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lunes, 16 de diciembre de 2024

LA PÁGINA DEL DR, JUAN CARLOS DE PABLO


La Argentina en el Mercosur: ¿lo transformamos o nos vamos?
El presidente Milei tiene dos alternativas: o convence a los otros países de abrir el bloque, ahora que asumió la presidencia pro témpore, o lo abandona

Juan Carlos de Pablo
El presidente Javier Milei y el presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, durante la última cumbre del Mercosur, hace una semana
Durante seis meses, a partir del 6 de diciembre pasado, Javier Gerardo Milei preside el Mercosur. Considerando sus ideas, y su velocidad decisoria, cabe preguntar: ¿qué cabe esperar que ocurra en la institución, de aquí a junio de 2025? Pregunta relevante, no solamente para quienes habitan los países miembros del Mercosur, sino también para todos los habitantes de terceros países, interesados en aumentar sus operaciones, o verse afectados por los probables cambios en las reglas de juego.



Al respecto conversé con el norteamericano Raymond Vernon (1913-1999), quien estudió en la Universidad de Columbia, donde se doctoró en 1941, y luego de una extensa labor como funcionario público, a partir de 1959 enseñó en Harvard. Trabajó en la Security and Exchange Commission entre 1935 y 1946, en el Departamento de Estado entre 1946 y 1954, y participó en la creación del Fondo Monetario Internacional y el Acuerdo General de Aranceles y Comercio.

-¿Cuál fue su contribución al análisis económico?


-Como le expliqué a Mark Blaug, durante 50 años me interesé por los caminos laterales del análisis económico, las cuestiones que aparecen en las notas a pie de página en los libros de texto. Dada mi carrera, no sorprende que mire con indiferencia buena parte de lo que ocupa a la corriente principal de los economistas. Estoy interesado en analizar las regularidades que surgen en un mundo en el cual falta información, el oligopolio es la regla y los rendimientos son crecientes a escala.

-Usted es particularmente conocido por Soberanía acorralada, obra publicada en 1971, donde desarrolló la teoría del “ciclo del producto”.

-En la obra analizo el funcionamiento de las empresas multinacionales. La información y la especialización de los servicios son factores claves en la teoría del ciclo del producto, según la cual al comienzo los productos se elaboran en las casas matrices, generando importaciones en el resto de los países, pero con el tiempo dicha producción se traslada a las sucursales, localizadas en países con menor costo de mano de obra, reteniendo la casa matriz la iniciativa en materia de nuevos productos. Ejemplo: automóviles.

-En la teoría del ciclo del producto, la sustitución de importaciones es una realidad permanente.

-Así es, y tiene origen en la dinámica microeconómica. Diferente de la industrialización sustitutiva de importaciones, que busca eludir la restricción externa comprimiendo la relación importaciones/PBI, y fue relevante en una etapa de la historia, no sólo en la de su país.

-¿Qué puede hacer el presidente Milei durante el semestre que presidirá la institución?

-Un par de consideraciones, antes de responder a su pregunta. La primera: en la obra titulada La teoría de la integración económica, publicada por Irwin en 1961, el economista húngaro Bela Alexander Balassa distinguió cuatro escalones en el proceso de integración económica, a saber: área de libre comercio, unión aduanera, mercado común e integración total.

-Precise, por favor.

-En el área de libre comercio, los países integrantes eliminan las barreras existentes entre ellos, pero cada uno puede fijar la tarifa que considere óptima con respecto a terceros países; en la unión aduanera, se fija una tarifa común a los terceros países; en el mercado común existe libre circulación de factores productivos, como trabajo y capital; y la integración total hace que, desde el punto de vista de la política económica, los países integrantes funcionen como si fueran uno solo. Lo cual implica que, técnicamente, el Mercosur es una “unión aduanera imperfecta”.

-¿La otra consideración?

-Hubo un Mercosur cuando se fundó, en 1991, integrado por la Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay; y otro, que sólo los expertos saben de qué se trata, como consecuencia de las reformas introducidas por el matrimonio Kirchner y Hugo Chávez.

-Volvamos a la cuestión. ¿Qué puede hacer el presidente Milei presidiendo transitoriamente una institución cuyo funcionamiento actual le gusta poco y nada?

-Se me ocurren un par de alternativas. Transformar el Mercosur, o abandonarlo. La primera pertenece al plano de la persuasión, y consiste en convencer a los presidentes de los otros países, de la ventaja de sus ideas en materia de libre comercio. Enorme desafío, porque las decisiones fundamentales se adoptan por unanimidad, y difícilmente pueda convencer a su par de Brasil y al nuevo titular de Uruguay.

-La otra alternativa consiste en que la Argentina se retire de Mercosur.

-Efectivamente. Para lo cual habrá que leer el Convenio Constitutivo del Mercosur, porque debe tener prevista alguna cláusula de salida. Aunque, a la luz de lo que ocurrió con Inglaterra y la Unión Europea, mucho me temo que las referidas cláusulas deben ser más bien generales. Es lógico: ¿quién pone entusiasmo en redactar cláusulas de salida, cuando se lanza una institución? Siete años después, todavía se siguen discutiendo porciones del Brexit.

-Ninguna de estas alternativas parece fácil de instrumentar.

-¿Quién dijo que la vida es fácil? Como en tantas otras cuestiones, lo que está haciendo el presidente Milei es cuestionando lo que hoy existe, como si tuviera que seguir así hasta el Día de Juicio Final.

-En Montevideo, hace unos días, también se firmó un acuerdo entre Mercosur y la Unión Europea. Calificado como histórico, por algunos.

-No le robemos el trabajo a los futuros historiadores. ¿Resultaron históricas, desde el primer día, la toma de la Bastilla y el derrumbe de la Bolsa de Nueva York, en octubre de 1929? Más importante todavía, como en tantas otras ocasiones, no emito opinión en base a los grandes principios sino en base a la letra chica.

-¿Por qué dice eso?

-Porque no hay nada neutral en la apertura y el cierre de una economía, o en la regulación o desregulación de una economía. Hay netos positivos, sobre todo cuando se corrigen situaciones groseras, pero por lo demás hay ganadores y perdedores. Estos últimos no se van a quedar quietos.

-¿Qué importancia tiene el referido acuerdo, para un productor ubicado en la Argentina?


-Muy relativa. Porque los desafíos que hoy enfrenta son mucho más perentorios, de modo que difícilmente le preocupe un acuerdo que, cuando se anunció en 2015, preveía una transición de 15 años. Otra vez, la eterna discusión referida a si los productos manufactureros fabricados localmente son caros con respecto a los importados, porque los productores ganan fortunas o porque tienen que pagar sobreprecios impositivos, de cargas sociales, juicios laborales... Aquí la cuestión es que “los vientos” inducen hoy a acentuar la revaluación del peso, y plantean un desafío a una política económica que, en el plano fiscal, ha probado ser exitosa y contundente.

-Don Raymond, muchas gracias.

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domingo, 8 de diciembre de 2024

LA PÁGINA DEL DR, JUAN CARLOS DE PABLO


La inteligencia artificial y el futuro del trabajo
¿El avance inevitable de la tecnología en boca de todos desplazará los puestos laborales o solo se trata de una fantasía? Qué enseña la historia y por qué hay que poner el foco en los casos individuales

Juan Carlos de Pablo
La preocupación frente al crecimiento sin pausa de la inteligencia artificial no debe ser general en materia de empleo, sino particular
La inteligencia artificial reemplazará por completo al trabajo humano. En la versión optimista de esta aseveración, volveremos al Paraíso, donde no había que realizar ningún esfuerzo para conseguir los bienes; mientras que en la versión pesimista, nos moriremos todos de hambre, excepto los programadores y los propietarios de las máquinas. ¿Realidad o fantasía? ¿Fantasía deseable o terrorífica? ¿Qué enseña la historia al respecto?
Sobre el particular conversé con la norteamericana Clara Juanita Morris Kreps (1921-2010), cuyo padre trabajaba en las minas de carbón de Apalachia. Estudió en la Universidad de Duke, doctorándose en 1948. Según Emma Brown, habiendo sido criada durante la Gran Depresión, no le resultó difícil elegir carrera, porque según sus declaraciones, “me pareció que estudiar economía me permitiría saber a dónde nos dirigíamos.



 De poder vivir otra vez, me gustaría ser más extravagante o dicharachera, cansada de que me presentaran como alguien gentil, de bajo perfil, a quien no le gusta hacer olas”. En 1944 se casó con Clifton H. Kreps, profesor de economía, quien en 1979 intentó suicidarse, falleciendo al año siguiente. A partir de 1955 dictó clases en su alma mater.

–Según Robert D. Mc Fadden, usted también ocupó un alto cargo en el gobierno de su país.


–Entre 1977 y 1979 fui secretaria de comercio, durante la presidencia de James Earl Carter, aunque no pertenecía a su círculo íntimo. Mi nombramiento fue algo inusual, porque en aquella época el cargo era ocupado por empresarios, muchos de los cuales estaban muy interesados en participar en las decisiones públicas. Sólo tres mujeres, antes de mí, habían formado parte de gabinetes en el gobierno de Estados Unidos. Frances Perkins, secretaria de trabajo con Franklin Delano Roosevelt; Oveta Culp Hobby, secretaria de salud, educación y vivienda con Dwight David Eisenhower; y Carla Anderson Hills, a cargo de vivienda y desarrollo urbano con Gerald Rudolph Ford. Durante mi gestión Estados Unidos firmó un histórico acuerdo comercial con China.

–La consulto porque preocupa el impacto que la inteligencia artificial puede tener sobre el empleo, y en 1964 usted publicó un libro titulado Automación y empleo. Lo cual sugiere que la cuestión viene de lejos.

–De muy lejos. Si me presiona un poco, seguro que encuentro testimonios que documentan la preocupación en la Antigua Grecia; pero sin ir tan atrás, está en el corazón de la primera reacción frente a la Revolución Industrial.

–¿De qué habla?

–La referida revolución no creó los bienes industriales, sino que modificó su modo de producción. Antes de dicha revolución, la gente no vivía desnuda; pero la producción de textiles era artesanal. La invención de la maquinaria textil aumentó notablemente la productividad, al tiempo que generó problemas sociales y modificó la demanda de servicios laborales.

–¿En qué consistieron los primeros?

–Cuando la producción se organiza alrededor de la máquina, y no en base al tiempo libre de la esposa del agricultor, los horarios se vuelven rígidos, no hay excusas para faltar al trabajo, se vive de manera hacinada. Esto, entre los que consiguieron trabajo; porque también estuvieron aquellos que lo perdieron; generando la correspondiente reacción.

–¿Quiénes fueron particularmente desplazados por la maquinaria?

–Los artesanos, es decir, la porción más calificada de la clase trabajadora. Los zapateros, los sastres... El movimiento luddista, integrado por la “crema” de los artesanos, diagnosticó que el problema que estaban enfrentando se debía a la maquinaria; por lo que la solución era obvia: había que romper las máquinas. Obviamente que fracasaron en el intento, pero el luddismo, como actitud, cada tanto reaparece.

–¿Cómo continuó esta cuestión, luego del luddismo?

–Robert Owen diagnosticó que el problema no era la máquina, y creó cooperativas. Le fue bien en Inglaterra, pero no en Estados Unidos. Aparecieron muchas otras iniciativas, hasta que Karl Heinrich Marx pronunció la sentencia final, cuando afirmó que no le diéramos vuelta porque lo que estaba mal era el sistema capitalista, y que esto se iba a solucionar con el comunismo. Desde la caída del Muro de Berlín, en noviembre de 1989, salvo para algunos muy mal informados, la discusión se volvió ridícula.

–Pasemos a la actualidad. ¿Debemos preocuparnos por el impacto que la inteligencia artificial tiene y tendrá sobre el empleo?


–No y sí. No, en el sentido general; sí, en el particular.

–Explíquese.

–El mundo estará más automatizado que cuando publiqué mi libro, pero es claro que hoy trabajan más personas que en 1964. Porque el cambio tecnológico ahorrador de mano de obra no fue lo único que ocurrió. Es más, el análisis del referido cambio no tiene que ser miope, es decir, agotarse en el impacto directo; porque también hay que mirar todos los efectos que produce. Piense un instante en el caso de la invención de la lámpara eléctrica, y no se agote en el análisis de lo que les ocurrió a quienes se dedicaban a fabricar velas.

–Usted dice que no hay que preocuparse en general, pero sí en particular.

–Efectivamente. Porque ahuyentar el fantasma colectivo del impacto de la inteligencia artificial sobre el empleo, no significa que cada ser humano tiene que sentirse seguro en su actual puesto de trabajo.

–¿De qué habla?

–De que hoy, en el mundo, trabajan más personas que hace uno o dos siglos, pero ni produciendo las mismas cosas, ni realizando las mismas tareas. En la época de Adam Smith casi toda la población se dedicaba a la agricultura; hoy una ínfima proporción, de manera directa, porque los laboratorios que mejoran las semillas, ¿pertenecen al sector “conocimiento” o al “agrícola”?

–¿Qué debería mirar cada ser humano para averiguar cuán lejos o cerca está de ser desplazado por la inteligencia artificial?

–Primero, no simplificar. Que la inteligencia artificial tenga particular ventaja comparativa en el procesamiento de muchos datos, sugiere que tiende a reemplazar las labores más rutinarias, más que las puramente creativas y sobre todo decisorias. Pero cuando digo no simplificar, me refiero a no pronosticar que el principal impacto de la inteligencia artificial se dará principalmente entre el personal menos calificado.

–Sin entrar en discusiones semánticas, sobre qué significa inteligencia, y pensar, concuerdo con usted sobre el último punto.

–El desafío es individual, no grupal, ni sectorial ni geográfico. Es una cuestión de estar atentos y, sobre todo, actualizar los diagnósticos y actuar en consecuencia. La historia enseña que la reacción de los perjudicados retrasa los cambios, pero en la enorme mayoría de los casos no los puede frenar.

– Doña Clara, muchas gracias.

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domingo, 10 de noviembre de 2024

LA PÁGINA DEL DR, JUAN CARLOS DE PABLO


La diferencia entre las variaciones de precios por única vez y la tasa de inflación
La rebaja de la alícuota del impuesto PAIS produjo una disminución de los valores de determinados productos importados; cuál es el efecto inmediato y cuál la consecuencia de mediano plazo que se derivan de una política de ese tipo

Juan Carlos de Pablo
El comportamiento de los índices de precios responde a diferentes factores
Según un informe oficial, la reducción de 10 puntos porcentuales de la alícuota del impuesto PAIS produjo, en promedio, una disminución de 2,4% de los precios de determinados productos importados. En economía distinguimos entre las variaciones únicas de los precios y la tasa de inflación. El impacto de la reducción de la alícuota del impuesto PAIS sobre los precios pertenece a la primera categoría. Claro que, en el mes que se efectiviza, esto tira para abajo la tasa de inflación, medida estadísticamente, pero no debería sorprender si, en ausencia de otros eventos, al mes siguiente la tasa de inflación vuelve a aumentar.
Sobre el particular conversé con el indio Palahalli Ramaiah Brahmananda (1926 - 2003), quien estudió en la Universidad de Bombay, institución con la que estuvo relacionado por más de cinco décadas, enseñando a miles de alumnos y dirigiendo 40 tesis doctorales.




Según J. C. Sandesara, “con su fallecimiento, el departamento de economía de la Universidad de Bombay perdió a uno de sus talentosos profesores, la Asociación Económica de la India a su espíritu inspirador, y el ámbito profesional mundial a un académico devoto y a un autor prolífico”. A partir de 2004 el Reserve Bank of India realiza una conferencia en su honor.

–En 1957, en colaboración con Chandulal Nagindas Vakil, usted criticó el Segundo Plan Quinquenal.


–Así es. En Planeamiento para una economía en expansión: acumulación, empleo y progreso técnico, criticamos el plan, basado en el modelo planteado por Grigorii Alexandrovich Feldman y Prasanta Chandra Mahalanobis. El cual les asignó máxima prioridad a las industrias pesadas, que debían estar en manos del sector público, y el resto, en manos del sector privado. Aquellas debían ser promovidas vía protección e incentivos fiscales y financieros.

–¿En qué consistió su disenso?

–En que esta estrategia dejaba pocos recursos libres para la inversión. Además de eso, priorizar las industrias pesadas, al no poder generar producción para satisfacer la demanda por bienes de consumo, provocaría inflación. Una mejor alternativa consistía en impulsar la producción de cereales, vestimenta, calzado y combustibles de uso doméstico. En 1974 preparé un memorando titulado “Una política para contener la inflación”, en el que recomendé inmovilizar 30% del stock de dinero, limitar a 5% el crecimiento anual de la oferta monetaria, y que las reservas de divisas equivalieran a seis meses de importaciones.

–¿Por qué fue ignorado?

–Por varias razones. Porque fui un crítico de las políticas económicas de la India; porque publiqué mucho en el Indian Economic Journal, revista técnica que editaba; porque mi estilo de escritura no era atractivo, y porque el exceso (por ejemplo, en la escritura) transforma bienes en males. La moderación y la selectividad no eran precisamente mis fuertes, pero mis escritos perdurarán, como crítico de la industrialización basada en las industrias pesadas y cruzado a favor de la lucha contra la inflación.

–¿Para qué es importante la distinción entre variaciones únicas de los precios y tasa de inflación?

–Para entender lo que está ocurriendo y para no desilusionar.

–Explíquese, por favor.

–Un país disminuye el derecho de importación que les aplica a ciertos bienes o elimina una traba que existía para comprar productos en el exterior y venderlos localmente. Esto provocará cierta disminución en el precio interno de los bienes en cuestión, si se comercializan tanto en condiciones competitivas como monopólicas.

–¿Seguro que a ningún monopolista le conviene mantener el precio y aumentar su margen de beneficio?

–Si el monopolista pretende ganar lo más posible, como regla general no le conviene mantener el precio, porque, a raíz de la reducción de los costos de importación, si la demanda se comporta normalmente, le conviene importar más cantidad, sacrificando parte del precio. Pero en esta conversación el punto de otro.

–¿Cuál es?

–Que la reducción del precio es por única vez; por ejemplo, al 80% de lo que Fera. En el mes en el cual esto ocurre, la tasa de inflación, en el sentido de medición estadística, registrará una caída; pero esto es aritmética, no economía. El punto central es que, reajustado el precio para abajo, su evolución seguirá la dinámica inflacionaria. Que para los monetaristas está dominada por la evolución de la oferta monetaria por encima de la demanda de dinero, y para otros, por la evolución del tipo de cambio.

–Esto quiere decir, por ejemplo, que en la Argentina de 2024, una vez producido el efecto de la reducción de la alícuota del impuesto PAIS, la tasa de inflación podría volver a aumentar.

–Sí, pero como digo, en el sentido estadístico. Por eso, como consumidores tenemos que aprovechar la reducción de los precios de los productos importados. Al tiempo que, como analistas, no tenemos que preocuparnos si la inflación vuelve a subir. Mejor dicho, la preocupación por el futuro de la tasa de inflación se tiene que seguir centrando en la política fiscal y en sus subproductos.

–Pero si la eliminación de las trabas a la importación no disminuye la tasa de inflación, ¿para qué sirve?

–Para otras cosas. La cuestión tiene que ser analizada en sí misma, no pensando solo en la tasa de inflación.

–Siga, por favor.

–Considerar la reasignación sectorial y regional de los recursos, o la relación entre la protección a los bienes finales y los insumos, que en la literatura especializada se denomina protección efectiva, etcétera. Sin olvidar el principio del segundo mejor, que en 1957 modelaron Kelvin John Lancaster y Richard George Lipsey, principio que el Poder Ejecutivo Nacional conoce, pero en política económica la cuestión no es simplemente conocer, sino aplicar, para evitar males mayores.

–¿Qué sentido tiene desagregar la tasa de inflación observada?

–Mejorar el análisis, sin pretender vender buzones. Ejemplo: la estimación oficial de la suba de los precios al consumidor desagrega la suba total en términos de los aumentos de los precios de los productos cuya demanda tiene componente estacional, la denominada inflación núcleo, y la modificación de los precios regulados. Como consumidores, lo único que nos interesa es el resultado final, de la misma manera que al asalariado solo le interesa el denominado salario de bolsillo, y al empleador, el costo laboral. Pero desde el punto de vista del análisis la desagregación es relevante, por ejemplo, para conjeturar qué puede ocurrir en adelante con la tasa de inflación. Si la tasa de inflación de octubre aumentó muchísimo, porque en 2024 los hijos quisieron quedar muy bien con sus madres en su día, es probable que durante noviembre el Gobierno no tenga que adoptar ninguna medida destinada a reencauzar la tasa de inflación.

–Don Palahalli, muchas gracias.

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lunes, 21 de octubre de 2024

LA PÁGINA DEL DR, JUAN CARLOS DE PABLO


La Casa de Moneda imprime y acuña, pero no emite dinero
La peculiar imprenta de billetes no cumple un rol que, en rigor, le es asignado a los bancos centrales; en Inglaterra llegó a estar presidida por Isaac Newton

Juan Carlos de Pablo


Carlos María Moyano Llerena, en la UCA, en 1962, me lo explicó con claridad. La Casa de Moneda es una imprenta muy peculiar, porque tiene un solo cliente: el Banco Central. Pero se trata de una imprenta, de manera que la Casa de Moneda imprime billetes y acuña monedas, pero quien emite es el Banco Central. No sé si en la Argentina, en 2024, el puesto de titular de la Casa de Moneda es muy codiciado, pero en Inglaterra fue ejercido, entre otros, nada menos que por Isaac Newton.
Sobre esta cuestión conversé con el estadounidense Homer Jones (1906-1986), quien estudió en la Universidad de Iowa y enseñó en las de Pittsburgh, Rutgers y Chicago. Además de sus méritos propios, es conocido en la profesión por haber sido profesor de un ilustre economista. Como ocurrió con Francis Hutcheson, profesor de Adam Smith, y a Vincent Wheeler Bladen, profesor de Harry Gordon Johnson, en todos los casos sabemos esto por los agradecimientos que los ilustres alumnos hicieron hacia sus profesores.

–A usted, uno de sus alumnos lo recuerda con enorme cariño: Milton Friedman.

–Quien dijo que, junto a Arthur Frank Burns, fuimos los responsables de que él se haya volcado a la economía. Al parecer, ejercí gran influencia sobre él, porque en su juventud le trasmití total honestidad intelectual, insistencia en el análisis riguroso, preocupación por los hechos, la importancia de la relevancia y, finalmente, un cuestionamiento permanente de la sabiduría convencional. Le conseguí una beca para estudiar en Chicago. En Rutgers yo enseñaba seguros y estadística. Milton tomó ambos cursos, porque pensaba ser actuario. En el curso de estadística yo aprendía junto a los alumnos, mientras explicaba la materia. Porque era maduro, no tenía ni falso orgullo ni falsa modestia. No trataba de disimular mis limitados conocimientos, pero en el curso estaba claro quién era el profesor y quiénes los alumnos. Como buen discípulo de Frank Hyneman Knight, enfaticé la importancia de la libertad individual, pero no era nihilista. Durante algún tiempo Rose Friedman, esposa de Milton, trabajó como mi asistente de investigación.

–Usted trabajó en el FED, en la sucursal St. Louis. ¿Qué hizo allí?

–Soy principalmente recordado por la revolución que causé en la investigación monetaria, y por lograr que el Comité de Gobernadores le prestara atención a la evolución de los agregados monetarios. Según Harry Gordon Johnson, yo era un oasis en el desierto que la economía keynesiana y la preocupación por el crédito habían generado en el FED. Junto a Darryl R. Francis, convertimos a la de St. Louis en la sucursal más importante de la institución.

–Me interesa conversar con usted a raíz de la decisión del Poder Ejecutivo de la Argentina de reestructurar la Casa de Moneda y de cerrar Ciccone.

–La distinción que planteó Moyano Llerena es muy importante. La Casa de Moneda imprime billetes y acuña monedas, pero quien crea y absorbe dinero (base monetaria, más precisamente) es el Banco Central.

–La Casa de Moneda es una imprenta peculiar.

–No solo porque tiene un solo cliente, sino porque tiene que dedicar parte de sus energías a complicarles la vida a los falsificadores. Esto no tiene que ver con las ilustraciones que aparecen en el anverso y el reverso de los billetes (próceres, animales), sino con las filigranas, las marcas de agua, etcétera, destinadas a inducir a los pícaros a que mejor se dediquen a otra cosa y no a falsificar billetes.

–Lo cual aumenta el costo de imprimir los billetes verdaderos.

–Siempre ocurre. En un mundo sin ladrones ni asesinos nadie gastaría en seguridad, y los policías podrían dedicarse a trabajar como enfermeros, plomeros o ingenieros. La pulseada entre las casas de moneda y los falsificadores es continua; por eso, cada tanto se decide reemplazar unos billetes por otros.

–Eso, en países con estabilidad de precios. En países altamente inflacionarios, como la Argentina, en realidad se reemplazan billetes de unas denominaciones por otros de mayores denominaciones.

–Aquí es donde Ciccone entra en escena. Por razones angelicalmente absurdas, o quizás inconfesables, Cristina Fernández de Kirchner y Alberto Ángel Fernández se negaron a aumentar la denominación máxima de los billetes. Para lo cual recurrieron no solamente a los servicios de la referida empresa, sino que importaron billetes. ¡Gastaron dólares en imprimir pesos!, una locura, De Pablo.

–¿Por qué fue necesario esto?

–Porque una misma cantidad de dinero demanda números muy diferentes de billetes, dependiendo de la denominación de estos últimos. Ejemplo: $1000 puede demandar la impresión de 10 billetes de $100 cada uno, o de 100 billetes de $10 cada uno. Para el Banco Central es exactamente lo mismo, para la Casa de Moneda es completamente diferente.

–Según su explicación, ¿por qué diferencia entre razones angelicalmente absurdas e inconfesables?

–Estas últimas se refieren a negociados y sobre eso debe expedirse la Justicia. Lo de angélicamente absurdas alude al argumento de que emitir billetes de mayor denominación aumentaría las expectativas inflacionarias. Eso implica tomar por tontos a los argentinos.

–Una cuestión relacionada con la denominación de los billetes es la de la unidad monetaria. Esta última podría tener actualidad.

–Ambas cuestiones tienen en común que las decisiones deben basarse en la comodidad. Con respecto a la primera, la desactualización de las denominaciones de los billetes, con respecto a los precios, dificultaba la operatoria de los cajeros, implicaba pérdida de tiempo en los comercios que operan con efectivo, etcétera.

–Con respecto a la cuestión de la unidad monetaria, cualquiera de estos días el tipo de cambio oficial se ubicará en $1000 por dólar. ¿No es una buena oportunidad para quitarle tres ceros a la moneda?

–No tengo ningún problema, mientras la población entienda qué es lo que está ocurriendo.

–Sea específico.

–La Argentina tiene una larga experiencia en quitarle ceros a la unidad monetaria. Porque entre 1970 y 1992 se le quitó nada menos que 13 ceros. Quizás en el primer evento, cuando se le quitaron dos ceros, alguien pensó que ello podría impactar sobre las expectativas inflacionarias. Pero en las ocasiones posteriores solo se trató de una importante cuestión de comodidad. Le digo más…

–¿Más, todavía?

–Peor sería que el Poder Ejecutivo le quitara tres ceros a la unidad monetaria, lo cual implicaría que un peso equivaldría a un dólar al tipo de cambio oficial, y se comenzara a decir, cuando no a proponerlo, que las autoridades implementan un plan de convertibilidad modelo 2024.

–¿Tiene usted algún indicio de que las autoridades están pensando en algo por el estilo?

–No, afortunadamente. Pero lo aclaro por las dudas.

–Don Homer, muchas gracias.

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viernes, 13 de septiembre de 2024

LA PÁGINA DEL DR, JUAN CARLOS DE PABLO


“No hay más recesión”: Juan Carlos De Pablo habló de la recuperación de la economía y dejó un expreso pedido para el presupuesto 2025
Según el economista, en el nivel de actividad hoy “la realidad es heterogénea”; se preguntó cuál es la urgencia para salir del cepo
Mariana Reinke

El economista participó del 7º Congreso Internacional de Coninagro
El economista Juan Carlos de Pablo destacó que la recuperación económica en la Argentina está ocurriendo, que se va construyendo de a poco, de forma heterogénea, y que esta sucede de manera distinta en las diferentes regiones del país. Dijo que, en un escenario de incertidumbre, hay un Presidente totalmente determinado en su creencia y consciente de las limitaciones que tiene: su ancla es el equilibro fiscal y de ahí no se mueve.
“No tiene gobernadores, tiene pocos senadores, encima algunos los rajan, tiene pocos diputados, tiene pocos instrumentos. Está aferrado a la política fiscal como una persona que está en el medio del río de la Plata, con un velero y se le rompió el timón, está agarrado de ahí. Ahora, menos mal que está aferrado a la política fiscal, y no a la política monetaria y a la política cambiaria. Si la política económica hoy fuera una tablita, yo estaría muy preocupado. Lo que está mostrando 2024 es la potencia que tiene la política fiscal”, remarcó durante un panel en el 7º Congreso Internacional de Coninagro.
Recordó que el lunes que viene el jefe de Estado va a presentar el proyecto de presupuesto de 2025. “No me importa nada, solo que en el artículo primero diga: déficit fiscal de 2025, cero y, que en el artículo segundo diga que no saben cómo lo van a hacer. Eso es creíble. Mucho más creíble que una placa de Excel. Milei tiene una determinación que lo lleva en la sangre. No es Luis Caputo [ministro de Economía] que lo convenció a Milei de las bondades del déficit fiscal cero, es al revés. Estoy convencido que Caputo habla y toma decisiones con esa fuerza porque tiene al Presidente atrás. Cuando lo va a ver un gobernador a pedirle plata, le dice hablá conmigo porque soy un jodido, pero Milei es diez veces peor que yo”, describió.
En cuanto a la recuperación de la actividad económica actual indicó que “todos los números ya dicen el nivel de actividad dejó de caer en abril, y en mayo se empezó a recuperar”.
“Los datos que ayer dio el Indec de industria y construcción dicen que la recuperación es fuerte. Por favor, estamos en septiembre, no repitan más que hay recesión. Lo que sí puede decir es que la realidad es heterogénea”, señaló.
De Pablo se preguntó cuál es la urgencia para salir del cepo
De Pablo analizó la baja del impuesto PAIS mientras, en paralelo, han subido tasas municipales y provinciales. “Estamos hablando cosas muy en serio, porque, si bien se bajó la alícuota del Impuesto PAIS, suben las tasas municipales y provinciales y descolocó la producción local frente a los importados. Guarda con esto, la importación en Argentina 2024 tiene mejores abogados que la producción local. Yo no tengo ningún problema que un productor se funda porque el tipo es tarado, pero que se funda porque el intendente le enchufó una tasa, porque Moyano lo jode con los camiones o porque tenés un juez que liquidó una indemnización como se le cantó es una barbaridad”, reflexionó.
Según el economista, en la política hay prioridades. Pero la pregunta sería cuál es la urgencia para salir del cepo. Apuntó que hay afirmaciones de algunos que dicen “hay que salir del cepo ya si no todo se va al carajo” que no construyen.
“Las fantasías que escucho de los que hablan de las maravillas que ocurrirían si salimos del cepo cambiario. Milei no está juntando material para escribir un libro, está ejerciendo la presidencia de la Nación. Es diferente. Por eso siempre a un tipo que tiene una función ejecutiva hay que darle siempre el beneficio de la duda. De un lado, uno puede pedir la baja de impuestos y otras cosas, pero del otro lado está el gasto público, por lo que las cosas se pueden hacer a una cierta velocidad. No es que uno aprieta la tecla F8 y vuelan los corruptos y terminan los problemas de la Argentina. Ese es el beneficio de la duda que le das a un tipo que tiene una responsabilidad ejecutiva”, indicó.
El economista Juan Carlos de Pablo charló con el periodista Maximiliano Montenegro en el Congreso Internacional de Coninagro
Dijo que se imagina una Argentina donde “lo único que tengan que hacer los empresarios es trabajar y no estar ocupados en la macro”. Señaló que sueña que en el futuro en los paneles de los congresos como el de Coninagro hayan especialistas y técnicos explicando cómo producir más y mejor, de una manera más eficiente y no economistas que cuenten cómo surfear los problemas económicos del país.
Por otro lado expresó que las reglas de juego de la macroeconomía ya están definidas y que el Presidente va en ese camino firme. “Cuando Milei dice que va a vetar cualquier ley que ponga en peligro el rumbo esa es una definición. La política tiene sus reglas, no me meto, hay una lógica política. En este escenario hay que optar por tomar decisiones básicas y arriesgarse. No inventemos certezas en la Argentina, solo hay que agarrarse de las cosas básicas y jugársela”, cerró.

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domingo, 8 de septiembre de 2024

LA PÁGINA DEL DR, JUAN CARLOS DE PABLO


¿Para qué importar? ¡Para poder exportar!
Todos los países del mundo tienen algún grado de apertura hacia los demás, en términos de comprar y vender bienes y servicios; cuáles son las causas de qué así sea

Juan Carlos de Pablo
T.W. van Urk 
En todos los países del mundo algunos residentes venden al exterior parte de su producción; al tiempo que otros compran en el exterior parte de lo que consumen. Los primeros exportan, los segundos importan. Incluso Corea del Norte exporta e importa “algo”, pero el grado de apertura de su economía es muy inferior al de Singapur. Desde el punto de vista del consumo local, exportar mercaderías equivale a que el barco que las transporta naufrague en medio del océano. ¿Para qué sirven las exportaciones, entonces? Para pagar las importaciones, que sí integran el consumo local.
Al respecto conversé con el estadounidense Jacob Louis Mosak (1913-2013), quien estudió en la Universidad de Chicago, y enseñó en su alma mater y en Columbia. También participó en la Comisión Cowles. La profesión lo conoce porque, al decir de Richard Earl Caves, “desde el punto de vista de la elegancia y el rigor, ningún modelo de comercio internacional puede compararse al planteado por él, y esto es así a pesar de que sólo una pequeña parte del libro, Teoría del equilibrio general en el comercio internacional, publicado en 1944, se refiere al comercio internacional, y dentro de esta cuestión, a un tema en particular: el de las transferencias de capital”. Mosak mejoró el trabajo de Theodore Otte Yntema.
–Desde el enfoque matemático, la teoría del equilibrio general fue inaugurada por Marie Esprit Leon Walras, y “culminada” por Kenneth Joseph Arrow y Gerard Debreu. Estos dos últimos obtuvieron el premio Nobel en economía, en 1972 y en 1983 respectivamente. ¿Cuál es la idea subyacente en la referida teoría?
–Más que una idea es una perspectiva. Equilibrio general se contrapone a equilibrio parcial, cuyo núcleo aprendimos todos en los cursos de microeconomía. Este último fue particularmente desarrollado por Alfred Marshall.
–Obvio, Walras vino después de Marshall para corregir los errores del equilibrio parcial, planteando el equilibrio general.
–Será obvio, pero es falso. Porque, en términos del calendario primero fue Walras y luego Marshall. Pero –no está de más enfatizarlo–, Marshall no se propuso corregir a Walras, sino complementarlo.
–¿Qué quiere decir?
–Desde el punto de vista matemático, los modelos de equilibrio parcial son mucho más sencillos que los de equilibrio general. No se necesita utilizar a estos últimos para averiguar cuál puede ser el impacto que el aumento del precio de la harina tendrá sobre el de la pizza que se vende en San Antonio de Padua. Por el contrario, un proyecto de grandes dimensiones, o una reforma estructural, como la apertura del Canal de Suez o la desregulación completa de una economía, requieren el uso de modelos de equilibrio general.
–¿Por qué?
–Porque son ejemplos de modificaciones que cambian muchas cosas, y muchas veces producen efectos indirectos, que son más importantes que los directos, aunque no siempre actúen con la misma velocidad. La apertura de la economía de un país no tiene nada de neutral; la que se produjo en el último cuarto del siglo XIX en la Argentina fue una maravilla a los ojos de quienes vivían en lo que el interior del país denominan “el puerto”, pero no les hizo ninguna gracia a los fabricantes de las artesanías que se producían en Catamarca.
–Las exportaciones tienen mucha mejor prensa que las importaciones, pero cabe preguntar, ¿para qué exportamos algunos bienes, sino para importar otros?
–Desde Adam Smith para acá, la escuela mercantilista tiene mala prensa entre los economistas; a pesar de la justificación, desde el punto de vista histórico, formulada por Eli Filip Heckscher. Guillermo Moreno llevó el argumento mercantilista al extremo: para conseguir que la Argentina lograra superávit comercial, exigía que cada empresa que quisiera importar, exportara por lo menos por un monto equivalente. Quienes proponen la autarquía del lado de las importaciones, en el mismo momento deben prohibir las exportaciones, para que la producción local se vuelque por entero al mercado interno, y se reduzcan los precios. Claro que esto genera otros problemas.
–¿Cómo cuáles?
–En el caso del comercio internacional de mercaderías, diferenciemos el intercambio internacional de recursos no renovables, del de productos que se pueden fabricar. ¿Por qué Japón importa petróleo? Porque en su territorio no hay. Antes, los japoneses exportaban máquinas fotográficas, y ahora autos, para pagar las importaciones de petróleo.
–Acepto, pero este principio no se puede aplicar a la producción de soja, servilletas y celulares.
–Claro, porque en estos casos las razones que aconsejan el intercambio internacional no se basan en la imposibilidad física de su disponibilidad, sino en la conveniencia económica. David Ricardo se inmortalizó proponiendo que los países aprovecharan los beneficios del comercio internacional, estructurando la producción y el consumo sobre la base del principio de la ventaja comparativa.
–Que a un país como la Argentina le imposibilita el desarrollo, porque la condena a la producción de bienes primarios y a la importación de bienes industriales.
–Planteo muy antiguo, De Pablo. No digo que sea falso, pero sí que, como todo principio empírico, requiere actualización. Agro e industria son sectores que en la actualidad incluyen muchísimos productos, muchos de los cuales son importables y exportables. Como suele ocurrir, la exageración es una mala idea. La autarquía absoluta es costosísima, porque implica dedicar muchísimos recursos a la producción de mercaderías, que en otros países se realiza con facilidad; el libre comercio absoluto puede dejar a la producción o el consumo locales, a merced de vaivenes internacionales.
–La Argentina y el petróleo es un ejemplo de esto último.
–No se me ocurriría decir que en 1958 Arturo Frondizi y Rogelio Julio Frigerio lanzaron la exitosa “batalla por el petróleo”, previendo que en 1973 el Primer Shock Petrolero cuadruplicaría el precio en dólares del producto. Pero, ¿se imagina lo que hubiera ocurrido en su país, si en 1973 la mitad del consumo interno de petróleo hubiera sido importado, como ocurría hasta fines de la década de 1950?
–Entiendo, pero pregunto, ¿exportar e importar qué? ¿exportar adónde e importar de dónde?
–Tarea a cargo de los empresarios, no de los funcionarios. Quienes identifican oportunidades de negocios, siempre individuales, que explotan en su beneficio. En la medida en que el Estado siga eliminando tipos de cambio múltiples, restricciones no arancelarias, trámites, etcétera, las decisiones individuales generarán las mejores decisiones posibles. Con el tiempo el Indec hará encuestas, clasificando las operaciones por sectores, regiones, etcétera, que no reflejarán la realidad decisoria, pero servirán para un primer análisis.
–Don Jacob, muchas gracias.

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domingo, 4 de agosto de 2024

LA PÁGINA DEL DR, JUAN CARLOS DE PABLO


¿Existe relación entre escuelas económicas y política económica?
Las medidas que se espera que tomen los funcionarios tienen vinculación con los autores a los que adhieren, pero eso no implica que haya una distancia entre los principios planteados en la teoría y las decisiones adoptadas en contextos y lugares determinados

Juan Carlos de Pablo
De cada autor relevante de la teoría económica, los estudiantes de Ciencias Económicas (en la foto, la facultad de la Universidad de Buenos Aires) deberían leer las obras originalesUBA
Nadie espera que un devoto seguidor de Carlos Heinrich Marx disponga la privatización masiva de los medios de producción de un país, como nadie espera que un devoto seguidor de Friedrich August von Hayek implemente una masiva intervención estatal de la actividad económica. Lo cual no quiere decir que en la práctica no exista una enorme distancia entre los principios planteados por los referidos autores y las medidas que se adoptan en cierto país a partir de determinada fecha.
¿Cuál es, entonces, la relación que existe entre las escuelas económicas y la política económica?
Al respecto conversé con el inglés Alfred William Coats (1924-2007), quien estudió en las universidades de Londres y Johns Hopkins, enseñando en las de Nottingham y Duke. Se describía a sí mismo como un “observador de los economistas”. Explicaba su enfoque no convencional y su falta de respeto por las fronteras entre las disciplinas, por el hecho de haber leído de manera masiva. Cualquiera que le enviara una monografía, al tiempo recibía varias páginas de comentarios manuscritos, dado que nunca utilizó el procesador de palabras ni el e-mail.
–Según Massimo Mario Augello y Marco E. L. Guidi, usted creó una disciplina.
–Que podríamos denominar la sociología del análisis económico, que todavía se asocia con mi nombre. Mi trabajo fue interdisciplinario, mi carrera osciló entre los departamentos de economía e historia de las universidades, mis escritos también utilizaron la sociología y la filosofía de la ciencia. Me concentré en tres áreas: la historia del análisis económico de Estados Unidos, la profesionalización del análisis económico y la relación entre las ideas y las políticas públicas. Fui particularmente severo con quienes leían textos históricos como si estuvieran leyendo análisis económico contemporáneo.
–Neil De Marchi analizó un par de ejemplos para entender su enfoque.
–Así es. En el caso del mercantilismo, le presté particular atención a la controversia referida a la Compañía de las Indias Orientales, focalizando el análisis en quién detentaba el poder para proteger la producción local, si el Rey o el Parlamento; mientras que, en el caso de la reforma arancelaria inglesa de comienzos del siglo XX, no identifiqué una sola cuestión, sino varias.
–Me interesa abordar la cuestión de la relación, o falta de relación, entre las escuelas económicas y las políticas económicas prácticas.
–Déjeme exagerar. Un ministro de economía que, siguiendo a Hayek, basara su política económica en que los mercados nunca fallan, como también otro que, sobre la base de Marx, la basara en que todo es una lucha de clases, difícilmente estaría en condiciones de mejorar el bienestar de la población del país en el cual ejerce su función.
–¿Hay que quemar los libros entonces?
–De ninguna manera. Por el contrario, los estudiantes de economía, además de leer los manuales, que facilitan la primera aproximación a las distintas porciones del análisis económico, deben leer los originales, para captar el talento y el estilo de personas que siguen siendo citadas siglos después de haber publicado sus obras. Es lamentable que, cuando usted estudió, De Pablo, en la década de 1960, el único original que le hicieron leer fue La teoría general de la ocupación, el interés y el dinero, de John Maynard Keynes, un libro escrito en circunstancias dramáticas que, por razones de salud de su autor, nunca pudo ser revisado.
–¿Qué me perdí?
–Las primeras páginas de La riqueza de las naciones, de Adam Smith; los Principios de economía y tributación, de David Ricardo; el Ensayo sobre la población, de Robert Thomas Maltus, y las porciones históricas de El capital, de Marx.
–Volvamos a la cuestión que me interesa.
–De cada autor, recomiendo tomar su aporte. Conociendo no solo lo que dijo sino cuándo lo dijo, es decir, las circunstancias en las cuales escribió. Flaco favor le hace uno a Keynes si piensa que en todo momento y en todo lugar los problemas económicos se deben a un déficit de la demanda agregada. Tomemos de Hayek cómo toma sus decisiones cualquier empresario; de Joseph Alois Schumpeter, la idea de destrucción creativa, etcétera.
–Los austríacos y los marxistas se resisten a esto.
–Efectivamente. Porque tanto unos como otros pretenden tener una visión totalizadora, no solo de la economía, sino también de la naturaleza humana. Ninguno de ellos comprende cómo es que, en las facultades de economía, se “pierde el tiempo” estudiando lo que dicen las otras escuelas.
–En el diseño, la implementación y la gestión de las políticas económicas prácticas, además de las escuelas, ¿qué se tiene en cuenta?
–Las limitaciones no económicas, como las políticas, las institucionales, la credibilidad que la población tiene en sus gobernantes, etcétera. Por eso es tan importante la lectura de la historia: el presidente del Fed se puede permitir algunos “lujos” que el del Banco Central de la Argentina no; esto no es ideología, y mucho menos una explicación conspirativa, sino que es un hecho. Cualquier política económica “correcta” es más difícil de implementar en la Argentina que en otro país, donde la población cree en los anuncios de sus autoridades.
–Otra cuestión crucial es la de la incertidumbre.
–Claro. Schumpeter, hablando de su admirado Ricardo, hablaba del “pecado o vicio ricardiano”, para alertar por los daños que pueden causar las implicancias de política económica práctica derivadas de modelos simplificados, cuando se aplican a realidades complejas. Por razones didácticas, muchos modelos económicos suponen certeza. Pregúntele a cualquier ministro de economía o presidente del Banco Central si opera en condiciones de certeza, y se echará a reír.
–¿Por qué?
–Porque tienen que adoptar decisiones en condiciones de fuerte incertidumbre, razón por la cual resulta tan útil conjeturar las decisiones de los funcionarios sobre la base del esquema de análisis denominado error tipo I, error tipo II.
–¿Por qué no se modela la incertidumbre?
–Porque dejaría de ser incertidumbre. Si se conociera el futuro, nadie abordaría un avión que se estrellará; ni siquiera el piloto subiría. Hizo bien Frank Hyneman Knight en distinguir entre riesgo e incertidumbre; para el primero existen los seguros, mientras que –en un contexto competitivo– el beneficio empresario resulta de haber resuelto de manera satisfactoria los desafíos que plantea la incertidumbre.
–La incertidumbre juega un rol en la toma de decisiones.
–Efectivamente, porque, como la enorme mayoría de los seres humanos es aversa al riesgo, el aumento de la incertidumbre contrae algunos gastos, mientras que su reducción los eleva. Este efecto ayuda a entender lo que en la Argentina ocurrió desde comienzos del año en curso.
–Don Alfred, muchas gracias.

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domingo, 21 de julio de 2024

LA PÁGINA DEL DR, JUAN CARLOS DE PABLO




El destino final de los “Chachos” riojanos
El gobierno de La Rioja emitió papeles con nueva denominación para pagar salarios; qué pasará con ellos, según De Pablo.
Juan Carlos de PabloLa gobernación de La Rioja emitió “Chachos” para pagar parte de los sueldos del sector público
Algunos empleados públicos de la provincia de La Rioja cobraron una porción de sus salarios con “Chachos”, y no con pesos emitidos por el Banco Central. ¿Qué pueden hacer con ellos? Si no los quisieran atesorar, ¿quién se los aceptaría como contrapartida de qué, y a qué precio? Estamos delante de uno de aquellos casos en los cuales las respuestas inmediatas surgen de ir primero hasta el final, y volver desde allí para acá.


Al respecto conversé con el norteamericano David Rockefeller (19152017), cuya actividad principal fue su labor al frente del Bank of America. Lo que pocos saben es que había estudiado economía en Harvard, en la Escuela de Economía de Londres (LSE) y, finalmente, en la Universidad de Chicago, donde se doctoró. Falleció mientras dormía, como Joseph Alois Schumpeter, Franco Modigliani y Miguel Ángel Almada. Él, a los 102 años.
–Como en los casos de Rubén Darío Almonacid, Nicolás Catena, Johannes de Villiers Graaff y Alberto Grimoldi, el mundo empresario sumó un talento, pero la profesión lo perdió. ¿Cuál fue su experiencia universitaria?
–En setiembre de 1936 comencé mis estudios de graduado en Harvard. El profesor que más me influyó fue Schumpeter. A diferencia del resto, vestía con estilo y ropas bien confeccionadas. Paul Anthony Samuelson, también nacido en 1915, era uno de mis compañeros de clase. Ya tenía un master en economía y era un sobresaliente matemático. Con frecuencia, Schumpeter lo llamaba al pizarrón para que escribiera complejas fórmulas, que generalmente yo no entendía. Lo que Paul sabía acentuaba lo que yo ignoraba. Para mi sorpresa y felicidad, en el curso obtuve A-. Él, por supuesto, obtuvo una A, pero no le hizo ninguna gracia que un novato como yo obtuviera casi la misma calificación que él.
–De Harvard pasó a la LSE.
–Mi tutor allí fue Friedrich August von Hayek, aburrido como profesor, por ser germánico y metódico. Sus escritos eran casi imposibles de leer. En la LSE mi profesor favorito fue Lionel Robbins. Luego de un año, quería completar mis estudios en la Universidad de Chicago.
–Fundada por su abuelo.

–Hecho que jugó un rol secundario en la elección de esa casa de estudios. En Chicago reinaban luminarias como Hyneman Knight, Jacob Viner, George Joseph Stigler, Henry Schultz y Paul Howard Douglas. Persuadí a Knight y Viner para que integraran mi comité de tesis. También Oskar Lange prestó su acuerdo. Escribí mi disertación sobre “recursos no utilizados y desperdicio económico”.

–Y después de la universidad, ¿qué?

–Con el doctorado bajo el brazo comencé a pensar en mi carrera. Me sugirieron que, con mi apellido, mejor no incursionara en política, y tampoco quería trabajar en las oficinas de la familia, donde ya laboraban John, Nelson y Lawrence, y entonces pasé al Bank of America.

–¿Por qué el gobierno de La Rioja pagó parte de sus salarios en “Chachos”?

–Porque no tenía pesos suficientes, lo cual implica que tenía dos alternativas: pagaba $ 100, 70% en pesos y 30% en“Chachos”;oabonaba70%enpesos y nada en “Chachos”. Optó por la primera alternativa. ¿Por qué no ajustó otras partidas del gasto público provincial? Ignoro, pero seguramente porque lo consideró peor todavía.

–¿Por qué los empleados públicos los aceptaron?

–Porque no tenían alternativa. Otra vez, podrían haber aceptado 70% en pesos y 30% en “Chachos”; o 70% en pesos y nada en “Chachos”. También optaron por la primera alternativa. La pregunta es qué harán con la citada cuasimoneda, que, según algunos expertos, técnicamente es un bono.

–Lo escucho.

–Una opción consiste en quitárselos de encima, lo cual implica encontrar a alguien que esté dispuesto a ceder alguna mercadería o servicio contra “papelitos”. Otra alternativa es conservarlos, no digo como recuerdo, pero sí a la espera de que, en algún momento del futuro, la provincia tenga superávit fiscal y pueda rescatarlos. Como hizo Ramón Mestre en Córdoba con los Cecor, algo que terminó siendo la excepción.

–A quienes recibieron “Chachos” el Presidente de la Nación les dijo: “A mí no me miren”.

–Definición tajante y creíble. La única institución que no puede negarse a recibir “Chachos” es la que los emitió. Por ejemplo, en el cobro de impuestos provinciales. Ejemplo: un supermercado puede aceptarlos, no para pagarles a sus proveedores de otras provincias, pero sí hasta el monto que necesita para cancelar deudas impositivas provinciales.

–¿Está usted diciendo que fuera de esto los “Chachos” perderían su valor?

–Muy probablemente. Máxime cuando todos estén pendientes de los próximos pagos salariales por parte de la provincia. Porque la pregunta es: el referido pago hecho parcialmente con “Chachos”, ¿fue un hecho circunstancial o tiene que ver con las finanzas de la provincia? Si la realidad fuera esta última alternativa, ¿qué harán las autoridades provinciales al respecto?

–Pero si esto fuera así, en rigor de lo que estamos hablando es de una caída de 30% en las remuneraciones nominales de los empleados afectados.

–Efectivamente, aunque transitoriamente el tamaño de la reducción aparezca parcialmente disfrazado por la aparición de los “Chachos”.

–¿Podría esto forzar a la revisión de otras partidas de gastos públicos provinciales?

–Podría. Y no estaría mal que ocurriera. Quien, frente a esto, pregunFrank ta por qué no lo hicieron antes, no entiende el proceso decisorio, en le esfera tanto pública como privada. Tampoco cabe descartar que en el plano salarial se apliquen medidas específicas, es decir, no referidas a la totalidad de cierta categoría de empleados públicos, sino a situaciones concretas.

–El presidente Milei fue enfático con respecto a que el Estado nacional no rescatará las cuasimonedas. Pero esta no fue la experiencia de inicios del siglo XXI.

–Sí, pero en aquel momento la Argentina no contaba con un titular del Poder Ejecutivo que tuviera la determinación que el actual Presidente de la Nación tiene en materia fiscal. Como a usted le gusta decir, De Pablo, error tipo I, error tipo II, nadie tiene hoy que adoptar decisiones sobre la base de que, al final, a Javier Gerardo Milei le van a torcer el brazo.

–Dato que, muy probablemente, estén teniendo en cuenta el resto de los gobernadores.

–Muy probablemente, porque más allá de los cruces de espadas verbales, donde nadie se queda atrás, la política económica práctica, particularmente en materia fiscal, no tiene más remedio que ser aterrizada. Quien tenga que tomar decisiones le tiene que prestar más atención a las leyes, los decretos, las resoluciones, los comunicados del Banco Central, etcétera, que a los lugares comunes, tanto los planteados por los funcionarios como por los expertos. “A las nubes les importa un pito lo que piensan los meteorólogos”, recordó Walter Sosa Escudero. En economía ocurre lo mismo: la dinámica que plantea la vida misma es más fuerte que algunos sesudos análisis.

–Don David, muchas gracias. 

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martes, 18 de junio de 2024

ECONOMÍA CON EL DR, JUAN CARLOS DE PABLO


Juan Carlos de Pablo analizó los primeros resultados del Gobierno y lanzó una advertencia: “Sería imperdonable”
El economista participó junto su colega Ezequiel Burgo en Comunidad de Negocios; hablaron sobre el “estilo” de Javier Milei como mandatario y defendió el slogan “no hay plata”; por qué, según él, no es prioridad salir del cepo ni el plan de dolarización; un viaje a “la cocina de la política económica argentina. De Frondizi a Milei”, el libro que acaban de lanzar y escribieron juntos
El economista Juan Carlos de Pablo
“Propuesta indecente”. Ese fue el título del email que recibió el economista Ezequiel Burgo en su casilla hace pocos meses. Quien lo firmaba era nada más y nada menos que Juan Carlos De Pablo. La editorial Penguin lo había convocado a escribir un nuevo libro de su saga pero por razones familiares él no quería hacerlo solo sino que buscó a un socio a quien lee todos los fines de semana en su columna del diario Clarín. Burgo, quien estaba por partir de vacaciones, le respondió inmediatamente que sí y se pusieron manos a la obra para producir La cocina de la política económica argentina. De Frondizi a Milei que acaba de editarse y anoche fue el eje de una larga entrevista en el programa Comunidad de Negocios por LN+. “Lo bueno de contar con un periodista y no solo un economista”, bromea De Pablo.
El disparador inicial fueron los primeros 100 días del presidente Javier Milei quien justamente completa uno de los tramos finales de la publicación. El presidente de la Nación envió un saludo formal al “profe” por el día del padre y Burgo hizo lo propio con Darío quien ya falleció pero que forma parte de la dedicatoria inicial. “Al recuerdo de mi padre, Darío Burgo, porque fue el primero que me enseñó que todo cambio y cada decisión ocurren en un contexto”, escribió Ezequiel. Mientras que De Pablo le dedicó el trabajo a “Henry Kissinger, por todo lo que aprendí de él”.
La charla fue un momento televisivo imperdible con anécdotas de ayer y de hoy y un análisis bien profundo de la realidad económica local. Las idas y vueltas, la historia económica reciente y un sinfín de detalles sobre las conversaciones periódicas que se gestaron para darle forma esta cocina de la economía política argentina. De Pablo envió un mensaje al gobierno de Javier Milei respecto de los resultados económicos obtenidos durante los primeros seis meses de gestión como consecuencia de un fuerte programa de ajuste. En ese contexto e hizo especial hincapié en que muchas personas “tienen que hacer muchas cosas para llegar a fin de mes” y resaltó el esfuerzo de la sociedad en este período.
“Acá hay un mensaje muy importante para el Gobierno. Y es que le dicen ‘flaco, hoy llegas a aflojar, la tasa de inflación se te va a 20 y todo el sacrificio de los primeros seis meses lo tiraste a la basura. Eso sería imperdonable”, sostuvo el economista en diálogo con el conductor José Del Rio en LN+.
A lo largo del intercambio televisivo, se refirió también al “estilo” de Milei como líder del Ejecutivo. “Esas cosas no cambian. Muchos pretenden que Milei modifique algo. Me dicen que le diga que se calme. Sí, yo le digo. Pero los estilos no cambian”, sostuvo. Lo hizo en referencia a una pregunta que le hace el propio Burgo en el libro respecto de sí el presidente debería trabajar distinto hoy. “Es como pedirme a mi que me ponga corbata. No lo voy a hacer”, respondió el autor del estilo serio pero no solemne y columnista 
Acto seguido, caracterizó al líder de La Libertad Avanza (LLA) como un mandatario “transparente” y afirmó “no está loco”. “Cuando él habla de que va a vetar cualquier proyecto que ponga en peligro el equilibrio fiscal, es una definición. Uno tiene que escuchar. El veto es muy importante. Si el Congreso aprueba la reforma jubilatoria, él la veta pero los legisladores insisten, más adelante va a tener que decidir qué partidas va a ajustar. Y ahí la población se va a enfrentar con los legisladores por tener ‘menos de esto y de lo otro”, indicó.
Luego hubo un interesante ida y vuelta con monólogos de Tato Bores en los que la actualidad se respiraba en blanco y negro. Fue el propio Burgo quien cruzó esos datos con los actuales y destacó los vaivenes propios de la economía argentina. Se refirió también a la particularidad que tiene en nuestra historia contar por primera vez con un economista como presidente algo que ya sucedió en Gran Bretaña, Francia y varias veces en Perú, según destacan en el libro. De Pablo fue crítico también con periodistas y economistas. Con los primeros porque los desvela el devenir el dólar y el minuto a minuto y con los economistas porque muchas veces critican desde la tribuna y muy lejos de la complejidad del poder. Se recordó también como fue la última salida del cepo y el doctor honoris causa de la Universidad del CEMA dijo que Milei no tiene ni debe tener ningún apuro por salir como lo hizo el expresidente Mauricio Macri. Burgo rescató que de la conversación que llevaron adelante durante todos estos meses surgió una amistad y la posibilidad de conocerse en profundidad. Frondizi y la política de shock de Álvaro Alsogaray; Onganía y el primer plan de estabilización antiinflacionaria; Perón y el congelamiento de precios; los seis ministros de Economía de Isabel; la idea del desempleado como potencial subversivo durante la dictadura; los 13 paros de la CGT contra Alfonsín; el modelo Bunge y Born del menemismo y De La Rúa y el ajuste del 60% de la educación forman parte también del diálogo imperdible.
Ezequiel Burgo y Juan Carlos de Pablo, en Comunidad de Negocios
De Pablo defendió además el slogan del oficialismo “no hay plata”: “Hagamos de cuenta de que el FMI le da a Milei 30 mil millones de dólares. El Presidente pasa de no tener plata a tener un poquito. De la nada aparecerían en Olivos y harían cola en la puerta gobernadores e intendentes. Entonces, la frase ‘no hay plata’ es simple. Lo tienen que creer. ¿Por qué? Porque Milei no tiene instrumentos. Hay otros economistas que dicen que Milei tenía otras diez alternativas. Están equivocados”.
Más adelante, el economista se prestó a hablar también sobre la salida del cepo. Una vez más, en disidencia con sus colegas, opinó que “no es prioritario”. “Acá hay que meterse en los pantalones del presidente del Banco Central, Santiago Bausili. ¿Por qué él tendría apuro en sacar el cepo? Todavía no lo entiendo. Muchos hablan de conexiones causales. Si uno saca el cepo, pasa esta cosa maravillosa. Y si no lo saca, pasa otra. Hagamos de cuenta que viene Elon Musk. Llega a la conclusión de que quiere poner una fábrica de autos. En cuatro años, los argentinos sacamos y ponemos el cepo constantemente. Este señor, que dicen que es muy inteligente, ¿me va a condicionar una inversión real a que saque el cepo? Explíquenme entonces cuál es la prioridad de sacar el cepo”, analizó.
En la misma sintonía se expresó sobre el plan de dolarización que el oficialismo pretende aplicar: “Tampoco es prioritario. Lo prioritario acá es la política económica. Vos le preguntas hoy al Presidente cuándo va a dolarizar y seguramente te diga que lo antes posible. Lo mismo ocurre cuando le preguntas cuándo va a cerrar el Banco Central. No te dice nada. Ahora tenemos un sistema bimonetario que funciona perfectamente. No hay por qué apurarse”.
Por último, consultado por José Del Rio sobre cuán optimista es de cara al futuro de la Argentina, De Pablo dijo que la situación es “dinámica”. “Esto no quiere decir que tengamos que salir a matarnos. Significa que las decisiones que se pueden tomar son solamente en base a dos o tres cositas. El Presidente hoy está agarrado al equilibrio fiscal porque no tiene otra cosa. Hay otros temas en los que hay que poner el foco. Por ejemplo, ¿sabes lo que sería preocupante? Que en el equipo económico dijera que el 4,2% de inflación es su techo. Ahí sonamos. Como economista no tengo problema si en junio la inflación da 6%”.
Burgo es editor jefe de Economía de Clarín y escribe sobre macroeconomía argentina e internacional. Es egresado de la UBA y realizó un master en política económica internacional de la Universidad de Birkbeck College.
De Pablo además de honoris causa por la UCEMA es miembro titular de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, columnista  y profesor de las universidades San Andrés y UCEMA y uno de los economistas más queridos de la Argentina.

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lunes, 15 de abril de 2024

LA PÁGINA DEL DR, JUAN CARLOS DE PABLO


¿Está teniendo la Argentina la “enfermedad holandesa”?
PREGUNTAS A JAMES PETER NEARYJuan Carlos de Pablo
Un barco para el transporte de gas llega a un puerto de Holanda

Economista 1950-2021
Nació en Dublin, Irlanda; se especializó en comercio internacional y junto con W. Max Corden desarrolló en 1982 el modelo clásico que describe la “enfermedad holandesa”



En algún momento de la década de 1960 los holandeses descubrieron yacimientos de gas natural; para ellos, un producto exportable. El descubrimiento aumentó la oferta de dólares, redujo el poder adquisitivo interno del tipo de cambio y, por consiguiente, comprometió la producción y venta de otros productos locales, dedicados a la exportación o que competían con las importaciones. La literatura especializada denomina a este efecto “enfermedad holandesa”. ¿Está ocurriendo algo parecido en la Argentina de 2024? En todo caso, ¿cuál es el problema y qué se puede hacer al respecto?

Sobre el particular conversé con el irlandés James Peter Neary (1950-2021), quien estudió en el University College de Dublin y en la Yniversidad de Oxford, y enseñó en el Trinity College, también de Dublin, y en las dos instituciones en las que había estudiado. Me interesó conversar con él por la monografía que en 1982 publicó, en colaboración con Warner Max Corden, titulada Expansión sectorial y desindustrialización en una pequeña economía abierta. Fue el trabajo más citado de los redactados por Corden, según afirmó en una autobiografía publicada en 2006.

–Holanda no es el único ejemplo de haber sufrido la enfermedad.

–En el caso de los recursos naturales, también cabe mencionar el petróleo en Arabia Saudita, Canadá, Inglaterra, México y Noruega, el oro en Australia y el cobre en Chile; en el resto de los bienes, el turismo en varios países europeos y la soja en la Argentina. Claro que, como aclaran los productores, no es lo mismo “pinchar” la corteza terrestre y hacer un agujerito para extraer petróleo y gas, que cultivar soja.

–¿Cuál es la esencia del problema?

–Un fuerte aumento en la oferta de algún producto o conjunto de productos exportables, consecuencia del descubrimiento de algún yacimiento o de un cambio tecnológico, así como un fuerte aumento en la demanda de algún producto o conjunto de productos exportables, consecuencia de un cambio en los gustos o un sustancial aumento de las compras del resto del mundo, disminuyen el tipo de cambio real, complicándoles la vida a los productores del resto de los productos exportables y también a quienes elaboran productos importables. El término fue utilizado por primera vez el 26 de noviembre de 1977, en The Economist.

–¿Qué le ocurre a la producción y a los ingresos del sector manufacturero, si de repente se produce un boom en el sector energético?

–Aparecen el efecto movimiento de recursos y el efecto gasto. Según el primero, cuando mejora sustancialmente la rentabilidad del sector energético, todos los recursos productivos que se pueden desplazar abandonan la manufactura y se pasan al sector energético, generando un efecto de desindustrialización directo. Según el segundo efecto, el referido boom aumenta los gastos del sector energético, parte de los cuales se realizan dentro del país –por ejemplo, aumenta la demanda de peluquería–, elevando el respectivo precio y, por consiguiente, también afectando la manufactura, lo cual genera un efecto de desindustrialización indirecto.

–La recuperación de la credibilidad en la acción de un gobierno, así como el sistema de coparticipación de impuestos, también generan enfermedades holandesas. El origen es diferente, pero las consecuencias son similares.

–Vamos por partes. La Argentina es el reino de la exageración. En el último año ustedes pasaron de la total falta de credibilidad a una parcial recuperación de la misma. Esto explica la reversión de la dirección de los movimientos financieros, el aumento de las reservas del Banco Central, la caída del riesgo país, etcétera. La credibilidad es un fenómeno real, por oposición al financiero, y que, por consiguiente, no se soluciona con saltos del tipo de cambio, ni qué hablar de esperar que el actual gobierno afloje en materia fiscal. Error tipo I, error tipo II, hay que adoptar todas las decisiones sobre la base de que no se producirá dicho salto, ni de que el eslogan “no hay plata” será reemplazado por “hay algo de plata”.

–Se habla de inflación en dólares, atraso cambiario, etcétera.

–Terminología que probablemente no ayude a entender lo que está ocurriendo. Atraso alude a desequilibrio, venta de reservas del Banco Central, etcétera; inflación en dólares es un concepto que está más cerca de la aritmética que de la economía. Podría hablarse del “nuevo equilibrio del tipo de cambio”, sabiendo que hay que tomarlo con pinzas, por la facilidad con la cual los movimientos de capitales financieros cambian de dirección.

–¿Por qué debería preocupar esta enfermedad holandesa derivada de la credibilidad?

–Porque compromete la producción local frente a la extranjera, metiéndole presión a la eliminación del denominado “costo argentino”, fácil de recomendar pero nada sencillo de implementar, porque depende más de gobiernos subnacionales, gremios, jueces, etcétera, que del Poder Ejecutivo Nacional.

–Dentro de los países también existe un fenómeno de enfermedad holandesa, derivada del régimen de coparticipación de impuestos.

Enfatizado en 2009 por Marcelo José Capello, Alberto José Figueras, Néstor Clever Grion y Pedro Esteban Moncarz. La idea es contundente: tanto el régimen de coparticipación de impuestos entre el Estado Nacional y las provincias, como la enorme cantidad de transferencias discrecionales, cuando no arbitrarias, permiten que los estados provinciales abonen salarios públicos que hacen inviable el desarrollo de actividades privadas. Ajustado por esfuerzo y condiciones laborales, la diferencia se acrecienta. Según esta perspectiva, no es que las provincias tienen que generar empleo público ante la ausencia de la iniciativa privada, sino que esta última no se puede desarrollar, porque no puede competir con el empleo público financiado con el referido sistema.

–Al respecto, el actual gobierno está corrigiendo el problema.

–En la medida en que cerró las canillas de las transferencias discrecionales y arbitrarias; queda la cuestión de la modificación del régimen de coparticipación, que según la reforma de la Constitución, de 1994, debería haberse realizado, a más tardar, en 1996.

–Buenísimo.

–Sí, pero... Porque, ¿qué harán los gobernadores y los intendentes, cuando adviertan que cuentan con menos recursos para hacer frente a sus respectivos gastos públicos? Ya está ocurriendo: algunos ajustaron las bases imponibles por encima de la tasa de inflación; otros redujeron algunos casos (o postergaron algunos pagos); por ahora, ninguno emitió una cuasimoneda. Por todo lo cual, cabe esperar que quien piensa instalar una actividad o expandir la que tiene, sobre la base de lo que posibilita la nueva relación económico-financiera entre el Estado Nacional y las provincias, se tome su tiempo para adoptar sus decisiones.

–Don James, muchas gracias.

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