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La vida en espiral de Anna Maria Maiolino: una inmigrante ante la violencia repetida
X II, obra de Anna Maria Maiolino de la serie Fotopoemacciones 2, 1974
El desarraigo, la pobreza y el autoritarismo inspiran muchas de las obras realizadas a lo largo de más de medio siglo por la artista nacida en Italia y radicada en Brasil, que presenta en el Malba su primera muestra panorámica en la Argentina
Celina Chatruc
Lo primero que conoció del mundo fue la guerra. Y con ella el hambre, la pobreza, el desarraigo. Nacida en 1942 en Scalea, Italia, Anna Maria Maiolino migró con su familia a Bari y poco después a Venezuela; allí vivió su adolescencia e inició su formación. Pero siguieron otros destinos: Río de Janeiro, Nueva York, Buenos Aires y San Pablo, donde sigue trabajando a los 80 años.
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Con cada mudanza, además de las diversas experiencias que recreó en sus obras, llevaba con ella sus múltiples roles: nieta, hija, estudiante, artista, amiga, amante, dibujante, grabadora, esposa, madre, diseñadora, performer, costurera, fotógrafa, poeta, pintora, escultora, abuela y escritora. Gran parte de ellos están reflejados en su primera muestra panorámica en la Argentina, que presenta en el Malba más de medio siglo de producción.
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“No se trata del viaje del héroe viril y fálico que protagoniza tantas historias de nuestra sangrienta y predatoria civilización, ya que la finalidad de Maiolino nunca fue acumular territorios conquistados, culturas exóticas dominadas y monumentos edificados a su imagen y semejanza -aclara en el catálogo Paulo Miyada, curador de esta exposición, del Instituto Tomie Ohtake y de arte latinoamericano en el Pompidou-. Se trata, por el contrario, de la vivencia de una sabia contadora de historias sobre la existencia, el cuidado, el deseo, el grito y el goce. Se trata del nomadismo circular de una inmigrante con muchas nacionalidades, o con ninguna”.
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En ese recorrido en espiral, Maiolino vuelve a enfrentarse con los mismos problemas. El desarraigo, la pobreza y el autoritarismo la esperaban también en Brasil cuando llegó desde Estados Unidos, en 1971, separada y con dos hijos. Es lo que sobra (1974) se titula una de sus impactantes “fotoperformacciones”, en la que simula estar a punto de cortarse con una tijera la lengua y la nariz.
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Otra de las imágenes más conocidas de esa serie es Entrevidas (1981) -presente en la exposición Mujeres radicales y en la colección del Museo Reina Sofía de Madrid-, que registra el avance de unos pies desnudos sobre un empedrado cubierto de huevos. Como si se tratara, según Miyada, de “innumerables microencrucijadas”.
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Quince años más tarde, Maiolino escribía en el poema Schhhiii…, onomatopeya también protagonista de un grabado suyo y que presta su título a la muestra del Malba: “Con ira santa vomito serpientes y lagartos,/ la dictadura del ejército — violencia repetida,/ y la intolerante estupidez de la humanidad”.
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
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