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lunes, 1 de julio de 2024

EL ANÁLISIS DEL DR. JUAN CARLOS DE PABLO


¿No sería lindo que hubiera de todo para todos?
Juan Carlos de Pablo PREGUNTAS A RobERT HENRy NElSoN


En un programa de televisión en el cual entrevistaron a familias muy pobres, le preguntaron a un chico qué era lo que más deseaba. No retuve el texto, pero la idea quedó grabada en mi mente. Palabra más, palabra menos, dijo “que todo fuera gratis”. Impecable versión, por la inversa, del principio de escasez, que le da sentido a buena parte de la reflexión en materia económica. La escasez, ¿es algo inherente a la realidad en la Tierra o es un producto fabricado por algunos seres humanos para vivir a costa del resto?
Sobre esta cuestión conversé con el estadounidense Robert Henry Nelson (1944-2018), quien, según Art Carden, fue un académico pionero en los estudios que se ubican en la intersección entre economía y teología. También se destacó por sus trabajos referidos a administración de los recursos naturales, el uso de la tierra y la política de medio ambiente. Su perspectiva fue importante e in suficientemente aprecia da. En 2001 publicó el libro La economía como religión. De Samuel son a Chicago y más allá, en el que aclaró que el estudio de la economía como religión no debe confundirse con el estudio de la economía de la religión. La obra no es pos moderna desde el punto de vista de los métodos, pero sí pos fundacional desde el de los resultados.
–Una década antes había publicado otro libro sobre esta cuestión.
–Ene fecto; MaxLynn Stackhou se dijo que en Alcanzan do el Cielo en la Tierra: el significado teológico del análisis económico, publicado en 1991, contribuí a iniciar una fresca autoconciencia entre los cientistas sociales, con respecto a las profundas constelaciones de valores que subyacen por debajo de lo que hacemos.
–¿Qué rescata, principalmente, de la obra publicada en 2001?
–Muchos de los economistas clásicos no solamente estaban guiados por supuestos teológicos, sino que también visualizaban el campo de estudio en términos mesiánicos. Por ejemplo, suponían que la principal razón del dolor y el sufrimiento humanos, se debían a que vivimos en un contexto de escasez. Las profundas tradiciones religiosas que conformaron la cultura occidental, inevitablemente circunscribieron el análisis económico mucho más de lo que los principales economistas están dispuestos a admitir. Los economistas se visualizan a sí mismos como científicos, pero se parecen más a los teólogos. El rol básico que cumplen los economistas en la sociedad contemporánea, es similar al que cumplían los primeros cristianos y otros religiosos en su momento. Recuérdese que, en las épocas antiguas, los teólogos no solamente se ocupaban de los misterios divinos, sino también de algunas cuestiones que hacían a la vida diaria. Por ejemplo, se interesaban por el justo precio y la usura.
–En la primera clase de mi curso de “Economía 1” explico el principio de escasez, según el cual no hay de todo, para todos, gratis.
–En la Argentina. También lo comenzaría así, si lo dictara en Colombia, Alemania o Japón. Quizá tendría algún problema si lo ofreciera en Arabia Saudita o Qatar, donde –superficialmente al menos– el derroche está a la vista de todos. Aunque, muy probablemente, si profundizáramos el análisis también encontraríamos facetas del principio de escasez.
–Mucho se discute sobre el origen del referido principio.
–Me parece claro que es un subproducto de la desobediencia de Adán y Eva al mandato divino. Cuando Dios los echó del Paraíso, les dijo: “Ganarás el pan con el sudor de tu frente”. Una implicancia de esta explicación es que no es cierto que hace cinco siglos no había economistas ni problemas económicos. Quizá no había economistas, como los conocemos ahora, pero en el Egipto de los faraones y en la Antigua Grecia había problemas económicos.
–Tanto en el plano del diagnóstico, como en el de las soluciones, existen explicaciones alternativas.
–Propias de la utopía. Los anarquistas sostienen que la escasez es una creación del Estado, por lo cual su abolición terminaría con aquella. También existen utopías de inspiración socialista.
–Que supongo que a usted le parecen incorrectas.
–Inofensivas, si solo sirven para matizar una conversación entre amigos o parientes, pero peligrosas cuando se intentan llevar a la práctica. ¿Cuántos millones de inocentes seres humanos perdieron la vida cuando llegaron al poder partidarios del Hombre Nuevo o barbaridades por el estilo?
–¿Cuál es el rol de los economistas?

–No eliminar la escasez y recrear el Paraíso en la Tierra; de la misma manera que no es el rol de los médicos solucionar el problema de la muerte. Los economistas tenemos que responder a versiones concretas de la siguiente pregunta: ¿qué alternativas son factibles, con los recursos y la tecnología que contamos, sabiendo que no hay de todo, para todos, gratis? Óptimo es lo mejor de lo factible, no lo mejor de lo mejor.
–¿Por qué dice versiones concretas?
–Porque la relación entre el análisis económico y la teoría económica no es mecánica y mucho menos biunívoca. Si lo fuera, bastaría con introducir todos los conocimientos en una computadora para que nos dijera cuál es la mejor decisión posible.
–Deme algún ejemplo.
–Todo economista profesional lleva en la sangre el principio de escasez, y, por ende, está particularmente alerta al derroche. En un mundo donde sobraran los recursos no habría problema con llevar adelante las ideas más fantasiosas; en un mundo de recursos escasos la contrapartida de un derroche es mayor escasez para otros seres humanos. Esta es la razón por la cual, como principio general, los precios tienen que reflejar los costos, que a su vez reflejan los recursos utilizados en la producción de los diferentes bienes.
–No todos los problemas son de escasez.
–Tiene razón, también existen los problemas de distribución. Pero al respecto los economistas también tenemos algo importante que decir. Solo a John Stuart Mill se le ocurrió separar por completo las leyes de la producción de las leyes de la distribución o, si se prefiere, recomendar la eficiencia en el ámbito de la producción y la equidad en la de la distribución.
–Tampoco nos vayamos al otro lado, y pensemos en la inflexibilidad de la distribución, planteada por Vilfredo Pareto.
–Tampoco. Pero la experiencia de buena parte del siglo XX muestra las consecuencias que tiene, sobre la producción y el crecimiento, el entusiasmo de las políticas públicas por reducir la desigualdad en la distribución del ingreso a través de medidas impositivas, subsidios a la demanda de ciertas mercaderías y servicios, etcétera, ignorando los incentivos y los desincentivos, base decisoria de los seres humanos. La reacción que se está produciendo en varios países, no solamente en la Argentina, es una muestra de ello.
–Don Robert, muchas gracias. •
De cara al próximo encuentro anual, los directivos de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE) afirmaron que la velocidad de los cambios tecnológicos hace que se tenga que poner a la persona, de forma integral, en el eje de las transformaciones; la visión sobre los primeros meses del Gobierno y sobre el desafío de la educación
“La transformación que estamos viviendo es una transformación humana, una transformación de habilidades”. Luis Guastini, el ejecutivo que presidirá el 27° encuentro anual de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE), coincide con Silvia Bulla, presidente de la institución, que uno de los grandes desafíos de la Argentina es el de promover una educación más centrada en dar herramientas para un aprendizaje de por vida que en los cambiantes conocimientos técnicos. Cuando se piensa en los cambios que avanzan a gran velocidad y que impactan en la vida laboral, dicen los directivos, se piensa más en los aspectos tecnológicos, pero el desafío fundamental es poner el foco en la persona.
Guastini, CEO y presidente de ManpowerGroup, y Bulla, quien preside la firma Danisco Argentina dialogaron con a pocos días del LA NACION encuentro que lleva por lema “Creer para crecer” y que será el 2 y 3 de julio en el Regimiento de Patricios.
“Pasaron seis meses de un gobierno que implementó medidas macroeconómicas que empiezan a dar resultados desde el punto de vista de los objetivos trazados, que eran muy necesarios. Sigue siendo necesario seguir con resultados macroeconómicos sostenibles y quedan desafíos, como los sociales”, afirmó Bulla, quien explicó que la decisión de no hacer el evento en algún hotel tradicional del centro porteño –como
en años anteriores– responde al objetivo de “hacer un encuentro más inclusivo”. Y agrega que el catering estará a cargo de Mordisco, un emprendimiento gastronómico del ámbito de la economía social.
–¿Por qué “Creer para crecer”?
Luis Guastini-: Queríamos que el encuentro fuera un camino en el que arrancáramos con una reflexión sobre cuál es nuestro propósito como líderes para transformar las organizaciones y generar impacto. En ese camino veíamos el concepto de creer. Creer en nosotros mismos, en nuestras habilidades, en los otros que nos acompañan y en la capacidad de los líderes de mancomunar esfuerzos. Y creer que cuando las fuerzas parece que flaquean o nos sentimos desilusionados, hay una fuerza superior que nos impulsa. El camino arranca por el corazón para ir a la acción y termina en la transformación, y ahí está el propósito de crecer, de hacer crecer a las organizaciones, a la gente y a nuestro querido país.
–¿Cómo evalúan el momento económico del país? En estos días se conocieron datos de la actividad en caída, del desempleo en alza y, a la vez, es un tiempo de expectativas en quienes gobiernan.
Silvia Bulla–: Pasaron seis meses de un gobierno que implementó medidas macroeconómicas que empiezan a dar resultados desde el punto de vista de los objetivos trazados. Es necesario seguir con resultados macroeconómicos sostenibles y quedan desafíos, como los sociales. El de la educación, por ejemplo, que no un tema más en una lista, porque es un camino para la salida de la pobreza. Para transitar hacia una salida en todo sentido debe haber un programa que incluya la educación como prioridad, con este foco que está poniendo el Gobierno en la alfabetización y con foco en el desarrollo de habilidades básicas para el trabajo.
–Y en ese punto, ¿qué pueden hacer las empresas y quienes las lideran y qué hacen realmente?
L G –: En todo el mundo estamos en un contexto muy particular, con grandes transformaciones. La irrupción de la tecnología está transformando mucho los modelos de negocios. Las habilidades que se requieren para trabajar replantean los modelos y el rol de las empresas y las organizaciones en la sociedad. Décadas atrás se pensaba que la responsabilidad del desarrollo de las habilidades estaba reservada solo al Estado y que eso se lograba con la educación formal. Que con lo que ahí se adquiría alguien estaba en condiciones de trabajar hasta que se jubilara. Hoy sabemos que eso no es así. Y la responsabilidad que antes parecía exclusiva del Estado está repartida. Las empresas tienen un rol muy importante en la empleabilidad y las personas tienen una responsabilidad muy grande en estar continuamente aprendiendo. Estamos en un momento en el cual se nos permite, de una forma que antes no se había dado, poner a la persona como centro de las organizaciones. Hablamos de tecnología y enseguida pensamos en el software, en la computadora. En realidad, la transformación que estamos viviendo es una transformación humana, una transformación de habilidades. En el encuentro vamos a hablar de varias empresas que llevan adelante actividades muy interesantes. Y vamos a ver ejemplos de cómo cada vez más, tras la pandemia, estamos más integrados; nuestras creencias, nuestra espiritualidad empiezan a formar parte de nuestra identidad como personas en una organización.
–¿Cómo ven el rol del Estado en cuanto a la problemática social? Es una etapa en la cual la concentración parece estar en los objetivos macro y el déficit cero.
SB–: Vemos una preocupación genuina de las personas que están el Gobierno por el tema social. Tienen una mirada diferente de cómo actuar en las situaciones concretas de la realidad y el cambio causa algunos problemas. Pero vemos que sí se le da importancia a la parte social, de una forma diferente.
–En las leyes que tanto le costó lograr al Gobierno hay cuestiones para el mediano o largo plazo y temas puntuales para la vida de las empresas, como los laborales, ¿cómo ven esas medidas?
SB–: Cuesta tener una sola idea porque son muy amplias las leyes y cubren muchos aspectos de la economía y de la relación entre empresas y empleados. Sí creemos que es importante escuchar a todos; a las pymes, que tienen el desafío de crecer y les es complejo sumar personas a su plantilla, sabiendo los costos que implica y el desafío si hubiera un juicio futuro. Las grandes multinacionales, a la vez, tienen que traer inversiones, y ahí a veces cuesta por el lado de la sostenibilidad de las decisiones.
LG–: En lo laboral, creemos que las normas tienen que dar certeza y ser sostenibles. Para eso se necesita consenso; de lo contrario tenemos movimientos pendulares sin saber nunca qué va a ocurrir. Hay una discusión más trascendente y es sobre la necesidad de que se adquieran las habilidades demandadas. Vamos a trabajar en el encuentro la agenda del cambio tecnológico y la agenda de la coyuntura global.
–¿Cuáles son esas habilidades que hoy se necesitan?
LG–: Las más demandadas y difíciles de conseguir son las que llamamos blandas o las menos técnicas. Las empresas se dieron cuenta de que, por la velocidad con la que se vuelve obsoleto el conocimiento técnico, es más importante, por ejemplo, la capacidad de estar continuamente aprendiendo. El conocimiento debe acompañarse con habilidades como la creatividad, la empatía, la capacidad de comunicarse. En la educación actual, salvo excepciones, el momento en el que se define si aprobamos o no, es un momento extremadamente individual, es un momento en el cual nos sentamos frente a un papel para rendir y demostramos conocimientos. Y cuando termina ese proceso educativo pasamos al mundo laboral y lo primero que nos dicen es ‘acá valoramos el trabajo en equipo’.
–Hay un tema que atraviesa la política y en muchos casos a las organizaciones, que es la corrupción.
SB–:Para nosotros es un área de preocupación; la institucionalidad siempre lo fue. Hemos sido muy claros en el tema de la Corte Suprema, como ACDE y como parte del Foro de Convergencia Empresarial [en un comunicado se cuestionó la postulación del juez Ariel Lijo].
–¿Quién es Cristo para ustedes? ¿Y cómo viven su fe en sus tareas?
SB–: Es el centro de mi vida. Empiezo la mañana escuchando el Evangelio y eso me setea la agenda más que otras cosas. Es una piedra angular de mi vida, de mi familia, de mi existencia, todo lo que sucede lo paso por el tamiz de su mirada.
LG–: ¿Viste los trompos que se tomaban de un hilo y se tiraban? Quedaban moviéndose en un eje y eso es lo que se me viene a la cabeza a partir de la pregunta. Es el eje. Mi experiencia personal me demostró que cuando se deja todo en manos de la providencia pasa algo fantástico, porque sentís que nada te para. •

Renovar la cultura empresarial
El 27° Encuentro ACDE propone, entre otros temas, poner la mirada sobre el desafío humano frente la inteligencia artificial. Será el 2 y 3 de julio y habrá oradores como Roberto Murchison, Pablo Ardanaz, Santiago Bellomo, Liliana Parodi, Mateo Salvatto y Rafael Grossi, del Organismo Internacional de Energía Atómica. Más datos: www. encuentroanualacde.com.ar

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lunes, 1 de mayo de 2023

EL ANÁLISIS DEL DR. JUAN CARLOS DE PABLO


¿Para qué necesita asesor un presidente, si tiene ministro?
Juan Carlos de PabloEl presidente Alberto Fernández con el ministro de Economía, Sergio Massa, en Olivos

PREGUNTAS A William John FELLNER
Economista 1905-1983
Enseñó en la Universidad de California, en Berkeley, entre 1939 y 1952, y en Yale, entre 1952 y 1973; en 1969 presidió la Asociación Americana de Economía (AEA).



En los libros de texto más elementales, la relación entre el presidente de una nación y su ministro de Economía se describe de la siguiente manera: el presidente plantea los objetivos y el ministro elige los instrumentos más adecuados para alcanzarlos. El primero fija el “qué”, el segundo el “mejor cómo”. No se trata de una conversación única, porque el ministro podría encontrar la imposibilidad de satisfacer los objetivos de manera completa, o pedirle al primer mandatario que puntualice las prioridades cuando, en función de los instrumentos disponibles, algunos objetivos entran en conflicto con otros. Pero nada de esto explica por qué un presidente necesita un asesor en materia económica, teniendo un ministro a cargo del área.
Sobre el tema conversé con el húngaro William John Fellner (19051983), quien migró a Estados Unidos en 1938. Enseñó en la Universidad de California, en Berkeley, entre 1939 y 1952, y en Yale, entre 1952 y 1973. En 1969 presidió la Asociación Americana de Economía (AEA). Era partidario de la intervención estatal solo en depresiones profundas y, en todo caso, para disminuir la amplitud del ciclo económico, por lo cual Irma Adelman lo calificó de keynesiano prudente. Lo entrevisté porque entre 1973 y 1975 integró la troika que dirigió el Consejo de Asesores Económicos (en inglés, CEA), en las presidencias de Richard Milhous Nixon, y Gerald Rudolph Ford.


–El CEA fue creado en 1946, como parte de la ley de empleo. ¿Cuál fue la idea?

–Cuando en 1996 se cumplieron 50 años de existencia del Consejo, en su reunión anual la AEA le dedicó una sesión de la cual surgieron un par de ideas básicas: 1) el CEA es una consultora muy especial, porque tiene un solo cliente: el presidente de la Nación, y 2) la principal labor del CEA consiste en elaborar memos en menos de cinco horas, porque en dicho lapso, en Washington, una idea loca se transforma en un proyecto de ley. ¡Y no estoy exagerando!

–De manera que el CEA no hace pronunciamientos públicos.

Aunque interactúa con el secretario del Tesoro y el presidente del Sistema de la Reserva Federal. Al respecto, cabe citar un episodio ocurrido en 1984. Entre 1982 y 1984 el CEA fue presidido por Martin Stuart Feldstein, durante la presidencia de Ronald Reagan, episodio que Paul Anthony Samuelson describió así: “Feldstein quedará inscripto en las columnas de anécdotas de los libros de historia, por haber llevado a un nuevo nivel la práctica de frenar en público el impulso de la propia administración. Contradijo abiertamente al secretario del Tesoro, Donald Thomas Regan, cuando éste sostuvo que las elevadas tasas de interés no tienen nada que ver con el colosal déficit estructural del presupuesto. Sus actitudes molestas le hicieron un beneficio al país. Regresó a la cátedra con menos dinero, pero su capital humano es mayor”. A raíz de su postura fue tapa de la revista Time.

–En Estados Unidos el rol de asesor presidencial está institucionalizado. En otros países, ¿también existe?

Piense en el suyo, de Pablo. Rogelio Frigerio asesoró al presidente Arturo Frondizi (durante el primer semestre de la gestión fue secretario de Relaciones Socio-económicas y luego fue asesor). Frigerio y Álvaro Carlos Alsogaray mantuvieron muchas discusiones, pero probablemente no durante la presidencia de Frondizi, por una suerte de división del trabajo: Frigerio se ocupaba de cuestiones estructurales, Alsogaray, de la coyuntura.

–¿Algunos otros ejemplos dignos de mención?

–En la presidencia de Juan Carlos Onganía existieron disputas entre Roberto Roth, secretario general de la presidencia, y Adalbert Krieger Vasena, ministro de Economía de la Nación. En Estados Unidos, Harry Lloyd Hopkins, asesor del presidente Franklin Delano Roosevelt, y en Inglaterra, Alan Arthur Walters, asesor de la primera ministra Margaret Hilda Thatcher.

–Pasemos a la sustancia. ¿Para qué necesita un presidente un asesor económico, si tiene un ministro de Economía?

Por razones entendibles y de las otras. Comencemos por las primeras: la realidad es bastante más complicada que los libros de texto, por lo cual es entendible que un presidente de la Nación quiera comprender qué es lo que le está proponiendo o explicando su ministro de Economía. Claro que le puede pedir al propio ministro que le aclare las dudas, pero muchos optan por tener una segunda o una tercera opinión. Lo cual es totalmente justificado, porque si la política económica pudiera diseñarse de manera mecánica, bastaría con poner todos los datos en una computadora. Pero, por definición, es imposible modelar la incertidumbre, y la realidad siempre es incierta.

–Un ministro de Economía puede sentirse molesto por esto.

–Tiene que bancársela, porque el primer “cliente” de la política económica que quiere llevar adelante es su jefe, el presidente de la Nación. Al cual, con su accionar, no solo le tiene que mostrar idoneidad, sino también lealtad.

–Usted mencionó que puede haber otras razones para demandar asesoramiento presidencial.

–Sí, que el presidente desconfíe de su ministro de Economía, por falta de idoneidad o segundas intenciones. Cuando esto ocurre, lo único que puede suceder es un desastre.

–¿Por qué no lo reemplaza por un ministro que sea capaz y de su confianza?

Porque no siempre puede, pero esto de que desde la presidencia de la Nación se van a corregir los errores que se cometen en el Palacio de Hacienda es una utopía.

–Más allá de las personas, hay una diferencia fundamental en el funcionamiento de los roles de asesor y de quien ejerce una responsabilidad ejecutiva.

–Efectivamente. Henry Kissinger explica una asimetría que existe cuando un ser humano trabaja como asesor, que desaparece cuando labora como presidente, ministro, etcétera. Los asesores nunca son penalizados por alertar contra cosas que no ocurrieron, pero sí por no haber alertado contra cosas que efectivamente ocurrieron. Ergo, en defensa de sus puestos de trabajo, son especialistas en listar los posibles riesgos de cada acción, y en no descartar nada: el salto devaluatorio, la hiperinflación, etcétera. Si después no ocurre, pueden decir que debería haber ocurrido.

–El presidente de una Nación, como su ministro de Economía, no actúan con la lógica del asesor, sino con la del decisor.

–Así es, lo cual implica que operan sin red. Sabiendo que la vida es problema contra problema, y que en la práctica nunca se tienen todos los datos como para decidir en condiciones de certeza. Por lo cual, en última instancia, y una vez que el presidente de la Nación terminó de escuchar a sus asesores, se junta con su ministro de Economía para responder el único interrogante que importa: “Y entonces, ¿qué hacemos?”.

–Don William, muchas gracias.

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miércoles, 29 de marzo de 2023

EL ANÁLISIS DEL DR. JUAN CARLOS DE PABLO


El precio de las entradas para ver a la selección
Cuando juega el equipo de Messi, se deberían licitar los tickets y financiar pantallas gigantes, opina De Pablo
Juan Carlos de PabloLos tickets para ver al equipo de Messi en River se agotaron en pocas horas

Economista
1947-2022


Nació en Ewing, Nueva Jersey, Estados Unidos. En 1982, junto a William Jack Baumol y John Clifford Panzar, publicó Mercados desafiados y la teoría de la estructura industrial.

Pablonia es un país cuya selección ganó el campeonato mundial de fútbol que se jugó en Tasmania, en 1022, es decir, hace 10 siglos. Un par de meses después, jugó un partido en Pablonia. La población, tradicionalmente futbolera y encima emocionada por el título, quería reencontrarse con “su” equipo, pero en el estadio sólo había lugar para 63.000 personas. ¿Con qué criterio debieron haber asignado las escasas entradas, frente a la notable demanda? Para evitar enojos y represalias, imitaré a Giuseppe Verdi, quien, en 1842, estrenó Nabucco, ubicando en la antigüedad cuestiones que los italianos estaban viviendo, dada la ocupación austríaca.

En busca de asesoramiento útil contacté al norteamericano Robert Daniel Willig (1947-2022), quien además de economía estudió matemática e investigación operativa. Durante medio siglo influyó sobre los más importantes eventos referidos a regulaciones y lucha antimonopólica. En 1982, junto a William Jack Baumol y John Clifford Panzar, publicó Mercados desafiados y la teoría de la estructura industrial.

–¿Cuál es la idea central del libro?


–Que la amenaza de los potenciales oferentes disciplina y limita el poder de mercado de las empresas existentes. Un mercado desafiado es uno en el cual la entrada de nuevos oferentes es absolutamente libre, y la salida no tiene costos. Generaliza el concepto de mercado perfectamente competitivo con el de mercado perfectamente desafiado. La característica crucial de un mercado desafiado es su vulnerabilidad a una estrategia del tipo “toco y me-voy”. La teoría del desafío a los mercados le proporciona una perspectiva diferente a la política antimonopólica. Una historia de ausencia de entradas en una industria, junto a un alto índice de concentración, puede ser un signo de virtud, no de vicio. Particularmente cuando los costos de entrada son bajos. En la práctica, muy pocos mercados son perfectamente desafiados, pero la teoría fue extraordinariamente útil para diseñar las políticas desregulatorias y antimonopólicas. La idea clave es que los costos hundidos, no las economías de escala, son la barrera de entrada que genera poder monopólico.

–¿Cómo deberían establecerse los precios de las entradas a los estadios donde juega la selección nacional de fútbol?

–Comencemos por despejar el campo operatorio. Ignoremos cuestiones como por qué sólo se vendieron 63.000 entradas, en un estadio con capacidad para más de 80.000 personas, la comentada vinculación entre la empresa encargada de vender las entradas y un ministro del gobierno nacional, etcétera. No porque, en el caso concreto que acaba de vivir la Argentina, no sean importantes, sino porque sobre esto no tengo nada que aportar. En otros términos, hagamos un ejercicio en lo que se denomina teoría pura.

–Adelante.

–Comencemos por una importante obviedad: en el Monumental no entran todos los que quieren ver a la Selección “en vivo y en directo”. Esto quiere decir que una minoría de los interesados lo logrará. La mayoría buscará alternativas, que no son tan atractivas, pero tampoco es cuestión de suicidarse.

–¿Cómo deben elegirse a quienes sí puedan ingresar al estadio?

–Por lo que estén dispuestos a pagar por hacerlo. Para lo cual, la organización a cargo de la venta de las entradas no tiene que fijar un único precio para las plateas y otro para las populares, sino que tiene que anotar lo que cada potencial demandante está dispuesto a pagar por obtener una localidad. Abriendo un registro con fecha de vencimiento. Cuando llega dicha fecha, ordena de mayor a menor lo que cada uno está dispuesto a pagar y “corta” la lista cuando la capacidad del estadio queda colmada.

–¿Y si alguien realiza una oferta, sale adjudicado y luego se arrepiente?

–La manifestación de que se está dispuesto a pagar determinada cantidad de dinero por cierta localidad se efectiviza pagándola por adelantado. Con el compromiso por parte de la organización que vende las entradas de devolverle el dinero en el momento mismo en que se sabe que quedó por debajo del corte.

–Lo veo muy complicado...

–Con la tecnología moderna esto es fácil. De hecho, es el método utilizado por los Estados cuando emiten nueva deuda.

–¿Cuál es la ventaja del sistema que usted propone?

–Si usted pone un mismo precio para cada categoría de entradas, generará la famosa reventa. ¿Cuál es la gracia de llenar de dinero las billeteras de los intermediarios en vez de que terminen en las arcas de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA)?

–¿Qué puede hacer la AFA con tamaña recaudación?

–Sugiero algunas iniciativas, a modo de ejemplos. Además de afrontar los nada despreciables costos propios de la organización de un evento de estas características, puede instalar gigantescas pantallas de televisión en diferentes localidades del país, para que muchísimos argentinos participen de la emoción de ver a la selección en compañía de otros compatriotas. Y puede becar a promisorios jóvenes carentes de recursos para que se entrenen y vayan haciendo carrera, para reemplazar a los actuales jugadores.

–Veo un problema. Con este criterio de asignación de las entradas, los pobres nunca podrán ver a su selección en vivo.

–Es muy probable, y crea que lo lamento. Pero seamos realistas. ¿Cuántas personas hubieran pugnado por una entrada si la popular del jueves pasado hubiera salido a la venta a, digamos, $3000? Cientos de miles, seguro; millones, muy probable. Imposible satisfacer a todos, lo cual implica que había que elegir. ¿Sobre la base de qué criterio? Días de cola, pero física, no virtual, para vender a quienes lleguen primero, con las consiguientes aglomeraciones y peleas con la policía. No, gracias. Cuando la asignación de las entradas se realiza con criterio administrativo, se presta a la “espontánea” aparición de la reventa. Mi propuesta acerca a todo el mundo a lo mejor de lo posible.

–Pero no me diga que es lo mismo ver jugar a la selección de fútbol “en vivo”, es decir, dentro del estadio, que “en simultáneo”, es decir, en una pantalla gigante o en la TV de un bar o una vivienda.

–No le digo, pero déjeme comentar. ¿Qué proporción de los argentinos que fueron al Obelisco para participar de los fallidos festejos de la llegada de la selección de un país vio el Mundial de Qatar en los estadios en los que se disputó? ¿Y qué proporción la vio en simultáneo, aunque no en vivo? Y, que yo sepa, nadie lo vivió como una tragedia. Le digo más: lo que estoy proponiendo ocurre en el mundo de la ópera. Desde hace muchísimos años Radio Nacional transmite la función vespertina del MET, la ópera de Nueva York; y desde hace un buen número de años, en teatros, no solo se trasmite el sonido, sino también la imagen. Plantear lo mismo para el fútbol no parece una quimera.

–Don Robert, muchas gracias

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viernes, 28 de octubre de 2022

EL ANÁLISIS DEL DR. JUAN CARLOS DE PABLO


De Macri, me hizo acordar a otro gran libro
Juan Carlos de Pablo
Quienes lean Para qué, para saber si finalmente Mauricio Macri será candidato a presidente de la Nación en las próximas elecciones, se verán desilusionados.
Los entusiastas de analizar la realidad desde los procesos decisorios encontrarán en la obra mencionada un notable paralelismo con las Memorias, de Henry Kissinger. A propósito: el “joven” Henry, en 2023 cumplirá sus primeros 100 años de vida.
Un par de diferencias, a favor de… Macri. Explicó lo suyo en 261 páginas; Kissinger necesitó más de 3000. Más importante todavía, Kissinger ejerció importantes funciones ejecutivas, pero no tuvo que ganar elecciones. Macri, por el contrario, llegó vía las urnas a la presidencia de Boca, al gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) y a la presidencia de la Nación.
Para qué se ocupa del liderazgo. Muchas afirmaciones son ciertas, pero esperables. Des taco algunas que no lo son tanto: 1) a veces el poder es una droga, un veneno frente al cual uno debe generar sus propios anticuerpos: conocerse a sí mismo, tener una familia que lo contenga y la mesa chica; 2) no existe un único momento de decisión frente al riesgo. Las decisiones maduran a lo largo de procesos evolutivos personales, hasta que un día terminan manifestándose en acciones concretas, y 3) la máquina de impedir, de la que hablaba Emilio Peri na, no plantea combates en el plano de las ideas, sino que se interpone entre el hacer y el no hacer.
Dejé deliberadamente para el final una idea discutible, pero que tiene fuertes implicancias. “El cambio crece siempre de abajo hacia arriba. El líder es solo un intérprete. La tarea del líder es de soporte, debe estar atrás, no adelante”. Sobre esto Kissinger discrepa, como volvió a plantear claramente en Liderazgo, publicado este año. Mi contraejemplo preferido: la sociedad no le pidió a Arturo Frondizi que encarara la batalla del petróleo, en 1958.
En Primer tiempo, Macri dijo que en 2015 la sociedad no le había pedido que encarara reformas económicas estructurales, además de que no contaba con suficientes votos en el Congreso, para aprobarlas. En Para qué acaba de decir que la sociedad cambió, que 2023 no es simplemente 2015 + 8.
Un mismo estilo de liderazgo, frente a circunstancias diferentes, generará un ataque distinto frente a los mayúsculos problemas que recibirá quien tenga la “mala suerte” de ganar las próximas elecciones. Desde el punto de vista práctico, esto es lo importante.●
Las decisiones maduran a lo largo de procesos evolutivos personales
La tarea del líder es de soporte, debe estar atrás, no adelante

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