La principal Catalina Loza combate la inseguridad en los campos
de González Chaves con una fuerza de 25 efectivos a su cargo; en la
provincia hay quejas por las demoras en el proceder de la Justicia.
A principios de mayo, un productor de la localidad de Gonzales
Chaves, en la provincia de Buenos Aires, denunció el robo de vacas y
terneros. Al día siguiente, la policía rural localizó los terneros en
una chacra a escasos cinco kilómetros de Laprida. En ese campo se
encontró además hacienda sin marcar que el dueño del campo no pudo
acreditar como suya, así como animales marcados de otros productores que
no habían realizado la denuncia y que también tendrán que demostrar
como llegaron hasta ese predio. La policía identificó además al camión
que trasladó los terneros, a su dueño y a quien actuó como entregador.Sin embargo, por asombroso que resulte, y a pesar de que el caso estaba virtualmente resuelto, la Justicia no ordenó ninguna detención y no incautó el camión, si bien se trataba de un caso de abigeato agravado. Sólo autorizó el allanamiento varios días más tarde del supermercado que es propiedad de quien explotaba la chacra de Laprida donde se encontró la hacienda robada, cuya carnicería hoy sigue funcionando.
En cambio, destacan el funcionamiento de la policía rural, un cuerpo que se creó por su propia iniciativa. Primero, dependiente de las comisarías de cada pueblo, y luego gracias a la presión que ejerció la mesa, con una superintendencia propia.
Mujer policía
La protagonista excluyentes del hallazgo de los terneros en el campito de Laprida es la jefa de la patrulla rural de Gonzales Chaves, la principal Catalina Loza que con apenas un mes a cargo de esa dependencia y siendo la primera mujer en ocupar ese puesto, logró encontrar a los culpables en tan solo un día, con la ayuda de la policía rural de la zona.Comenzó en una comisaría, pasó por la comisaría de la mujer, fue la primera mujer como jefe de calle en la comisaria de Olavarría, estuvo al frente de la Delegación Distrital de Investigaciones (DDI) de Tres Arroyos y ahora se hizo cargo de la patrulla rural de Gonzales Chaves. Cuentan los propios integrantes de la Sociedad Rural de Chaves que al principio no le tenían fe, por su edad y por ser ni mas ni menos que mujer en un ambiente en el que las “femeninas” para decirlo en idioma policial no son moneda corriente. Pero al poco tiempo se ganó su lugar y el respeto de las 28 personas a su cargo. “Para las mujeres es una profesión difícil, pero no es imposible y por suerte mis jefes me dieron la posibilidad de demostrar que podía estar en este lugar”.
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