jueves, 13 de abril de 2017

ORGULLO ARGENTINO; SERGIO GARCÍA OLIVER...UN VERDADERO DOCENTE


Sergio García Oliver no hace paro. Pese a la huelga, dicta clases en la escuela de la cárcel N° 1 de Olmos. No falta. Lo esperan los presos para aprender. "Tengo un compromiso: voy a hablar de política y economía con los internos que me esperan los martes, miércoles y jueves", dice el profesor, de 56 años.
Se levanta a las 5.30 y regresa a su casa a las 22. Trabaja once horas por día, en tres escuelas: en el secundario N° 21 de la cárcel de Olmos dicta Educación Cívica. En la N° 13 de Melchor Romero dicta Política y Ciudadanía. Y en la Escuela Técnica N°7, de esta capital, es vicedirector.

La suma de los tres trabajos apenas le permite mantener a su familia (esposa y tres hijos). En la escuela de la cárcel de Olmos, donde según su mujer pone en riesgo su vida, gana $ 4000, incluido el riesgo de contraer VIH, y el plus por zona desfavorable.
La cárcel es famosa por las denuncias sobre las pobres condiciones de vida de los internos, pero García Oliver no duda en entrar tres veces por semana. "Cuando me ofrecieron el puesto, mi esposa me dijo: «¿Tanto necesitamos el dinero?»", recordó. Su padre también fue profesor en una cárcel. Y de él aprendió que el oficio trae más recompensas que riesgos, aun en la cárcel.
Unos 15 alumnos que cumplen condenas lo esperan en la escuela, fundada por la esposa de Antonio Cafiero. Pasa por un protector de metales y cinco puertas de seguridad antes de llegar al aula. "A veces es más peligroso trabajar en las escuelas con horario nocturno que en la cárcel", dijo.
García Oliver cumple un estricto programa, que no se posterga por paros. "El tema de que no pierdan las clases es para respetar a los internos, que tienen ganas de aprender", señaló.
En la Escuela Técnica N° 7 gana un poco más. Es vicedirector de un plantel con más de cien maestros y 450 alumnos. "Vengo a abrir la escuela porque hay maestros y alumnos que quieren tener clases", afirmó.
Tiene 31 años de antigüedad y a fin de mes junta $ 30.000 entre los tres trabajos. No hace paro por respeto a los alumnos y respalda la lucha salarial de los docentes. "Me gustaría trabajar seis horas en lugar de 11 por día", resumió. Y añadió: "Veo bien la lucha del frente gremial. Nosotros también vamos al supermercado y pagamos los servicios. No nos cierra la oferta salarial en tantos tramos. Pero venimos porque hay que abrir."

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