viernes, 11 de octubre de 2024

SUBA ,FUNCIÓN. LOS HOMBRES Y LA VIDA


Aumentará el valor de las tasas aeroportuarias en noviembre
El alza se aplicará en el caso de los vuelos domésticos, donde se pasará de $2540 a $5685
El aumento tendría una incidencia menor en los pasajes 
En medio de los movimientos que se están dando por estos días en el mercado aerocomercial, ayer se conoció que la tasa aeroportuaria en los vuelos domésticos pasará a ser más cara a partir del 1º de noviembre. El Organismo Regulador del Sistema Nacional de Aeropuertos (Orsna) llevó su valor de los $2540 que cuesta actualmente a $5685.
Fuentes del Orsna destacaron, no obstante, que aún con este incremento de tasa aeroportuaria, la Argentina sigue siendo de las más competitivas en tal sentido, si se la compara con el costo de las tasas en los principales aeropuertos de México, Ecuador, Chile, Uruguay, Perú, Brasil y Colombia, “que varían en promedio entre 10 y 12 dólares”.
Esta readecuación será aplicable a todos los aeropuertos pertenecientes al concesionario Aeropuertos Argentina, así como a los aeropuertos del Grupo B que han sido concesionados. El aumento podría tener una mínima incidencia en los tickets aéreos.
Según recordaron fuentes del Ministerio de Transporte, la tasa de uso de la aeroestación de vuelos domésticos fue fijada en $2540 en 2022, lo que equivalía a 5 dólares por pasajero. Además, señalaron: “En diciembre de 2023, el concesionario Aeropuertos Argentina, en el marco de su contrato de concesión, solicitó una redeterminación de la tasa debido a la variación del tipo de cambio de la divisa estadounidense frente a la moneda local. Sin embargo, las autoridades del gobierno anterior [el de Alberto Fernández] se negaron a efectuar la revisión e incumplieron los compromisos asumidos en el marco del contrato de concesión, exponiendo así a posibles problemas de operatividad”.
En el organismo regulador se detalló que “la metodología utilizada para la actualización de las tasas se basa en los acuerdos establecidos entre el concedente y el concesionario”. Asimismo, se precisó que su competencia en materia tarifaria se centra “en garantizar que las tasas sean justas, razonables y competitivas, con el objetivo de proteger los derechos de los usuarios y mantener el equilibrio económico de la concesión”.
La Argentina es el país de la región con más impuestos y tasas aplicadas a los vuelos domésticos: tiene la tasa aeroportuaria, la tasa de seguridad de la aviación, que es de $20 y la cobra la Administración Nacional de Aviación Civil; la tasa de seguridad, que es de $260 y la cobra la Policía de Seguridad Aeroportuaria; el IVA, que equivale al 21% sobre la tarifa, e Ingresos Brutos, que equivale al 4,5% y lo cobra la provincia donde se origina el viaje. Además, Aerolíneas Argentinas cobra una comisión por emitir los pasajes vía web.

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Desafíos que enfrenta la universidad
Mariano Gabriel ÁlvarezRector del Instituto Universitario para el Desarrollo Productivo y Tecnológico Empresarial de la Argentina

En un mundo en constante cambio, donde la incertidumbre laboral y la rápida evolución tecnológica marcan el ritmo, las universidades se enfrentan a desafíos inéditos. El concepto de una “universidad líquida”, inspirado en la “modernidad líquida” de Zygmunt Bauman, nos obliga a replantear la misión y el enfoque de estas instituciones en el siglo XXI.
La tradicional función de la universidad como garante de estabilidad y conocimiento sólido está siendo cuestionada. Hoy en día, los títulos universitarios, que durante siglos fueron vistos como un pasaporte hacia el éxito profesional, se enfrentan al escrutinio de las nuevas generaciones. Pareciera ser que los jóvenes están más interesados en adquirir habilidades prácticas y relevantes para un mercado laboral que valora la adaptabilidad y la innovación, en lugar de dedicar largos años de carrera para la obtención de un título académico.
En este contexto, las universidades deben transformar sus estructuras y metodologías. El avance de la inteligencia artificial (IA) ha abierto nuevas ventanas al conocimiento, desafiando más que nunca la concepción de que los profesores son la única fuente de sabiduría. Frente a esto, además de adquirir conocimientos técnicos, es crucial que los estudiantes desarrollen habilidades blandas, como el pensamiento crítico, la creatividad y la capacidad de resolver problemas. Debe quedar claro que la IA no reemplaza ni reemplazará a los docentes, pero plantea la necesidad de repensar su rol y adoptar metodologías pedagógicas más activas, creativas y centradas en el estudiante. Hace poco escuché en un congreso de rectores una frase muy pertinente: “El docente que tema ser reemplazado por la IA merece ser reemplazado”.
Por otro lado, la universidad líquida requiere una mayor flexibilidad curricular. Los estudiantes deben contar con instancias de participación en el diseño de sus propios trayectos educativos, combinando cursos de diferentes disciplinas y participando en proyectos prácticos. Este enfoque no solo prepara mejor a los estudiantes para enfrentar los retos de una economía globalizada, sino que también asegura que la educación siga siendo de alta calidad.
Otro desafío crucial es la integración de la universidad con su entorno socioeconómico. Las instituciones deben colaborar con empresas, organizaciones y comunidades para alinear sus programas académicos con las necesidades del mercado y contribuir activamente a la resolución de problemas sociales y ambientales. En particular, la bioingeniería, la biotecnología y la bioeconomía juegan un papel esencial, ya que están en la vanguardia de la innovación y el desarrollo, abordando problemas críticos como la salud, el medio ambiente y el crecimiento económico sostenible. La investigación universitaria también debe adoptar un enfoque inter y multidisciplinario, enfrentando los grandes desafíos del presente y del futuro con una visión ética y responsable.
En este proceso de transformación, es fundamental que las universidades promuevan el aprendizaje a lo largo de la vida. En un mundo donde los conocimientos se tornan obsoletos rápidamente, la universidad debe ser un espacio dinámico que acompañe a los individuos a lo largo de toda su vida profesional, preparándolos no solo para sus primeros trabajos, sino para una carrera en constante evolución.
El sistema universitario argentino enfrenta desde hace décadas una serie de obstáculos que dificultan su capacidad para adaptarse rápida y plenamente a los cambios que demanda la sociedad del conocimiento. Estos desafíos incluyen el subaprovechamiento de recursos humanos cualificados, exceso de burocracia, tasas de graduación insuficientes, alta deserción estudiantil, politización de los gobiernos universitarios estatales, falta de planificación y una escasa inversión pública en el sistema científico y en las universidades.
La universidad argentina, al igual que sus contrapartes globales, se enfrenta a una encrucijada. Para mantenerse relevante y cumplir su misión formativa, debe adaptarse a las nuevas realidades líquidas del mundo contemporáneo, adoptando enfoques más flexibles, colaborativos y centrados en el estudiante. Solo así podrá seguir siendo un faro de conocimiento y un espacio dinámico y atractivo, donde los estudiantes encuentren oportunidades para su desarrollo integral y contribuyan a resolver los problemas más importantes de nuestra era.


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La era de la insatisfacción
Rafael Velasco (JESUITA )
Aveces la vida se parece a la Biblia, o viceversa. Hace poco un pastor evangélico daba una interpretación bastante actual de aquella caída arquetípica que la Biblia relata en el libro del Génesis y que es conocida como “pecado original”.
Él hacía notar que la raíz de aquella falta está muy emparentada con una de las raíces que amargan nuestro atribulado corazón contemporáneo: la insatisfacción con lo que somos y tenemos. Según el relato bíblico, Adán y Eva tenían todo el jardín a disposición, podían comer de todos los frutos, de los que desearan, había en abundancia y variedad… Sin embargo –a instancias de un tercero que oficia de tentador–, quieren comer del que no pueden, de aquello que les falta, del único que se les prohibió. Había bastante para deleitarse… Pero no, ese es el único fruto que faltaba… Había que conseguirlo.
Algo semejante nos ocurre a los humanos con tantas cosas: el que tiene ya su buen teléfono celular… Pero apareció uno que tiene tres cámaras y el doble de memoria… Y entonces, a comprarlo… Y a trabajar más para pagarlo, y ocurre con el coche lo mismo: sirve, está bueno… Pero hay otro que es mejor, tiene tecnología de avanzada… Y hay que comprarlo… Y así. Y lo que pasa con las cosas no pocas veces ocurre con las relaciones humanas: con las parejas… Están bien, pero… “hay un modelo nuevo”... En todo siempre hay también un tercero que oficia de “tentador”: es inmensa la industria para hacer deseable aquello que no nos es necesario.
Otra historia hubiera sido (haciendo una suerte de biblismo posfáctico)sinuestrosprimerospadres se hubieran rehusado diciéndole al tentador: “¿Para qué queremos comer de ese árbol si tenemos tantos otros? ¡Andá pa’llá bobo!”. Pero no fue así. Ya sabemos el final de la historia: luego vino el “mandarse al frente” el uno al otro (el hombre a la mujer y la mujer a la serpiente), la vergüenza y quedar fuera del gozo (eso representa el paraíso) y penar siempre tras esa insatisfacción que no se sacia con nada.
Según el texto bíblico, los primeros padres se llamaban Adam y Eva. Adam significa “hombres” (en plural) y Eva significa “Vida”. Es decir que esta es la historia de hombres y la vida. Así parece ser la vida de los hombres, este parece ser un distintivo de nuestra vida de hoy y de siempre: la insatisfacción, que surge de la ingratitud, de que nada alcanza… Y así el recipiente nunca derrama porque siempre se quiere abarcar más. Los que quedan fuera del paraíso del bienestar lo saben bien, penando con carros y cartones a cuestas, esperando en la guardia de hospitales públicos atestados, ofreciendo en los trenes mercadería a bajo costo, o penando en trabajos que los explotan... Son los principales damnificados por la insatisfacción insaciable de otros.
Sea como sea, el corazón humaarmenia, no no tiene fondo, son complejos y tortuosos nuestros caminos, pero alguna salida tiene que haber. Siempre la hay. Algunos dicen que esa insatisfacción solo puede ser puesta en su sitio amando. Es el amor (en sus diversas expresiones) el que, paradójicamente, dando llena. Un Maestro de Galilea, hace dos mil años, dijo: “Hay más alegría en dar que en recibir”. Es el amor gratuito –agradecido– el antídoto contra esa insatisfacción que nos acecha desde el origen. Un amor bondadoso, en particular con los más sufridos y necesitados.
Claro, hablar de amor en la vida política y económica suena tan fuera de lugar como hablar de Las cuatro estaciones de Vivaldi en medio de un pogo. Pero no está mal intentarlo. Imagino que quienes no comparten estas creencias pueden pensar, con razón, que es todo un cuento. Puede ser: parece un cuento, pero es muy real.

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA    

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