jueves, 7 de diciembre de 2023

DEBACLE EN EDUCACIÓN E INCLUSIÓN


Pruebas PISA: la crisis de los aprendizajes básicos contradice todos los discursos de inclusión
Ayer se conocieron los resultados de estas evaluaciones que se tomaron en todo el país el año pasado
Luciana Vázquez
El año pasado, se evaluaron a más de 12.000 estudiantes secundarios de 15 años de 457 escuelas públicas y privadas de todo el país
Los resultados de las pruebas PISA 2022 que acaban de divulgarse no solo dejan expuesta una foto de una crisis educativa presente. Muestran también el capítulo más reciente, que no será el último, de una película de estancamiento educativo que se confirma desde el año 2000. Otro balance sobre la Argentina de los últimos veinte años que llega en este 2023. La línea de puntos que queda trazada desde 2000, cuando la OCDE lanzó las pruebas PISA y la Argentina se convirtió en uno de los primeros países en participar de esa evaluación global, pone sobre la mesa una nueva deuda social creada y consolidada en las dos últimos décadas: la crisis de los aprendizajes básicos de matemática, lectura y ciencias. Es decir, la crisis del sistema educativo argentino, a contrapelo de todos los discursos de inclusión social y educativa.

El panorama que arrancó en aquel 2000 y que se completa con esta última PISA presenta, en principio, tres problemas. Primero, los resultados en sí mismos, que no solo son bajos este año sino persistentemente bajos desde 2000 en esas tres áreas del aprendizaje clave a la hora de expandir las capacidades cognitivas y construir los cimientos para la vida futura.
En los aspectos más coyunturales, PISA 2022 da indicios claros del impacto negativo que tuvo la pandemia en todo el mundo: se verifica una caída en los puntajes promedios de PISA de todas las regiones comparado con 2018, la última evaluación pre pandemia. En ese aspecto, la Argentina es, al contrario, uno de los países de América Latina que registra una baja menor en lectura y matemática respecto de 2018, antes del cierre de escuelas generalizado. Y en ciencia, hay una suba de dos puntos pero no tanto como para considerarla mejora y buena noticia. En todos los casos, es una variación estadísticamente poco significativa, según aclara el informe oficial PISA de la OCDE. “Los resultados promedio de la Argentina en 2022 fueron casi los mismos que en 2018″, sostiene el informe oficial de PISA.
Matemática: Puntaje en las pruebas PISA
OCDE y países seleccionados de la región. Período 2000-2022

El problema de la Argentina es la línea de puntos que queda trazada desde el resultado de 2000 hasta el actual. La tendencia en matemática es la más preocupante de todas. Los resultados 2022 muestran un puntaje de 378, con 73 por ciento de los alumnos de 15 años que no alcanza un nivel mínimo en matemática, lo que deja a la Argentina rezagada en matemática en relación con países latinoamericanos, con seis países con mejores
La peor noticia
La peor noticia: no se trata de una novedad. En 2000, la Argentina obtuvo 388 puntos en matemática. En aquel momento, eran buenos resultados comparados con América Latina. Pero todo cambió. En 2003, en medio de los coletazos de la crisis de 2001, la Argentina no participó en PISA. Cuando volvió en 2006, los resultados de matemática habían caído a 381 puntos. Se recuperó algo en 2010, cuando recuperó los 388 puntos, pero desde entonces, los aprendizajes de matemática quedaron estancados en ese nivel o, inclusive, con tendencia a la baja, por debajo de los 380 puntos.
Países vecinos, en cambio, lograron mejorar los aprendizajes de matemática. En 2000, Chile, que alcanzó 384 puntos, estuvo por debajo de la Argentina. Pero en 2006 había mejorado hasta llegar a 411 puntos. Siguió sosteniendo esa mejora entre 2010 y 2012, cuando sostuvo 423 puntos. El resultado 2022, atravesado por la pandemia, lo llevó a 412 puntos en matemática. También está el caso de Perú, que pasó de 365 puntos en 2008 a 400 en 2018 y a 398 en 2022, también por encima de la Argentina.
Pruebas PISA
Evolución del puntaje promedio en matemática, lectura y ciencias por grupo de países
Ministerio de Educación de la Nación
En lectura, 2000 encontró a la Argentina con 418 puntos pero en 2006, luego de la crisis, el nivel había bajado a 374 puntos. Logró recuperarse en los años siguientes, con fluctuaciones entre 398 y los 401 puntos actuales. Chile, que partió de 410 puntos en 2000, llegó a 459 en 2015 y hoy está en 448 puntos. Teniendo en cuenta que 40 puntos equivalen a un año lectivo, los alumnos chilenos de 15 años tienen un nivel de lectura de un año más comparado con los argentinos. En Perú, la mejora entre 2000 y el resultado actual es una mejora empinada, muy distinta al estancamiento argentino: pasó de 327 puntos en 2000 a 408 en 2022.
En ciencia, el estancamiento argentino marca la tendencia aunque con una leve mejora: de los 396 puntos de 2000 se pasó, en lento ascenso, a los 406 de PISA 2022.
El segundo problema que surge de estos veinte años de resultados educativos es la incapacidad de la política para convertir los datos valiosísimos que viene aportando PISA sobre causas y consecuencias de esos resultados en mejoras del sistema educativo y mejores aprendizajes. El problema no es solo argentino: la divulgación de los rankings PISA termina en fetichización de datos sin consecuencias concretas y funciona más como catarsis de la opinión pública y mecanismo de rendición de cuentas, es decir, responsabilización de las gestiones de Gobierno, antes que para impactar en cambios estructurales en la enseñanza y el aprendizaje.
Hay, sin embargo, dos buenas noticias en ese aspecto. Por un lado, la mejora en los resultados de matemática en el primer cuartil por nivel socioeconómico, es decir, en los alumnos más pobres. Por otro lado, las únicas tres provincias argentinas que optaron por la evaluación distrital en PISA muestran mejores resultados que el promedio nacional. En matemática, CABA obtuvo 424 puntos y Córdoba, 398. En lengua, Caba tuvo 449 puntos y Córdoba 419. Y en ciencias, CABA obtuvo 451 puntos y Córdoba, 422. Mendoza está levemente por encima de los 400 puntos en dos de las áreas. En esos casos, la política educativa tiene una oportunidad: descartar el peso de las condiciones socioeconómicas de esos distritos, que impacta en los resultados de los estudiantes, y luego, analizar qué diseño de política educativa produjo esos resultados. E incluso, de política social. Hay desconcierto entre los especialistas sobre el resultado de los alumnos con más carencias.
Ciencia: Puntaje en las pruebas PISA
OCDE y países seleccionados de la región. Período 2000-2022

Cuarto, la resistencia de las gestiones kirchneristas a tratar los diagnósticos de las evaluaciones educativas con profesionalismo. En la última presidencia de Cristina Kirchner, la consistencia de las pruebas nacionales ONE y de las pruebas PISA 2015 quedó seriamente dañada por manipulación estadística repetida que generó denuncias de expertos y exclusión del ranking PISA por la baja confiabilidad de las muestras de aquel año.
¿Estabilidad o estancamiento?
En este 2023, en lugar de llamar “estancamiento” al resultado que muestra PISA, desde el Ministerio de Educación nacional, divulgaron una gacetilla oficial que sintetiza el desempeño argentino como “estabilidad”. “Los resultados de las pruebas PISA presentaron para Argentina estabilidad en los resultados en las áreas de Matemática y Lectura y una mejora en Ciencias”, dice el primer párrafo del comunicado.
Un modo discutible de describir el diagnóstico que surge de PISA. En matemática y lengua, donde hay una baja de un punto, el ministerio plantea “estabilidad” y evita “baja” o “empeoramiento” pero en ciencia, donde hay una suba de tan solo 2 puntos, no habla de “estabilidad” sino de “mejora”. En la lengua de PISA, en ambos casos, es una variación estadísticamente poco significativa, es decir, es estancamiento.
La presentación oficial que hace el ministerio impide asumir con franqueza la dificultad de la política argentina a la hora de mejorar el sistema educativo: la “estabilidad” en bajos resultados resulta en estancamiento de los aprendizajes por más de dos décadas.
El presente y el pasado le manda un mensaje directo al presidente electo Javier Milei, a punto de asumir. Le acaba de llegar hoy a través de las pruebas PISA. Queda claro que en la Argentina, la educación básica se ha vuelto un desafío endémico y complejísimo. Es decir, con prometer vouchers no alcanza.


Números “dolorosos”, la advertencia de los expertos que piensan en el futuro
Coinciden en que los resultados de hoy afectarán el desempeño de los jóvenes en los próximos años; “es un problema grande”
Silvina Vitale
Manuel Álvarez Tronge, presidente de la ONG Educar 2050, el análisis de las pruebas PISA requiere mucho tiempo, ya que son una fuente de información muy valiosa. Aconseja no perderse en los rankings que resultan muy dolorosos. Y subraya que los resultados muestran que la Argentina está estancada en el tema educación desde 2000. “Si comparamos nuestros resultados de lectura, matemática y ciencias, empezamos mejor que Chile en 2000, pero hoy el país vecino nos saca números importantes; también Uruguay y Perú, que estaban muy por debajo nuestro, así como Colombia, Brasil y México. Es un dato doloroso que muestra que la educación no es prioridad para ningún gobierno en la Argentina”, señala.
Además, aclara que estas pruebas tienen seis niveles y que el umbral de competencias es el segundo; la Argentina tiene debajo de ese umbral al 72,9% de los chicos en matemática, al 54,5% en lectura y al 53,9% en ciencias. “Es grave”, sentencia. Asimismo, sostiene que es necesario conjugar esta información con la que arrojan las pruebas Aprender, que mostraron que el 82% de los estudiantes que llegan al último año del secundario no pueden realizar un ejercicio de matemática simple y el 43% tiene problemas de lectura. “Esto debería ser una bomba, pero lo vivimos desde hace años y no cambia nada. Son problemas de política pública educativa que no se conversan en profundidad”, enfatiza.
Mariano Narodowski, profesor la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT), explica que para la Argentina no hay ninguna novedad en estas pruebas. Uno de los datos más llamativos que revelan es que la pandemia no impactó de manera significativa. “No sabemos muy bien por qué. Puede ser o porque la educación online no fue tan mala o porque el instrumento de las pruebas no tenga capacidad para medir bajas tan importantes”, aclara.
El análisis de Guillermina Tiramonti, especialista en educación, sobre esta cuestión también menciona las dudas que se plantean: “Venimos mal desde antes y peor que los países latinoamericanos; sin embargo, después de la pandemia hemos retrocedido menos que el resto de los países. Esto abre un interrogante: ¿qué pasa con un país que tuvo una suspensión de clases muy larga y, sin embargo, eso no se manifiesta considerablemente en los resultados?”.
Para Tiramonti, es necesario preguntarse acerca del papel de la escuela en la transmisión de conocimientos: “¿No será que la escuela es tan ineficiente que vayan o no los chicos a clases es lo mismo? Debe hacerse una prueba para cruzar días de clases con resultados, para ver si el hecho de que los chicos tengan más o menos clases impacta en sus aprendizajes”.
“La crisis educativa golpea a todos los sectores, inclusive más a los pudientes. Los de menores recursos tuvieron una pequeña suba respecto de las pruebas anteriores; en cambio, los más pudientes bajaron un poco. Estamos hablando de un estancamiento que lleva décadas, por lo que las diferencias son mínimas”, describe Narodowski.
“Los chicos que van a las escuelas privadas más costosas tuvieron una caída mayor que los más desfavorecidos, puede ser que la pandemia haya impactado más en ellos. A lo mejor esos chicos asisten a escuelas que impactan más en sus conocimientos o puede ser que esas escuelas hayan tenido menos capacidad para recuperar chicos que la que tienen las escuelas públicas de barrios populares. Son hipótesis que se plantean ante resultados paradojales. Es muy difícil saber la causa”, agrega.
Narodowski destaca que en términos comparativos la Argentina está en la cola de los países desarrollados de América Latina, después de México, Perú, Uruguay, Chile, Brasil, Costa Rica, y solo está mejor que los países centroamericanos y Paraguay.
Tiramonti indica que estos resultados son un enorme llamado de atención: “Los porcentajes de chicos que aprenden poco y nada son muy altos”. Y suma: “Los especialistas sostienen que la matemática es un conocimiento importante en este momento del desarrollo tecnológico. Si uno piensa en lo que viene, ¿cuántos chicos vamos a tener con la capacidad de dialogar con la sociedad del futuro?”.
“PISA te da hoy información a futuro”, coincide Marcelo Rabossi, profesor e investigador de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT). “¿Con qué capital humano se puede encontrar la Argentina de acá a 20 o 30 años? Estos chicos de 15 años que no pueden resolver una operación matemática simple van a representar la futura clase dirigente, trabajadora. Es un problema muy grande”, reflexiona.

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

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