sábado, 26 de noviembre de 2022

GASTRONOMÍA PARA VER QATAR


¿Qué podemos comer durante los partidos?,
Los horarios para reunirse con familia o amigos frente a la tele vienen siendo complicados: aquí, consejos de alimentos para intercalar entre la ansiedad y las harinas
por Narda LepesOfrecer variedad de frutos secos antes de pasar a las harinas es una buena opción
E ste Mundial viene girando en torno a unos horarios raros, horarios a los que tradicionalmente no estamos tan acostumbrados, menos en grandes grupos. Desayunamos en familia, sí, pero raramente somos muchos. Y solo algunos meriendan...
Pasando los primeros (¡y difíciles!) días, ya empezamos a hacer planes para ver los partidos con amigos, familia, compañeros de trabajo o vecinos.
Entonces: mate es la primera opción mañanera y lo cierto es que aún se recomienda tener varios. Claro que entre la excitación y los nervios podemos terminar (o terminamos) tomando cuatro cafés antes de las 8.30 am. ¿O no?
En el caso de la merienda, además, las cuatro de la tarde es un horario clave, porque si almorzamos a las 13, por ejemplo, para esa hora ya nos baja el azúcar y si nos ponen delante 18 medialunas les aseguro que podemos comerlas todas.
Porque sí: la relación entre los horarios y qué y cuánto comemos es fundamental. Y podríamos sumar: es muy importante en qué orden lo comemos.
Con lo cual, si a la mañana logramos comer algo de proteína antes de la tostada, medialuna o factura, incluso antes de la fruta o el jugo (pueden ser huevos, jamón, o queso), nuestro día va a ser mucho mejor y más ordenado, en la medida en que no nos va a dar un bajón de hambre más tarde.
Si desayunos solo harina y azúcar, en cambio, vamos a tener más ganas de comer algo por ansiedad antes. No lo digo solamente yo, lo dicen los médicos. Pero no olviden que los cocineros vemos que hay cosas que funcionan porque nos dedicamos a dar de comer y ver la reacción del comensal, día tras día.
Entonces, lo dije muchas veces y lo repito: si ponemos sobre la mesa una fuente o plato con frutas cortadas, fáciles de agarrar, todos se las van a comer. Si ponemos una bolsa con frutos secos un rato antes de pasar a las harinas (sandwichitos de miga, facturas, pancitos, galletas), también.
Si en una picada sumamos tomates y zanahorias cortados, o pickles, no va a quedar ni uno. El tema está siempre en la mezcla y en la proporción. Si en la mesa lo que ponés primero es el queso y el salame, ¡nadie va a tocar la zanahoria después! Si por el contrario, esos elementos están juntos , con algo para mojar los vegetales, la diferencia va a sorprenderte.
Volviendo al desayuno, cuando toque nuevamente, pensemos en algo que no nos haga trabajar demasiado: tener el horno prendido, a fuego medio o bajo. En la mesa, entonces, siempre la proteína, la fruta y algún yogur para agregarle unas cucharadas a la fruta. Y algo de fruta seca o granola para picar.
Y recién cuando todos ya arrancaron a comer eso, sumar las tostadas, las medialunas con jamón y queso, los sándwiches o el budín. Si ponemos harina o azúcar primero, eso es lo que primero va a volar.
A la tarde, como decía, la hora fatal de las 16 es cuando nos agarra la curva ascendente de querer comer algo dulce. Así que como imaginarán, si le sumamos la ansiedad que genera un partido (me pasa a mí, que no me interesa demasiado el fútbol), en un entretiempo nos podemos comer la bandeja entera de lo que sea.
Aceptando entonces que por los nervios vamos a comer, mi consejo es aprovechar para mechar con otras cosas. En esta época hay muy buenas frutillas, por ejemplo, así que ponerlas en un bowl con arándanos y bananas para que sean la base del helado, esta tarde, no estaría nada mal.
Si en el grupo o familia se prefiere más lo salado, una pasada previa por una panadería árabe para estar a tono me parece una buena idea. Así, pueden comprar hummus, babaganush (puré de berenjenas), empanadas abiertas y frutas secas para sumar a lo tradicional que podamos tener en casa. Todo práctico, con poca vajilla y fácil de comer parados, con la mano, ideal para los que no se pueden quedar quietos. Si hay algo caliente, sale en el entretiempo.
Por supuesto que si el partido se ve en grupo todos deben traen algo. ¡Y no olvidar el hielo! ¡Bebidas y hielo!
Estos días que vienen van a ser muy calurosos y casi nadie compra bebidas frías. Fundamental, entonces: que alguno coordine quién las lleva, porque si no, termina la casa con cuatro docenas de facturas, puras bebidas calientes y ninguna voluntad para salir a comprar.
No hay nada más lindo que tener planes comunes, saber que casi todos estamos en la misma, queriendo lo mismo, compartiendo ese momento. Y en esa cofradía, siempre hay algo para comer y tomar.
Háganme caso: dediquemos un poco de tiempo a pensar qué desayunamos y qué merendamos mientras alentamos, mientras le gritamos a la tele, mientras lloramos, nos enojamos y nos abrazamos. Y sepamos que lo que comemos también afecta nuestro estado de ánimo. Recuerden el orden y la variedad. Si comemos hidratos y azúcar nuestro humor, ánimo y ansiedad se ven afectados. Hagan la prueba y comprobarán que es así como les digo.
Si ponemos sobre la mesa un plato con frutas cortadas, todos las van a comer

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