electoral: un peronismo en mil pedazos, con Cristina y Kicillof trenzados en su particular “guerra de los Roses” y sin nafta para reflotar la mística de una nueva resurrección.
“La campaña va a ser sin cepo”, dicen en el entorno de Milei
El Gobierno sigue con máxima atención la crisis kirchnerista

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