viernes, 3 de febrero de 2017
LO ÚLTIMO EN TECNOLOGÍA HOGAREÑA
A comienzos de año tuve la oportunidad de visitar CES, la exposición de productos electrónicos más importante del mundo, que tiene lugar cada año en Las Vegas. Allí se presentan los dispositivos más avanzados y muchos prototipos futuristas que marcan el rumbo tecnológico de los próximos años.
Más allá del impacto que producen los televisores más nuevos donde, gracias a la altísima definición y la intensidad y pureza del color, a veces parece que el mundo es más lindo en la pantalla que en la realidad, hubo una tendencia que me llamó mucho la atención. Ya no basta con tener Smart TVs, Smartphones o Smartwatches. La meta ahora parece ser dotar de inteligencia a absolutamente todos los objetos de uso cotidiano. Quiero aquí compartir con ustedes algunos ejemplos de lo más llamativo que vi en mi paso por CES.
¿Quién, por ejemplo, querrá usar una almohada estúpida pudiendo usar una inteligente? (modo ironía activado). Zeeq, una almohada diseñada por la empresa Rem-Fit, puede conectarse a internet y reproducir a pedido música que nos ayude a dormir suavemente en nuestro oído. También detecta si estamos roncando y produce una suave vibración para interrumpir el ronquido. Finalmente, se conecta con el celular y nos ofrece un análisis de la calidad de nuestro sueño.
Samsung, por su parte, presentó una heladera inteligente con una gigantesca pantalla táctil en su puerta, que permite acceder a noticias y al clima. También es posible ver qué hay adentro desde nuestro celular en el supermercado para no comprar cosas que ya tengamos, y también saber cuánto hace que cada alimento fue guardado para evitar comer cosas en mal estado. Otra característica interesante es que puede conectarse con sitios de venta online y hacer directamente las compras de comestibles.
Pero no sólo necesitamos inteligencia en el dormitorio y la cocina.
La empresa japonesa Toto desarrolló el primer inodoro inteligente. Este prodigioso aparato calefacciona la tabla para evitar sentarse sobre algo frío y dispone de un extractor que se activa directamente dentro del vaso para evitar que el aire circule. También incorpora un sistema de lavado y secado (¡no es broma!). Pero su avance más saliente es que tiene un sistema de limpieza automático que hace que sólo sea necesario limpiarlo a mano una vez al año.
También vi un bastón inteligente que alerta si la persona que lo utiliza se cae, un paraguas que avisa cuándo va a llover y te notifica si te lo olvidás, un cepillo de pelo que analiza el estado de tu cabello cada vez que te peinás, un cepillo de dientes que monitorea la calidad de la higiene dental y hasta unos zapatos de mujer donde la altura del taco puede regularse desde una app en el celular.
Más allá de que algunos de estos dispositivos parezcan introducir una sofisticación exagerada e innecesaria, el abaratamiento de los componentes electrónicos está abriendo la puerta a esta nueva generación de aparatos domésticos que, seguramente, cambien muchos de nuestros hábitos diarios, ya no sólo en el mundo público sino en nuestra esfera privada.
El desafío es que esta proliferación de objetos inteligentes sirva para potenciar nuestras propias capacidades humanas y nuestra sensibilidad para apreciar el mundo, no para volvernos crecientemente perezosos, inútiles o ensimismados.
Es importante no perder de vista que la tecnología no es un fin en sí misma, sino un medio para alcanzar aquello que nos propongamos. Es en la elección que hagamos de nuestros fines y propósitos donde se juega de verdad nuestro futuro.
S. B.
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