miércoles, 6 de julio de 2016
HISTORIAS DE VIDA, LA DE ELLOS, LA NUESTRA Y LOS ANIMALES QUERIDOS
Es raro, por estos días, recorrer el ex zoológico porteño. Las maras dominan las callecitas de todo el predio, aunque los patos y los coipos les disputan el territorio. Los pavos reales controlan los movimientos desde los techos de la antigua jaula de felinos. Se oye un concierto de aves, rugidos y aullidos de monos y ningún sonido humano. No hay visitantes. Los animales son hoy los dueños de un espacio en transformación.
Las únicas personas que se mueven por el predio son los cuidadores, que no alteraron su rutina diaria desde que el gobierno de la ciudad anunció la estatización del espacio y su cierre hasta las vacaciones de invierno. Los animales necesitan alimento y actividades de recreación.
Sólo se sumaron otros pocos actores que tendrán un rol activo en el futuro ecoparque interactivo, una figura que sigue tomando forma, aún con ciertos interrogantes sobre su funcionamiento. Los cambios todavía no se ven, pero se siente una energía prometedora.
Eso es lo que palpan los empleados del ex zoológico, que durante los últimos años sufrieron la ausencia de compromiso de los ex concesionarios, la misma que generó un ámbito de malestar en los animales y, como consecuencia, problemas de salud que en algunos casos fueron mortales. "Lo que más le ponemos al trabajo es amor. Siempre fue una lucha, siempre", resalta la jefa del área de Nutrición, Soledad Rosso, en una caminata
Con un manojo de heno en la mano, Soledad se planta en medio del corral de las llamas, que la rodean para quitárselo lentamente y con cierta calma. Parecen acostumbradas, las llamas y la nutricionista. "Pasamos muchas horas por día con los animales y fuimos notando cómo terminaban afectados sanitariamente, con problemas en las patas, hacinamiento, suelos que no se renovaban. Todo atentaba contra su salud", afirma.
El retraso en el pago de los sueldos, un trato autoritario, la falta de incentivos y de capacitación hacia el personal quedan en un segundo plano al compararlos con los perjuicios que padecían los animales. "Se necesitaba este cambio. Habíamos llegado a una situación límite en todas las áreas porque no se cumplían las necesidades básicas para el bienestar animal, lo más importante de todo el Zoo", asegura Guillermo Guarnieri, cuidador de felinos como yaguaretés, leones, chitas y leopardos de las nieves, entre otros.
Desde 2012, cuando se renovó la concesión a la firma Jardín Zoológico de Buenos Aires SA, todo empeoró, recuerda Guillermo, de espaldas a los tres osos de anteojos que esperan su alimento. "Cuando los animales empiezan a manifestar monotonía, estrés y movimientos repetitivos comienzan a cambiar su conducta, y eso les pasó a los animales del Zoo. El resultado fue la aparición de enfermedades más importantes o la muerte", explica.
Antes de ser uno de los coordinadores de cuidadores del zoológico, Guillermo integró los equipos de San Lorenzo, Arsenal y Talleres de Córdoba. Pero el golpe más duro no lo recibió jugando al fútbol. "Y... El de Winner fue un caso emblemático, la bisagra, lo que colmó el vaso en los visitantes y en nosotros. No sé si por la fecha, cercana a Navidad, o por la forma... Se murió sufriendo un calor extremo", recuerda sobre el fallecimiento del oso polar, en diciembre de 2012. Ese hecho empezó a marcar la suerte del ex zoológico.
"Acá hubo dos evoluciones en paralelo, pero a distinta velocidad: se desarrollaron proyectos de conservación de especies, pero ediliciamente hubo pocos cambios, porque los edificios son monumentos históricos y por falta de inversión", analiza Adrián Sestelo, jefe de Biología y director del Laboratorio de Biotecnología Reproductiva de Fauna Silvestre. "Por sus características, el predio quedó poco aggiornado a las necesidades actuales para el alojamiento de fauna silvestre", sostiene.
De ayer a hoy
Entre los tres suman más de 50 años de experiencia en el ex zoológico de Buenos Aires. Los tres ingresaron como voluntarios movilizados por el amor hacia los animales. Los tres vivieron las distintas etapas del Zoo hasta la estatización anunciada hace diez días por el jefe de gobierno Horacio Rodríguez Larreta y el ministro de Modernización, Innovación y Tecnología, Andy Freire.
"La percepción de la gente hacia el Zoo era otra. Amaba venir, era el paseo elegido para los niños, el lugar donde todos querían venir en las vacaciones, el paseo del fin de semana", dice Soledad. "Tampoco se criticaba el cautiverio de los animales", recuerda respecto de los años 90.
Hoy, el concepto que domina es otro. "La sociedad ya no tolera más ninguna sensación de encierro, quiere la libertad absoluta y los animales no están fuera de esa forma de pensar", diferencia Guillermo. Aunque aclara: "Para la conservación, la educación, la investigación y reproducción de las especies estos lugares son muy necesarios, son como pequeñas arcas de Noé, porque muchas de las especies sobreviven gracias a los trabajos que hacemos muchos de nosotros".
Adrián refuerza el concepto. "Todas las instituciones vinculadas a la conservación son necesarias porque los ambientes se van degradando; hasta tanto no se minimice ese impacto necesitamos a todos esos actores", sostiene.
Soledad, Guillermo y Adrián son sólo tres de los 180 empleados del ex zoo, integrados a la planta del Estado, que serán piezas clave del ecoparque desde que reabra al público durante las vacaciones de invierno. Resumen la sensación de sus compañeros que, palabras más, palabras menos, transmiten los mismos conceptos mientras caminan entre maras y patos.
Los guardianes del paseo
Tres de los 180 empleados, en foco
Adrián Sestelo
Jefe de biotecnología reproductiva
Edad: 42 años
Antigüedad en el Zoo: 21 años
Guillermo Guarnieri
Cuidador de felinos
Edad: 48 años
Antigüedad en el Zoo: 14 años
Soledad Rosso
Jefa de nutrición
Edad: 38 años
Antigüedad en el Zoo: 17 años
Fauna salvaje en plena ciudad
1500
animales
Son los que componen la colección del ex zoológico porteño; es la más numerosa de la Argentina.
100
ejemplares
Es el número máximo de animales que quedarán en el predio cuando se concrete el ecoparque.
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