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martes, 9 de enero de 2024

COMPETENCIA, DEMANDA Y ACUSACIONES


Cielos abiertos: una buena noticia que tardará en atraer otras líneas aéreas
La liberación de divisas y la caída del poder adquisitivo afectan la llegada de nuevos jugadores al mercado
Gabriela OrigliaPara los especialistas, primero crecerán las low cost existentes
CÓRDOBA.– El impacto de la política de “cielos abiertos” del gobierno de Javier Milei no tendría efectos importantes en el corto plazo. Expertos consultados por la nacion coincidieron en que las restricciones para acceder al dólar siguen complicando a las empresas para el pago de repuestos y del leasing de aviones, a la vez que consideran que tres compañías para atender el mercado de cabotaje (Aerolíneas Argentinas, Jetsmart y Flybondi) está “bien”, aunque puede haber oportunidades para determinados nichos.
La semana pasada el Ministerio de Infraestructura confirmó nuevas rutas aéreas entre la Argentina y países limítrofes, a la vez que deslizó que hay consultas para regresar por parte de compañías que dejaron de operar en el país.
Dos condiciones son consideradas cruciales por los especialistas para analizar la dinámica de la política desreguladora: la liberación de divisas para las empresas y el poder adquisitivo interno. En la actualidad Aerolíneas Argentinas controla la mayor parte del mercado, con una participación de Flybondi del 22% y del 13,8% para el caso de Jetsmart.
El año pasado, según los datos de la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC), volaron 17,3 millones de personas en cabotaje (22,7% más que en 2022 y 8,7% más que en 2019, el anterior a la pandemia). En número de vuelos internos fueron 148.348, 24,9% más en la comparación interanual y apenas 0,3% más que en 2019. En lo que hace a pasajeros internacionales, fueron 11,7 millones, 43,7% con relación a 2022 y 17,6% menos respecto a 2019.
Más allá de que los consultados consideran una “buena noticia” que se remuevan las trabas para que más empresas puedan operar en el país, hacen algunas observaciones. Antonio Falcone, economista experto en transporte aéreo, grafica que los edificios se construyen desde el techo: “Sin reactivación, sin mejora en los ingresos de la gente, no hay mercado. Con las tres que hay en la actualidad está bien para el cabotaje; lo más probable es que crezcan las dos low cost que hay. En las peores de las circunstancias se mantuvieron y lo hicieron porque tenían respaldo financiero”.
Plantea que en la Unión Europea, donde hay “cielos abiertos” hace una década, pocas empresas grandes vuelan rutas internas de otros países diferentes al suyo. “Lufthansa no cubre Madrid-Valencia, o Air France no hace Milán-Nápoles porque lo que falta es mercado, no porque haya regulaciones. No hay que esperar que lleguen empresas internacionales por dos vuelos diarios; además, planificar lleva tiempo. No hay aviones de US$400 millones parados esperando”.
Para el consultor y docente de Política Aérea en Instituto de Derecho Aeronáutico y Espacial Fernando Dozo el diagnóstico es similar. Entiende que hasta que “no haya una reactivación importante” el mercado de cabotaje “no tiene mucho margen” para más jugadores. “Es un negocio medio verde; a partir de la devaluación, todos los costos subieron y se complica”, añade y advierte que en la redacción del capítulo de política aérea del proyecto de ley ómnibus hay “errores” que se deben corregir.
Enumera que la circulación aérea “nunca es libre” porque significa conductas y actos específicos de los que nadie puede salirse; que se debe mantener la distinción entre concesiones y autorizaciones que fueron eliminadas porque son “distintos grados de permiso de uso que deben existir”.
A su criterio, sí se debería remover la exigencia de que las empresas extranjeras que establezcan domicilio para operar en la Argentina deben tener autoridades argentinas. “Es una cláusula para el seguro del testaferro –desliza–. Hay muy buena intención, pero falta conocimiento técnico”.
El exministro de Transporte Guillermo Dietrich (tuvo bajo su responsabilidad la política de “cielos abiertos” de la gestión macrista) cree que sí puede haber “cuatro o cinco” compañías de cabotaje como existen en mercados maduros como Brasil o Colombia, aunque reconoce que “todo dependerá” de lo que pase con los ingresos de los argentinos. Explica que hay rutas entre destinos del interior del país que nadie cubre y que son una “oportunidad” porque “las rutas se van cosiendo”.
Un mensaje para el mercado
“Facilitar la llegada a las compañías es un mensaje”, sostiene, y enfatiza que, para el mercado doméstico, será importante ver qué se hace con Aerolíneas Argentinas: “Hay que igualar condiciones, porque sino tiene un rol distorsionador”.
Desde la Cámara de Compañías Aéreas en Argentina (Jurca), Felipe Baravalle sintetiza que “más competencia es mejor para todos”, y plantea que esperan a ver cómo se avanza con las medidas. Las empresas son conscientes de que deberán esperar que la macroeconomía se ordene para que el precio del pasaje sea “solo tarifa y tasas aéreas y no tenga impuestos asociados”; también vienen reclamando no tener que pagar el impuesto al cheque por ser agentes de cobro de cargas por cuenta y orden del Estado.
Para las conexiones internacionales, es clave que haya más poder adquisitivo, porque para las compañías la ecuación cierra si llegan y parten con alta ocupación, si no, el destino no es atractivo.

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El precio de la carne seguirá quieto por la caída del consumo
En el sector consideran que en el verano no habrá grandes variaciones en las góndolas
Belkis Martínez
Parece que la carne no llegará a los $20.000 en el corto plazo como se especuló en los últimos días. Los valores en las carnicerías tuvieron bajas de 20 a 25% luego de que la hacienda de consumo en el Mercado Agroganadero de Cañuelas descendiera de 2000 a entre 1400 y 1400 pesos el kilo vivo. Vale recordar que se había llegado a cortes de $8000 el kilo al público antes de las Fiestas, pero el consumidor no lo convalidó y sobrevino la caída.
Miguel Schiariti, presidente de la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes (Ciccra), aclaró que no va a pasar nada con los famosos 20.000, por ahora: “Vamos a tener menor producción de carne, porque la sequía en 2024 va a hacer producir un 10% menos. Va a haber que recuperar al menos el 4% o 5% de vacas que se liquidaron el año pasado, por lo que habrá menor oferta de vaquillonas”, resumió.
También aclaró que si hay un aumento en el precio, va a ser a partir de marzo, cuando empiece a verse la retención de vientres, que es lo que podría motivar una falta de hacienda, pero que no será representativa. “El poder adquisitivo de acá a marzo va a ser desastroso, no va a aumentar la demanda, al contrario, va a caer. Va a haber menor oferta, también va a haber menor demanda”, detalló.
“La exportación no tiene márgenes económicos para aumentar los precios. Están justos con los números”, puntualizó. En el último mes, los cortes enfriados para exportar se registraron en US$8150 la tonelada, y los congelados sin hueso en US$3550 la tonelada; el precio promedio general internacional fue de US$3750 la tonelada. “Los precios internacionales están cayendo alrededor del 30%”, detalló.
Víctor Tonelli, analista del mercado, agregó que los precios del novillo en el Mercado de Cañuelas no han tenido grandes modificaciones y que los máximos llegaron a tocar $1900 y $2000 el kilo vivo. Luego bajó a $1400. Además, desmintió que se llegue a los $20.000. Si sube la hacienda a $1600 o $1700 el novillito de kilo vivo, podría generar una suba de $600 adicionales el kilo de asado. “Pero llevar a los $20.000 es un disparate. Si volviéramos a los $2000 por kilo vivo llegaríamos a los $8000, no más que eso”, puntualizó.
Juan Carlos Eiras, director de la Cámara Argentina de Feedlots (CAF), analizó el efecto de la sequía: “La afectación se podría dar en los procesos de recría. Esto no se recupera de un mes para otro. En el balance de 2024 la cantidad de [animales] gordos y kilos producidos será menor que en 2023, no será un año de superabundancia: ofertas justas a moderadas”.
Sobre el posible valor a $20.000 el kilo, dijo: “No es un escenario imaginable en estas condiciones. Hoy, a nivel región, con este dólar de $830 menos el 9% de retenciones a la exportación, posiciona entre los dólares más caros respecto de países como Uruguay, Paraguay y Brasil”.

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Acusaciones y polémica entre SanCor y el gremio
El sindicato habla de “vaciamiento” mientras que la empresa dice que paga los sueldos regularmente


SANTA FE.– En pleno proceso de conciliación obligatoria dictada por el Ministerio de Capital Humano, el conflicto entre la láctea SanCor Cooperativas Unidas Limitada (CUL) y la Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera de la República Argentina (Atilra) sumó un nuevo capítulo: en un comunicado, el cuerpo de delegados habló de un supuesto vaciamiento de la firma y se refirió al estado de las plantas industriales.
Según pudo saber la firma está trabajando normalmente, salvo por algunos trabajadores y delegados que no aceptaron el proceso de conciliación. A este diario dejaron trascender que la inocuidad está “asegurada” y que la empresa está pagando lo que se comprometió, y agregaron que todo lo que tenga que responder lo hará en la Secretaría de Trabajo, dependiente de Capital Humano.
“Las unidades industriales están devastadas y el panorama es desolador”, comentaron los delegados de la cooperativa. “Se están llevando todo y las instalaciones se encuentran en un estado de abandono total”, agregaron.
“SanCor viene tercerizando unidades de negocio, desguazando su actividad productiva y produciendo de esta manera un vaciamiento de empresa. Esta despreciable estrategia no cierra sin despidos masivos y sin violentar todos nuestros derechos laborales”, alertaron los trabajadores.
Hace unos meses, se cayó una iniciativa de un grupo empresario para armar en torno de SanCor un fideicomiso de salvataje de la empresa láctea. Pero el proyecto se topo con dificultades y objeciones técnicas de la Comisión Nacional de Valores (CNV). La idea implicaba que algunas plantas se transfirieran mediante ese mecanismo.
Para los firmantes el documento, “los directivos, en lugar de regularizar la enorme masa salarial adeudada, violan el período conciliatorio utilizándolo para seguir vaciando la empresa y evadiendo al fisco”. Además, añadieron que “durante la conciliación (obligatoria) no se pueden descontar haberes y (desde SanCor) lo están haciendo”.
Finalizaron con una dura advertencia: “No vamos a permitir que 1400 familias queden en la calle. Buscaremos y encontraremos la forma legal para continuar con nuestra querida fuente de trabajo, al margen de estos delincuentes”

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

martes, 29 de agosto de 2017

COMPETENCIA ENTRE LOS PUNTOS DE VENTA


El retail que se viene: la revolución de los mayoristas y el contraataque de los supermercados
La inflación y los cambios de hábitos de consumo potenciaron el crecimiento de jugadores como Vital, Diarco y Maxiconsumo; ahora las cadenas tradicionales preparan su respuesta con el énfasis puesto en el precio final pero sin dejar las promos


Cuando el bolsillo se achica, los mayoristas se agrandan. Al igual que pasó en 2002, cadenas como Vital, Diarco, Maxiconsumo o Makro supieron reaccionar más rápido a un contexto de alta inflación y estancamiento de la demanda, y rápidamente adaptaron su propuesta comercial a las necesidades de un cliente que ya no se deja seducir por las promociones y las ofertas -que muchas veces son percibidas como engañosas-. A fuerza de una agresiva política de precios, menores márgenes de ganancia y una reconversión de sus tiendas para hacerlas más amables para el consumidor final, en los últimos dos años los mayoristas se consolidaron como los grandes ganadores en un mercado como el del consumo masivo que sigue sin dar señales de una reactivación clara. Sin embargo, la reacción de las grandes cadenas de supermercados ya se hace sentir, con un regreso de las fuentes en materia de precios y propuestas más directas para salir a competir con los mayoristas.
El nuevo escenario se tradujo en una fuerte pérdida en la participación en las ventas totales del mayor a llamado canal moderno (hiper y supermercados, tiendas de descuento) y un éxodo de una porción importantes de los consumidores finales hacia los autoservicios mayoristas. De acuerdo a un estudio de la consultora Kantar Worldpanel la penetración del canal mayorista en los hogares argentinos es prácticamente similar a la de los hipermercados y el cambio en los hábitos de los consumidores llegó para quedarse. "Los hogares que probaron la compra en el mayorista, ahora le destinan mayor parte de su presupuesto que antes. En un estudio cualitativo encontramos que el 44% de las familias declaró que seguirá comprando en el mayorista como su canal de forma habitual", afirmó Federico Filipponi, director comercial de Kantar.


En el sector mayorista comparten el optimismo y reconocen que el cambio se explica tanto por factores propios como externos. "Los hipermercados perdieron en los últimos años entre 10 y 15 puntos de volumen y ante ese coyuntura optaron por subir los márgenes de ganancia para mantener la rentabilidad. Al menos por ahora no se animaron a bajar los precios para ver si de esta manera pueden recuperar los volúmenes de venta", señaló Alberto Guida, presidente de Cadam, la cámara que reúne a los supermercados mayoristas.
A continuación, las claves que explican el crecimiento de los mayoristas y la respuesta que preparan los grandes supermercados.
La avanzada mayorista
Cuestión de precio
A los supermercados tradicionales les costó darse cuenta del cambio en el humor de los consumidores que ya no se dejan tentar por las megarrebajas y las promociones del tipo "70% de descuento en la segunda unidad" o "3x2". "La variable hoy es el precio y todo lo demás acompaña. En el caso de las promociones, sólo el 45% consideran que las promociones son convenientes y el 73% cree que los supermercados aumentan los precios antes de lanzar una promoción", explica Osvaldo Del Rio, director de la consultora Scentia. Los mayoristas no dudan de que estamos ante un nuevo consumidor. "Lo que estamos viendo es un consumidor más especulativo, que ya no se deja tentar por el descuento que ofrece un supermercado y que reparte la compra en más lugares. Visita al mayorista, pero también elige comprar la carne en un frigorífico con venta al público o que busca los vinos en los autoservicios chinos", asegura Javier Vilela, gerente general de Diarco, una de los principales mayoristas con 40 tiendas y una facturación proyectada (incluyendo el negocio del distribuidor de golosinas Potigian que adquirió hace unos meses) para este año de US$ 1000 millones.
Este consumidor que abandonó el hipermercado para empezar a comprar en un mayorista está dispuesto a resignar experiencia de compra por precio. "El consumidor del mayorista no dispone de cosas placenteras como el horario extendido, el aire acondicionado o un salón muy bien puesto, pero el placer de su compra llega cuando ve el ticket final", explicó Eduardo Pochinki, el presidente de Vital, que en sus veinte locales mayoristas atiende a un 30% de consumidores finales.


De acuerdo a un estudio de Kantar, los mayoristas ofrecen en promedio precios entre 7 y 15% más bajos que los de un hipermercado. A la hora de explicar esta política de precios no hay ningún misterio: si Vital, Diarco o Yaguar tienen precios más competitivos es que por sus costos operativos rondan el 15% contra el 30% de una cadena de supermercados. "Al trabajar únicamente con 20 o 30 grandes sucursales los mayoristas tienen menos costos logísticos que un supermercado que cuenta con más 100 o 200 tiendas más chicas. A esto se suma que sus costos laborales porque necesitan menos personal. En promedio, el costo operativo de un mayorista es un 50% inferior al de un hipermercado", reconocieron en una cadena de supermercados líder.
Alianza con la industria
Históricamente, para la industria los mayoristas ocuparon un papel secundario frente a los hiper y supermercados que eran sus grandes clientes. Este panorama, sin embargo, empezó a cambiar a partir del crecimiento sostenido que vivió el canal mayorista en los últimos dos años. "Hoy el canal logró otra relevancia para la industria y cada vez son más las empresas que incorporaron account managers para atender a las grandes cadenas mayoristas, como históricamente lo hicieron con los hipermercados", asegura Diego Gizzi, gerente de Retail de la consultora Nielsen.
"Frente al fenómeno mayorista los fabricantes de consumo masivo pueden elegir dos caminos: hacerle frente, o bien, asociarse y trabajar junto a las cadenas para dar la batalla: repensando el rol del e-commerce como solución a la conveniencia/precio y experiencia de compra", aseguran en Kantar.
Los mayoristas destacan este cambio en la relación con sus grandes proveedores. "La industria se dio cuenta de la llegada que tiene el mayorista al consumidor final y empieza a hacer actividades pensando en el canal. El mayor cambio pasa por el packaging. El modelo Costco es cada vez más común y cada vez son más las marcas que ofrecen presentaciones intermedias entre la típica del consumidor final y el bulto. Son presentaciones pensadas para la compra mensual de una familia, siguiendo el modelo Costco", explican en Vital.


De Precios Cuidados a las marcas propias
Después de cierta resistencia inicial, los grandes supermercados habían encontrado en el plan Precios Cuidados que impulsó la última etapa del kirchnerismo una herramienta para generar tráfico en sus tiendas. La lógica era que los Precios Cuidados ofrecían pequeños márgenes de ganancias pero funcionaban como un anzuelo para lograr que los clientes se volcaran a los grandes supermercados en detrimento de los autoservicios chinos o los comercios de barrio.Sin embargo, la menor atención que le dio a Precios Cuidados el actual Gobierno tuvo como un efecto indirecto que los grandes supermercados perdieran una herramienta de marketing.
La contrapartida del auge y decadencia de Precios Cuidados es lo que pasó con las marcas propias de los mayoristas. El retroceso del plan creado por Augusto Costa fue aprovechado, entre otras, por líneas como Aro o M&K de Makro, S&P de Vital o San Remo y My Hogar de Yaguar, que lograron posicionarse como una alternativa competitiva frente a las marcas líderes.
A la cabeza de esta tendencia se encuentra, sin dudas, la cadena Maxiconsumo que logró hacer de Marolio un caso inédito de éxito, construyendo una marca a contramano de todos los manuales de marketing que dictaminan que a medida que se ingresa a nuevas categorías se pierde eficacia (hoy Marolio participa con buenos resultados en más de 600 categorías). "Estamos levantando una planta de fideos en General Rodríguez y tenemos en estudio sumar un molino propio para asegurarnos la provisión de trigo. Pero el proyecto más importante es el negocio de los lácteos. Hoy estamos trabajando con Lácteos Yatasto (una pyme de Navarro) que nos produce nuestra leche Marolio pero queremos tener una planta propia para procesar cinco millones de litros diarios", explicó  Víctor Fera, el dueño de Maxiconsumo y Marolio.
Los mayoristas además están avanzando cada vez más en el desarrollo de las marcas propias y ya no incursionan sólo en alimentos. El último lanzamiento es el de la línea de pequeños electrodomésticos con la marca Kansai que lanzó Diarco. "La idea es llevar al rubro de los pequeños electrodomésticos el modelo de venta mayorista, con precios muy agresivos y los resultados son muy buenos", aseguró Vilela.
La respuesta de los supermercados


Volver a las fuentes
Aunque tardó en llegar, los grandes supermercados preparan su respuesta. "Hoy la participación del canal moderno en las ventas totales está en uno de sus niveles más bajo, pero estoy convencido que los grandes supermercados van a recuperar algo del terreno perdido, porque detrás de este fenómeno hay un tema coyuntural", explica Osvaldo del Río, de Scentia.
Para recuperar a los clientes que perdieron en el último tiempo, los supermercados están apostando a una vuelta a sus orígenes, como en el caso de Carrefour que acaba de lanzar sus Precios Corajudos, que implican el congelamiento por seis meses del precio de 1300 productos de su marca propia. "Para recuperar terreno el hiper tiene que volver a ofrecer precios todos los días y terminar con las promociones, que ya probaron sirven para atraer gente los fines de semana pero que no traccionan ventas porque el consumidor llega muy disciplinado y solo se lleva los artículos que están en oferta", explica Patricia, Sosa, ex CCR que ahora acaba de lanzar la consultora BA Canal.

Competencia directa

Los grandes supermercados tampoco rehuyen a la pelea directa con los mayoristas en su propio terreno, no sólo a través de cadenas enfocadas en los pequeños comerciantes como Carrefour Maxi o algunas tiendas de Coto, sino también a través de acciones pensadas para recuperar a las familias que en el último tiempo abandonaron los hipermercados. "Definimos 480 productos que son los de mayor presencia en nuestro ticket y la idea es trabajar estos artículos con precios similares a los de los mayoristas, que van a estar disponibles todos los días y con todos los medios de pago", explicaron en Walmart que hace unas semanas anunciaron el lanzamiento de sus Precios Imbatibles que reemplazarán a las tradicionales promociones. Otra estrategia es ofrecer más packs dentro de los supermercados tradicionales. Esta modalidad se observa especialmente en rubros como leche larga vida y gaseosas, en los que es común encontrarse en las tiendas más grandes con tres cuartos de la góndola ocupados por productos en pack cerrado y solo un cuarto de los metros dejados para la venta por unidad.


Yo te conozco
De Coto a Jumbo, pasando por Carrefour, La Anónima y Walmart, las grandes cadenas de supermercados también cuentan con un conocimiento muy desarrollado de sus consumidores, por más que en los últimos dos años hayan visto como muchos clientes se fueron a hacer las compras en otro canal. Un buen ejemplo de esta capacidad para anticiparse a los gustos y necesidades de sus consumidores son algunas acciones que a priori pueden parecer llamativas como la oferta de "peluches gigantes de un metro" que cada tanto lanza Coto, con una singular respuesta. Las colas que se arman frente a las puertas de los supermercados dejan en claro que en la guerra del retail hasta los osos panda juegan un papel destacado.
Góndolas en guerra
Los números para entender la pelea del retail
33% retroceso: Es la participación que hoy tiene el canal formal (hiper y supermercados)en las ventas totales frente al 49% que tenía en 1998, según la consultora Scentia.
15% competencia: Son los costos operativos que en promedio tienen los mayoristas frente al 30% con que trabajan las cadenas tradicionales de hiper y supermercados.
73% desconfianza: Es el porcentaje de los consumidores locales que consideran que los comercios suben los precios antes de lanzar una promoción o un descuento.

A. S. 

sábado, 23 de abril de 2016

TEMA DE REFLEXIÓN: COMPETENCIA


Existe un refrán que afirma que lo importante es competir. Esta frase hecha, en realidad, dice exactamente lo opuesto de lo que parece afirmar a primera vista. No habla del valor de ser competitivo, sino que relativiza la importancia de tener éxito en lo que hacemos. Desenmascarada en su versión llana, es algo así como no importa ganar, lo importante es participar.
En la Argentina esta idea de que la competencia (incluso la más sana) es mala, es algo que inculcamos en nuestros niños desde una edad temprana. Nos horrorizamos si nuestros hijos muestran cualquier esbozo de espíritu competitivo. Pero eso no es así en todas las culturas. Hay otras que glorifican el fuego sagrado.



Esta manera de pensar la competencia termina permeando en casi todos los aspectos de la vida, incluyendo la manera en que se hacen negocios. Así, construimos una economía concentrada y corporativizada en la que los lazos entre competidores son mucho más fuertes que sus oposiciones. Enfrente, los sindicatos controlan directamente ciertos negocios o prefieren acordar con los oligopolios antes que usar a la competencia entre empleadores para mejorar las condiciones de sus representados. En un esquema así, el que siempre pierde es el consumidor, incapaz de encontrar una brecha en el monolítico armado oligopólico que empleadores y sindicalistas apuntalan.
Yo creo que no hay mayor ni mejor fuerza de cambio e innovación que la competencia. Y tampoco mayor poder para mantener a raya a los empresarios y forzarlos a hacer lo que en Argentina generalmente prefieren evitar: tomar riesgos y esforzarse por dar productos y servicios cada vez mejores.



El enorme empuje de la disrupción tecnológica promete romper este desigual equilibrio de fuerzas devolviendo el poder a los usuarios. Pero el proceso no es sencillo: las resistencias son grandes, así como también las presiones.


Hace unos meses el BCRA tomó la obvia decisión de impulsar que los resúmenes de cuenta bancarios ya no se envíen en papel sino en versión digital. La reacción no se hizo esperar. Ante la presión del sindicato de carteros, el Banco Central retrocedió y pospuso la implementación de esta medida obvia. ¡Si se hubieran dado cuenta a tiempo, tal vez podrían haber logrado que directamente se prohibiera el uso del e-mail!
Todos los que habitamos en Buenos Aires sabemos que el transporte público en la ciudad tiene un nivel pobre, en buena medida producto de la falta de competencia. El desembarco este mes de un nuevo jugador que usa tecnología para transformar la industria de taxis podría, tal vez, romper el estancamiento de este sector de servicio mediocre. ¿Será ésta la chispa que permita que finalmente los usuarios podamos viajar mejor, la que haga que finalmente las empresas compitan por brindar un mejor servicio? No si todos los demás actores de este mercado, empresarios y sindicalistas, actúan concertadamente para impedirlo. Sea como sea, lo importante es no competir.


Estos dos ejemplos son apenas la punta del iceberg del cambio que viene. Otros cambios más disruptivos aún, como los vehículos autónomos y las inteligencias artificiales, asoman ya en el horizonte. Ante el avance de las nuevas tecnologías, podemos intentar demorar y defender el esquema oligopólico existente y los precarios empleos del siglo XX que genera (como choferes de taxi y carteros). O atrevernos a pensar cómo esas nuevas herramientas tecnológicas abren la puerta tanto a reducir los abusos y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos como a inventar los nuevos trabajos del siglo XXI. 

S. B.