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domingo, 23 de abril de 2023

CONFLICTO EN EL PODER JUDICIAL


Una salida turbulenta en el máximo tribunal
Paz Rodríguez NiellRicardo lorenzetti
La salida de Héctor Daniel Marchi de la Corte fue turbulenta, pero anunciada. Hace semanas que en su oficina sabían que la mayoría preparaba un recorte drástico de sus atribuciones y el mes pasado, él, durante años el funcionario más poderoso del tribunal, acusó por escrito a los ministros de haberle cajoneado un expediente durante cuatro años. Difícil que hubiera vuelta atrás.
Lo inesperado fue lo que pasó ayer. En respuesta a la mayoría, que desplazó a Marchi, Ricardo Lorenzetti, en soledad, escribió una disidencia incendiaria. Pocas veces la Corte exhibe de modo tan brutal sus internas.
Lorenzetti acusó a sus colegas de haber echado a Marchi de forma “irresponsable”, para “sancionarlo” porque anteayer les hizo saber que estaba enviando a la Comisión de Juicio Político de la Cámara de Diputados, que investiga a los ministros de la Corte, “informes” sobre las irregularidades en la Obra Social del Poder Judicial, que depende del máximo tribunal. Según Lorenzetti, sus colegas disfrazaron esa venganza y la presentaron como un plan de modernización y reorganización. “Desprestigia a esta Corte sancionar a funcionarios que cumplen con la ley”, escribió en su disidencia el juez que, desde que perdió la presidencia del máximo tribunal, en 2018, es cada vez más explícito en sus críticas a sus colegas. “Lamentablemente debo escribir palabras que no desearía”, dijo en su disidencia.
Lo firmado ayer fuer una acordada que dispone un fuerte recorte de las atribuciones de la Secretaría General de Administración y una resolución que corre de ese cargo a Marchi. Cada una, con una disidencia de Lorenzetti. Según la mayoría, la reestructuración en el área de Administración busca reorganizar funciones y dotarla de más transparencia. Extraoficialmente, en la Corte advierten que con semejante recorte Marchi no podría seguir en el tribunal, que con tamaña degradación estaba claro que debía irse, y sostienen que “no entendió” la nueva era (post presidencia de Lorenzetti).
En un primer momento, no obstante, Marchi se había acomodado. Cuando Carlos Rosenkrantz sucedió a Lorenzetti, pretendió desplazar al administrador, pero sus colegas se opusieron y tampoco accedieron en ese entonces a la revisar los números del tribunal con las auditorías que pretendía aquel flamante presidente para controlar a Marchi.
La disidencia de Lorenzetti de ayer excedió al tema Marchi. El juez afirmó además que sus pares dispusieron un “aumento innecesario del gasto en el Estado” con la creación de estructuras que están muy lejos de una política de austeridad y que chocan con el ajuste al que está sometida la población. Contra Rosenkrantz, dijo que cuando asumió la presidencia impulsó la creación de una Secretaría de Desarrollo Institucional que “considerando solo sueldos tiene un costo anual de $150.000.000” y que en más de cuatro años “no ha presentado ningún informe de actividades que justifiquen ese costo”. Contra Rosatti, presidente actual de la Corte, dijo que “desde octubre de 2021 se han redactado numerosas acordadas en el área de presidencia obviando el procedimiento interno de control”.
Todo esto lo afirmó Lorenzetti mientras avanza en el Congreso el intento de destituir a los jueces de la Corte, impulsado por el oficialismo. En la mayoría del tribunal –un trío que parece ser cada vez más sólido– creen que no son dos procesos independientes. En una de las vocalías dijeron que están convencidos de que hay una “estrategia conjunta” entre Lorenzetti y el kirchnerismo en perjuicio de Rosatti, Rosenkrantz y Juan Carlos Maqueda. Prueba de esa conspiración –sostienen– fue la nota que Lorenzetti subió el 4 de abril a la página del Centro de Información Judicial (CIJ) sobre la auditoría a la obra social, un tema muy sensible para los jueces, en particular para Maqueda, que en la organización interna del tribunal era el que se ocupaba del seguimiento de la obra social.
La semana pasada, Rosatti, Rosenkrantz y Maqueda le contestaron oficialmente a Lorenzetti, en muy duros términos, que él no tenía atribuciones para resolver por sí mismo lo que pretendía en aquella nota del 4 de abril (que era declarar nulo un informe de la comisión directiva de la obra social). Lorenzetti dijo que lo había hecho “obligado” por la inacción de sus colegas. La tensión iba creciendo.
La pelea por la cronología
Anoche volvieron a contestarle. Esta vez, fue una respuesta extraoficial. Fuentes de la mayoría difundieron un punteo para refutar las críticas de Lorenzetti. Dijeron, por ejemplo, que si la Secretaría de Desarrollo Institucional no pudo funcionar de forma adecuada fue porque Marchi y Lorenzetti lo impidieron, y que Lorenzetti retuvo durante más de tres años un proyecto para crear un nuevo sistema de estadísticas. También, que las nuevas dependencias que se crean no generarán ningún gasto porque la Corte tiene “numerosos cargos vacantes con financiamiento”.
Lorenzetti escribió ayer que la decisión de correr a Marchi fue una sanción “por los informes que ha presentado el día 19 de abril de 2023, en relación a la obra social”. Fuentes de la mayoría alegan que mal podría ser así porque Rosatti, Rosenkrantz y Maqueda le enviaron, el 29 de marzo, el texto de la acordada que firmaron ayer, avalado ya por los tres.
Dos días después, el 31 de marzo, informó que Marchi –al la nacion tanto ya de que pretendían recortarle atribuciones– había presentado un duro escrito de recusación contra los cuatro jueces de la Corte en una causa por daños y perjuicios que él promovió contra Elisa Carrió. Pero no solo les pidió a los ministros que dejaran el caso: les reclamó que decidieran con celeridad. “Ya lleva más de cuatro años [la causa] ante sus estrados”, les dijo Marchi a sus jefes. Rosatti, Rosenkrantz y Maqueda rechazaron la recusación “de plano”. Lorenzetti, otra vez, se pronunció en disidencia y aprovechó para recordarles a sus colegas que él se había excusado hacía más de un año sin que los demás hubieran resuelto esa excusación y les sugirió a todos que se apartaran. En respuesta, la mayoría le dijo que ellos no dejarían el caso. Sí le concedieron dejarlo afuera a él.
Cuando se formalice lo resuelto ayer, Marchi deberá mudarse a la Cámara Federal de la Seguridad Social sin una función específica –para actuar “atento a las necesidades de dicho fuero”–. Para evitar ese traslado, él pidió anoche una licencia de 180 días. Pero incluso si los ministros se la conceden, Marchi no saldrá de la escena pública. Reaparecerá como testigo en la Cámara de Diputados. Su citación no tiene fecha, pero la presidenta de la Comisión de Juicio Político, Carolina Gaillard, ratificó a que  se lo convocará “más adelante” por las irregularidades en la obra social. En la Corte se preguntan hasta dónde será capaz de llegar en esa declaración. “Ojo que el responsable de la cuestión administrativa de la obra social era el propio Marchi”, dicen, sonrientes, en el Palacio de Tribunales.

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sábado, 22 de abril de 2023

CONFLICTO EN EL PODER JUDICIAL




Apartan al contador de la Corte y recrudece la interna
Es un hombre vinculado a Lorenzetti, el único que lo defendió
Hernán CappielloMaqueda, Rosatti y Rosenkrantz quedaron enfrentados con Lorenzetti
La Corte Suprema de Justicia quedó ayer otra vez envuelta en una interna expuesta públicamente. El desencadenante fue la decisión de desplazar al administrador del cuerpo, Héctor Marchi, un hombre vinculado al juez Ricardo Lorenzetti. La medida fue impulsada por los otros tres integrantes del cuerpo –Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Juan Carlos Maqueda– y generó un cruce de escritos y cuestionamientos.
La Corte Suprema de Justicia desplazó ayer por mayoría a su administrador general, Héctor Marchi, un funcionario vinculado a uno de los jueces del tribunal, Ricardo Lorenzetti. La decisión se vincula con un reacomodamiento interno del área, pero claramente pone de manifiesto el enfrentamiento entre los magistrados tras la elaboración de un informe que da cuenta de las críticas al funcionamiento de la obra social del Poder Judicial.
La Corte firmó una acordada, tras su reunión de acuerdos, que desplaza a Marchi por decisión de Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Juan Carlos Maqueda. Ricardo Lorenzetti, en cambio, presentó una disidencia en duros términos.
Lo ocurrido ayer dejó en evidencia las diferencias profundas entre. Lorenzetti y sus tres colegas. Lorenzetti dijo que el desplazamiento de Marchi era una sanción, un castigo por informar a la Comisión de Juicio Político que juzga la Corte acerca de irregularidades en la obra Social del Poder Judicial. Es una de las banderas del kirchnerismo para avanzar sobre la Corte.
Marchi era el administrador general de la Corte, cargo al que llegó de la mano de Lorenzetti. Sobrevivió a los cambios de presidentes de la Corte y a las embestidas de Elisa Carrió, quien lo denunció penalmente. Cuando asumió Rosenkrantz al frente de la Corte, se lo buscó desplazar, pero en esa ocasión los votos no acompañaron la decisión. Hoy ocurrió lo contrario.
En la Comisión de Juicio Político el oficialismo está esperando a Marchi con los brazos abiertos para que declare en contra de los jueces de la Corte. Quieren que sea su carta irrefutable para forzar la formalización de la acusación contra los magistrados, aunque no cuenten con el número de legisladores suficientes para aprobarla en el recinto.
La mayoría de la Corte dijo que el desplazamiento de Marchi se justifica en reorganizar dependencias internas y que no se trata de una represalia porque Marchi recusó a los jueces de la Corte en una causa que tiene Elisa Carrió en su contra. Negaron que fuera una venganza por el informe del contador Marchi del 19 de abril relativo a la Obra Social, pues el proyecto para correrlo fue anterior.
Los jueces trabajan desde el 29 de marzo el proyecto de acordada que firmaron ayer, según supo Ayer, Marchi informó que estaba enviando a la Comisión de Juicio Político de la Cámara de Diputados un informe que daba cuenta de las irregularidades detectadas en el funcionamiento de la obra social del Poder Judicial, uno de los temas por los cuales se está llevando adelante el proceso de enjuiciamiento contra los magistrados del máximo tribunal.
Fuentes de la Corte dijeron que la decisión de desplazar a Marchi estaba tomada desde antes de sus presentaciones de las últimas semanas (además del informe vinculado con la obra social, Marchi recusó a los cuatro jueces en una causa judicial).
Lorenzetti, en su disidencia, planteó que “es evidente que no hay razones administrativas para disponer este traslado”, relataron fuentes del tribunal. Dijo que la  prueba de ello es que “se designa en su reemplazo a un secretario civil que no tiene ninguna experiencia en la administración, para desplazar a un funcionario que hace quince años que se desempeña con el aval de todos los ministros y sin objeciones”.
“El enojo lleva a la irresponsabilidad institucional con grave perjuicio para el Poder Judicial”, advirtió el juez, que dijo que está en riego por una decisión “precipitada” la negociación de salarios, la administración de contratos, vehículos, fondos anticíclicos, elaboración del presupuesto, la relación con los bancos y temas impositivos de funcionarios y magistrados. A su entender, el apartamiento de Marchi es, en realidad, “una sanción porque ha presentado un informe sobre la Obra Social, de fecha 19 de abril, que no parece gustar”. Marchi anunció anoche que se tomaría una licencia de 180 días como funcionario del Poder Judicial.
Lorenzetti entendió además que “la resolución es inaplicable y no tendrá ningún efecto jurídico”, y que el hecho de trasladar a Marchi a la Cámara Federal de la Seguridad Social implica por su grado, “agregar un camarista más”.
También, el juez planteó sus dudas sobre el funcionamiento de una secretaría creada por Rosenkrantz cuando fue presidente y sobre el modo en que realizó el control de legalidad en la toma de decisiones de la presidencia del tribunal.
No es habitual que en la Corte se ventilen en púbico, y menos en los párrafos de una acordada, las diferencias de los jueces sobre temas administrativos y de dinero.
La mayoría de la Corte le contestó que en cuanto a las alusiones a la Secretaría de Desarrollo Institucional, que es la que cuestionó Lorenzetti, fue la conducta de la Secretaría General de Administración de Marchi y la del propio juez Lorenzetti la que impidió que realizara su tarea en forma adecuada.
Enumeraron la cantidad de propuestas elaboradas por la Secretaría de Desarrollo Institucional que el juez Lorenzetti retuvo durante más de tres años (por ejemplo, la creación de un sistema de estadísticas, el proyecto de reestructuración del sitio web y la propuesta de una nueva política de comunicaciones). Por lo demás, la Secretaría de Desarrollo Institucional fue creada por cinco jueces de la Corte, dijeron.
A las críticas de Lorenzetti a la manera en que se reorganizó la Corte le respondieron que muchas de esas acordadas llevan su firma. Y negaron que esta medida conlleve un mayor gasto.
La mayoría dijo que es falso que “organismos de control son siempre externos”, ya que la Ley de Administración Financiera prevé sistemas de control interno y externo, pero de naturaleza y finalidades distintas.
Lorenzetti cuestionó que desde 2021 algunas de las acordadas dictadas por la Corte no fueron elaboradas por las dependencias de la Secretaría General de Administración, lo cual habría dado lugar a “errores administrativos”. La mayoría le contestó que ninguna norma establece que las acordadas deban ser redactadas por un órgano determinado. Y le facturaron que en el pasado hubo importantes acordadas redactadas personalmente por el juez Lorenzetti.
En cuanto a las referencias al control externo realizado en el pasado por la Auditoría General de la Nación, el juez Lorenzetti soslaya -dijo la mayoría- que durante su presidencia se discontinuaron los acuerdos para que el organismo hiciera esa tarea, y que el último informe sobre la cuenta de inversión de la Corte realizado la Auditoría General de la Administración se refiere al ejercicio fiscal 2011 y contiene críticas a la gestión administrativa del Tribunal.
En su acordada la Corte decidió separar el área de auditoría del área de administración. Así dispuso “dotar de mayor especialidad y autonomía funcional al órgano encargado de realizar el control contable, financiero y de gestión de la superintendencia que desarrolla como cabeza del Poder Judicial”.
Creó la Dirección de Control Interno y Auditoría que reportará al pleno de los jueces del tribunal para darle autonomía funcional con respecto a las áreas controladas. Activó, además, una “secretaría jurídica general”, una dirección de sumarios y otra de Asuntos Contenciosos. Y dispuso que la Mesa General de Entradas y la Dirección de Despacho, que actualmente dependen de la Dirección Jurídica General y de la Secretaría General de Administración, se desempeñen en la órbita de la Secretaría Jurídica General.
Va a ser este organismo el que se encargará de las declaraciones juradas de bienes de los magistrados y funcionarios de la Corte Suprema de Justicia. Tendrá la recepción, custodia, registro y archivo de las declaraciones juradas. En noviembre de cada año, la Dirección de Recursos Humanos elaborará el listado de los sujetos obligados a presentar su declaración jurada patrimonial integral y la publicará en la página web del Centro de Información Judicial.
Se creó además un área de Control Interno y Auditoría. Además, se decidió el traslado de Marchi a la Cámara Federal de la Seguridad Social y que la secretaría que ocupaba quede a cargo del titular de la Secretaría Judicial N° 1, Damián Ignacio Font. La Secretaría Jurídica General quedará a cargo de Luis Sebastián Clérici.
El kirchnerismo no ve la hora de que Marchi declare en el juicio político

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El poderoso administrador judicial al que se le acabó el crédito político
Lorenzetti fue su único defensor; manejaba una caja de $155.000 millones
Hernán CappielloHéctor Daniel Marchi
Héctor Daniel Marchi era hasta ayer el administrador general de la Corte, cargo al que llegó de la mano de Ricardo Lorenzetti, el único de los jueces del Máximo Tribunal que intentó evitar su desplazamiento. El contador llevaba más de 15 años en ese cargo estratégico desde donde manejaba una caja de $155.000 millones.
Sobrevivió a los cambios de presidentes de la Corte y a las embestidas de Elisa Carrió, quien lo denunció penalmente en 2016 por presunto enriquecimiento ilícito, una causa que fue desestimada por el entonces juez federal Sergio Torres. También se lo intentó desplazar cuando asumió Carlos Rosenkrantz al frente de la Corte, pero los votos no acompañaron.
Llegó a la Corte como subadministrador del tribunal a finales de 2003, cuando asumió Lorenzetti como juez. Era la manera de neutralizar a Nicolás Reyes, el hábil administrador heredado del menemismo. Reyes se retiró en 2008 y Marchi, que había aprendido a su lado los secretos del Palacio de Justicia, quedó al frente.
Marchi trabajó en el PAMI en Santa Fe. En 2001 llegó a ocupar la Secretaría de Hacienda de la Municipalidad de Rafaela, durante la segunda gestión de Ricardo Peirone, y de allí escaló hasta ser ministro de Hacienda del gobernador Jorge Obeid, peronista como él, aunque hoy Marchi ya no tiene una activa militancia. Rafaela es también la ciudad de Lorenzetti.
En la Corte, Marchi concentró la administración y la manejaba desde hacía más de una década con el mismo ímpetu con el que jugaba al fútbol como marcador central en la liga santafesina. Es conocido por ser un hombre serio, algo parco y duro negociador.
En 2012, cuando las relaciones entre el kirchnerismo y la Justicia se tensaron, estuvo detrás de la decisión de la Corte de prestarle dinero al Consejo de la Magistratura para pagar sueldos, recursos que nunca fueron reintegrados. Era también el administrador del fondo anticíclico que asciende $155.000 millones, un respaldo que creó Lorenzetti y que permitió generosas ganancias en el mercado financiero.
Su paso por innumerables cargos no le impidió a Marchi mantener un obsesivo perfil bajo. En la Corte dirigió el Comité de Inversiones, donde se decidían las obras de infraestructura de la Justicia

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