martes, 5 de septiembre de 2017

ECONOMÍA; SANTIAGO BULAT


Hasta que no haya una mejora del salario real no será simple ver la recuperación
Por Santiago Bulat


A comienzos de 2017, la recuperación de la actividad económica se presentaba como uno de los principales desafíos para el actual gobierno. Si bien el 2016 ha resultado un año magro en términos de actividad para la economía argentina, la recuperación empieza a sentirse. Sin embargo, cabe preguntarse de qué manera lo hace. Escucharemos quejas de muchos ciudadanos acerca de que el dinero no alcanza para cubrir los costos que hoy trae aparejado vivir en la Ciudad de Buenos Aires y el área metropolitana, y esto resulta completamente cierto. La expansión de la actividad económica tomó fuerza desde el interior del país y, de a poco, esa onda expansiva comienza a sentirse en la zona céntrica.

 Revisando los últimos datos brindados por el EMAE (Estimador Mensual de la Actividad Económica) podemos advertir que la actividad económica retomó el sendero del crecimiento. Tras los datos dados a conocer por el EMAE, mayo mostró un aumento interanual en el orden de 3,3% y 0,6% de forma desestacionalizada. Es decir, el crecimiento de manera acumulada alcanza un total de 1% en lo que va de 2017, mientras que el resultado esperado por el Gobierno ronda el 3% para el total del año.
Ahora, desmenuzando estos resultados, podemos advertir que las medidas llevadas adelante como la quita total de retenciones al maíz, el trigo y un 5% de la soja (que continuará disminuyendo otro 5% el año entrante) han tenido un efecto positivo en términos de producción, dado que en las dos primeras se consiguieron consechas récord de 38 millones de toneladas y 16,6 millones respectivamente; en tanto que la soja alcanzó una buena temporada de cosecha en torno de 57,3 millones de toneladas. Sin embargo, podríamos aquí cuestionar el efecto de desfinanciamiento de una quita de retenciones, pero nuestro amigo Laffer nos demostró que la curva que diseñó se empleó en la práctica y se recaudó un 97% de lo ingresado vía ganancias en lugar de retenciones, sumado a un aumento en la producción y en el empleo en 20.000 puestos.
En segundo lugar encontramos el rubro de la construcción, que crece gracias al impulso de la obra pública, a una de las premisas del Gobierno, y ha presentado aumentos considerables en lo que va del año y continúa creando puestos de trabajo, que hoy alcanzan 403.928 según datos del Ieric (Instituto de Estadísticas y Registro de la Industria de la Construcción). Cabe destacar que otra de las razones por las que crece este índice, aunque en menor medida, son los créditos hipotecarios, que ya se encuentran cerca del 1% del PBI, aunque sigue siendo un nivel muy bajo en comparación con nuestros países vecinos.
Por otro lado encontramos al sector de comercio, que a pesar de que en mayo tuvo una recuperación de 4,5% aún no logra posarse en terreno positivo en lo que va del año. Podemos atribuirle este factor a un movimiento en los hábitos de consumo (lo cual es cierto, dado que la compra en mayoristas registró un incremento) en línea con una baja en el poder adquisitivo de los hogares. En segundo lugar, el segmento de electricidad, gas y agua cae 1,1% de manera acumulada y no muestra signos de recuperación ante un descenso en mayo interanual de 4,9%.
Lo cierto es que el impacto del aumento en las tarifas se hace notar y esta caída en la producción va en línea con una baja en la demanda de energía de 5,3% en mayo y de 3,8% en junio.
El análisis por rubros podría resultar más extenso. Sin embargo, se quiere hacer hincapié en que la recuperación de la economía está consolidándose y se ha salido finalmente de la recesión (en el tercer semestre), pero es lógico que muchos sectores aún no lo perciban, porque el crecimiento de la economía se mide en un promedio y hay sectores que han experimentado una gran expansión y otros que no logran consolidarse. Ergo, hasta que no haya una recuperación del salario real vía paritarias acordes con los datos de inflación no será simple ver una recuperación en la zonas céntricas del país.
¿Cómo seguirá de aquí en adelante la situación económica en términos de actividad? El índice IGA-OJF nos permite divisar un aumento en la actividad de 4,6% anual y un resultado acumulado de 1,9% al primer semestre de 2017. En donde vuelven a confirmarse los datos previos, esta vez con un alza en el comercio mayorista y minorista, y la industria manufacturera que recupera terreno posicionándose en un acumulado positivo tras un aumento en el segmento de minerales no metálicos y metálicas básicas.
Con este panorama, el proyectado de los privados ronda un crecimiento total de 2,8% para este año, 0,7 punto por debajo de lo estipulado en el Presupuesto.
A partir de acá comienza el desafío de dejar vivir en una Argentina en donde el crecimiento se muestra en forma de serrucho, sube y baja año a año volviendo al punto de partida, y se comienza a instalar en la vía del crecimiento a través de un aumento en el PBI potencial, que dependerá de la inversión productiva tanto local como extranjera, y ésta, a su vez, del poder de ahorro que tenga nuestra economía, con una caída progresiva de la inflación. La inflación mata al ahorro, el ahorro mata a la inversión y la inversión mata al crecimiento.

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