miércoles, 1 de junio de 2016

EL GAUCHO RIVERO


Antonio Rivero, el gaucho de las Malvinas

Esta entrada está dedicada a recordar el aniversario del levantamiento del gaucho Antonio Rivero, quien con otros "siete valientes", el 26 de agosto de 1833, desafió a los invasores ingleses que habían usurpado las Islas Malvinas casi ocho meses antes. El derecho a la autodeterminación de los isleños, tan cacareado actualmente por el Reino Unido, no fue respetado en enero de 1833, cuando las fuerzas británicas se apoderaron injustamente de esa porción del territorio nacional, desalojando o reduciendo a los pobladores argentinos. Frente a esa usurpación, meses después, un humilde gaucho y sus compañeros encabezaron un motín, asesinaron a cinco personas, y se mantuvieron en una posición de fuerza en Puerto Soledad hasta el 10 de enero de 1834.


Sobre los verdaderos motivos de la sublevación, no hay acuerdo entre los historiadores. Entre quienes exaltan a Rivero, se dice que su "único designio" fue "evitar que en las Malvinas -jirón entrañable de nuestro suelo- fuesen violados los derechos sagrados de nuestra patria por un invasor extranjero" (Dr. Ismael Moya). Otros, en cambio, sostienen que el móvil estuvo ligado al trato que recibían gauchos e indios, y sobre todo al modo en que Rivero y sus hombres recibían la paga: no con dinero, sino con vales.

Asimismo, para la versión británica, los ocho sublevados no son más que asesinos (aunque tras su captura -por razones no explicadas- Rivero no fue condenado por el gobierno inglés y se lo devolvió a territorio argentino); para la versión argentina "revisionista", son héroes.
Esta última postura cobró fuerza a partir de los años '60 del siglo pasado, cuando incluso se creó una comisión de homenaje a Rivero y hasta se proyectó un monumento en su honor, cuya maqueta vemos bajo estas líneas.

Más allá de las posturas de los historiadores, lo cierto es que "está probado y lo decimos con orgullo, que (...) la bandera del usurpador no flameó en nuestras islas Malvinas desde ese 26 de agosto hasta el 10 de enero de 1834; es decir que (...) durante 134 días quedó interrumpido el dominio abusivo e injusto que ejercía Inglaterra sobre nuestras islas" (Cap. de Fragata Ernesto Campos).

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