“Me siento como Frida Kahlo”, dice Julie Weisz, la fotógrafa con la columna rota que transformó el dolor en arte
Retrato de Julie Weisz por Lucien Clergue, intervenido por la artista. Buenos Aires, 1993
A comienzos de los años ‘80 se hizo conocida por su registro de Teatro Abierto; tras vencer tres veces al cáncer y recuperarse de un accidente, exhibe sus obras en Pinta BAphoto y otras muestras porteñas
Celina Chatruc
“Me lo impusieron, no me dieron a elegir. Yo estaba en tercer año del secundario y quería ir a los asaltos, escuchar a los Beatles... No me importaba nada la fotografía”. Eso admite Julie Weisz, la fotógrafa que ganaría reconocimiento a comienzos de la década de 1980 con su registro de los tres ciclos de Teatro Abierto, un movimiento cultural de resistencia a la dictadura militar. Ese trabajo la llevaría a especializarse en artes escénicas y a construir una carrera que la encuentra hoy –el día de su 67° cumpleaños- con obras exhibidas en Pinta BAphoto, el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, el Centro Cultural Kirchner y la galería Cecilia Caballero.
"Las bellas hermanas siamesas". Grupo Universitario Experimental, Sala Fundart, Julie Weisz, 1986
Era una adolescente cuando murió su padre, de origen húngaro, a quien acompañaba a fotografiar reuniones sociales. “Yo lo ayudaba con el bolso, pero básicamente lo que hacía era comer todo lo que traían los mozos”, confiesa con humor. Con esa escasa experiencia y lo poco que le había enseñado sobre foto carnet su tío, José Gross, se vio obligada a continuar el legado familiar en el estudio Foto Doris, de Paraná y Juncal.
"El circo", obra de Alberto Agüero en el Teatro Nacional Cervantes en 1988
Todo cambió en agosto de 1981, cuando fue convocada para registrar el vestuario de Cipe Lincovsky en un camarín del Teatro del Picadero. Había estado casada con el director de teatro Roberto López Pertierra, fallecido a los 51 años, y ya era conocida en el ambiente. Una vez terminada la tarea, la invitaron a presenciar el estreno de La cortina de abalorios, de Ricardo Monti, y fotografiar la función. “Era la primera vez que sacaba fotos en un teatro”, aclara, al recordar que se tomó la tercera noche para revelar los negativos. Lloró cuando le avisaron, horas más tarde, que el teatro no existía más: lo había consumido un incendio provocado por un atentado.
La Pavlovsky, en la Sala del Hotel Bauen, en 1985
No fue el final, sin embargo, sino apenas el comienzo de un trabajo que tres décadas después se convertiría en libro. Las funciones se reanudaron en el teatro Tabaris, donde el público formaba largas filas para ver actuar a grandes artistas como Pepe Soriano, Víctor Laplace, Leonor Manso, Luis Brandoni, Tina Serrano, Ulises Dumont y Patricio Contreras, interpretando obras de Carlos Gorostiza, Griselda Gambaro o Roberto Cossa, entre muchos otros. En los años siguientes continuaron en los teatros Margarita Xirgu y Odeón. “Después me empecé a hacer famosa como fotógrafa de teatro -señala-. Al principio mis colegas me decían que tomaba fotos de cosas que hacían otros. Pero la mirada era la mía”.
Susana Giménez por Julie Weisz en 1987
“A lo mejor esto lo reconocen como ‘fotografía de autor’, pensó al decidir viajar a retratar la vida cotidiana de las mujeres en Formosa, en 1989 y ya casada con el crítico gastronómico Fernando Vidal Buzzi, tras haber registrado su última obra: la puesta en escena del Fausto de Goethe, en una adaptación dirigida por Augusto Fernandes. En la comunidad Pilagá de Campo del cielo encontró “una realidad durísima”: unas 35 familias que vivían sin luz eléctrica, ni baños, ni medios de transporte, ni agua potable. Bebían de los charcos donde también lo hacían los animales.
Sueño de una noche de verano de William Shakespeare. Este espectáculo de la Lindsay Kemp Company formó parte del Festival Internacional de Teatro de Caracas en su edición de 1983
Tuvo allí su primer accidente; se cayó sobre la cámara de fotos y se lastimó un riñón. Poco más de dos décadas después, tras abocarse a los desnudos y autorretratos y recuperarse de un cáncer, llegaría otro peor: fue atropellada por un auto en Bariloche, a donde había sido invitada para dar un taller. Tuvo lesiones graves en la columna, que ahora la obligan a moverse en silla de ruedas o andador.
Norma Aleandro retratada por Julie Weisz en la celebración del 25° aniversario del Teatro San Martín, en 1985
“Me siento un poco como Frida Kahlo; tuve mi primer cáncer cuando ella murió, y su padre también era húngaro”, observa Weisz en referencia a la artista mexicana, que se rompió la columna vertebral, el cuello, las costillas y la pelvis cuando el camión en el que viajaba chocó contra un tranvía. Ambas transformaron su dolor en arte.
“Cuando me operaron del cáncer la primera vez, estaba internada y dije: tengo que sacar fotos de esto”. Vestida como “la doctora Weisz”, aceptó la invitación de Roberto Reussi para retratrar a sus pacientes en el Sanatorio Finochietto y el Hospital Fernández; así nació el proyecto La vida en terapia intensiva, convertido en libro en 2005. “Esas fotos son muy teatrales”, dice sobre esa serie, que considera premonitoria porque más tarde le tocaría a ella estar un día en esa situación.
Decir sí, de Griselda Gambaro y con dirección de Jorge Petraglia, en el Teatro Tabarís. En escena, Petraglia y Leal Rey, retratados por Julie Weisz
Cuando se recuperó de la primera operación de columna, Weisz inició lo que ella llama “un ritual de curación”: una serie de collages con imágenes de su propio archivo, revistas y láminas, como los que se exhiben hasta el lunes en la galería Cecilia Caballero. “Era una cartonera; para el collage, todo te sirve”, dice riendo esta mujer aguerrida que tuvo dos hijos y fue curadora, docente, integró jurados, registró la vida en países como China y Rumania y también cruzó fronteras con sus exposiciones.
Autorretrato de Julie Weisz, Buenos Aires, 1995
Le sirvió a su vez la ayuda de su amiga Sara Facio, artista homenajeada en esta edición de Pinta BAphoto, donde Weisz está representada en la sección Wunderkammer por Hilario. Artes Letras Oficios. Su obra Muñeca Brava –una fotografía/objeto, de 1995- fue donada por Facio al Museo Nacional de Bellas Artes en el año 2000, y ahora integra la muestra de ese acervo que aloja el Centro Cultural Kirchner. Otras tres de la serie Terapia intensiva que pertenecen al Museo de Arte Moderno de Buenos Aires se exhiben en la muestra El límite. Y el 3 de octubre llegará otro reconocimiento, cuando sus fotografías acompañen la entrega del premio Juan Bautista Alberdi al colectivo de Teatro Abierto ‘81.
Retrato de Julie Weisz por Lucien Clergue, intervenido por la artista. Buenos Aires, 1993
Entre las fotografías que presenta Hilario en BAphoto hay una tomada por Lucien Clergue -uno de los fundadores de los célebres Encuentros de Arlés- y pintada por la artista en 1993. “Sobre su propio cuerpo es donde mayormente intervino, con un gesto algo surrealista que puede recordarnos a Frida Kahlo -escribe en el catálogo el director musical y teatral Guillermo Vega Fischer- [...] Unas líneas en intenso rojo conectan el pezón con una gran mancha a la altura del útero, mientras que el otro pecho fue anulado con una línea negra. Ante nuestro interrogante del porqué de esta intervención sobre la fotografía, la artista nos respondió que fue una forma de premonición, puesto que poco tiempo después sufrió ella misma intervenciones quirúrgicas en las zonas que había pintado”.
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
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