martes, 12 de julio de 2016

EL ARTE NUNCA MUERE POR EL DR. RICARDO "EL MORDAZ"

INVESTIGADOR; DR. RICARDO "EL MORDAZ"


LA DAMA DE ORO

Gustav Klimt (1862-1918)
En la Viena de 1907, Klimt era el pintor más renombrado y su arte estaba pasando por lo que se denominó la etapa dorada al incorporar pan de oro a la pintura, pero también se la llamó el período erótico del pintor. Varias obras muestran mujeres, algunas semidesnudas, otras elegantemente vestidas, pero de todas ellas emana una seducción que obligan al observador a detenerse largo rato contemplándolas. En los fondos y en los vestidos hay una carga decorativa extrema y colorida que hace a las obras más llamativas.
En ese año de 1907 que coincidía con la belle epoque vienesa, Klimt pintó un cuadro que pasaría por numerosos avatares hasta finalmente regresar después de décadas a sus legítimos dueños. El artista había hecho un retrato de cuerpo entero de Adele Bloch-Bauer, una hermosa y atractiva joven judía cuyo esposo Ferdinand era dueño de una industria azucarera y figuraba entre los más ricos de Viena. En la mansión de los Bloch-Baur se organizaban tertulias donde recalaron personajes como el escritor Stefan Zweig, el compositor Gustav Mahler, el arquitecto Martin Gropius, el filósofo Sigmund Freud y el pintor Gustav Klimt con sus discípulos más destacados, Oskar Kokoschka y Egon Schiele.

Adele-Bloch-Bauer (1881-1925)
Fue en una de esas reuniones donde Ferdinand le encargó a Klimt el retrato de su esposa Adele. La solicitud era riesgosa porque el pintor tenía la fama de llevar a su lecho a todas las modelos y a no pocas de las que posaban. Si Adele y Klimt tuvieron un affaire, quedó en la especulación de sus biógrafos, basada en que la Judith semidesnuda que pintó el artista, lucía un rostro muy parecido al de Adele. Sin embargo, nunca hubo pruebas concretas de infidelidad por parte de ambos, porque el artista también estaba casado.
Adele falleció de meningitis a la edad de 43 años, 7 años después de que falleciera Klimt. Ambos tuvieron la suerte de no llegar a presenciar la terrible tragedia que después de dos décadas caería como un manto siniestro sobre Europa. Ferdinand convirtió el cuarto de su difunta esposa en una especie de museo de cuyas paredes colgaban los seis cuadros de Klimt de la familia: dos retratos y cuatro paisajes. En su testamento Adele había dejado esas obras en donación al museo Belvedere, pero cuando en 1938 las tropas nazis entraron en Viena todo cambió.

La Dama de Oro
Los Bloch-Bauer, hasta sus parientes más lejanos, fueron eliminados físicamente en las cámaras de gas de los campos de concentración alemanes, otros se suicidaron antes de caer en manos de la Gestapo y las SS. Los tesoros artísticos, joyas, dinero, todo pasó a manos de los jerarcas alemanes, especialmente del mariscal del aire Goering.
Tres personas se salvaron: María Altmann que era sobrina de Adele, su esposo Fritz Altmann, quien fue a parar a Dachau, pero los alemanes lo liberaron cuando su hermano desde Inglaterra les transfirió su fábrica textil. Ambos consiguieron subirse a un avión con destino a Colonia y alcanzar la frontera holandesa, guiados por un campesino en una noche sin luna, siguiendo un riachuelo y unos cables de espinos. En 1942 se instalaron en California y no volvieron a Europa, al menos mientras Fritz siguió vivo. El tercero fue Ferdinand quién se refugió en Suiza. De todos ellos, María es el personaje que adquiere protagonismo en esta saga del famoso cuadro de su tía.
Durante los años de postguerra, Ferdinand trató sin éxito de recuperar los Klimt y antes de morir escribió un testamento en el que desautorizaba el que había escrito Adele, donde constaba que esas obras estaban destinadas al museo Belvedere.
Respecto del recorrido de la pintura, existen al menos dos versiones. Una dice que los nazis, conocedores del valor de la obra, lo declararon patrimonio austriaco para que fuera imposible sacarlo del país. La otra versión, quizás la más verídica, sostiene que debido a los intensos bombardeos aliados sobre las ciudades alemanas, un operativo de las SS, trasladó gran parte del botín de guerra a una mina de sal situada en el poblado de Merkel. Cuando los aliados descubrieron la mina, después de un largo y agobiante proceso de clasificación, fueron devolviendo gran parte de las obras robadas a sus dueños y el retrato de Adele terminó en el museo Belvedere de Viena donde permaneció durante 60 años.
Para los austríacos era un orgullo poseer esa obra de Klimt, ignoraban quien era la hermosa mujer y el cuadro pasó a llamarse la “Dama de oro”. No sabían que se trataba de Adele Bloch-Bauer, una de las mujeres más ricas, cultas y distinguidas del imperio Austro-Húngaro.
Terminada la guerra muchos trataron de recuperar sus colecciones, pero las reglas no habían cambiado. Los cuadros robados estaban en los museos más importantes del país y sus respectivos directores eran los mismos que cuando los nazis estaban en el poder.
En el búnker del Belvedere, construido durante el conflicto para proteger las obras, había documentos que demostraban que cientos de los cuadros del museo, entre ellos los seis Klimt de los Bloch-Bauer, eran robados. La existencia de este archivo secreto salió a la luz en 1998 cuando la disputa de los herederos de Egon Schiele por dos de sus cuadros obligó al Ministerio de Cultura austríaco a que abriera los archivos. Fue entonces cuando el periodista Hubertus Czernin descubrió el testamento que había escrito Ferdinand Bloch-Bauer a su muerte en el exilio suizo en 1945. En él dejaba los seis Klimts a sus tres sobrinos.
La escandalosa información encontrada animó a María Altmann, de 85 años, a contratar un abogado y siendo la única superviviente tras la muerte de su hermana, inició demandas contra el gobierno de Austria. El abogado era Randol Schoenberg, descendiente del compositor Arnold Schoenberg. El juicio duró 6 años porque el gobierno y el pueblo austríaco consideraban que el país no podía prescindir de la obra. Finalmente, en 2006 mediante un arbitraje, Austria devolvió las 6 obras de Klimt a su legítima heredera.

María Altmann con el famoso cuadro
Pronto María se dio cuenta que por los impuestos y los seguros, le era imposible conservar los cuadros y vendió la Dama de Oro al director de la Neue Galerie en 135 millones de dólares. Fue una de las subastas más mediáticas de la historia.
Hoy constituye la principal atracción de ese museo de la Quinta Avenida para deleite de todo aquél que quiera admirar una obra maestra de la pintura universal: el retrato de Adele Bloch-Bauer, la tía de María Altmann.
Arte Historia. Adele Bloch-Bauer. http://www.artehistoria.com/v2/obras/14350.htm
La asombrosa historia detrás de un cuadro de Klimt. Semana 02/03/2016. http://www.semana.com/cultura/articulo/la-asombrosa-historia-detras-del-retrato-de-adele-bloch-bauer-de-klimt/428906-3
Film La Dama de Oro. Director Simon Curtis. Años 2015 con Heleln Mirren como actriz principal.

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