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viernes, 20 de octubre de 2017

ESTADÍSTICAS Y CONSECUENCIAS; HUELGAS DOCENTES


Los efectos de largo plazo de las huelgas docentes en Argentina
Por David Jaume[1] y Alexander Willén[2]



Las huelgas docentes son comunes a los sistemas de educación pública en todo el mundo. En los últimos años se han registrado extensas huelgas docentes en países tan diversos como Alemania, Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, España, Estados Unidos, Francia, India, Israel, Italia, Líbano, México y Rusia, por nombrar sólo algunos casos. Estas huelgas están principalmente motivadas en la búsqueda de mejores salarios y condiciones de trabajo. No obstante, la opinión pública y los hacedores de política usualmente condenan estas acciones colectivas bajo la premisa que generan resultados negativos en la educación de los estudiantes debido, principalmente, a la pérdida de días de clase. Algunos países han restringido o incluso prohibido expresamente las huelgas docentes- como sucede en la mayoría de los estados en Estados Unidos- considerando a la educación como un servicio esencial que bajo ningún concepto puede ser paralizado. A pesar de la idea generalizada que estas huelgas dañan a los estudiantes, es limitada la literatura que analiza empíricamente sus efectos de manera creíble y exhaustiva.


En un reciente trabajo basado en la experiencia Argentina (Jaume y Willén, 2017), llenamos parte del vacío en la literatura aportando evidencia empírica sobre los efectos de largo plazo de la exposición a huelgas docentes durante la educación primaria. El Gráfico 1 muestra de forma esquemática la relación causal que estudiamos en nuestro trabajo. En primer lugar, las huelgas docentes afectan la producción de capital humano de los estudiantes expuestos a ellas (panel izquierdo del gráfico). Las huelgas tienen un efecto directo al reducir el tiempo (días) de instrucción. También pueden tener efectos indirectos que van en distintas direcciones, incluyendo los siguientes: composición de la matrícula escolar a través de la migración de alumnos desde escuelas públicas a escuelas privadas; grado de motivación de los maestros; composición del cuerpo docente; asignación de los recursos educativos entre capital físico y sueldos docentes. En teoría, las huelgas docenes podrían incrementar o disminuir el capital humano de los estudiantes, dependiendo del mecanismo que prevalezca. Por ejemplo, una huelga que se resuelve rápidamente y culmina con salarios docentes más altos podría incrementar el capital humano de los alumnos (la mayor motivación de los profesores podría compensar la pérdida de días de instrucción). Por el contrario, una huelga de larga duración que no es efectiva podría disminuir el capital humano de los estudiantes expuestos a ellas (la perdida de días de clase sería el factor preponderante).
En segundo lugar, los estudiantes expuestos a las huelgas docentes en su educación primaria tendrán en la adultez un nivel de capital humano distinto respecto de personas no expuestas. Parte de ello se verá reflejado en la cantidad de años de educación obtenidos (margen extensivo), y parte en la calidad de la instrucción dada una cantidad de años de educación (margen intensivo). La relevancia del capital humano en el desempeño individual en el mercado de trabajo durante la adultez, así como en otras dimensiones socio-económicas, ha sido ampliamente estudiada y reconocida en la literatura. Resulta natural, por lo tanto, analizar si la exposición a huelgas docentes durante la escuela primaria genera secuelas que persisten cuando los estudiantes se convierten en adultos, afectando su empleo, ingresos laborales, y otros aspectos socio-económicos de la vida de las personas (algunas de estas variables están detalladas en el panel central del Gráfico 1).
Finalmente, dado que en la función de producción educativa el nivel socioeconómico de la familia es un insumo fundamental, las huelgas docentes también pueden afectar el capital humano de los hijos de quienes estuvieron expuestos a ellas. Este efecto intergeneracional se observará primero en los resultados educativos de sus hijos, y posteriormente se verá reflejado en sus resultados de mercado laboral, y así sucesivamente (el panel derecho del Gráfico 1 muestra esta relación).



En el caso particular de la Argentina, las acciones colectivas de los gremios docentes son moneda corriente desde su retorno a la democracia en 1983. En nuestro trabajo, recopilamos datos de huelgas nacionales y provinciales del sector entre 1983 y 2014, disponibles en los informes anuales de coyuntura económica del Consejo Técnico de Inversores. Encontramos que en total ha habido 1,389 huelgas docentes en este periodo, y una provincia promedio ha perdido 372 días de clase, lo que representa 7 de cada cien días del ciclo lectivo o 11.6 días por año calendario. El grueso de estas huelgas fue de carácter provincial (95%), y se originaron por conflictos salariales entre gremios y gobiernos provinciales. El gráfico 2 muestra la evolución de los días de huelgas nacionales (en negro), el promedio anual de días de huelgas provinciales (en rojo), días de huelga en cada provincia (en gris de fondo), y el promedio de días huelgas nacionales y provinciales para todo el periodo analizado (en azul). Hay al menos tres factores a destacar en este gráfico: 1) el alto nivel de huelgas docentes durante todo el periodo bajo análisis; 2) la alta variabilidad de huelgas entre provincias en un año dado; y 3) la alta variabilidad dentro de una misma provincia en años diferentes.

La variabilidad entre provincias en un mismo año y entre años en una misma provincia es la base de nuestra estrategia empírica. La variación provincial implica que dos individuos nacidos el mismo año en diferentes provincias estuvieron expuestos a niveles muy distintos de huelgas docentes durante su educación primaria. Del mismo modo, la variabilidad temporal en una misma provincia implica distintos grados de exposición para dos individuos nacidos en la misma provincia pero en diferentes años. Específicamente, empleamos un modelo de diferencias en diferencias entre cohortes de nacimiento, provincias y tiempo para examinar cómo los resultados educativos, laborales y socioeconómicos de cohortes que tuvieron un alto grado de exposición a huelgas docentes durante su educación primaria difieren en comparación con los resultados de cohortes menos expuestas. Utilizamos la información de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) de los años 2003 a 2015 para estimar los días de huelga a los que estuvo expuesto cada individuo durante su educación primaria en base a su provincia y año de nacimiento. Este cálculo es utilizado como medida de intensidad de tratamiento en nuestra estimación para examinar el impacto de las huelgas docentes durante la educación primaria en diversas variables de interés cuando estos estudiantes tienen entre 30 y 40 años.

Nuestros resultados sugieren que las huelgas docentes en Argentina producen efectos negativos que perduran durante muchos años, e incluso generaciones. El gráfico 3 muestra resultados descriptivos de la relación entre exposición a las huelgas docentes de una cohorte y dos variables de particular interés en nuestro análisis, una vez que controlamos por efectos fijos de cohorte, provincia de nacimiento y año de la encuesta. En el panel A se observa una clara relación negativa entre los años de educación promedio de la cohorte a la edad de 30 a 40 años y su grado de exposición a huelgas docentes cuando la cohorte asistió a la educación primaria. De manera similar, el panel B muestra la relación negativa entre los ingresos laborales promedio de la cohorte y su grado de exposición a las huelgas docentes. Nuestra estimación puntual incorporando un mayor número de controles – incluyendo producto bruto geográfico, huelgas en otros sectores y tendencias lineales por provincia- indica que un incremento de 10 días en la exposición a huelgas durante la educación primaria reduce los años de educación en 0.21% de la media, los ingresos laborales mensuales un 0.34% y el salario horario un 0.25%. Escalando estas estimaciones para tener en cuenta el nivel medio de exposición entre los individuos de nuestra muestra (88 días), estimamos que la cohorte promedio experimentó una reducción de 1.84% en años de educación, 2.89% en sus ingresos laborales mensuales y 2.22% en sus salarios horarios. También encontramos evidencia de un aumento en el desempleo, una menor participación en la fuerza laboral y una degradación ocupacional en los trabajadores más expuestos a huelgas docentes. El examen detallado de los resultados muestra los efectos negativos sobre el mercado de trabajo están motivados, al menos en parte, por un deterioro del margen extensivo de las variables educativas. Por ejemplo, la exposición promedio a las huelgas docentes disminuye probabilidad de finalizar el secundario en 4.22% y de obtener un título universitario en 6.4%. También se documentan efectos negativos en la siguiente generación: los hijos de las mujeres de cohortes más expuestas a huelgas docentes durante la escuela primaria tienen menos años de educación promedio que hijos de igual edad de mujeres de cohortes con menor grado de exposición. Estos resultados son robustos a diferentes especificaciones del modelo, al grupo de provincias incluido en el análisis, al grupo de años considerado, a controlar por la situación de los mercados laborales provinciales en los años de las huelgas docentes, entre otras estimaciones que mostramos en el trabajo.

El alto nivel de conflicto en Argentina implica que el efecto total de las huelgas docentes sobre el conjunto de la economía es sustancial. Un cálculo simple sugiere una pérdida anual de ingresos laborales de $ 712 millones de dólares, proveniente de la perdida de salario y participación laboral de aquellos individuos que estuvieron afectados por las huelgas durante su educación primaria. Si este dinero se utilizara para aumentar los sueldos con el fin de evitar las huelgas docentes, los ingresos anuales de los maestros podrían aumentar alrededor del 19%.
Nuestros resultados enfatizan la importancia de relaciones laborales estables entre el gobierno y gremios docentes, así como la necesidad de mecanismos que limiten los días de huelgas a los que están expuestos los estudiantes. Por ejemplo, sería deseable formular contratos de trabajo que se extiendan por varios años, incorporando ajustes salariales automáticos por inflación, así como incrementos paulatinos en el salario real de los docentes si así se decidiera. Estos contratos pueden eliminar las huelgas esporádicas y resguardar a la vez el derecho a huelga de los trabajadores para exigir el cumplimiento de las condiciones pactadas.
Gobierno, gremios y partidos políticos de la oposición deben generar acuerdos plurianuales que terminen con el alto grado de conflictividad docente al que están expuestos los alumnos de las escuelas públicas en Argentina. Los efectos negativos que identificamos en nuestro trabajo no solo persisten en los estudiantes a lo largo de toda su vida, sino que incluso se transmiten a generaciones futuras. Estos efectos pueden y deben ser evitados.

Referencias
Consejo Técnico de Inversiones (1977-2014). “Tendencias Económicas y Financieras”
(Mimeo: Consejo Técnico de Inversiones -Buenos Aires)
Jaume, D., Willén, A. (2017). “The Effect of Teacher Strikes on Students’ Long-Run Education and Labor Market Outcomes.” Mimeo.

Gráfico 1: Diagrama de los efectos de largo plazo de las huelgas docentes

Gráfico 2: Evolución de los días de huelgas docentes en Argentina
Fuente: Tabulaciones en base a los informes anuales sobre la economía argentina publicados por el Consejo Técnico de Inversiones (1977-2014).
Nota: La figura muestra la serie de huelgas nacionales (en negro), del promedio de huelgas provinciales sin incluir huelgas nacionales (en rojo), el promedio total de la serie provincial más huelgas nacionales (en azul), y las series de cada provincia (en gris claro).
Gráfico 3: Análisis descriptivo de la exposición a las huelgas docentes
Panel A: Años de educación Panel B: Ingresos laborales mensuales (USD 2005)
Nota: El eje horizontal muestra los días de huelgas docentes durante la educación primaria, que varía a nivel de cohorte-provincia de nacimiento. El eje vertical del Panel A contiene los años de educación promedio y el Panel B los ingresos laborales promedio para cada celda de cohorte-provincia de nacimiento una vez que los efectos fijos a nivel de provincia, cohorte y año de la encuesta han sido considerados. Cada punto representa el promedio de la variable del eje vertical para 20 intervalos del mismo número de observaciones de la variable del eje horizontal.
[1] Departamento de Economía, Universidad de Cornell. Email: djj56@cornell.edu
[2] Departamento de políticas públicas, Universidad de Cornell. Email: alw285@cornell.edu

martes, 22 de agosto de 2017

ESTADÍSTICAS DEL DELITO EN ARGENTINA


Por: Laura Jaitman 



El delito en Argentina, según sus principales fuentes de datos
Laura Jaitman en colaboración con Victoria Anauati. 



Como hemos discutido en varias entradas previas, las consecuencias del crimen y la violencia son graves y duraderas. El crimen y el miedo al crimen producen reducciones en el bienestar y constituyen una amenaza al desarrollo: distorsionan la asignación de gastos públicos y privados, generan daños y pérdidas irreparables, y alteran nuestras rutinas diarias. El costo del crimen en Argentina se estima en 3% del PIB por año en un escenario conservador (Jaitman, 2017). Esto incluye el gasto público en policía, justicia y administración de prisiones, el gasto del sector privado en seguridad, el costo social por victimización (ingreso no percibido de victimas) y el lucro cesante de los privados de libertad. Aunque este costo está por debajo del promedio regional (3,5% del PIB), es un monto muy significativo, y sería suficiente para aumentar en 50% el gasto en educación, por ejemplo
Para solucionar este problema, la información es clave. La generación de estadísticas confiables y periódicas es fundamental para mejorar el diseño de las políticas de seguridad y la rendición de cuentas. Sin embargo, desde el 2008 encontrar un dato oficial sobre el crimen en Argentina era casi imposible. Uno de los principales objetivos de las estadísticas criminales es estimar el número total de delitos cometidos. Las dos fuentes principales de estos datos son los registros administrativos de la policía (las denuncias) y las encuestas de victimización (entrevista a una muestra de la población donde se pregunta si fueron víctimas de delitos).
Desde el año pasado, afortunadamente este gobierno ha retomado el hábito de publicar datos oficiales de crimen. Este mes, de hecho, se publicaron datos oficiales de ambas fuentes: estadísticas criminales basadas en registros policiales para 2016 del Ministerio de Seguridad, y los resultados preliminares de la Encuesta Nacional de Victimización (ENV) para el año 2016 que realizó el INDEC.
¿Qué dicen los datos sobre la inseguridad en Argentina?
Los datos de la última encuesta revelaron que en 2016 el 27,5% de las familias sufrió algún delito ya sea contra el hogar o contra alguno de sus miembros. En otras palabras, el año pasado, tres de cada diez hogares argentinos padecieron al menos un delito. En el cuestionario se consultó sobre cinco delitos contra el hogar (robo o hurto de vivienda, auto, moto y/o secuestro) y nueve contra las personas (robo con violencia, hurto, estafa, fraude, secuestro virtual, agresión física, amenazas, corrupción u ofensa sexual), pero aún no se publicaron datos desagregados. Además, según el INDEC, en la mayoría de los hechos (67,7%) no se hizo la denuncia. Las encuestas nacionales de victimización (ENV) complementan los registros administrativos de la policía, al no estar afectados por el subreporte (no denuncia) de los incidentes a la policía.
Contar con datos de victimización a lo largo del tiempo es central para analizar la evolución de la incidencia y prevalencia del crimen. Esto no es posible con la ENV 2017, ya que difiere metodológicamente de las encuestas oficiales que se realizaron en el pasado. Sería muy importante además que la encuesta tuviera una estructura de panel en la que se mantengan algunos hogares en la muestra por un período de tiempo para poder analizar el efecto de distintas políticas, lo cual parece no estar contemplado en la encuesta actual.
Una alternativa para analizar la evolución de la tasa de victimización es utilizar la encuesta de victimización que realiza el Laboratorio de Investigaciones sobre Crimen, Instituciones y Políticas (LICIP) de la Universidad Torcuato Di Tella desde inicios de 2008. Esta encuesta se ha convertido en los últimos años en un instrumento muy importante para el diagnóstico en materia de inseguridad en vista de la falta de disponibilidad de datos oficiales. La encuesta permite construir un indicador de inseguridad mensual confiable desde marzo del 2008. A diferencia de la ENV 2017, esta encuesta es telefónica y con una muestra mucho menor. Sin embargo, tiene la ventaja de proveer una serie confiable y larga en el tiempo de la victimización en el país, y arroja resultados muy similares para 2017.
Según esta encuesta del LICIP (Universidad Torcuato Di Tella), se observa que luego de varios años de aumento del índice de victimización durante la década pasada, desde fines de 2015 hay una tendencia decreciente a nivel nacional (medido por el porcentaje de hogares que declararon haber sufrido por lo menos un delito en los últimos doce meses). En lo que va del año este índice se encuentra en torno al 27%. Para 2016 el promedio fue 28,2%, muy similar al dato de victimización que arroja la ENV 2017, a pesar de las grandes diferencias metodológicas.
Gráfico 1. Evolución del índice de victimización LICIP, 2008-2017









Nota: Porcentaje de hogares que declararon haber sufrido por lo menos un delito en los últimos doce meses.
Fuente: LICIP.
Es difícil comparar cifras de victimización entre países, ya que utilizan distintas metodologías. Según las encuestas de victimización internacionales, que utilizan una muestra mucho más pequeña, pero con la misma metodología en varios países de la región, Argentina es uno de los países con las mayores tasas de victimización. Según la encuesta de Latinobarómetro, ocupó el tercer lugar de la región en 2016 luego de Venezuela y México.
Registros policiales
La principal fuente de información sobre la incidencia y prevalencia del crimen son los registros de la policía: las denuncias. Sin embargo, fue recién a inicios de 2016 que el Gobierno volvió a publicar estadísticas oficiales sobre delito en Argentina, ocho años después de la última difusión de estos datos. Contamos con datos hasta 2008 y luego la serie inicia en 2014.
Según las estadísticas de delitos, la tasa del total de los hechos delictuosos creció 10% entre 2008 y 2015, durante los dos períodos del gobierno anterior, pasando de 3.298 hechos por 100.000 habitantes en 2008 a 3.636 en 2015. Si consideramos todo el ciclo Kirchnerista (2003-2015), hubo un aumento sostenido de los delitos contra las personas y contra la propiedad del 15% y 3% respectivamente.
En el último período de datos anuales publicados (2014-2016), observamos que la tasa de la mayoría de los delitos disminuyó entre 8% y 21%. El Gráfico 2 da cuenta de ello al mostrar una tendencia negativa en casi todos los delitos, a excepción del hurto, el cual parece no haber mostrado variaciones entre 2014 y 2016. Los delitos que registraron una mayor caída fueron lesiones dolosas y homicidios dolosos, cuyas tasas se redujeron 23% y 21% respectivamente.




Gráfico 2. Tasa de delitos cada 100.000 habitantes, 2014-2016
Fuente: SNIC – DNIO
Los datos también muestran que los delitos violentos se redujeron entre 2014-2016. Por ejemplo, en dicho periodo, la tasa de robos por 100.000 habitantes disminuyó 12%. Aproximadamente, 75% de dicha caída se debe a la reducción en los robos agravados por lesiones o muertes. Esto se suma a la tendencia decreciente observada en los homicidios y lesiones dolosas.
Existe heterogeneidad en la distribución geográfica del crimen entre las provincias. El siguiente mapa muestra esta distribución para los homicidios, violaciones y robos en 2016. Los colores claros representan las tasas por 100.000 habitantes más bajas, mientras que los colores oscuros identifican a las provincias con tasas más elevadas. Como patrón general, vemos que la región del Cuyo, a excepción de Mendoza, cuenta con tasas de homicidios y violaciones más bajas en comparación con otras regiones, mientras que las provincias del norte y el sur, en especial Jujuy, Salta, Mendoza y Chubut, sobresalen por tasas elevadas en estos delitos (Mapa 1.a y 1.b). Los robos parecen estar más concentrados en ciertas provincias del centro del país (Córdoba y Santa Fe y CABA), del Noroeste (Catamarca, Jujuy, Salta y Tucumán) y del sur (en especial, Mendoza y Neuquén) (Mapa 1.c). La tasa de homicidios en Argentina luego de aumentar en la última década ha venido bajando en los últimos dos años, y se ubica en 6 homicidios por 100.000 habitantes. Es una de las más bajas de la región (24 por 100.000 habitantes promedio América Latina y el Caribe). Santa Fe (10,7) y Chubut (10,0) son las provincias con mayores tasas de víctimas de homicidios dolosos.




Mapa 1. Homicidios dolosos, violaciones y robos por provincia. Tasa por 100.000 habitantes.
Fuente: SNIC – DNIO
Entre 2014 y 2016 se presentaron ciertas variaciones en la tasa de estos delitos que merecen ser mencionadas. En relación a los homicidios, Jujuy y Santa Cruz pasaron de ocupar los puestos 17 y 18 en el ranking de provincias con mayor tasa de ocurrencia de este delito (tasas de 3,8 y 3,2 por 100.000 habitantes respectivamente en 2014), a ocupar los puestos 10 y 11 (con una tasa de 5,2 por 100.000 habitantes en ambas provincias) dos años más tarde. Paralelamente, Santa Cruz pasó de ser la provincia con menor tasa de violaciones en 2014 a ocupar el puesto 7 en el ranking en 2016 (en dicho periodo la tasa de violaciones en dicha provincia se quintuplicó). Por el contrario, Santiago del Estero que encabezaba el ranking de provincias con mayor ocurrencia de violaciones de acuerdo a sus habitantes en 2014, descendió al puesto 8 en 2016. Sin embargo, desafortunadamente, esta fue la provincia donde más crecieron los robos entre 2014 y 2016, pasando de ser la provincia con menor tasa por 100.000 habitantes (293) en 2014 a ocupar el puesto número 15 en el ranking de provincias con mayor tasa (604) en 2016. Observamos que Mendoza, CABA y Neuquén siguen ocupando los primeros puestos en cuanto a robos, tanto en 2014 como en 2016, con más de 2.000 robos por 100 mil habitantes.
En cuanto a la provincia de Buenos Aires, entre 2014 y 2016 se observa una leve reducción de la tasa de delitos totales (especialmente entre 2015 y 2016). De todos modos, la situación sigue siendo compleja especialmente en relación a los delitos contra las personas (homicidios, lesiones, y otros delitos contra las personas). Siendo la provincia en la que habita el 39% de la población, concentra casi la mitad de los homicidios dolosos que se comenten en el país (45%). Otro dato complementa esta estadística: 5 de las 10 ciudades con mayor índice de homicidios dolosos del país pertenecen a esta provincia. Entre los partidos del conurbano con mayor concentración de delito contra las personas se encuentran Pergamino (1.283 por 100 mil habitantes), Ensenada (915 cada 100 mil habitantes) y Tres de Febrero (805 por 100 mil habitantes), seguidos por los partidos de San Fernando, Pilar, Junín, Marcos Paz, General San Martín, Morón y Hurlingham, que componen, en términos generales, la primera y tercera secciones electorales. Podemos ver que estas cifras se acercan a las reportadas en ciudades relativamente más inseguras en el último tiempo, como Santa Fe capital (1.335 por 100 mil habitantes) o Rosario (939,5 por 100 mil habitantes), en donde el narcotráfico parece ser un factor importante.
Por otro lado, estos partidos bonaerenses también se caracterizan por una alta concentración de delitos contra la propiedad. Así, uno de los partidos que encabeza el ranking en la provincia de Buenos Aires es Pergamino, con una tasa de 3.372 por 100 mil habitantes, Tres de Febrero con una tasa de 2.143 y Necochea con 1.744. Sin embargo, estos partidos quedan afuera del ranking de las 10 ciudades con mayor índice de delitos contra la propiedad del país, donde toman protagonismo ciudades como Mendoza capital o Guaymallén (Mendoza), con tasas de 11.229 y 6.015 delitos por 100 mil habitantes, respectivamente. Por último, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires no está ajena a esta alta concentración de delitos, ya que en ella se reportaron tasas de 1.133 delitos contra las personas y 4.077 contra la propiedad en 2016, con un leve aumento de estos últimos entre 2015 y 2016.
Conclusión
El fenómeno de la inseguridad es complejo y multi-causal . La falta de información estadística fiable y actualizada es una limitación crucial para realizar un buen diagnóstico de la situación y para llevar a cabo análisis sobre la seguridad que permitan entender la naturaleza y dinámicas de estos procesos. Argentina, como otros países de la región, está realizando esfuerzos para mejorar la generación y el acceso a datos ESsobre la actividad delictiva.
Para el país, publicar estos datos es un paso muy importante. Argentina es uno de los países de la región con mayor gasto público en seguridad (en torno del 2% del PIB, Jaitman, 2017). Sería deseable también contar con datos públicos más desagregados y a lo largo del tiempo, que permitan realizar estudios rigurosos para entender los patrones del crimen, y esencialmente para evaluar las distintas acciones contra la inseguridad. Este tipo de estudios científicos serviría para utilizar los recursos públicos y privados de una forma más eficiente, determinar qué políticas son más costo-efectivas y establecer en qué dirección ajustar las acciones del gobierno para anticiparse a las cambiantes dinámicas delictivas.

martes, 1 de agosto de 2017

ESTADÍSTICAS, OPINIONES Y BROTES VERDES


Las obras aumentaron 17% interanual en junio, mientras que la producción fabril trepó 6,6%; son las mayores alzas desde que asumió Macri; la actividad ya casi alcanzó el nivel de 2015
La economía subió al trampolín a mediados de 2015 y se zambulló en una recesión que parece haber acabado. Desde fines del año pasado, la actividad crece lentamente. Pero muchos aún dudan de la sustentabilidad de esa recuperación. La economía, como ocurre desde hace años en tiempos de elecciones, sólo volvió a treparse al mismo trampolín del que había caído.
Ese retorno a los niveles de hace dos años -que ya exhibió la semana pasada el estimador de la actividad para mayo- fue corroborado ayer por nuevos datos oficiales de la construcción y la industria. Esos sectores, que se habían derrumbado en 2016, mostraron en junio su mayor variación internaual desde que asumió Mauricio Macri.
El Indicador Sintético de la Actividad de la Construcción (ISAC) del Indec reveló ayer que esa actividad se expandió 17% en junio y acumuló cuatro meses de subas por encima de los dos dígitos. Vale recordar que en el segundo trimestre del año pasado, la construcción estuvo prácticamente paralizada; incluso en junio de 2015 había caído 19,6%. En el acumulado del año, este sector muestra un avance de 7,1%. La obra pública sigue siendo el gran motor, lo que se refleja en los insumos más vendidos: el asfalto mostró un crecimiento de 87,3% en junio en la medición interanual. También subieron el cemento (17,2%) y el hierro redondo para hormigón (37,5%).
Sin embargo, por tercer mes consecutivo creció la cantidad de superficie cubierta autorizada por los permisos de edificación (+0,4%), lo que implica un lento avance de los negocios privados (un 75% del total del sector). Otro indicador de este repunte está en la mayor cantidad de créditos hipotecarios otorgados (un alza de 7% real en el bimestre mayo-junio) y el crecimiento de las escrituras de compraventa de inmuebles (en cinco meses subieron 44% en la Ciudad de Buenos Aires y 15% en la provincia). En tanto, entre los analistas afirman que la suba del dólar en las últimas semanas -que perjudicó a quienes tenían un crédito preacordado- impulsó el negocio privado que tenía costos crecientes en pesos y "atrasados" en dólares.
"La actividad del sector continuará muy dinámica en los próximos meses, principalmente por dos factores", afirma un informe de la consultora privada Labour, Capital & Growth escrito por la economista Lucía Pezzarini. Esos dos factores son: el efecto de la baja base de comparación y el crecimiento de la obra pública. El sector de la construcción continúa siendo el mayor creador de trabajo privado registrado: por caso, si entre diciembre de 2015 y julio se habían perdido más de 26.000 empleos, entre agosto y mayo de 2017, se generaron 29.000.


El Estimador Mensual de la Industria (EMI) mostró ayer un alza interanual de 6,6% para junio. Gracias a este avance logró salir en el primer semestre de los registros acumulados en rojo. La industria tiene un camino más complejo por delante por la crisis brasileña. Aun así, y pese a que cuenta también con una muy baja base de comparación por la mala performance de 2016, casi todos los sectores (excepto el textil y el calzado) ya muestran un leve rebote. Por otro lado, ya no sólo crecen los rubros asociados a la obra pública. Otros, como alimentos o la industria automotriz, también avanzan.
"Los datos son buenos. Estamos en un sendero de recuperación", afirmó Daniel Artana, director de FIEL, que ratificó que tanto la construcción como la industria están apenas por debajo de los picos de actividad alcanzados en 2015. "Hace seis o siete años que la Argentina cae y luego recupera lo perdido en tiempos de elecciones. Está por verse si este ciclo rompe esa barrera", agregó el economista. "Este año se crecerá cerca del 3%. una recuperación de lo perdido el año pasado. Pero parece que este crecimiento tiene una base que no es artificialmente inducido por políticas monetarias y fiscales arbitrarias", completó.
"El registro fue muy bueno y marca que la construcción se sigue recuperando, pero el sector se encuentra 5,9% por debajo de lo observado en el mismo periodo de 2015", estimó Gabriel Zelpo, economista jefe de Elypsis. Lo mismo ve en la industria. "En construcción es difícil imaginar que el sector público pueda mantener este ritmo. En industria soy más optimista", agregó.
"En el EMI, la suba es parecida a la caída de junio 2016, por lo que el nivel está en línea con junio de 2015", explicó Lorenzo Sigaut Gravina, director de Ecolatina. "Ambos datos son positivos y la economía consolida su recuperación", cerró.
F. J.

martes, 20 de diciembre de 2016

EN EL "ESPACIO MENTE ABIERTA"; LA ECONOMÍA EN NÚMEROS


Después de un año de retroceso, Gobierno, empresarios y consultores coinciden en mejores pronósticos; el impacto de la lluvia de pesos
El consumo va a mejorar el año que viene". La afirmación es de Alfredo Coto, presidente de la cadena supermercadista que invirtió este año $ 2400 millones y abrió el jueves un nuevo establecimiento de 60.000 metros cuadrados en Moreno. "Tenemos que empezar a recuperar la moneda", afirmó.
El consenso entre los empresarios, consultores y economistas está instalado. Después de un 2016 difícil, las perspectivas para el año que viene son más alentadoras: "No hay duda que se va a recuperar. Es casi matemático", afirman al unísono.
Claro que ellos tampoco hablan con el corazón sino con el bolsillo. Durante el primer semestre de 2016 se perdieron entre 9 y 12 puntos de poder adquisitivo. Desde julio la tendencia empezó a cambiar mensualmente en la medida que los niveles de inflación durante los últimos cinco meses dan una tasa anualizada del 19,1%.
Kosuszok, Coto, Curutchet y Moreno.
"Si se le gana un punto y medio por mes y se perdieron doce se necesitan al menos ocho meses para recuperar todo, pero mes a mes va mejorando. En febrero de 2017 ya se da vuelta la tendencia de manera definitiva y se acentuará la mejora", se entusiasma un alto funcionario de la Casa Rosada. Y agrega: "La mayor parte del producto bruto argentino es consumo. Nunca la inversión va a reemplazarlo pero tampoco creemos en la teoría del kirchnerismo que tomaba al consumo como una variable disociada del resto. Sin inversión recalentaban la economía y aceleraban los precios. Eso ya no es así", sostiene el mismo funcionario macrista.
En el gabinete económico hay un punto que pone de malhumor a los funcionarios y es cuando se les pregunta si tuvieron que recalcular el GPS macro por la demora en la llegada de inversiones y la premura por el mercado doméstico. "Ese razonamiento es de la oposición", afirman.
En términos de conducta la devaluación de 2014 había generado la misma caída del salario real que la del primer semestre de 2016. Tal vez por ello, la película que proyectan para 2017 difiere de la realidad del año que se va. El consumo se encamina a cerrar el peor año en más de una década, con el tercer mes consecutivo que muestra una baja en el volumen de ventas superior al 7 por ciento, según los datos de la consultora CCR.
De hecho, en octubre, la demanda de alimentos, bebidas, artículos de tocador y limpieza registró una baja interanual del 7,5% en unidades y retrocedió en los primeros diez meses del año un 4,3 por ciento. Para los supermercados el panorama fue aún peor.
Por primera vez desde 2002, las grandes cadenas del rubro rozaron una caída de dos dígitos. Según los datos de CCR, en octubre las ventas en los supermercados cayeron un 9% pese a los esfuerzos de las empresas. Miguel Kozuszok, presidente de Unilever y protagonista de un sector que en sus palabras, es "termómetro directo de lo que pasa todos los días en la vida y en los bolsillos de las personas", destacó que América latina "no está en ninguna fiesta en términos macroeconómicos".
Para el piloto de la compañía angloholandesa hubo corrección monetaria en muchos países y eso generó inflación y caída del consumo. Explicó que, en el caso de la Argentina, esperaban desde Unilever un signo negativo, pero que se equivocaron "en el tamaño de la pendiente y en la velocidad de recuperación".
"El año que viene va a ser con números positivos. Sin embargo no estamos esperando que eso suceda en el primer trimestre del año", afirmó.
En el mismo sentido opinó José Moreno, presidente de La Serenísima, quien admitió lo que es un secreto a voces. El "índice heladera" está un 10% abajo este año. La comparación es en unidades y toma los productos típicos que se almacenan en el electrodoméstico de uso familiar. El factor precio gana terreno.
Qué dicen los changuitos
En una muestra de 20 millones de tickets por mes realizada por la consultora Scentia se revela que la compra de productos de limpieza de la ropa y hogar (-6,8%), bebidas con alcohol (-6,5%), y productos perecederos (-6%), lideran los repliegues de este año. También retroceden las gaseosas, los productos para el desayuno, las bebidas sin alcohol y los alimentos.
Lorenzo Sigaut Gravina, economista jefe de Ecolatina, le puso un número a la fotografía de diciembre con la que se intentará recuperar la sonrisa económica después de once meses de recesión. "Se volcarán unos $ 25.000 millones que surgen de los bonos de fin de año, pagos extraordinarios a jubilados, exención del impuesto a las ganancias a los aguinaldos, entre otras medidas", describió.
A eso hay que sumarle que en el presupuesto del año próximo se incorporan para jubilados cerca de $ 130.000 millones.
La medida se combina con la llegada del Ahora 18 para productos nacionales, de los planes con canastas "temáticas" de productos y los juguetes incluidos en los precios promocionales presentados por el Ministerio de Producción. En los últimos tres meses crecieron también los préstamos personales de bancos. Juan Curutchet, presidente del Banco Provincia, afirmó que "la perspectiva para 2017 es que los préstamos del sector privado van a crecer alrededor del 30%". Ya en estos últimos meses con algunas bajas de tasas, se logró que ese segmento crezca un "2% mensual hace tres meses". "No hay que esperar a 2017 en lo que hace a los bancos. Estamos cerrando en un clima de franco ascenso, que además es multiplicador", concluyó optimista. En la tierra del tango todo indica que volvió la era de la seducción al consumidor.

sábado, 10 de diciembre de 2016

EN EL "ESPACIO MENTE ABIERTA"; ALGO DE ESTADÍSTICA


Por Marcelo Cantón
 Enojado porque tuvo que recortar su consumo. Confiado en que el año próximo sería mejor, pero menos optimista que hace seis meses.
Con las elecciones y los candidatos totalmente fuera de su radar. Así es el argentino medio hoy. Y no es el mejor escenario para el Gobierno.
Arranquemos por el dato que sustenta el andamiaje del ánimo social. “Entre enero y octubre, el consumo de las familias argentinas cayó un 4%”, define Juan Manuel Primbas, de Kantar WorldPannel, consultora que sigue las ventas de los súper, hiper y minimercados.
Esa cifra, sin embargo, no es igual para todos. Según Kantar, el 21,7% de las familias de ingresos medios-altos y altos aumentó 1% su consumo.
El 61,2% de ingresos medios y bajos redujeron sus compras un 4%. Y el 17% de los que menos tienen, consumieron 8% menos.
“Eso se nota en la evolución de las ventas de alimentos -dicen los industriales del sector-. Cae la venta de jugos en polvo, lo más básico, pero no la de chocolate, que está en un nivel más arriba”.
Las ventas de bebidas en lo que va del año se redujeron un 8%. Dicen los empresarios del sector que el clima pesó mucho. Pero también cayó 6% la venta de lácteos.
Se sigue vendiendo la misma cantidad de leche fluida, pero se desploman las ventas de quesos, yogures más sofisticados, los postres infantiles. En esos cambios se cocina el ánimo de la sociedad.
Guillermo Oliveto, de la Consultora W, analiza las tendencias del consumo. “En este momento hay tres factores que pesan -dicen-. Por un lado, la caída del poder adquisitivo del salario, que llegó en algún momento del año a 10 o 12% y que hoy está entre 6 y 8%. A eso se sumó la suba de las tarifas, que impactan fuerte. Y el tercer elemento es más sicológico, simbólico. Este año ha tenido como característica la austeridad, un consumidor más prudente, más autocontrolado, porque tuvo que procesar toda esa contracción de su capacidad de compra. Los últimos años, con Cristina, habían sido de fuerte estímulo al consumo. Ahora hay algo de autocrítica velada, algo así como que cada uno de nosotros estaba un poco ‘pasado de rosca’, gastando de más, y que ahora hay que reordenarnos. Así como fue un año de transparencia de los datos del INDEC, de los datos de pobreza, la gente empieza a transparentarse a sí mismo qué puede y qué no. Esto también tiene que ver con la reducción de la inflación, que permite tener más claro los precios, conocerlos. Y eso también provoca enojo, porque ahora se sabe más claramente cuáles son esos precios”.
En las clases más altas son menos viajes o menos salidas. En las bajas, menos comida de marca o, directamente, menos comida: también cae la venta de fideos, arroz y yerba.
Oliveto introduce un concepto interesante, el “puente”. “Sólo el 15% de la gente dice que hoy las cosas están bien, pero el 60% cree que el año próximo estarán mejor”, dice. Esto es: hay una fuerte expectativa en que la situación va a mejorar.
Ese optimismo sobre el futuro, aún con un diagnóstico pesimista sobre el presente, es el capital del Gobierno. Ya se ha dicho muchas veces. Pero el dato es que se está deteriorando.
“En febrero, el 70% de los argentinos decía que un año después estaría mejor. Hoy lo cree el 55% de los encuestados”, dice Juan Germano, de Isonomía, hombre muy escuchado en la Casa Rosada. “Hay una baja de las expectativas, pero igual más de la mitad dice que vamos a estar mejor -añade-. El futuro sigue siendo un motor explicativo del apoyo del Gobierno, sigue siendo la razón por la que la ciudadanía aún le da tiempo a Mauricio Macri”.
Pero Germano reconoce que hay un ambiente distinto en la sociedad basado en esa restricción del consumo. “Hay paciencia, pero el enojo está, es cierto”, dice.
Según sus datos, el 60% de los argentinos reconoce hoy que puede comprar menos productos que un años atrás, un 35% que tiene el mismo poder adquisitivo y un 2% que tiene mas.
“Si mirás dentro de ese 60%, hay un queja general por poder consumir menos, que crece en los sectores de menos ingresos. En el ABC1, es el 60% el que se queja, en el C es el 62% y en el segmento D, 65%”, precisa.
Si los años pasados fueron signados por el estímulo del consumo y éste por esa austeridad impuesta, ¿hay un reflejo político, el kirchnerismo puede capitalizar ese giro? “No”, es la respuesta de Germano.
“La gente dice que está peor y que el año que viene estará mejor -añade-. Pero si le preguntás que será ese ‘estar mejor’, si quiere volver a la situación del año pasado, dice que no, que no quieren volver al pasado, que quiere algo distinto. Eso define al argentino de hoy. Y ese es el problema de Cristina: no logra ser extrañada”.
Los números de las encuestas políticos que maneja Germano (y que son seguidos por el Gobierno) señalan que el 70% de los argentinos no tiene definición de a quién votaría el año próximo.
Y que el 75% está satisfecho con lo que votó el año pasado: no cambiaría su voto. “Esto muestra que miran el presente, sólo el presente -dice el analista-. Eso hace más difícil prever el futuro electoral, porque la gente no tiene idea de qué va a hacer políticamente el año próximo. Y además no le interesa el tema. Nosotros lo preguntamos en las encuestas, pero la gente no lo está mirando”.
Puesto a definir cómo es el ánimo de los argentinos, señala: “Preocupado, mas preocupado en las clases bajas, pero con expectativas. Pero con expectativas más bajas que hace seis meses, aunque aún son altas”.
Es el mismo concepto de antes: enojado por el presente, con optimismo hacia el futuro. “Esta claro que esto no dura para siempre. Dónde se corta es la pregunta clave”, agrega Germano.
Si volvemos a la figura del puente del que habla Oliveto, el punto sería entonces hasta dónde llega ese puente. Más concretamente, hasta cuándo.
“Yo creo que diciembre, con todos los temores que había , parece estar superado -dice Oliveto-. Entonces el puente podría seguir así hasta el comienzo del año próximo. Y el año, en la Argentina, empieza de verdad después de Semana Santa”.
¿Hasta allí duraría la paciencia de los argentinos, los que hoy están enojados pero optimistas? Si así fuera, para abril entonces el Gobierno debiera haber logrado que la economía se reactive, que los salarios le ganen a la inflación. Porque para ese momento ya estará lanzada la carrera electoral 2017.
Pero en la Casa Rosada hay ya algunas dudas al respecto. “Si tenés una Argentina que crece al 3 o 3,5 por ciento, y además eso es la mezcla de sectores como el campo que crecen al 8 o 9 y otros que siguen muertos, la economía no será suficiente para impulsar un triunfo político”, analiza Germano.
Con un crecimiento del 8%, cualquiera gana las elecciones, se sabe. Carlos Menem corría con la Ferrari rumbo a Pinamar con esa tasa de crecimiento, e igual ganaba las elecciones. Pero con 3 o 3,5%, no alcanza, señala el analista de Isonomía.
“Pero ese número tampoco es malo como para condenar al Gobierno a una derrota”, añade. Ahí, dice, en esa brecha, tendrá que jugar la política.
Ahí tendrá que imponerse, mostrar agenda, convencer a esos argentinos que ya estarán empezando a perder la paciencia y reclamando que el presente sea ya el futuro prometido.

viernes, 30 de septiembre de 2016

ECONOMÍA CON ESTADÍSTICA


Crecimiento, desigualdad y pobreza en Argentina
Sebastian Galiani 


En colaboración con Martin Caruso (UNLP).
La pobreza es un indicador clave del bienestar social. En esta entrada pretendemos analizar la evolución de la pobreza en Argentina durante 1995-2014 y los principales factores que impulsaron los cambios en la misma. Las tasas de pobreza en Argentina comenzaron a crecer durante los años 80, ubicándose en 1988 por primera vez arriba de 20%, nivel que se ha vuelto muy difícil de bajar desde entonces.
Esquemáticamente, los cambios en la tasa de pobreza pueden descomponerse en tres fuentes. La primera de ellas la denominamos “efecto crecimiento” y es causada por cambios en el valor real de los ingresos. La segunda corresponde a un “efecto distribución” y se debe a cambios en la distribución del ingreso que inducen cambios en los recursos que poseen los hogares más pobres. 

Por último, la tercera fuente la denominaremos “efecto línea de pobreza”, y se da debido a que el valor real de la línea puede cambiar, por ejemplo, debido a cambios en los precios relativos de la economía. Estos efectos se muestran a continuación con una serie de gráficos.
Gráfico 1. Cambios en la tasa de pobreza

El panel A nos muestra la distribución del ingreso y la tasa de pobreza. Dado que la tasa de pobreza se calcula como el porcentaje de personas debajo de la línea de pobreza (línea punteada), puede estimarse gráficamente como el área debajo de la distribución hasta dicho valor. El panel B nos muestra el efecto línea de pobreza. Este efecto es causado por un encarecimiento (abaratamiento) de la canasta básica de bienes, y se lo representa como un corrimiento de la línea de pobreza hacia la derecha (izquierda). Vemos que el corrimiento de la línea genera una variación en la tasa de pobreza (área roja) que constituye el efecto línea de pobreza. En el panel C, la distribución final se obtiene corriendo la distribución inicial hacia la derecha. En este caso, el ingreso medio de la economía ha crecido, lo cual genera que la tasa de pobreza se reduzca en una magnitud representada en el gráfico por el área marrón (efecto crecimiento). Consistente con este efecto, un post anterior mostraba que la correlación entre la tasa de pobreza y el PBI per cápita es fuertemente negativa. Por último, el panel D muestra que si la distribución del ingreso se hace más igualitaria, manteniendo el ingreso medio constante, entonces la tasa de pobreza también se reduce (efecto distribución).
Medición de la pobreza
En Argentina, tradicionalmente, las mediciones oficiales de pobreza son estimadas a partir de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) utilizando una línea de pobreza exógena a la distribución de ingresos. La línea de pobreza busca medir el nivel de ingreso mínimo para cada familia (depende de su estructura) necesario para acceder a un nivel de vida “adecuado”. A los efectos de determinar un nivel de vida adecuado, se consideran dos tipos de necesidades: las necesidades alimentarias y las necesidades de otros bienes y servicios. La satisfacción de la primera se mide a través de una canasta básica alimentaria y la segunda a través de una canasta no alimentaria.
Es importante señalar que las tasas o índices de pobreza se miden, ya incluso desde antes que el gobierno K destruyese el sistema integrado de estadísticas , no sin cierta dificultad:
La EPH no tiene representatividad nacional.
No existen líneas de pobreza por región geográfica.
La fuente usual de ingresos es la EPH, la cual capta el ingreso total familiar para ciertos meses del año. Las mediciones de pobreza se basan en la medición puntual de ingresos familiares, esto es, utilizan el ingreso de un mes particular del año. Ello sesga las estimaciones de pobreza debido a la gran volatilidad de ingresos asociada a los altos niveles de trabajadores por cuenta propia y las altas tasas de desempleo existentes, siendo la duración media de todos los episodios de desempleo inferior al año.
Adicionalmente, los ingresos reportados en la EPH se encuentran sub-declarados, por lo que, ceteris paribus, ello inducirá a sobrestimar las mediciones de pobreza.
En cualquier caso, si bien es cierto que las medidas de pobreza se construyen en función de líneas de pobreza predeterminadas, las cuales presentan una gran simplicidad conceptual, no es menos cierto que estas no son sino una cruda aproximación a la medición de la pobreza.
Adicionalmente, el gobierno K, destruyó las mediciones de precios, y se sospecha que en los últimos años de su gestión también alteró los registros de la EPH. Sin embargo, no encontramos evidencia de esto último comparando el ingreso promedio proveniente de esta encuesta con el producto interno bruto per cápita (PBI) para la serie del producto corregida recientemente por la sobreestimación del crecimiento en la era K (el crecimiento fue sobreestimado en 1,78 puntos porcentuales por año entre fines de 2006 y fines de 2014, lo que llevó a una sobreestimación del PBI real de 15%).
Una dificultad importante para medir las tasas de pobreza es estimar el valor de la línea de pobreza para cada período debido a que el mismo ha sido manipulado por el Instituto Nacional de Estadísticas K (INDEK) durante casi los últimos 10 años. Para armar la serie de pobreza hicimos entonces lo siguiente. Primero, tomamos la serie del valor de la Canasta Básica Total (CBT) de INDEC desde 1995 hasta diciembre de 2006. Según dicha serie, el valor de la CBT era de $151,73 por adulto equivalente en septiembre del 2000. Para construir la primera serie de pobreza, tomamos ese valor por el IPC para todo el período. El índice del IPC utilizado es el de la consultora Buenos Aires City. Una mejor aproximación a la línea de pobreza utiliza la línea de la CBT de INDEC hasta 2006 y, a partir de ese período la actualiza utilizando un índice de precios combinado que surge de ponderar el IPC y un índice de precios para el rubro alimentos y bebidas (AyB) con pesos de 1/3 y 2/3 respectivamente. El índice de AyB fue construido a partir del índice de la Provincia de San Luis. Para el período 2000 a 2006, en el cual poseemos las series de IPC, AyB y CBT reportadas por el INDEC –antes de ser transformado en el INDEK-, pudimos constatar que nuestro índice aproxima la variación de precios de la CBT muy bien. En esta entrada tomaremos esta serie de pobreza como nuestra estimación preferida y haremos todo el análisis utilizando esta serie. Finalmente, sin embargo, siguiendo otros trabajos realizados durante los últimos años, también presentamos un índice de pobreza que ajusta la CBT a partir de 2006 utilizando solamente el índice de precios para el rubro alimentos y bebidas.
Luego, utilizando los datos de la EPH, nos aproximamos a la pobreza de la siguiente forma. Calculamos la línea de pobreza para cada hogar multiplicando el número de adultos equivalentes de cada hogar por el valor de la CBT por adulto equivalente. Consideramos que una familia es pobre si su ingreso total es menor al de dicha línea de pobreza. Adicionalmente, ajustamos el valor de la línea para el interior del país por paridad de poder de compra según el estudio de INDEC (2002). Dado que dicho estudio sólo fue llevado a cabo una vez, usamos los mismos coeficientes de ajuste para toda la serie. Esto nos permitió calcular las tasas de pobreza para todo el período estudiado (Ver Gráfico 2). Utilizando esta metodología, y tomando nuestra serie preferida (curva verde), vemos que, lamentablemente, punta contra punta, no se observa cambio alguno en el valor de la serie.
Gráfico 2. Evolución de la pobreza en Argentina (1995-2014)

Factores detrás del cambio en la tasa de pobreza
Como mencionamos en la introducción, una manera intuitiva de descomponer los cambios en el índice de pobreza consiste en separar su cambio total en un efecto ingreso, un efecto distribución y un efecto línea de pobreza.
Primero, sin embargo, consideremos cómo evolucionaron el ingreso per cápita familiar (IPCF) real, la desigualdad medida por el índice de Gini del IPCF y el costo de la canasta básica. Estos índices se presentan en el Gráfico 3. Se observa que el Gini aumentó desde 1995 hasta 2002. A partir de entonces, la desigualdad cayó hasta 2011. Finalmente, en los últimos años parece haber un estancamiento de este indicador o incluso un aumento del mismo. En cuanto a los ingresos, vemos que estos caen fuertemente producto de la crisis hasta 2003. A partir de entonces, los ingresos crecen a un ritmo considerable hasta 2011. Desde 2011 hasta 2013, los ingresos se mantuvieron en el mismo nivel, y luego de este período parece haber una leve caída en los mismos. En cuanto a la CBT, vemos que su valor real crece de manera considerable durante la crisis de 2002-2003 aunque luego ese cambio de precios se retrotrae casi completamente hacia el año 2006. A partir del 2007, nuevamente hay un encarecimiento persistente del valor real de la línea de pobreza, que alcanza el 17% en términos reales hacia el final del periodo.
Gráfico 3. Determinantes de la pobreza

El análisis del gráfico anterior permite explicar la historia del gráfico 2. Hasta 2003, tanto el efecto crecimiento como el efecto distribución contribuyen al aumento de la pobreza. Lo inverso sucede desde 2003 hasta 2011. Por último, el efecto línea de pobreza parece haber contribuido a un aumento la pobreza en los períodos 2002-2003 y a partir de 2006.
Más allá de este análisis cualitativo, podemos usar técnicas de simulación para cuantificar la contribución de cada factor en los cambios en la tasa de pobreza. La simulación consiste en ver cómo cambia la tasa de pobreza ante cada uno de los factores bajo estudio. Para simplificar la explicación, supongamos que tenemos dos distribuciones de ingresos para el año 1 y 2. Primero, podemos calcular la tasa de pobreza en el año 1 utilizando la línea de pobreza correspondiente. Ahora bien, si calculamos la tasa de pobreza utilizando la línea del año 2, la diferencia entre ambas tasas de pobreza se debe exclusivamente al cambio en el valor de la línea. La diferencia entre ambas medidas es, entonces, el efecto línea de pobreza. Luego, podemos tomar la distribución del ingreso del año 1 y reescalar todos los valores por el cociente entre el ingreso medio del año 2 y del año 1. En este caso, la distribución obtenida es idéntica a la del año 1, excepto que cambió el nivel de ingresos. Entonces, dado que las distribuciones difieren en el nivel de ingresos pero no en su distribución, la diferencia en la tasa de pobreza entre ambas distribuciones para una misma línea de pobreza es el efecto crecimiento. Por último, dado que la distribución simulada y la del año 2 tienen el mismo ingreso medio pero distinta distribución, podemos calcular el efecto distribución como la diferencia entre estas tasas de pobreza.
En la explicación anterior, obtuvimos primero el efecto línea de pobreza, luego el efecto crecimiento y por último el efecto distribución. Sin embargo, el orden en el cual se hace la descomposición puede variar (por ejemplo, primero se puede reescalar la distribución obteniendo el efecto crecimiento, luego calcular el efecto línea de pobreza y por último el distribución). Dado que hay pequeñas diferencias en la estimación de cada efecto según el orden que se siga en su cómputo, estimamos los mismos como el promedio de los valores obtenidos en todas las permutaciones posibles.
Aplicamos esta simulación para las EPH de octubre de 1995 y 1999 y las del cuarto trimestre de 2003, 2007, 2011 y 2014. Los resultados pueden verse en la tabla 1 y coinciden con las hipótesis formuladas previamente en base a los gráficos 2 y 3. El efecto distribución contribuyó al aumento de la pobreza hasta 2003 y luego tuvo un fuerte efecto reductor de la pobreza. El efecto crecimiento parece ser especialmente importante durante la crisis económica, explicando más de dos tercios de la variación en la pobreza entre 1999 y 2003 y entre 2003 y 2007. También ha sido un factor importante detrás de la caída de pobreza entre 2007 y 2011, así como del aumento de pobreza entre 2011 y 2014. Por último, nuestras estimaciones del efecto línea de pobreza parecen captar la tendencia al encarecimiento de la canasta básica.
Tabla 1. Resultados de la descomposición


A continuación, repetimos el análisis sólo comparando el año 1995 y 2014 en la tabla 2. El cuadro muestra que tanto el crecimiento como la mejor distribución del ingreso contribuyen a una caída de la pobreza en el período bajo análisis. Nuestra estimación sugiere que el efecto distribución es más importante que el efecto ingreso, aunque ambos contribuyen a una caída no despreciable de la pobreza. Esto es consistente con la observación de que la desigualdad cae considerablemente al comparar 1995 con 2014, mientras que el aumento de los ingresos es más limitado. Por último, vemos que el efecto línea es considerable; de hecho, más que compensa el efecto del crecimiento en los ingresos o el efecto distribución.
Tabla 2. Descomposición entre 1995 y 2014

Conclusión
Por un lado, queda abierta la pregunta sobre la interrelación entre los efectos considerados. Por ejemplo, es posible que el encarecimiento de la canasta básica esté asociado al mayor ingreso de la economía, y también, a la capacidad de redistribuir ingresos a través de programas gubernamentales. Independientemente de ello, por otro lado, no establecimos cuál es el margen de maniobra que tienen los gobiernos para accionar sobre cada una de estas variables.
Mirado de manera prospectiva, sin embargo, el análisis realizado también señala la dificultad para bajar la tasa de pobreza. A futuro, hay consenso de que no se esperan caídas significativas en la desigualad en la región (ver, por ejemplo, Gasparini, Cruces y Tornarolli, 2016) y por tanto, es posible que la economía dependa fuertemente del crecimiento para mejorar la calidad de vida de los que menos tienen. Probablemente, entonces, en los próximos años aun cuando la economía vuelva a crecer, debamos esperar caídas suaves en la tasa de pobreza.
Referencias
Gasparini, L., Cruces, G., y Tornarolli, L. (2016). Chronicle of a Deceleration Foretold: Income inequality in Latin America in the 2010s (No. 0198). CEDLAS, Universidad Nacional de La Plata.

jueves, 30 de junio de 2016

ARTÍCULO DE REUTERS TAMBIÉN PUBLICADO EN THE NEW YORK TIMES


El nuevo jefe de la agencia oficial de estadísticas de Argentina ha tenido que enfrentarse a encuestas problemáticas,conflictos variados y hasta un cáncer en su empeño por reformar cifras de inflación del país.
Sus esfuerzos se tradujeron en la publicación la semana pasada de lo que muchos analistas consideran el primer índice de precios al consumidor (IPC) confiable en casi una década. 


Sin embargo, según Jorge Todesca, director del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), su equipo aún tiene un largo camino por delante para restaurar por completo la credibilidad de sus cifras.
A Todesca, de 69 años, se le encargó la renovación del Indec en diciembre, cuando Mauricio Macri, un político de centro-derecha, asumió la presidencia del país, luego de dos mandatos consecutivos de la peronista Cristina Fernández
"Al equipo lo veo más consolidado, el Gobierno me ha dado apoyo y la reacción de la sociedad es positiva (...) (Aunque) seguro que no estamos con un Indec de 10 (puntos)", dijo Todesca a Reuters en una entrevista.
Tras la publicación del IPC para la ciudad de Buenos Aires y sus alrededores, los empleados del Indec ahora concentran sus fuerzas para desarrollar datos de crecimiento y pobreza, y convencer al Fondo Monetario Internacional (FMI) de que sus publicaciones son confiables nuevamente. 


Todesca optó por difundir datos de inflación de la capital argentina y sus zonas aledañas para ganar tiempo, una decisión que generó críticas.
La revisión de las estadísticas fue considerada como un primer paso clave en los esfuerzos de Macri para atraer inversiones a Argentina, impulsar el crecimiento y atacar una de las tasas de inflación más altas del mundo, tras un prolongado aislamiento del país de los mercados internacionales de crédito.
A las malintencionadas críticas de que el organismo se apuró en la publicación de datos de inflación, el director del Indec discrepa. Y con toda la razón ya que vienen de personajes ignorantes y funestos
"En un país donde por años hubo todo tipo de problema con las estadísticas públicas, la ansiedad por el reestablecimiento de este servicio es muy grande", explicó Todesca desde su oficina, en el centro de Buenos Aires.
Todesca reemplazó 30 de los 40 directores de sección en el Indec en sus primeros dos meses en el cargo, un período que describió como "un momento de mucha fricción".
Al mismo tiempo que reacomodaba el organismo, Todesca estaba atravesando el tratamiento por un linfoma. Según él, su dedicación a reformar el Indec ayudó en su recuperación porque mentalmente estaba ocupado en otro tema.
En una situación ideal, el Indec habría desarrollado métodos totalmente nuevos para medir la inflación, dijo el director del Indec. Pero, para ahorrar tiempo, el organismo decidió adaptar encuestas del 2004/05.
De acuerdo a Todesca, una nueva encuesta estaría lista para su uso en el 2018. 


EMERGENCIA DE ESTADÍSTICAS
Los precios minoristas de Buenos Aires y sus alrededores subieron un 4,2 por ciento en mayo, dijo la semana pasada el Indec; los primeros datos de crecimiento económico serán publicados el 29 de junio.
Sin embargo, según Todesca, la "emergencia de estadísticas" que finalizará sólo cuando el Indec elabore datos de pobreza, probablemente en septiembre.
"No se puede decir que nadie sabía cuál era el rango de la inflación en Argentina, nosotros sabíamos", dijo Todesca, a quien el Gobierno anterior quiso multar por publicar sus propios índices de inflación como economista del sector privado.
"Lo que no sabemos es cuál es el rango de pobreza", agregó.
Esta semana el director del Indec mantuvo reuniones con representantes del FMI, organismo que en 2013 censuró a Argentina por publicar datos poco confiables.


Todesca ha estado en constante contacto con el organismo internacional y espera que el status de Argentina sea modificado a inicios del 2017.
El próximo paso del Indec será reestablecer un índice de inflación nacional, comenzando con alimentos y bebidas.
Mientras se recalibraba la metodología, el Indec realizó un cálculo de inflación para el primer cuatrimestre, aunque los resultados probablemente no serán difundidos, dijo Todesca.
"Tenemos que complementar el calendario estadístico para el resto del ano, y eso es lo que vamos a hacer", señaló.
(Reporte adicional de Jorge Otaola y Walter Bianchi, Traducido por Maximilian Heath; Editado por Javier López de Lérida)

Por Caroline Stauffer

viernes, 10 de junio de 2016

LA FRÍA REALIDAD DE LAS ESTADÍSTICAS.....RECORDAR QUE EL 1 ES UNA MUERTA


NiUnaMenos: 275 femicidios entre una marcha y otra
En un año, se mantuvo el índice de crímenes, que convocó a otra protesta
Junio 2015: en Córdoba, Maru Acosta (centro) pide justicia por el asesinato de su hermana Paola y el intento de asesinato de Martina, la hija de Paola.
Hace un año, la marcha que respondió a la consigna #NiUnaMenos marcó un hito: hizo visible la tragedia de miles de víctimas de la violencia sexista e incentivó un llamado a la conciencia de toda la sociedad para poner freno al drama de tantas mujeres que aún sufren este flagelo que las pone permanentemente en peligro sólo por su condición de género. La ONG La Casa del Encuentro, pionera con sus estadísticas, reveló que, entre el 1° de junio del año pasado y el 31 de mayo último hubo 275 femicidios: un promedio de tres mujeres asesinadas cada cuatro días.
La cifra de este recorte temporal marca un levísimo retroceso en el número de víctimas: en 2015, se produjeron 286 casos de violencia de género con desenlace mortal.
La marca de los últimos 12 meses se sitúa prácticamente en el mismo nivel que en 2014: entre el 1° de enero y el 31 de diciembre de ese año hubo 277 femicidios.
La fría estadística, que reduce a números tragedias reales con nombres y apellidos, revela que la mayoría de las víctimas tenían entre 19 y 50 años, y que en el 80% de los casos conocían a sus asesinos: esposos, parejas, novios, ex relaciones de todo tipo, padres y padrastros, vecinos e incluso hijos.
La estadística refleja, además, un drama al que el Estado aún no ha conseguido ponerle freno, incluso cuando en los últimos años se han dictado leyes específicas, como la tipificación del delito de femicidio, y se han creado dependencias oficiales para abordar la problemática, como el Consejo Nacional de las Mujeres, que encabeza Fabiana Túñez, una histórica militante en esta lucha que por estos días trabaja en la elaboración de un plan para prevenir, sancionar y erradicar la violencia machista. Pero, mientras tanto, las mujeres siguen siendo blanco de la locura.
Los especialistas en la materia sostienen que el acceso a la Justicia para las víctimas es uno de los eslabones débiles de la cadena de sucesos que pueden llevar los hostigamientos, las amenazas y la violencia física y psicológica contra las mujeres a un resultado de muerte. Entre esas fallas en la prevención señalan la desconexión entre los fueros civil y penal.
El Ministerio de Justicia y Derechos Humanos impulsa un modelo de atención integral para la violencia doméstica y sexual, con apoyo jurídico, terapéutico y social para las denunciantes desde el inicio de los procesos. Ese modelo se complementa con el armado de un equipo de jueces y fiscales con competencia penal y civil para casos de violencia de género, pensado, precisamente, para comenzar a cerrar aquella brecha.
También prevé la entrega de pulseras electrónicas de monitoreo y detección de proximidad para garantizar una alerta temprana en aquellos casos en los que existe una orden de restricción de acercamiento y el potencial agresor se adentra en el perímetro protegido.
La idea es que la carga de la alerta no recaiga exclusivamente en la víctima, obligada por las circunstancias, por ejemplo, a gritar para alertar a vecinos, hacer un llamado telefónico o pulsar un botón antipánico. Eso es lo que le pasa hoy, por ejemplo, a Adriana Toporovskaja, cuya historia dramática podremos ver al final. Desde que el 24 de marzo pasado su ex pareja comenzó a amenazarla y hostigarla -mostrándole carteles intimidatorios desde el colectivo que maneja o parándose enfrente de su local de Morón, a pesar de la restricción dictada- para hacerle sentir el terror de su presencia cercana, ella ya no sale a la calle sin su botón antipánico y un frasco de gas pimienta.

El análisis de las cifras
El 37% de los casos ocurrió en Buenos Aires; el distrito que concentra el 39% de la población del país fue escenario de 102 homicidios de mujeres. Sin embargo, el ranking de femicidios no es directamente proporcional a la cantidad de habitantes. Salta, donde viven 1,5 millones de personas, tuvo 21 femicidios, casi lo mismo que provincias que la duplican en población, como Santa Fe (23) y Córdoba (20), y cinco veces más que Tucumán, que sufrió cuatro casos con prácticamente la misma cantidad de habitantes. En la Capital, el último año, hubo 13 femicidios.
De las 275 víctimas entre el 1° de junio de 2015 y el 31 de mayo pasado, 216 (el 78,5%) conocían al homicida. Esposos, parejas y novios fueron los victimarios en 108 casos; los ex, en 54; padres y padrastros, en 13; vecinos o allegados, en 23; familiares, en 12; hijos, en 5, y proxenetas, en uno. En 59 casos no se verificó un vínculo aparente, según reza el informe.
La mayoría de las víctimas, 100, tenía entre 31 y 50 años; 95 mujeres de entre 19 y 30 años fueron asesinadas en el último año. Entre 13 y 18 años tenían 29 víctimas; 11, entre 2 y 12. Mataron a una niña de menos de 2 años y a 35 mujeres de entre 51 y 65 años. En cuanto a los femicidas, 167 están en el rango que va de los 19 a los 50 años.
En cuanto al lugar del hecho, 171 casos ocurrieron en la vivienda relacionada con la víctima, con el victimario o con ambos. Como ocurrió el 21 de agosto pasado en el country Martindale, de Pilar, donde el ejecutivo Fernando Farré mató de 70 cuchilladas a su mujer, Claudia Schaefer.
Murieron baleadas 66 mujeres; eso le pasó el 27 de abril pasado a Natalia Liva, a manos de su pareja, el policía Axel Riquelme, en La Matanza. Al igual que María Belén Morán, que el 29 de julio fue degollada por su ex pareja en Manzanares, murieron por la acción de un puñal 57 mujeres. Y fueron estranguladas 21, como Micaela Ortega, la chica de 12 años, en Bahía Blanca, el 23 de abril pasado.


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Fernanda Chacón cuenta su historia y expone sus miedos
Fernanda sosteniendo la imagen de su agresor, quien podría salir de la cárcel en pocos meses.
Fernanda Chacón tiene 40 años. Hace tres es víctima de violencia de género. "A Daniel Alberto Castro lo conocí en 2010. Era el hombre más bueno del planeta", comenta Fernanda Así empieza su historia con un hombre que hoy es su peor pesadilla.
Madre de tres niños y un adulto de 20 años, cuenta que los problemas empezaron cuando tuvieron a su única hija en común, una pequeña que nació en noviembre de 2011, por la cual -según dice- Daniel se sintió desplazado. "¿Te acordás cuando papá te hizo esto?", le pregunta la niña con la inocencia correspondiente a su corta edad, en referencia a los repetidos episodios de violencia de los que fue testigo. "El primer hecho se produjo en febrero de 2012, cuando por negarme a tener relaciones sexuales con él, le puso un cuchillo en el cuello a nuestra hija "
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A los seis meses de haberse conocido, se fueron a vivir juntos y se casaron. Hasta ese momento, nada la hacía imaginar que el hombre que eligió sería capaz de levantarle la mano. "El primer hecho se produjo en febrero de 2012, cuando por negarme a tener relaciones sexuales con él, le puso un cuchillo en el cuello a nuestra hija". «Así como le di la vida, se la puedo quitar», fueron sus palabras. En ese instante, Fernanda tomó a sus cuatro hijos y se los llevó a la casa de una amiga. Pero luego de unos días volvió.
- ¿Por qué volviste?
- Porque me decía que se había equivocado, que iba a cambiar. El típico verso.
- ¿Pediste ayuda?
- No. Cuando me preguntaban decía que me había levantado dormida y me había golpeado con la pared, o que mi hija me había dado una patada mientras dormía. Era un calvario. Mis hijos gritaban por los pasillos y por el portero eléctrico pidiendo ayuda.
Los maltratos fueron empeorando a medida que pasaba el tiempo. Si bien ingresaba a sitios de Internet para investigar y se unía a grupos de violencia de género, nunca se animó a hacer la denuncia. Hasta que en mayo de 2013 dijo basta. El hecho que derivó en su primera denuncia fue un golpe que, como resultado, le dejó una costilla fisurada. La recibieron en la Oficina de Violencia Doméstica (OVD) y su cuerpo habló por ella. Las marcas físicas eran su evidencia y bastó con mostrarlas para que le tomaran el caso. A raíz de esta denuncia, se dispusieron medidas cautelares y exclusión del hogar, a pesar de que él ya se había ido motu proprio.
Fernanda tenía la esperanza de que el maltrato cesara. Pensó que nunca se atrevería a volver. Sin embargo, dos semanas después, llegó del colegio con sus hijos y, cuando abrió la puerta del departamento, allí estaba él.
Una vez más: discusiones, gritos, insultos. Llamó a la policía y finalmente, después de 40 minutos de espera, llegó y le notificó la causa en su contra y la prohibición de acercarse a la familia.
¿Cómo viviría tranquila sabiendo que ese hombre seguía en la calle y que en cualquier momento podría volver a hostigarla?
Durante 15 días no supo nada de él, hasta que un día apareció cuando abrió la puerta del ascensor y la noqueó con su hija en brazos. Los vecinos, alertados por la situación, salieron a socorrerla y él se escapó. Ese 13 de junio de 2013 hizo la segunda denuncia por desobediencia a las medidas judiciales en la Comisaría N° 29.
La pesadilla parecía no tener fin. La abogada del Centro Integral de la Mujer (CIM), que en ese momento la patrocinaba, se fue de vacaciones y no renovó las medidas cautelares. El abogado de Daniel se comunicó con ella y le dijo que si no volvía al departamento que compartían iba a tener problemas legales.
Bajo el mismo techo otra vez. El maltrato físico y psicológico era frecuente en el departamento que compartían con los cuatro hijos. Nada lo frenaba. Ni siquiera la presencia de la policía lo intimidaba. Días después, intentó pegarle delante de los efectivos y se lo llevaron detenido por desacato a la autoridad. Al día siguiente del hecho, como otras veces, salió en libertad.
El último encuentro cara a cara fue en febrero de 2014. Fernanda estaba con su hija menor en la esquina de su domicilio y le sacó a la pequeña de los brazos a la fuerza. Ante la desesperación, le pidió que la acompañe al supermercado y mientras ella entraba a "hacer las compras", él se quedó con la niña afuera. "Una vez adentro, activé el botón de pánico, que no sirve para nada. Hasta que establecés la comunicación y te preguntan qué está pasando puede suceder cualquier cosa", dice. Después de 20 minutos, llegó la policía y se lo llevaron detenido hasta el otro día por desobediencia a las medidas cautelares.
Entradas y salidas de la comisaría tuvo varias. Cuando le averiguaron los antecedentes, Fernanda se encontró con una sorpresa. Daniel había estado preso en el penal de Devoto por delitos como robos y encubrimientos antes de conocerlo.
La noticia que tanto anhelaba finalmente llegó el 30 de marzo de 2014. Daniel Alberto Castro quedó detenido automáticamente debido a que la jueza determinó el peligro de fuga por no tener un domicilio fijo y se le dictó la prisión preventiva en el penal de máxima seguridad de Ezeiza; luego de unos meses fue trasladado al de Devoto, donde hoy cumple la condena.
Aún estando preso, su ex pareja llamaba desde la cárcel para amenazarla.
Se le imputaron nueve delitos en contra de Fernanda, entre los que figuran amenazas coactivas, lesiones leves y desobediencias. "Nunca me presenté como querellante en la causa ya que la abogada que me patrocinaba en la Dirección de Orientación a la Víctima (DOVIC), dependiente de la Procuración General de la Nación, me dijo que la causa iba bien encaminada y que si me presentaba quizás se entorpecería y sería más largo el proceso. Luego de un tiempo, me enteré de que la abogada trabaja ad honorem en la Asociación para Familiares de Detenidos en Cárceles Federales (ACIFAD) orientando a los familiares de detenidos para que puedan recuperar su libertad".
Luego de dos años de investigación y declaración de testigos, la causa pasó a la próxima instancia: Tribunal Oral. "En marzo de este año me llamaron de la fiscalía para informarme que, al otro día, mi ex iba a firmar un juicio abreviado de cuatro años y seis meses como pena única y unificada. Él tenía tres años en suspenso por una causa anterior, que yo desconocía hasta ese momento, por lo que le dieron sólo un año y seis meses por todo lo que me hizo a mí". A Fernanda una incógnita no la deja en paz: ¿Por qué el victimario es el que recibe los beneficios y la víctima tiene que luchar contra la burocracia de los organismos de Justicia? "Después de ir por varios lados y golpear infinidad de puertas, me decían que no había nada que hacer para poder preservar nuestras vidas "
"Después de ir por varios lados y golpear infinidad de puertas, me decían que no había nada que hacer para poder preservar nuestras vidas. Finalmente, llegué a la Oficina de la Mujer de la Corte Suprema de Justicia, lugar que habitualmente no atiende al público y, por mi insistencia, decidieron escuchar mi caso. Evaluaron varias alternativas hasta que la única que creyeron conveniente fue empezar de cero. Hablaron con la directora de la Oficina de Violencia Doméstica (OVD) y ese mismo día, 10 de abril de 2015, hicieron un informe de alto riesgo debido a los antecedentes de esta persona", comenta Fernanda y bromea con que ya podría ser abogada con todo lo que tuvo que aprender estos años, a pesar de no tener un título universitario.
Sobre la base del informe, el Juzgado Civil dispuso medidas cautelares sin fecha de vencimiento a partir del momento de su excarcelación. Pero el problema es que estas medidas van a estar vigentes recién cuando él salga en libertad y no se tuvieron en cuenta las salidas transitorias, que pueden suceder en un plazo no mayor a tres meses.
La sentencia hoy está firme, pero aún así, Fernanda no duerme tranquila. Los procesos judiciales que está transitando parecen interminables: la quita de la Patria Potestad de la hija que tienen en común, una causa por amenazas desde la cárcel que recibió contra ella y su hija menor cuando su ex marido se enteró que debía pasarle el dinero de la cuota alimentaria y la apelación a la sentencia.
¿Quién les asegura que cuando salga no cumpla con las amenazas? ¿Por qué tienen que vivir con un miedo constante a ser perseguidas? Muchas preguntas y pocas respuestas. Así viven 4570 mujeres -según las cifras de casos denunciados, proporcionadas por la Oficina de Violencia Doméstica (OVD) de enero a mayo de este año- que luchan día a día contra la impunidad de hombres que alguna vez prometieron amarlas y cuidarlas de por vida.
S. CH.