Mostrando las entradas con la etiqueta OBELISCO. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta OBELISCO. Mostrar todas las entradas

martes, 13 de junio de 2017

NUESTRO OBELISCO;...MIRADOR PRIVILEGIADO


Los vecinos podrán subir al Obelisco una vez por mes
Se trata de una visita para 30 personas, que serán elegidas por sorteo;  el monumento porteño ya cumplió 81 años
Subieron los 206 escalones y pudieron disfrutar de la vista.
A partir de junio, una vez por mes, los vecinos podrán adentrarse en las entrañas del Obelisco y recorrer su escalera hasta la cima, como ayer lo hicieron 81 personas, en el contexto de un nuevo cumpleaños del ícono porteño.


Millones de ciudadanos transitan a diario por las cercanías del monumento, construido por el arquitecto Alberto Prebisch con motivo del cuarto centenario de la primera fundación de la ciudad. Hay quienes no le prestan demasiada atención, pero para muchos otros despierta interrogantes. ¿Cómo es adentro? ¿Qué se puede ver desde allá arriba?
Cuando el gobierno porteño lanzó, en 2016, la convocatoria para conmemorar el 80° aniversario del Obelisco y recorrerlo por dentro, más de 12.000 vecinos se inscribieron en el sorteo. Esa cifra ya resultó llamativa. Pero este año, para participar del festejo de ayer, hubo 21.143 postulantes, casi el doble que el anterior. Debido a este creciente interés, el Ministerio de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad decidió, a partir de junio próximo, abrir las puertas del Obelisco una vez por mes para 30 vecinos, según indicaron fuentes de ese ministerio.


La convocatoria se realizará a través de las redes sociales y un sorteo determinará los beneficiarios. La idea es que se trate siempre de la misma fecha y que se extienda durante todos los meses.
Decorado con globos y cintas celestes y blancas, el Obelisco recibió ayer a 81 vecinos. "¡Es espectacular!" Patricia Tapia no encontró otras palabras para definir lo que sentía tras ascender hasta el último peldaño, el 206, y tener desde allí una vista privilegiada. Apenas había comenzado la escalada, la mujer, de 39 años, había mirado hacia quienes quedaban aguardando su turno: se sentía nerviosa y muy excitada. Finalmente, la "aventura" había salido aún mejor de lo que esperaba y en su cara había una gran sonrisa.Una expresión similar tenía María Julia Briante apenas terminó la visita. Pidió una botella de agua, se quitó el arnés y el casco de seguridad y se sentó: "Es genial. Al principio me preguntaba qué hago acá, pero ahora estoy chocha. ¡Me filmé todo!". La mujer había logrado vencer su miedo a las alturas.


A Nicolás Todoli siempre le había llamado la atención ese monumento de piedra que se erige, desde 1936, en pleno centro porteño. "¡Hasta se llegó a decir que dentro de él vivía una persona!", dijo entre risas. Era uno de los primeros vecinos que tenían turno para, de una vez por todas, quitarse cualquier duda. Contador de 23 años, Todoli ingresó al pie del Obelisco y su mirada se posó sobre la escalera que lo llevaría a la cima. Hizo lo mismo que hacen todos los que por primera vez entran al lugar: recorrió con la vista la hilera de peldaños que parecía no tener fin. Pero la escalera metálica vertical, que obliga a caminarla apoyándose también con las manos, es amigable. Cada seis metros, aproximadamente, hay una plataforma de concreto donde se puede descansar y tomar aire.


En cada uno de estos espacios había un miembro de Defensa Civil que cuidaba de los visitantes. "Bienvenidos a mi monoambiente", bromeaba uno de los inspectores mientras cambiaba los mosquetones para permitir el ascenso de una mujer. Desde arriba, su compañero Diego Mora le avisaba que ya estaba listo para recibir a la siguiente visitante.
"Las manos se cansan un poco. Debe ser por la fuerza que hago", reflexionó Silvina Grancharoff. Había pisado la última plataforma. 

Estaba a metros de asomarse por una de las cuatro ventanitas del Obelisco y "ver la ciudad desde lo más alto", es decir a 67,5 metros de altura, como lo añoraba desde que se anotó en la convocatoria. Todos los miembros de su familia se habían inscripto, pero ella fue la afortunada que ganó el sorteo.
Acompañado por el ministro de Ambiente y Espacio Público, Eduardo Macchiavelli, y el subsecretario de Comunicación, Federico Di Benedetto, el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, dijo que esta visita se trata de una oportunidad para que los vecinos disfruten de la ciudad.

V. M. 

lunes, 22 de mayo de 2017

EL OBELISCO CUMPLE AÑOS


El Obelisco porteño cumple años
Máximo ícono de nuestra ciudad
El 23 de mayo de 1936 fue presentado en sociedad.
El Obelisco porteño, símbolo arquitectónico de esta ciudad y punto de referencia y encuentro de los vecinos, cumple hoy 70 años desde su inauguración, la tarde del 23 de mayo de 1936, cuando el intendente Mariano de Vedia lo presentó en sociedad.
Manifestaciones políticas, festejos mundialistas y marchas por reclamos sociales tuvieron desde el inicio como sede a este gigante monumento, construido en sólo cuatro semanas ante la opinión contraria de muchos porteños, quienes fueron aceptándolo con el tiempo.
Según informaron fuentes del gobierno porteño, las autoridades no habían previsto ningún acto oficial, aunque anticiparon que a partir de hoy colocarán sobre la reja que lo rodea una docena de luces que iluminarán el edificio durante todo el año "para embellecerlo y resaltar su valor histórico".
El Obelisco, una pirámide egipcia de 67 metros de altura diseñada por el arquitecto Alberto Prebisch, fue construido en conmemoración de la segunda fundación de Buenos Aires y se erige donde 470 años atrás estuvo el precario y grueso madero sobre el que juró, apoyando su espada, Don Pedro de Mendoza.
Asimismo, recuerda el sitio exacto donde flameó por primera vez la bandera nacional, en la torre de la iglesia de San Nicolás, el 23 de agosto de 1812, donde hoy está la Plaza de la República, en el cruce de las avenidas Corrientes y 9 de Julio.
La idea de Prebisch, un arquitecto precursor del modernismo en la Argentina, fue resolver con elegancia y monumentalidad el triple cruce de estas dos importantes avenidas porteñas, a las que se agregaba la reciente Diagonal Norte.
La construcción, que adoptó la tradicional forma geométrica de origen egipcio demandó 680 metros cúbicos de cemento y 1360 metros cuadrados de piedra blanca y costó unos 200 mil pesos moneda nacional, durante la presidencia de Agustín P. Justo.
Los 150 obreros que levantaron el Obelisco y su diseñador debieron sortear la dificultad del paso de los túneles de las líneas de subte C y D, para lo que recurrieron a avanzadas técnicas de construcción mediante el emplazamiento de bóvedas en su fundamento.
Técnicamente, el edificio es una estructura hueca con una sola puerta de entrada y cuatro ventanas en su cúspide, a la que sólo se puede llegar por una escalera recta, de aproximadamente 200 escalones.
En un principio estuvo recubierto por roca calcárea de San Luis, pero los movimientos provocados por el paso del subterráneo provocaron numerosos desprendimientos y obligaron a sus constructores a quitar la roca y pintar su cubierta con pintura al látex, como se lo observa hoy.

jueves, 11 de agosto de 2016

OCTOGENARIO Y QUERIDO OBELISCO DE BUENOS AIRES


El Obelisco por dentro: la singular experiencia de 80 vecinos
El ícono porteño cumplió ocho décadas y, por primera vez, un grupo de personas pudo recorrerlo hasta la cima
Emiliano Molina emprende el ascenso de los 206 escalones.
Muchos soñaron alguna vez con subir al Obelisco para develar la incógnita de cómo es por dentro o cómo se ve Buenos Aires desde la punta del emblemático monumento. Ayer, por una iniciativa del gobierno porteño, 80 vecinos tuvieron la posibilidad de escalar sus 67,5 metros de altura para disfrutar de esta experiencia única.
La idea fue festejar con la ciudadanía el 80° aniversario del Obelisco, construido por el arquitecto Alberto Prebisch con motivo del cuarto centenario de la primera fundación de la ciudad. Se inauguró el 23 de mayo de 1936 y, ocho décadas después, abrió sus puertas para que los porteños pudieran conocer su interior.
La convocatoria fue un boom. Más de 12.000 personas se postularon al concurso lanzado mediante el perfil de Facebook del jefe de gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, entre quienes fueron elegidas 160 (80 titulares y 80 suplentes). 

Uno de ellos fue Nicolás Mansilla, quien comenzó el ascenso a las 11.50. Antes de hacerlo, comentó que estaba "asustado, pero con muchas ganas de subir".
El trayecto total le llevó poco más de una hora y al bajar estaba deslumbrado: "Cuando subía, las ganas de llegar le fueron ganando al miedo. Arriba me encontré con una vista hermosa, más de lo que imaginaba. Creo que es el paisaje más lindo de la ciudad", contó mientras le bajaba la adrenalina. Y agregó: "Me da la sensación de que pude hacer algo que mucha gente quiere hacer. Le voy a poder contar a todo el mundo esto".
Quien nunca imaginó poder adentrarse en el Obelisco fue Noemí García Cueva, una española que desde hace siete años vive aquí, tras casarse con un argentino. "Si decís Buenos Aires se te viene a la cabeza el Obelisco. Me anoté no bien me enteré del concurso, pero como nunca tuve suerte en ganar algo, cuando me llamaron para avisarme que había quedado elegida no les creía", recordó entre risas. "Yo pensaba que era una escalera tipo caracol, no todo recto hacia arriba, pero al ir parando por tramos llegué sin problemas. Estar allá arriba es fabuloso. El sol me permitió ver todo Buenos Aires".
Concluida la aventura, el vecino recibió un diploma como recuerdo. Los 206 escalones se completaban en siete tramos de entre cinco y siete metros, donde un especialista controlaba que todo estuviera en orden. El tiempo estimado era entre 60 y 90 minutos, dependiendo de la persona, porque cada una lo hacía a su ritmo. Para el ascenso, el gobierno porteño montó un operativo que incluyó a 35 agentes de la Subsecretaría de Emergencia (Defensa Civil más la Guardia de Auxilio y Logística) y personal del SAME.
Proveyeron a los escaladores de elementos de seguridad como casco, guantes y arneses. En la cumbre, los visitantes tenían tiempo para sacarse fotos, filmar y disfrutar el momento.El ministro de Ambiente y Espacio Público porteño, Eduardo Macchiavelli, dijo: "Pusimos en valor nuestro histórico Obelisco como homenaje a su cumpleaños. Realizamos trabajos de limpieza, pintura y mejoras en la iluminación de sus cuatro caras, con tecnología LED. Esto nos permite ofrecer a los vecinos intervenciones y espectáculos de luz con bajo consumo de energía. Además, que 80 vecinos hayan podido subir a este ícono equipados con todas las medidas de seguridad necesarias es una muestra del compromiso que tenemos para que cada vez más personas puedan disfrutar del espacio público".


Emiliano Molina trabaja en sistemas y tiene 42 años. Se inscribió y quedó como suplente, pero el día le daría la satisfacción de poder realizar el ascenso. No bien descendió, confió: "Es increíble lo que viví. Me tomó un poco por sorpresa. Vine a ver si tenía suerte. Llegué temprano y me dijeron: «Dale, arriba». Así que estoy feliz". El vecino calificó como "genial" la iniciativa de permitir esta visita. "Deberían continuar, es un punto de referencia que muchos quieren conocer. La vista del río, de la avenida Corrientes o de la 9 de Julio para el Sur nunca las hubiese imaginado". Voceros de la jefatura de gobierno dijeron que, a raíz de este evento excepcional, se analiza construir algún sistema que permita subir el Obelisco en una forma más directa y que funcione como una atracción turística, aunque debe estudiarse si es viable.
Cristina Foronda fue la persona con mayor edad en ascender. Esta jubilada de 72 años no tuvo temor y a las 16 comenzó su camino a la cúspide. Su receta, hacer mucho deporte: "Fue un sueño cumplido. Gracias a esta posibilidad pude hacer algo que siempre quise pero imaginaba imposible. Estoy muy bien, no me duele nada", expresó al descender.
El último en acercarse fue Rodríguez Larreta, quien dejó inauguradas seis columnas con ocho proyectores cada una que permiten generar ocho millones de combinaciones de colores, juegos de luces y variar su intensidad para iluminar este ícono porteño.
N. M.

domingo, 22 de mayo de 2016

LOS OBELISCOS; EL OBELISCO DE BUENOS AIRES

La palabra obelisco deriva del griego “obelos”, que significa columna terminada en punta.
Los obeliscos, monumentos típicos del arte egipcio, tienen, efectivamente, una forma elegante y delicada. Poseen una base cuadrangular y terminan en la parte superior con una punta piramidal. Generalmente, esta punta estaba cubierta por una lámina de oro, o bien por una aleación de plata y oro.
Los rayos del sol, al dar sobre estos revestimientos metálicos, producían maravillosos resplandores. La piedra en que se cortaban los obeliscos era la sienita (roca rojiza, de feldespato, anfíbol y un poco de cuarzo), llamada así porque se extraía de las canteras de Siene, hoy Asuán. Otras veces se utilizaba el basalto, de color gris oscuro, que les daba apariencia menos vistosa.
Las dimensiones de los obeliscos eran variadas. El más alto que se conoce es el que ha quedado inconcluso en las canteras de Asuán, y tiene una altura de 41,71 m. El más bajo no pasa de dos metros.
Aparentemente, los obeliscos tenían sólo una función decorativa. Los faraones los hacían construir, por lo general, en la entrada de los templos. Algunas veces, sobre el obelisco se grababan inscripciones que indicaban a cuál divinidad estaba dedicado, o bien el acontecimiento político o dinástico en cuya celebración había sido erigido.

 

La ciudad de Buenos Aires tiene sus iconos que la caracterizan, uno de ellos es el Obelisco, en el cruce de las Avenidas Corrientes y 9 de Julio. Luce en pleno centro porteño y simboliza las dos fundaciones de Buenos Aires y el izamiento por primera vez de la bandera nacional en la iglesia San Nicolás.
Se inició su construcción en 1936, y fue el homenaje de Buenos Aires al Cuarto Centenario de su Primera Fundación y representaba el espíritu progresista de una época. Tiene 67 m. de alto y en cada una de su caras (tiene cuatro) tiene grabados los mas destacados hechos históricos de la ciudad. Sólo se llega a la cúspide subiendo una escalera con 206 escalones y 7 descansos cada 8 m. de ascenso.
Los cuatro acontecimientos: El 4º centenario de la fundación de la ciudad por Pedro de Mendoza. 2. El lugar en donde la bandera Argentina fue izada por primera vez. 3. La proclamación de la Ciudad como la Capital Federal del país y 4. La segunda fundación de la ciudad por Juan de Garay.
Por aquella época estaba en la Presidencia de la República el General Agustín P. Justo. Lo diseñó el arquitecto Alberto Prebisch y lo construyó la empresa Siemens Bauunion, en tiempo récord de cuatro semanas, debiendo salvar las dificultades que significaban los túneles del subterráneo mediante la construcción de bóvedas en su fundamento.
En donde se emplaza el Obelisco, previamente, debió demolerse la iglesia dedicada a San Nicolás de Bari. En ella se izó oficialmente por primera vez la Bandera Argentina dentro de la ciudad de Buenos Aires en 1812: dicha circunstancia se recuerda en una de las inscripciones del lado norte. 


En 1938, el presidente Roberto M. Ortiz y designa, como nuevo Intendente de la ciudad a Arturo Goyeneche y el Concejo Deliberante, por Ordenanza Nº 10.251, de junio de 1939, sanciona la demolición del Obelisco, aduciendo razones económicas, estéticas y de seguridad pública. Pero el Poder ejecutivo municipal veta la ordenanza, caracterizándola como un acto carente de valor y contenido jurídico, ya que altera el estado de cosas emanado del Poder Ejecutivo, y que se trataba de un monumento bajo jurisdicción y custodia de la Nación, a cuyo patrimonio pertenece.
Descripción de los festejo para su inauguración en 1936: “El sábado 23 de mayo, el pueblo se ha dado cita en la flamante Plaza de la República. El primer magistrado de la Nación preside la solemne ceremonia.
Son exactamente las 15, cuando la Banda Municipal ejecuta el Himno Nacional. Se cortan simbólicamente las cintas y se declara inaugurado el nuevo tramo del ensanche y el gran Obelisco, convertido ya en motivo inspirador del tradicional ingenio porteño. En la rotonda se han reunido chicos de las escuelas. Sus can. tos tienen resonancia significativa. Parecen anunciar y saludar a la vez a la gran urbe del futuro. Todos se sienten un poco emocionados. Hasta los más desaprensivos intuyen que Buenos Aires da otro paso hacia adelante.
Y es, en esa tarde de mayo, signo de un tiempo, que más que al siglo pasado apunta ya hacia el trasponer de la mitad de la actual centuria, cuando la capital latina del Plata experimenta la sensación de que una nueva etapa, por. tentosa e infinita, nace para ella. El pueblo allí reunido lo certifica con su acción de presencia, interpretando el sentir de la población que ha asistido con interés a las obras que se declaraban inauguradas en la oportunidad.
La voz del intendente municipal concreta el pensamiento de todos, encasillando el acontecimiento en su justo marco. “Este Obelisco será en el correr del tiempo el documento más auténtico de este fasto del cuarto centenario de la ciudad. Dentro de las líneas clásicas en que se erige, es como una materialización del alma de Buenos Aires que va hacia la altura, que se empina sobre sí misma para mostrarse a los demás pueblos y que desde aquí proclama su solidaridad con ellos. Buenos Aires se siente grande, fuerte, pujante.


Y como todos los grandes, no alienta sino sentimientos nobles, generosos, fraternales. Porque es grande, no siente emulaciones sino amor. Porque es grande, tiende sus brazos a todos los pueblos, presidiendo desde aquí los destinos de la nacionalidad argentina, particularmente a las demás naciones del continente que surgieron del mismo esfuerzo gigantesco del imperio español, y con quienes siente la solidaridad del pasado fecundo, del presente reno, vado y del futuro indefinido, ilimitado”. Se apagan las voces y ríos de gente discurren por la gran avenida. En su IV centenario, la ciudad no siente el peso de los siglos transcurrido.”

viernes, 5 de febrero de 2016

OBELISCO DE BUE; HISTORIA Y LEYENDA

 

El secreto de la punta del obelisco (1936)



El 3 de febrero de 1936, cuando se cumplían cuatrocientos años del arribo de Pedro de Mendoza a Buenos Aires, el intendente Mariano de Vedia y Mitre encargó al arquitecto Alberto Prebisch un monumento en la Plaza de la República (un espacio generado por el cruce de la avenida Diagonal Norte con el ensanchamiento de Corrientes y las demoliciones por la creación de la avenida 9 de julio), para rendirle un homenaje a la ciudad. Prebisch resolvió que montaría un obelisco.



La obra comenzó el 19 de marzo. Participaron 157 obreros que trabajaron con prisa, empleando cemento de endurecimiento rápido, porque el objetivo era terminarlo antes del 25 de mayo. Lo lograron. La inauguración tuvo lugar el 15 de mayo. Esa noche, las autoridades y los referentes de la cultura porteña agasajaron a Prebisch en el Hotel Alvear.

Los críticos advirtieron que podía desplomarse con la primera sudestada. Antes de que pudiera verificarse la solidez del monumento frente al potente viento, la obra fue puesta a prueba: el 21 de mayo, Buenos Aires padeció un pequeño movimiento sísmico. Los porteños corrieron al centro para ver si el obelisco, que había costado cerca de doscientos mil pesos, se había caído. Pero se mantenía en pie. Firme, junto al pueblo. Como hasta hoy.

La punta del obelisco tiene su propia historia. Temeroso de que alguna vez se destruyera su obra, el jefe de máquinas de la empresa constructora Siemens Bauunion colocó una foto matrimonial y una carta en una caja de hierro con un mensaje para los demoledores. La dejó empotrada en la punta del obelisco. ¿Seguirá allí?