sábado, 11 de febrero de 2017

¿TE TOMÁS UN FECA?


Bar de Cao
Av. Independencia 2400
Un paseo por el barrio de mi infancia. Una tarde de lluvia. Un remate en el Bar de Cao.
Me parece que está muy bien tomar un café en un local fundado por dos hermanos, de algún modo cierra el círculo de lo familiar.
Pero no me voy a hacer la etérea, no señores. Hay otra fuerza que arrastra a este bar. Y son sus jamones colgando ahí sobre la barra, tan al alcance y su promesa de picadas pantagruélicas.
La historia del Bar de Cao comienza en 1915 con una fonda que funcionaba en esa esquina de Independencia y Matheu. Alrededor de 1925 los hermanos Pepe y Vicente Cao, asturianos, provenientes del pueblo de San Tirso de Abres, se hacen cargo del local. Y ahí toma entonces el nombre de La Armonía, funcionando como almacén y despacho de bebidas. Pepe manejaba el bar y Vicente el almacén.
Durante el gobierno de Perón, una reglamentación los obligó a dividir el local en dos: por Independencia estaba el almacén y por Matheu, el bar. La separación la marcaba el mueble en el que se almacenaban fideos, porotos, lentejas, arroz y azúcar que se vendía al peso, y que hoy está ubicado sobre la pared, a continuación de la barra.
Tras la muerte de Vicente en 1999, su hermano Pepe sostiene el negocio sólo 6 meses más. Y en el año 2000 cierra.
Lo que sigue es una lucha de supervivencia. Lo reabre un vecino, fotógrafo, Rosales, y lo llama El almacén. Fracasa. Lo maneja el músico Jorge Muhary , lo llama Bar de Cao, pero no prospera.
Hasta que es administrado por el grupo gastronómico de Pablo Durán, y es reabierto en 2005 con una fisonomía que respeta el espíritu original y mantiene mobiliario.
Ayer y hoy. El Bar de CAO (Independencia y Matheu- CABA)
En blanco y negro, la barra, y uno de sus dueños, Pepe Cao (foto archivo de E. Longoni).
En color, la barra hoy, con sus botellas originales.

El local es amplio, profundo, con mesas distribuidas con holgura. Y algo que me encanta, con muchas ventanitas individuales. Por varios rincones el cuadro es igual: una mesa, dos sillas, un ventanal. Y la inscripción de Cao pintada en los vidrios con un fileteado bien porteño.
La barra es larga, gruesa, robusta. Con tapa de mármol y frente en madera. Y detrás, muchas alacenas con botellas de época (tintos, oportos, vinos de postre) . Y destaco dos protagonistas: la cortadora de fiambres y la impresionante heladera con puertas de madera. Enamora, simplemente. Al fondo del local, en una estantería tres objetos de colección: una caja registradora, una balanza y una máquina vieja de café.
Los pisos de mosaicos granítico, originales. Mesas oscuras, sillas haciendo juego. Aberturas de madera.
Café con budín.
Es una casa. Es una familia. Es el Bar de los hermanos Cao.






























 

C. M. 

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