martes, 1 de noviembre de 2022

HISTORIA DEL ARTE

Para agendar:
Edgardo Giménez: Había una vez... en MCMC (José León Pagano 2649) hasta fines de noviembre. Entrada gratis


Edgardo Giménez: “Vivir sin humor, esa es una auténtica tragedia”
"La clave del éxito es hacer lo que se te da la gana", opina Giménez
El artista autodidacta que integró la generación pop del Di Tella comparte su filosofía de vida, a los 80 años, mientras exhibe obras de distintas épocas en la galería MCMC y en otras instituciones porteñas
Celina Chatruc
“Vivir sin humor, ésa es una auténtica tragedia”, dice Edgardo Giménez antes de lanzar, como un regalo contagioso, su característica carcajada. Y a continuación aclara  con tono alegre: “Vengo de una familia muy disparatada. Mi padre nos abandonó a mi mamá y a mí cuando yo tenía un año y medio. Nos fuimos a vivir a la casa de mi abuela, y con las tías se desataban peleas espantosas. Pero a los quince o veinte minutos se estaban matando de risa del detonante de la pelea. Eso me pareció genial: darme cuenta de que un drama, si lo mirás desde otro punto de vista, puede ser una comedia. Fue un aprendizaje”.
El homenaje a Lewis Carroll funciona como referencia a las películas de Walt Disney que inspiraron su propio mundo fantástico: ese que abarca casas, pinturas, esculturas, escenografías, afiches, muebles y objetos de diseño
Con ochenta años recién cumplidos, este artista autodidacta que integró la generación pop del Instituto Torcuato Di Tella demuestra que la vida no se detuvo con aquella primera pérdida en Santa Fe, ni tampoco en la gloriosa década de 1960. “A mí me pueden decir de todo, menos que no he trabajado”, señala mientras hojea uno de los libros que compilan su polifacética producción en la galería MCMC, donde reúne quince obras de distintas épocas en Edgardo Giménez: Había una vez...
La muestra actual en la galería MCMC reúne quince obras de distintas épocas
“Ese título te permite un relato, desde el comienzo hasta ahora”, explica frente al enorme conejo que asoma junto a un naipe desde el interior de una taza. El homenaje a Lewis Carroll funciona como referencia a las películas de Walt Disney que inspiraron su propio mundo fantástico: ese que abarca casas, pinturas, esculturas, escenografías, afiches, muebles y objetos de diseño. En estos días, semanas después del cierre de una exposición en Calvaresi, varias de esas creaciones se exhiben en Fundación Proa, en el Centro Cultural Kirchner, en Rolf Art y en el Museo Nacional de Arte Decorativo, que le dedicará otra gran muestra el año próximo. Como si esto fuera poco, en 2023 se presentará otro libro dedicado a su polifacética producción.
Edgardo Giménez con Amalia Amoedo en Casa Neptuna, la residencia artística diseñada por él a distancia para la Fundación Ama Amoedo
“No sé lo que es la depresión, o no saber qué hacer. Tampoco me imagino con miedo”, admite, tras haber dedicado la eterna cuarentena en su casa de Punta Indio a diseñar a distancia la residencia para artistas de la Fundación Ama Amoedo en Uruguay. Recién el fin de semana pasado pudo viajar a conocer esa casa pintada de verde, heredera de aquella otra azul con arco iris que diseñó en City Bell para Jorge Romero Brest, director del Centro de Artes Visuales del Di Tella, y cuyo diseño integró la muestra Transformaciones en la arquitectura moderna en el MoMA de Nueva York, en 1979.
"No sé lo que es la depresión, o no saber qué hacer. Tampoco me imagino con miedo", dice Giménez, siempre dispuesto a la carcajada
“¿Acaso he conocido otra persona tan segura de sí misma?”, escribió este último, su “padrino artístico”, en la década de 1980. “Le da lo mismo construir una casa, diseñar un jardín, proyectar un corto publicitario, hacer escenografías de un filme, objetos, pinturas o pósters -agregó-. Como si jugara, mejor dicho, jugando; pues si la vida no pudiera ser un juego, él no la podría soportar. Un artista con semejante espectro de posibilidades tendría derecho a no ser coherente, teniendo en cuenta la diversidad de materiales y técnicas que emplea, pero Edgardo es de una inimaginable coherencia”.
Su coherencia refleja el rascacielos de 2,6 metros de altura, pintado de rosa chicle, que llama la atención desde la vereda de la galería MCMC
Esa coherencia refleja el rascacielos de 2,6 metros de altura, pintado de rosa chicle, que llama la atención desde la vereda de la galería. Realizado en base a bocetos realizados hace más de medio siglo, está inspirado en “la construcción ciudadana”. “Yo siempre pienso en esas villas en las que hacen todas casitas iguales... A esa gente habría que educarla haciéndole casas geniales –propone-. Porque va a empezar a apreciar su casa en la medida en que se diferencie del clima de pobreza; a la gente hay que estimularla también. Yo tengo un proyecto de un barrio hecho así: cada casa sería distinta, utilizaría el color... Eso sería un éxito no solamente acá, sino también a nivel internacional. También haría un libro sobre ese barrio, en español e inglés, y le daría uno a cada propietario. Esa gente toma otra conciencia, estoy seguro. Y si no todos, unos cuantos”.
Jorge Romero Brest, su “padrino artístico” y director del Centro de Artes Visuales del Instituto Torcuato Di Tella, destacó la coherencia de su polifacética obra
Según Gimenez hay que tomar conciencia, además, de que “uno está un rato acá”. “Yo siempre apuesto a pasarla bien -dice-. A pesar de las maldades que a uno lo acosan todo el tiempo, uno tiene que imponer qué estilo de vida quiere llevar. Lo que uno desea para vivir, y no dejar que te invadan. Porque vivís una sola vez, y cuando tomás conciencia de eso, te das cuenta de que no podés perder el tiempo en cosas que te desagradan. La clave del éxito es hacer lo que se te da la gana. Y si tenés ideas elevadas, mejor para vos”.
Detalle de un mueble de Edgardo Giménez exhibido en la reciente muestra Bombonera, en la galería CalvaresiGentileza Calvaresi

Todo eso lo aprendió, aclara, observando la experiencia de gente que admira. Especialmente a artistas de la “época de oro” del cine argentino, como Luis Sandrini, Tita Merello y Olinda Bozán. Del primero rescata la frase “Mientras el cuerpo aguante, voluntad no va a faltar”, que tomó prestada para titular su discurso cuando fue nombrado miembro de la Academia Nacional de Bellas Artes. De Tita, el siguiente fragmento de una de la canción Tranquilo, Viejo, Tranquilo: “La vida es corta/ Y el pasarla a té de tilo/ Preocupado y con estrilo/ Me parece que es atroz”. Y de Olinda, algo que dice al interpretar a una nueva rica: “¿Qué me podés enseñar vos, con la plata que yo tengo?” “No me digas que no representa la actualidad –observa Giménez-: la gente hoy te respeta si tenés plata, no si tenés talento. Como decía Borges, ‘Es muy difícil triunfar en estas crueles provincias’”.
Edgardo Giménez, a los 80 años, siempre feliz
La característica risa final se convierte en carcajada y resuena en toda la galería al citar a Mae West, otra de sus artistas preferidas, a quien considera “un personaje extraordinario”. “A ella le preguntaron –recuerda- de qué se trataba película. Y respondió: ‘Yo misma escribí el argumento. Se trata de una chica que perdió su reputación... y nunca la echó de menos’ ¿No te parece genial eso? Esa gente me gusta: la que se sale de lo habitual, la que tiene la capacidad de desbordar”.
Para agendar:
Edgardo Giménez: Había una vez... en MCMC (José León Pagano 2649) hasta fines de noviembre. Entrada gratis

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

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