miércoles, 1 de junio de 2016

¡¡ BASTA DE ZOOLÓGICOS!! ¡¡BASTA DE SUFRIMIENTO!!!


Claudio Bertonatti



Cuando un zoológico no rescata fauna, no reintroduce especies amenazadas, no genera conocimientos biológicos ni sanitarios, no educa y no garantiza el bienestar de sus animales, la situación tiende a perpetuarse. Pero buena parte de la sociedad ya no lo tolera, y espera que alguien lidere el rescate de la biodiversidad, como una suerte de Cruz Roja para las especies amenazadas.
Es indiscutible que los aportes científicos, educativos y conservacionistas de la enorme mayoría de los zoológicos son anecdóticos o excepcionales. Y un mal zoológico no es un zoológico. En todo caso será una colección de animales vivos en cautiverio, por lo general, al servicio de la boletería.
Este problema es reversible si prima una política de Estado inteligente. En todo país serio los zoológicos, acuarios y oceanarios, los jardines botánicos, los museos de ciencias naturales, los bancos de germoplasma y las áreas naturales protegidas son herramientas poderosas para resguardar su patrimonio ambiental. Resulta anacrónico que los zoológicos decanos de Buenos Aires, La Plata, Córdoba y Mendoza no lideren los buenos ejemplos. Y en la medida en que las autoridades retarden su transformación, más les costará sobrevivir. Pero no se trata de zoológicos sí o zoológicos no: necesitamos instituciones que cumplan con su misión. Incluso es necesario renovar la denominación. Los malos ejemplos fueron tantos que la palabra "zoológico" tiene una connotación negativa. Más apropiado será llamarlos centros de conservación, de conocimiento o de educación ambiental.
Aunque es difícil identificar un zoológico ideal, existen quienes hicieron las cosas bien. Por ejemplo, la ONG Wildlife Conservation Society (WCS), que maneja los zoológicos del Bronx, Central Park, Prospect Park, Queens Zoo y el Acuario de Nueva York, gestó unos 500 proyectos en más de 60 países. Y no sólo eso: también apoyó la creación de unas 100 áreas naturales protegidas.
Otros buenos ejemplos son la ambientación selvática del Zoo de Leipzig (Alemania), la elección de especies no "carismáticas" que busca salvar el Zoo de Jersey (UK), los programas educativos como el dedicado a los murciélagos en el Zoológico de Chapultepec (México), los planes de reintroducción de Conservation Land Trust (CLT) en los Esteros del Iberá (Corrientes), los del Parque M'Bopicuá (Uruguay), y las tareas de rescate y rehabilitación del centro Güirá Oga (Misiones). No es casualidad que los mejores ejemplos no los lideren las empresas sino organizaciones de bien público.
El autor es naturalista y museólogo


Mauricio Giambartolome

Un modelo de zoológico como el que persiste en Buenos Aires ya no es aceptable. Principalmente por el bienestar de los animales, pero también si se lo mira desde una perspectiva comercial y de utilidad para la ciudad. Así piensan en el gobierno porteño luego de preguntarse si las 18 hectáreas del predio brindan hoy el mejor servicio a la ciudadanía. La respuesta es que no.
Las dudas sobre cuál será el destino del zoo de Palermo se develarían en las próximas semanas. En junio se esperan las primeras ideas de parte de una comisión de expertos reactivada por el Ministerio de Modernización, Innovación y Tecnología que tiene la misión de generar un espacio con un hábitat más amigable para los animales.
La Comisión para la Transformación del Zoológico de Buenos Aires, formada en 2014, se encontraba paralizada y en febrero volvió a debatir ideas y proyectos. Está integrada por miembros de la Agencia de Protección Ambiental de la ciudad, de la Fundación Banco de Bosques, de la Fundación Naturaleza Para el Futuro y del Instituto Jane Goodall, que deberán consensuar los lineamientos de un plan estratégico que luego deberá ser aprobado por el ministerio que conduce Andy Freire.
El Gobierno entiende que la actualidad del zoo demanda una respuesta en el corto plazo, aunque la situación no sea tan preocupante como la del zoológico mendocino. La creación de un parque de concientización ambiental es uno de los proyectos que podrían aplicarse. También se estudia convertirlo en un jardín ecológico que funcione como una Cruz Roja para animales que hayan sido víctimas del tráfico ilegal. Una tercera opción es tomar el modelo de la Fundación Temaikèn, un bioparque donde las personas son las que se integran a los espacios de los animales.
Cualquier opción deberá darles prioridad a los animales, muchos nacidos en cautiverio. Hoy el zoo porteño cuenta con unos 2500 ejemplares de diferentes especies, de los cuales varios podrían ser relocalizados en otros parques o reservas naturales.

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