miércoles, 8 de febrero de 2017
LUIS ALBERTO SPINETTA; LA POESÍA
El 8 de febrero se cumplirán cinco años de la muerte de Luis Alberto Spinetta, quizás el músico argentino que mejor supo combinar la poesía, el rock, el pensamiento y el arte.
Su filosofía representaba, antes que nada, una ética que Spinetta, alma de diamante de la música nacional, dejó como emblema. Varias publicaciones, como piezas de un rompecabezas imposible de ser completado, se aproximan a la figura del singular artista nacido en 1950 en el barrio de Núñez. Escritos por poetas, críticos, académicos, músicos o periodistas, todos ellos son acercamientos que ahondan en una obra fértil y vital.
Y lo más curioso es que esos estudios no quedan restringidos al territorio del rock, el ámbito de pertenencia inicial de Spinetta, sino que alcanzan a la poesía, en primer lugar, pero también a la literatura en general e incluso al cine o el diseño. Para muchos, fue un artista irrepetible.
¿Qué atraviesa esa inmensa trayectoria artística? La capacidad de devolverle acaso al presente la inquietud, la belleza y el entusiasmo contra todos los males de este mundo.
En Iniciado del alba (Años Luz), Sandra Gasparini reunió seis ensayos de distintos autores sobre el alma máter de Pescado Rabioso. "Surgió de una necesidad de duelo productivo: el 8 de febrero de 2012 los participantes del libro nos enviamos mensajes, mails, nos comunicamos a través de poemas y reflexiones sobre la muerte de Spinetta -cuenta Gasparini-. Pensamos que nuestro saber y admiración por el Flaco, que estaba cruzado por lecturas académicas, amistad y vivencias compartidas, podía tener la forma de un proyecto de escritura en lugar de una tristeza inmovilizadora." El libro, que ya va por su segunda edición, presenta trabajos de fans absolutos de Spinetta: Pablo Ansolabehere, Rodolfo Edwards, Marcos Seifert, Omar Chauvié, Carlos Battilana y Jorge Monteleone, y cuenta con un prólogo de Daniel Ripoll. Todos los ensayos de Iniciado del alba tienen algún fragmento de la historia personal de los autores que se conjuga con la del músico.
Para Gasparini, docente de la Universidad de Buenos Aires y de la Universidad de las Artes, Spinetta transformó la música popular argentina. "Desde una lírica que explora el surrealismo, se lo apropia y lo supera hasta la capacidad de componer y tocar canciones de una gran simplicidad con la complejidad y el virtuosismo de un exquisito. Nuestra cultura está colonizada por sus imágenes y sus neologismos. Ojalá esa magia dure mucho tiempo más", afirma Gasparini.
En las letras de las canciones escritas por Spinetta, señala varias tradiciones. "El tango, una síntesis de la oposición histórica Boedo-Florida, como propone Edwards, e incluso en su poemario Guitarra negra, de 1978, y en las canciones hay un uso de las estrategias del surrealismo y del absurdo, que desembocan en un conjunto original, caracterizado por una sintaxis y prosodia acomodadas a las necesidades de la canción", dice Gasparini. Pionero del rock en español, en las reflexiones de Spinetta afloraban sus lecturas de Artaud, Jung y Castaneda, de Bataille y de Foucault (en Téster de violencia).
En el jardín de los presentes
Se destaca en la vidriera de la librería Mondo Rabioso un sector reservado a los libros sobre Spinetta. Allí están Martropía: Conversaciones con Spinetta(Aguilar), de Juan Carlos Diez; Una vida hermosa (Atlántida), de Miguel Grinberg, suerte de biografía cruzada con la memoria personal del autor, y Crónica e iluminaciones (Planeta), la reedición del libro que Eduardo Berti publicó en 1988, con nuevos capítulos e imágenes que Berti obtuvo de manos de los hijos de Spinetta. Hace pocos días se sumó una novedad firmada por Daniel Oroñó: Spinetta. Anhelo de una lírica (Instituto Nacional de la Música), donde el autor indaga el cancionero y las temáticas de las letras de Spinetta. "Es un artista único, incomparable e irrepetible -dice Sergio Coscia, dueño de Mondo Rabioso y uno de los fundadores de Lalala Radio, emisora online dedicada a la música del poeta del rock-. De haber sido inglés, sería considerado a la par de un Lennon o un Bowie. Quienes lo amamos sabemos desde siempre que Luis tenía la enorme capacidad de conmover y tocar zonas de nuestro espíritu a las que ningún otro artista se ha acercado jamás."
"La dimensión de la obra de Spinetta es enorme, tanto por su calidad como por su rigor, su innovación, su actualidad más allá de las modas y su emoción siempre viva -dice Eduardo Berti-. Luis fue no tan sólo uno de los grandes músicos que tuvo el país, sino también uno de los grandes artistas y creadores. Su música dialoga e ilumina mucho más que el ámbito musical. Conozco directores de cine, poetas, narradores, diseñadores o dibujantes que se han inspirado y se siguen inspirando en su obra." Spinetta es un artista que nunca dejó de reinventarse y correr riesgos. "En una reacción contra Almendra armó un trío rabioso, pero mostró que aun así había lugar para el lirismo -comenta Berti-. Se acercó al tango con Invisible y al jazz de la mano de músicos como Diego Rapoport; rearmó Almendra sin repetir fórmulas; experimentó con nuevas formas de pop (en Privé) y hasta volvió a probar nuevos caminos con otro trío potente."
Otra novedad editorial que abraza la figura de Spinetta es Tu tiempo es hoy. Una historia de Almendra (Eterna Cadencia). A Julián Delgado, su autor, le resulta irresistible escuchar en ese verso de "Muchacha (ojos de papel)", la primera canción del álbum debut de Almendra, una de las premisas creativas a las que Spinetta intentó ajustarse a lo largo de su extensa trayectoria: el presente. "¿Qué es lo que hace que aquel long play de Almendra, editado el 15 de enero de 1970 (¡apenas unos días antes de que Spinetta cumpliera veinte años!) siga siendo descubierto? ¿Dónde radica su potencia? -se pregunta Delgado-. Ésas son algunas de las preguntas que guiaron la escritura de Tu tiempo es hoy. Una historia de Almendra. La música de Spinetta, desde sus primeras composiciones para aquel conjunto que conformó con Emilio Del Guercio, Edelmiro Molinari y Rodolfo García hasta sus últimas canciones ya en formato solista, fue inmensamente variada: acústica y eléctrica, simple y elaborada, suave y atronadora, profundamente onírica y perturbadoramente real."
D. G.
Transcurrido un siglo desde la escena en la que un poeta resbala y se mancha en la calle con la materia húmeda del fango, acontecida en la famosa escena baudelariana de la pérdida del aura descripta en Pequeños poemas en prosa, Luis Alberto Spinetta mantiene intacto su halo.
En ese gesto, quizás anacrónico, hay una clase de resistencia que responde a una genuina visión, a una especie de entrega franca al arte como consecuencia necesaria del vivir.
La herencia poética que campea en sus letras y su aureola luminosa, que su público alimentó a lo largo de su carrera y que el propio artista se encargó de consolidar, construyen una figura particular: su actitud rupturista, los atributos de su música, su voz y sus letras, incluida su elegancia y su extraña belleza física, sus disfraces y sus fotos periodísticas, constituyeron una combinación artística particular que, si bien no anula de plano, excede la lógica mercantil tal como denunció el músico en un manifiesto redactado en 1973: "Rock: música dura, la suicidada por la sociedad".
La figura aurática del artista no tiene un matiz pasivo en Spinetta; se abraza al arte con total devoción y también con espíritu sedicioso y contracultural, y esa imagen se metaboliza y resignifica en un nuevo ámbito histórico y cultural: el contexto del rock en la Argentina.
C. B.
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