martes, 21 de junio de 2022

HISTORIA DEL ARTE


El diseño expande las fronteras
Distintas disciplinas se unen cada vez más para hacer sinergia y hacer posibles otras formas de habitar el planeta
Celina Chatruc
La torre flotante Analemma, diseñada por el estudio Clouds AO, colgaría de un asteroide y circularía en un recorrido con forma de ocho
No sólo sería el edificio más alto del mundo. La torre Analemma también flotaría, colgada de un asteroide, y circularía por la atmósfera en un recorrido con forma de ocho sobre el hemisferio occidental. Se alimentaría de energía solar, gracias a un sistema de paneles, y usaría agua de lluvia, filtrada y reciclada en un sistema de circuito semicerrado. Este proyecto, que parece de ciencia ficción, fue desarrollado en los últimos años por el estudio de arquitectura Clouds AO y podría construirse en Dubái, en otro ejemplo del cruce de fronteras que está impulsando el diseño.
Distintas disciplinas se unen cada vez más para hacer sinergia, y hacer posibles otras formas de habitar un planeta amenazado por la contaminación. Tal como lo imaginó Gyula Kosice en La ciudad hidroespacial (1946-1972), instalación con sala propia en el Museo de Bellas Artes de Houston, y décadas después Tomás Saraceno con su Proyecto Aeroceno y sus Ciudades Nube.
Estas últimas estructuras espejadas, que sorprendieron hace una década en la terraza del Met de Nueva York, desembarcaron en mayo para quedarse en el mirador de la Torre Glòries de Barcelona. El público puede anidar en esas cápsulas concebidas como “un espacio de encuentro comunitario”, suspendido por cables y con vista privilegiada sobre una de las urbes más atractivas de Europa. De esta manera, sostiene el arquitecto tucumano radicado en Berlín, se “desafía la verticalidad de la mirada distante del observatorio a través de geometrías alternativas de unión, para suspender las distancias sociales y considerar colectivamente los hilos de relación que tejen nuestro mundo compartido pero amenazado”.
En Cloud Cities Barcelona, instalación permanente de Tomás Saraceno en la Torre Glòries, el público puede anidar en cápsulas concebidas como “un espacio de encuentro comunitario”
Otra forma de aplicar aquel concepto de “obra de arte total” impulsado por la Bauhaus, que fomentó el trabajo experimental e interdisciplinario, y se enfocó en mejorar el vínculo del hombre con su entorno para lograr cambios sociales. Esas premisas fueron recordadas por el diseñador austríaco Markus Vogl, director de la cátedra “Walter Gropius” en la Universidad de Buenos Aires, en una charla sobre el límite entre arte y diseño ofrecida días atrás en el Museo Nacional de Arte Decorativo.
Referentes argentinos
Allí se exhibe Casa tomada, muestra de Gaspar Libedinsky que está batiendo récords de público gracias a obras que apelan a la transformación de objetos de uso cotidiano. En 2018 el mismo museo alojó El mundo entero es una Bauhaus, un año antes de que se cumpliera un siglo de la fundación de la célebre escuela alemana. Y este verano Territorio híbrido, del catamarqueño Cristián Mohaded, que incluyó piezas realizadas con artesanos, técnicas y materiales de varias regiones de la Argentina.
Casa tomada, muestra de Gaspar Libedinsky en el Museo Nacional de Arte Decorativo, está batiendo récords de público gracias a obras que apelan a la transformación de objetos de uso cotidiano
Este último acaba de representar al país en la Semana del Diseño de Milán junto con el salteño Francisco Gómez Paz, ganador en 2020 del premio Compasso d’Oro –equivalente al “Oscar del diseño industrial”– por la creación de la ultraliviana y sustentable silla Eutopia. “Los dos se formaron en la Universidad Nacional de Córdoba”, recuerda con orgullo recién llegado de Italia José Luis Lorenzo, arquitecto y coleccionista cordobés que integra el consejo de administración de arteba.
Semanas atrás, Lorenzo también destacó el trabajo de ambos y de la Fundación IDA en una charla en Roldán Subastas organizada junto con Arkheion, iniciativa de Karina Kreth y Belén García Pinto que impulsa remates de arte y diseño. Varios expertos hablaron allí entre otras cosas sobre el creciente rescate de lo artesanal, la transformación de la noción de autoría y la mayor conciencia de trabajar con materiales sustentables.
Obra de Edgardo Giménez, uno de los grandes referentes del diseño argentino, incluida en la muestra que acaba de inaugurar la galería Calvaresi
“Hay nuevos paradigmas”, señaló en ese sentido Laura Novik, fundadora y directora de Raíz Diseño, plataforma de promoción del diseño y la moda latinoamericana. “Hay gente trabajando con algas –agregó–, que comparte sus descubrimientos con código abierto para que otros puedan mejorarlos con algas de otros lugares”. Esta especialista en previsión de tendencias afirmó que la biotecnología está abriendo nuevas posibilidades, como el uso de ladrillos producidos con micelio de hongos. Así se construyó por ejemplo Refugio fúngico, bioinstalación efímera realizada por Superpraxis y presentada en la reciente edición de la Bienal de Arte Joven.
En un amplio arco de referentes que abarca a Edgardo Giménez, Ricardo Blanco y Daniel Basso, reunidos en una muestra inaugurada esta semana en la galería Calvaresi, hay que contemplar también las puertas que abre el metaverso. En ese campo está haciendo punta otro argentino: Andrés Reisinger, residente en Barcelona. Durante la semana de Art Basel Miami 2021 exhibió la instalación inmersiva multisensorial The Smell of Pink, que incluía una pieza registrada como Token No Fungible (NFT).

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