sábado, 11 de febrero de 2017
CINE Y TEATRO RECOMENDADOS
El poeta en su laberinto
Neruda (Chile-Argentina-Francia-España-EE.UU., 2016) / Dirección: Pablo Larraín / Elenco: Luis Gnecco, Gael García Bernal, Mercedes Morán, Emilio Gutiérrez Caba, Diego Muñoz y Alejandro Goic / Guión: Guillermo Calderón / Fotografía: Sergio Armstrong / Música: Federico Jusid / Edición: Hervé Schneid / Duración: 107 minutos / Calificación: SAM 16 años
Ovacionado en el Festival de Cannes, este sexto largometraje del chileno Pablo Larraín (Tony Manero, No, El club) despertó en su país una polémica inútil acerca de la "veracidad" de la historia que cuenta alrededor de Pablo Neruda, poeta ganador del Nobel en 1971 y figura del Partido Comunista chileno. Es justamente su vertiente política la que privilegia Larraín, centrando el relato en la persecución que sufrió a fines de la década del 40, cuando era senador y el país era gobernado por Gabriel González Videla, impulsor de la "ley maldita", destinada a proscribir al PC del país trasandino por pedido de los Estados Unidos. Pero lo hace construyendo un film más conceptual que narrativo, sin ninguna aspiración documental evidente, que utiliza con inteligencia y precisión los recursos clásicos del cine negro e incluso algunos del melodrama. El hilo conductor del notable guión de Guillermo Calderón, reconocido dramaturgo chileno que vive en Nueva York, es la voz en off del prefecto Oscar Peluchonneau (García Bernal), un torturado personaje que vive literalmente a expensas de Neruda, exclusiva presa de su cacería, un intelectual megalómano, seductor y libertino que claramente no responde al canon mitológico. Con humor e irreverencia, Larraín dibuja su propio Neruda en esta película provocadora y barroca que rinde homenaje al personaje protagónico confiando más en el aliento poético de una ficción atrapante que en el rigor histórico que le vienen reclamando los partidarios del biopic reverencial.
Los muñecos animados que le devolvieron la alegría al Hombre Murciélago
Lego Batman: la película (ESTADOS UNIDOS-DINAMARCA/2017) / Dirección: Chris McKay / Guión: Seth Grahame-Smith, Chris McKenna, Erik Sommers, Jared Stern y John Whittington / Música: Lorne Balfe / Edición: David Burrows, John Venzon y Matt Villa / Diseño de producción: Grant Freckelton / Duración: 104 minutos / Calificación: Apta para todo público / Producción animada en salas 2D o 3D (versión doblada o subtitulada) /
Si hay algo que define las películas de Batman en las últimas tres décadas es la solemnidad. Con mayor o menor fortuna artística, los directores Tim Burton, Joel Schumacher o Christopher Nolan siempre presentaron a este personaje torturado de forma grave y ampulosa. Por eso, que el regreso a la pantalla grande sea de una manera tan liviana, ligera, fluida y con un desafiante espíritu satírico como en esta versión animada construida con muñecos LEGO resulta una auténtica liberación, una apuesta lúdica que agradecerán no solo los niños.
Tres años después de la también muy simpática La gran aventura LEGO, llega esta suerte de spinoff en el que aparecen no solamente Batman y los habituales personajes surgidos de esa clásica historieta sino también Superman, Linterna Verde, Flash y hasta King Kong, el Voldemort de la saga Harry Potter o el Sauron creado por J.R.R. Tolkien. Las bromas arrancan directamente desde el primer segundo, ya que la voz en off de Batman se burla hasta de los logos de Warner y DC Comics, los dos socios principales de esta apuesta por mixturar superhéroes, animación y comedia paródica.
La película va de lo personal (los mil y un traumas que aquejan a Batman desde la infancia) a lo grupal (esa suerte de familia ensamblada que el enmascarado conforma con Alfred, Robin y Batichica), pasando por los guiños cinéfilos (bromas varias a las bastante fallidas Batman v. Superman: El origen de la justicia o Escuadrón suicida y un uso hilarante de la romántica Jerry Maguire: Seducción y desafío) y -ya para un público adulto- múltiples referencias a la actualidad política de esta nueva era Trump. Como ocurrió en muchos casos con las propuestas de la productora Pixar, LEGO Batman: La película maneja sabiamente un doble nivel de lectura: uno más superficial y elemental que tiene que ver con el despliegue de la hermosa animación digital y las escenas de acción; y otro más sutil con complicidades con los no tan chicos.
En este sentido, quienes alcancen a ver la versión original subtitulada podrán apreciar los magníficos aportes vocales (expresivos) de Will Arnett (Batman), Ralph Fiennes (Alfred), Michael Cera (Robin), Zach Galifianakis (el Guasón), Rosario Dawson (Batichica), Channing Tatum (Superman) y decenas de otras figuras que regalan múltiples matices (ningún personaje es del todo bueno ni del todo malo). La diferencia con la copia doblada no es menor.
TEATRO
Una comedia con ritmo y distinguidas interpretaciones
Cociuffo, Gandolfo, Zenko, Vetrano y Onetto.
Fuimos mujeres perfectas / Libro: Manuel González Gil y Alberto Alejandro / Intérpretes: Julia Zenko, Natalia Cociuffo, Lucila Gandolfo, Victoria Onetto y Elis García (en reemplazo de Candela Vetrano) / Coreografía: Rubén Cuello / Coros: Ana Carfi / Dirección musical: Martín Bianchedi / Iluminación: Juan Ignacio Adriano y González Gil / Dirección multimedia: Matías Canony / Vestuario: Pepe Uría / Escenografía: Jaime Nin Uría / Dirección: Manuel González Gil / Teatro: Apolo / Duración: 105 minutos /
Parece ser que con la presentación de cinco actrices sobre el escenario sirve para pintar un panorama, socialmente bien definido, sobre el universo femenino. Ya se había planteado en Brujas, de Santiago Moncada, y luego González Gil lo registró en Porteñas. Ahora, con Alberto Alejandro -con quien ya hizo la exitosa El show de las divorciadas-, el director repite el panorama en Fuimos mujeres perfectas?
Cinco mujeres reunidas en una fiesta de divorcio es el punto de partida para discurrir el papel femenino en las sociedades modernas donde además del rol doméstico, de la responsabilidad de criar solas a los hijos, deben encarar una tarea profesional para subsistir. Eso sin contar con el desencanto con respecto a las parejas. Es decir, tratan de cumplir con la etiqueta de "mujeres perfectas". Así se presentan sobre el escenario para hablar de sus tribulaciones, decepciones, humillaciones por las infidelidades, etcétera. Problemas que afectan a la mujer moderna en las sociedades donde, el mayor peso en la separación matrimonial -los hijos-, recae en primer lugar en ella, que además debe soportar la carga de mantener económicamente el hogar ante el desentendimiento del hombre.
Quizá podría argumentarse que el tema está tratado en forma superficial y que habría mucho para discutir, pero es válido reconocer que si se hubiera buceado en las profundidades del problema, la obra ya escaparía de la comedia para entrar de cabeza en un drama mucho más polémico. Pero esto es lo que quieren eludir los autores y se plantan en una línea que rescata el humor a través del desparpajo de estas mujeres y de las canciones. Basta decir que el resultado de este espectáculo se basa fundamentalmente en la calidad interpretativa de estas profesionales que se distinguen por su calidad vocal, formando en conjunto una pléyade de voces en una consonancia sonora muy atractiva. Esto sin descuidar la veta actoral que les permite definir con acierto a cada protagonista.
La escenografía se suma a esta atmósfera confesional con el diseño de una terraza adornada con plantas, bajo la bóveda celeste. Allí, la luna y las estrellas (en proyecciones) atrapan la atención, con el aporte de una acertada iluminación. Puede decirse lo mismo del vestuario, con diferentes diseños y dibujos, elaborados en blanco y negro, que define la condición social de las involucradas. La música es el componente que da el tono festivo a esta propuesta, con arreglos realizados por Bianchedi de canciones que se ajustan con precisión a cada coloratura vocal. La dirección de González Gil, ducho en la comedia, supo imprimir el ritmo perfecto para sostener la acción y concretar acertadamente la definición de los perfiles de cada personaje.
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