viernes, 24 de junio de 2022

LIAM GALLAGHER Y SU 3º DISCO SOLISTA


Lo que suena
Alejandro Lingenti...Desde la ruptura de Oasis, el cantante viene buscando su camino propio
Liam Gallagher confirma con su tercer disco solista una sana obsesión por las canciones
“more power” “diamond in the dark”,”c’mon you know”, “too good for giving up”, “it was not meant to be” “everything’s electric”, “world’s in need”, entre otros.
La vida después de Oasis nunca fue fácil para Liam Gallagher. En febrero pasado, trece años después de la disolución de la exitosa banda que fundó con su hermano Noel allá por 1991, le dijo al diario británico The Times “no tendríamos que habernos separado”. El rumor del regreso de Oasis es uno de los más insistentes del mundo del rock mainstream de los últimos años, y Liam es sin dudas su principal propulsor. Hace apenas dos años atacó vía Twitter: “Pretendo retirarme como solista después de mi tercer disco, ya que acabo de recibir una llamada de mi hermano en la que me suplicó reunir a Oasis de nuevo en 2022. Si creen en la vida después del amor, vamos”.
Se podría decir que a Liam le ha ido mejor -artísticamente hablando, al menos- fuera de Oasis que a Noel con su propio proyecto, los Flying Birds. Pero es Noel quien percibe los jugosos ingresos por derechos de autor de los temas de la banda que disputó durante años el trono del britpop con Blur y vendió a lo largo de su carrera más de 70 millones de discos.
Lo primero que se propuso Liam, lo declaró más de una vez en diferentes entrevistas de este año, fue alejarse de la corrección política post pandemia: “A la mierda con eso, no quiero oír nada más sobre el covid”, repitió una y otra vez. Mejor un disco como C’mon You Know para el anunciado tercer verano del amor, entonces. Y de arranque, un coro celestial le rinde homenaje al cierre de Let It Bleed, “You Can´t Always Get What You Want”, contracara del “Hey Jude” de los Beatles y digno corolario de los Stones para la prolongada fiesta de los años 60: “More Power”, primer track del nuevo álbum, replica ese espíritu épico en un inesperado acto de contrición de Liam (“Si querés conservar las cosas que amás, mejor que aprendas a arrodillarte”) que también podría formar parte de alguno de los happenings lisérgicos de The Polyphonic Spree.
Más explosivo es el primer single del disco, “Everything’s Electric”, buen aporte de Grohl en la composición, plato fuerte de los conciertos de la gira de este año y bombazo en los últimos Brit Awards, donde Liam dijo “ey, aquí estoy de nuevo” con una versión poderosa e impecable de ese tema. La idea fue de Greg Kurstin, uno de los productores del disco, y no fue inocente: si hay alguien que sabe cómo construir himnos para la escala “gran estadio” es el líder de Foo Fighters.
“Moscow Rules”, en cambio, es una apuesta más osada: no es un salto al vacío, está claro, pero sirve como demostración concluyente de la personalidad de Liam como cantante. Escuchado con atención, el tema tiene mucho espíritu Vampire Weekend, pero no solo los arreglos le dan un toque diferente (¡un saxo en un disco de Liam Gallagher!): el ejercicio de imaginarlo cantado por Koenig da como resultado una revalorización de la singularidad de la voz que también fue sello distintivo y fortaleza indudable de Oasis.
“Better Days”, otro de los temas más escuchados del flamante álbum en plataformas de streaming, les rinde tributo a los Beatles con su vaga referencia a la psicodelia de “Tomorrow Never Knows” y su videoclip filmado en una terraza (en este caso la del Midland Hotel de Manchester, ciudad natal de Liam), y asegura que “la tristeza será lavada por la lluvia”, una imagen simple pero que provoca empatía inmediata después de la ola depresiva desatada por el encierro durante la pandemia. Será en vivo uno de esos momentos ideales, que Liam sabe perfectamente cómo producir, para chocar la pinta de cerveza y cantar a viva voz mirando al cielo.
“I’m Free” cumple acotadamente la promesa que Liam le hizo al New Musical Express en 2018, cuando sostuvo que planificaba una exploración del sonido de los Stooges. Menos salvaje y mugriento que cualquier track de la banda que lideró Iggy Pop en los 70, el tema tiene además un pasaje con sabor jamaiquino que le agrega un matiz muy simpático. Es un homenaje pasteurizado a aquel sonido brutal que explotó en Detroit. Bordeando lo empalagoso, también hay un par de baladas de esas que impulsarán la reiterada coreografía de encendedores en los conciertos multitudinarios: “Too Good For Giving Up”.
Un gran desafío para un artista de su generación es no vivir de la nostalgia, no depender solo de sus viejos fans y de los hijos que se suman con obediencia a la fiesta para respetar la tradición. Pero Liam todavía seduce a otras generaciones, un logro no tan común para artistas de su edad (cumplirá 50 en septiembre).

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