lunes, 1 de mayo de 2023

EDUCACIÓN Y MERCADO LABORAL...."" JUSTICIA SOCIAL ""


Silvia Bulla_ “El mercado laboral es cada vez más exigente y los problemas en la educación restringen las oportunidades”
La presidente de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE) advierte que la cuestión educativa tiene que estar en el foco de las políticas de la Argentina; su visión sobre el rol de las empresas en la crisis
POR Silvia Stang
Se define como una apasionada por la cuestión de la educación e insiste en la necesidad de abordar los problemas de ese ámbito desde varios frentes, con involucramiento de la dirigencia empresaria incluida, porque en las falencias del mundo de las aulas está parte de la raíz de los alarmantes índices de la realidad social. “Hay una correlación directa entre la pobreza y los malos resultados académicos o la falta de terminalidad educativa”, afirma Silvia Bulla, quien días atrás fue designada presidente de la Asociación Cristina de Dirigentes de Empresa (ACDE).
Bulla es licenciada en Estadística por la Universidad Nacional de Rosario, preside el Consejo Empresario Argentino para el Desarrollo Sostenible, es directora de Recursos Humanos para América Latina de IFF (International Flavors and Fragrances) y presidente de Danisco y Solae Argentina. En ACDE sucede a Gonzalo Tanoira, vicepresidente del directorio de la firma de cítricos San Miguel.
En diálogo , la directiva sostuvo que en su gestión buscará darle mayor alcance geográfico a la asociación, integrada por 800 personas, además de impulsar programas de formación y acompañamiento para la inclusión laboral, y de “hablar mucho más de evangelización” en las empresas y en la sociedad.
–En un momento como el actual, ¿qué significa concretamente para una empresa o para un dirigente empresario comportarse con responsabilidad?
–Es un momento para estar muy centrados en la misión y en el propósito de cada empresa, para que cada acción tenga que ver con la esencia de los valores de las personas, de los cuales se nutren las instituciones. La realidad exige mucha responsabilidad al momento de actuar. Hay contextos de comunidades muy particulares y el impacto de lo que hacen las empresas o los empresarios siempre es muy alto. Los empresarios son quienes generan trabajo y lo sostienen, son quienes hacen crecer las inversiones. Las acciones tienen consecuencias y, por tanto, los contextos más desafiantes hacen mucho más necesario asentarse en los valores.
–La incertidumbre lleva al cortoplacismo, ¿se postergan hoy determinadas decisiones?
–Cuando planifican, las empresas tienen que pensar en el largo plazo. Para algunas, largo plazo es un período de 10 años, para otras, un período de 5 años y, para otras, generaciones completas. La mirada de largo plazo es imprescindible. Una empresa que invierte en el país no lo hace pensando en un trimestre, lo hace pensando en que esa inversión va a prosperar y en que va a tener retornos a lo largo del tiempo. En años adversos, y pienso ahora en las empresas relacionadas con el agro o en algunas que están muy afectadas por la situación actual, realmente no pueden tomar decisiones pensando en este año. A veces nos pasa esto de tener años más difíciles, y son momentos de solidificar clientes, de salir a buscar mercados. Hay que mirar cada momento con una perspectiva de más largo plazo. Tengo más de 30 años de trabajo en empresas y conozco distintas coyunturas y las oportunidades que tiene el país; cuando uno mira el largo plazo lo puede ver un poco más claro.
–De la coyuntura, ¿cuáles son los temas que más preocupan?
–Muchos. Las instituciones, la justicia, el funcionamiento de nuestras empresas en este contexto. Cuando aparecen estos momentos un poco más desafiantes es cuando volvemos a la visión de nuestros socios fundadores, que está muy relacionada con el bien común, con la paz social, con estar en lugares donde tenemos algo para decir y podemos acompañar a la sociedad. Y nos acompañamos entre nosotros, para mirar las oportunidades en medio de una tormenta.
–En medio de las tormentas, desde el Gobierno se suele responsabilizar al empresariado, o a una parte del empresariado, de problemas como la inflación.
–Siempre puede pasar que cuando hay problemas busquemos culpables. Eso es común en la naturaleza humana. Pero los empresarios están ahí, dando trabajo y siguiendo todos los acuerdos que tenemos que seguir para que nuestros trabajadores puedan tener un poder adquisitivo apropiado con esta inflación tan alta. A veces se mira una parte. Cuando hoy por hoy el Papa habla de los empresarios, habla de los que él asimila al buen pastor de la parábola del Evangelio, al pastor que da la vida por sus ovejas y que sale a buscar a la oveja perdida, al pastor que está desde muy temprano mirando que todos estén bien. El papa Francisco asocia esa figura a la de un empresario preocupado por el ser humano, que considera a quienes trabajan en su organización como personas a cuidar y no como un factor económico. En ACDE hablamos mucho de las personas de nuestras empresas y hablamos de la sociedad y de la necesidad de impactar. Hoy la pobreza es muy alta y queremos pensar cada vez más en programas para incluir a muchas más personas en el mercado laboral. Es parte de la agenda.
–¿De qué manera concreta abordan ese tema?
–Tenemosunprogramaquesellama Enlazando Oportunidades, que está enfocado en el trabajo con grupos vulnerables y que busca ayudar a la inclusión laboral a través del vínculo con organizaciones sociales que trabajan en la temática. También estamos con planes de mentorías, con el objetivo de dar oportunidades a personas que hace mucho tiempo que no están teniéndolas [ACDE trabaja en conjunto con IDEA en un plan de formación para emprendedores de bajos recursos, a quienes se les da capacitaciones específicas, que contemplan un coaching]. Hace años que las instituciones trabajamos en colaboración en algunos temas, para amplificar la posibilidad de generar un impacto en la sociedad. Creo que eso es muy bueno. Existe eso de que los empresarios muchas veces no son vistos como personas de bien, pero están los que tienen muchísima predisposición y voluntad para ser cada vez más inclusivos y tener empresas cada vez más abiertas. Yo diría que hay un movimiento creciente de empresas y de personas a cargo de las empresas que se mueven en ese sentido y, finalmente, eso les redunda en mejores resultados. En el caso de ACDE es parte de la forma de ser de los socios, que estamos muy ceñidos al pensamiento humanista cristiano, pero nos encontramos con muchos empresarios que, desde otros lugares, comparten los mismos principios y los valores.
–En materia laboral y concretamente en cuanto a la necesidad de que se genere más empleo, ¿cree que debería haber un cambio legislativo para promover que haya más puestos formales? Hoy avanza más la ocupación informal.
–No es un tema solo de legislación, sino que está muy vinculado a la educación. Hay muchísimas leyes que garantizan tener una educación de altísima calidad, pero muchas veces en la práctica eso no se da. El marco institucional es muy importante para que lleguen oportunidades y para que las empresas que están instaladas se mantengan. La institucionalidad es un requisito y también lo es la previsibilidad. Está también el tema de cómo promover a los emprendedores y facilitarles el camino; hoy hay una compleja carga tributaria que tienen que soportar.
–¿Qué expectativas tiene para la economía del país en el corto plazo, sobre todo teniendo en cuenta la importancia que usted le da al factor de la previsibilidad?
–Este es un año electoral y todo está dentro de esa órbita. Nuestra mirada hoy está especialmente puesta en qué tipo de liderazgos y en qué tipo de propuestas necesita el país. Desde ACDE podemos acompañar en esta etapa, una etapa que es de espera –pero no de espera pasiva–, haciendo las preguntas correctas para que los candidatos nos muestren qué tienen para ofrecer en temas fundamentales, como la economía, la institucionalidad, la educación, la seguridad y el narcotráfico. Nuestra mirada está puesta en cómo posicionar nuestras preguntas y cómo tener el espacio de conversación para que haya claridad sobre las propuestas.
–¿Y qué tipo de liderazgo político necesita la Argentina?
–En nuestro encuentro anual [que se desarrollará el 27 y el 28 de junio] vamos a hablar del tema. Nosotros lo llamamos el liderazgo para servir al bien común. Se están dando discusiones importantes y nos gustaría que el protagonista sea el bien común que queremos alcanzar. Un tema específico en el que estoy muy involucrada es el de la educación, es un tema que nos preocupa y del que nos tenemos que ocupar. Hoy no solo pasa que muchos chicos no terminan la escuela, sino que muchos terminan y no saben leer o no entienden lo que leen. Soñamos con que haya cada vez más personas con empleo formal, pero es un problema que solo 16 de cada 100 chicos terminan la secundaria [un informe del Observatorio Argentinos por la Educación concluye que, de cada 100 chicos que empiezan la primaria, 53 llegan al último año de la secundaria en el plazo estipulado, pero solo 16 lo hacen con conocimientos satisfactorios en lengua y matemática]. El mundo del conocimiento exige cada vez más habilidades y con el problema de la educación se restringen las oportunidades. Hay programas que se pueden hacer entre toda la comunidad. Necesitamos unimos para modificar rápidamente la realidad. Necesitamos estar a tono para responder a un mercado laboral cada vez más exigente. Hay una correlación directa entre pobreza y malos resultados académicos y falta de terminalidad y tenemos que romper ese círculo vicioso, es un imperativo vinculado con la equidad social, que lleva a cuestionar muchas cosas.
“Hay una relación directa entre el nivel de pobreza y el mal resultado académico o la falta de terminalidad educativa”

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Es hora de darle prioridad a la justicia social
Gilbert F. Houngbo*
El 1° de mayo, Día del Trabajo, conmemoramos el aporte que hacen los trabajadores de todo el mundo. Es una ocasión para el orgullo, la celebración y la esperanza. Y es particularmente especial tres años después de la crisis del Covid-19, a la que le siguió una coyuntura de inflación, conflictos y crisis de abastecimiento de alimentos y combustible. No obstante, las promesas de renovar y “reconstruir mejor” hechas en la pandemia no se cumplieron hasta ahora para la gran mayoría.
A escala mundial, los salarios reales bajaron sustancialmente, la pobreza creció y las disparidades parecen estar más arraigadas que nunca. Las micro y pequeñas empresas se han visto particularmente afectadas por los sucesos y muchas han tenido que cerrar.
Muchas personas también consideran que sus sacrificios para hacerle frente al Covid-19 no se han visto reconocidos. Estiman que sus voces no se escuchan lo suficiente. Esta situación, unida a la percepción de una falta de oportunidades dio lugar a una inquietante desconfianza. No tendría por qué ser así.
Seguimos siendo dueños de nuestro destino. Pero, si queremos forjar un mundo nuevo, más estable y equitativo, debemos ir por un camino diferente, por una opción que le confiera prioridad a la justicia social. Creo que esto no solo es viable, sino también primordial para fomentar un futuro sostenible y estable. Pero, ¿cómo lograrlo?
En primer lugar, nuestras políticas y acciones deben centrarse en las personas y tener el objetivo de lograr su bienestar material y su desarrollo espiritual en un entorno de libertad y de dignidad, con seguridad económica e igualdad de oportunidades. Este enfoque no es nuevo, sino que se estableció y se acordó tras la Segunda Guerra Mundial, en el marco de la Declaración de Filadelfia suscrita en 1944 por los miembros de la OIT.
En ese documento visionario se fijaron los principios rectores de los sistemas económicos y sociales, no para orientarlos exclusivamente a fomentar tasas de crecimiento específicas u otros objetivos estadísticos, sino para atender las necesidades y las aspiraciones de las personas. Ello conlleva abordar la desigualdad, aliviar la pobreza y fomentar la protección social básica.
La forma más eficaz de lograrlo es con empleo de calidad, para que las personas puedan subsistir por sí mismas y forjar su futuro, en consonancia con el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 8 sobre “trabajo decente para todos”.
Esto significa afrontar de manera realista las transformaciones estructurales de largo plazo: garantizar que las tecnologías contribuyan a crear y promover el empleo; hacer frente de forma eficaz a los retos que plantea el cambio climático y ofrecer el trabajo, la formación profesional y el apoyo necesarios para facilitar la transición, con el objetivo de que los trabajadores y las empresas se beneficien de un nuevo contexto con bajas emisiones de carbono. Por último, se debe considerar la transformación demográfica como un “dividendo” –no como un problema–, mediante la adopción de medidas de apoyo que abarquen la calificación, la migración y la protección social.
También debemos volver a evaluar la estructura de nuestros sistemas sociales y económicos, para facilitar este nuevo enfoque de fomentar la justicia social y evitar un “círculo vicioso” de desigualdad e inestabilidad. Debemos fortalecer las instituciones y organizaciones del trabajo para que el diálogo social sea eficaz y cohesionado. Y es necesario revisar las legislaciones y normativas que afectan al mundo del trabajo, para que sean pertinentes y estén al día, con miras a proteger a los trabajadores y fomentar las empresas sostenibles.
Debemos comprometernos de nuevo con la cooperación y la solidaridad internacionales. Debemos redoblar nuestros esfuerzos y propugnar una mayor coherencia política, en particular en el marco del sistema multilateral, a tenor de lo dicho por António Guterres, secretario general de Naciones Unidas.
Por eso, necesitamos una Coalición Mundial por la Justicia Social. La coalición permitirá la creación de una plataforma que facilite la colaboración de un conjunto de organismos internacionales y partes interesadas. Propugnará la justicia social como factor fundamental para la recuperación global y le dará la prioridad necesaria en el marco de las políticas y acciones nacionales, regionales y mundiales.
Esto nos permitirá forjar un futuro centrado en las personas.
Tenemos la oportunidad de transformar el mundo en lo económico, lo social y lo medioambiental. Aprovechémos la para avanzar en la creación de sociedades equitativas y resilientes que promuevan la paz y la justicia social a largo plazo.ß
El autor es director general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT)

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VACA MUERTA Y POCO ORDEN EN LA MACRO ECONOMÍA


Vaca Muerta Cómo se construye el gasoducto que se prevé inaugurar en junio
La obra de infraestructura energética de mayor magnitud en el país de los últimos 40 años permitirá sustituir importaciones por gas de la cuenca neuquina; robots que sueldan, trabajadores de varias nacionalidades y un clima que jugó a favor, algunas particularidaes del proyecto
Por Sofía DiamanteDiez meses después de haberse adjudicado y con varios factores que jugaron a favor, el trabajo de la construcción del gasoducto está llegando a su etapa final
La Pampa.– Un ambiente de euforia envuelve a esta pequeña localidad pampeana, a 191 kilómetros de Santa Rosa, la ciudad capital de la provincia. Peso a los pronósticos adversos, en apenas dos meses el Gobierno podría inaugurar el gasoducto Néstor Kirchner, según indicaron fuentes oficiales. Esto le daría un alivio a las golpeadas reservas del Banco Central (BCRA), ya que, una vez puesto en funcionamiento, permitirá reemplazar parte de las importaciones de gas por producción nacional proveniente de Vaca Muerta.
La construcción del gasoducto, la mayor obra de infraestructura en energía de los últimos 40 años, será una de las buenas herencias que quedará de la gestión de Alberto Fernández. La oposición le critica haber tardado cuatro años en hacerlo, pese a que el gobierno de Mauricio Macri había dejado hecho el llamado a licitación (se iba a llamar Neuba II, por Neuquén-buenos Aires). El Gobierno derogó esa resolución apenas unos días después de asumir, en diciembre de 2019. Encones, hubo que esperar hasta 2022, cuando la invasión de Rusia a Ucrania disparó los precios internacionales de gas, para que se reactivara nuevamente el proyecto.
Pese a estas demoras, diez meses después de haberse adjudicado la construcción del gasoducto, la obra está llegando a su etapa final en tiempo récord. la nacion viajó con otros medios a esta ciudad ubicada sobre la ruta nacional 143 –la “ruta del desierto”–, para ver el avance de la construcción y la llegada de los últimos camiones con los tubos de 36 pulgadas (91 centímeros de diámetro), 12 metros de largo y 3250 kilos, por donde se transportarán 11 millones de metros cúbicos de gas por día (m3/d) desde fines de junio.
Esa será la cantidad que se podrá sustituir de importaciones este año. Según la proyección oficial, el gasoducto permitirá evitar una salida de divisas de US$2200 millones en 2023, tomando como referencia un precio promedio del gas natural licuado (GNL) y otros combustibles líquidos de US$18 el millón de BTU (medida inglesa usada en el sector).
En 2024 se instalarán también las máquinas compresoras, que permitirán que el mismo ducto de 580 kilómetros transporte el doble de gas, 22 millones de m3/d. Toda la construcción del gasoducto, financiada con fondos públicos, costará US$2700 millones. En los próximos meses, el Gobierno licitará el segundo tramo del gasoducto, para extenderlo a San Jerónimo, Santa Fe, y hacer que llegue mayor volumen de gas nacional al norte argentino.
Para construir el gasoducto en once meses, cuando el plan original era un plazo de dos años, varios factores jugaron a favor, según explicaron los responsables de las empresas Techint y Sacde, que formaron una Unión Transitoria de Empresas (UTE) y fueron adjudicatarias de tres de los cuatro tramos del ducto.
En primer lugar, no ocurrió ninguno de los problemas externos que podrían haber demorado la construcción, como tener obstáculos al momento de la traza del ducto. Si bien en un principio generó preocupación el rol que iban a tener las comunidades originarias en la ocupa
ción CHACHARRAMENDI,  de la tierra, las empresas señalan que el gobierno de Neuquén se movió rápido al comienzo del proyecto y contuvo las demandas.
Tampoco hubo mayores problemas con los más de 150.000 propietarios de hectáreas por donde pasa el gasoducto. Tan solo hubo un obstáculo, pero rápidamente intervino la Justicia para que se pudiera ingresar al terreno. Fue cuando al menos cinco dueños de tierras que explotan el turismo de caza de jabalís, ciervos y búfalos dijeron que no se podía ingresar a sus propiedades durante febrero y mayo, cuando es la temporada alta. “Se judicializó el caso e ingresamos con la Gendarmería”, dijeron en la UTE.
La sequía, a diferencia de lo que ocurrió a nivel país, jugó a favor del avance del gasoducto, ya que permitió trabajar prácticamente sin lluvias desde el inicio de las obras de construcción.
Alrededor de 3000 trabajadores forman parte de la obra y cumplen un turno laboral promedio de 11 horas, desde las 7 de la mañana hasta las 18, los 7 días de la semana. Luego de 25 días, tienen 5 de descanso. También hay turnos de noche para hacer trabajos especiales de excavación y pruebas hidráulicas.
Como parte de la plantilla de trabajadores hay paleontólogos, antropólogos y arqueólogos, que tienen la función de liberar la traza.
También llegaron al país 45 trabajadores turcos, especializados en la tecnología de soldadura automática. Uno de ellos es Iskender Ucmaz, que proviene de una familia de pipeliners (tiendetubos) y que trabajó en la construcción de gasoductos en Arabia Saudita, Rusia, Irán y México. En este último país participó de un proyecto de Techint y que en total, la construcción del ducto de 580 kilómetros, que es financiada con fondos públicos, tendrá un costo de US$2700 millones
Los empleados turcos hablan en inglés y, además de realizar su labor, capacitan a los trabajadores argentinos para que aprendan a usar las máquinas, con vistas a futuros proyectos.
En el campamento donde se instalaron los contenedores viviendas para 700 personas flamean las banderas de las distintas nacionalidades que trabajan en la construcción del gasoducto. Además de las de Turquía y la Argentina, se pueden ver las de Venezuela, Chile, Paraguay, Bolivia, España, Uruguay, Brasil, Colombia y Perú.
Personal especializado
“Durante mucho tiempo no se hicieron obras de esta magnitud en la Argentina y ahora se está haciendo mucho todo junto, entre el gasoducto y la ampliación del oleoducto. Por eso no conseguíamos gente especializada. Los españoles, por ejemplo, están especializados en utilizar el ultrasonido para verificar que los tubos estén bien soldados”, cuentan a la par Alejandro Cardone y Ricardo Uzner, responsables del proyecto por parte de Techint y Sacde, respectivamente.
Además de haber distintas nacionalidades, también hay trabajadores de todo el país. La cantidad de personas que viven en el campamento durante tanto tiempo demandó la contratación de tres empresas de catering, que son de las provincias de San Juan, Santa Cruz y Neuquén.
La intensidad de las tareas laborales se combinó con la inversión en tecnología. La UTE de Techint y Sacde decidió traer por primera vez al país robots que hacen soldadura automática. En total, se alquilaron 14 máquinas para avanzar con mayor rapidez y se logró así soldar 4,5 kilómetros de tubería por día. “Es una pieza clave para acelerar los tiempos del gasoducto, ya que eleva los estándares de calidad, repetitividad y velocidad de las maniobras de soldado”, explicó Pablo Brottier, director ejecutivo de Sacde, quien viajó a Houston a buscar los equipos.
“Esto, a su vez, permite que por semana se coloquen en la zanja 30 kilómetros de tubería soldada, en promedio. La semana pasada fueron 37 kilómetros, lo que muestra la curva de aprendizaje después de tantos meses”, agrega Gustavo Gallino, director de Techint.
Para que sea posible la adquisición de la última tecnología, la UTE pudo acceder sin problema a la importación de equipos, pese a las restricciones cambiarias. “La aduana, el Banco Central y Enarsa colaboraron en todo momento para ir despejando los cuellos de botella que encontramos en el proceso de importación”, dijo Damián Mindlin, presidente y CEO de Sacde.
Por su parte, el presidente de Enarsa, Agustín Gerez, la empresa estatal a cargo de la supervisión y operación del gasoducto, ratificó que la obra se inaugurará el 20 de junio, cuando se abra la válvula para comenzar a llenar el gasoducto. Ese día, a la vez, se llamará a licitación para construir el segundo tramo.
En los próximos días, por otro lado, se hará la licitación para realizar la obras de reversión del gasoducto norte, con el objetivo de cambiarle el sentido de dirección y que se pueda transportar gas de Vaca Muerta hacia el norte argentino, algo que sería posible a partir de febrero próximo.


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Proyecciones optimistas Las expectativas del sector energético en un país que no logra ordenar su macroeconomía
Aun con las restricciones cambiarias vigentes, la industria sigue mostrando buenos números y, según especialistas, 2023 es un año bisagra para la producción y la exportación de hidrocarburos; la esperanza del litio
Por Sofía DiamantePlanta de carbonato de litio en el salar de Olaroz, provincia de Jujuy
NEUQUÉN.– Durante unas horas, alrededor de 200 personas experimentaron días atrás una suerte de realidad alternativa en la economía argentina. En esta ciudad, en el hotel Casino Magic, empresarios, sindicalistas y analistas del sector energético parecían competir entre sí en el evento de IDEA, Experiencia Energía, para ver quién daba mejores noticias.
Los números de crecimiento de la producción de gas y petróleo, el índice de productividad de las energías renovables y las proyecciones de desarrollo del litio proyectaron esperanza en un medio del contexto argentino, marcado por la tensión cambiaria, la altísima inflación y la fragilidad social.
En las charlas, varios empresarios espiaban en sus teléfonos la variación de la cotización de los dólares paralelos y comentaban en los pasillos las trabas que sufren para operar. Las restricciones para acceder a divisas y las limitaciones para importar son las principales preocupaciones del sector energético.
Pese a ello, en la última década esta industria invirtió más de US$35.000 millones en la producción no convencional, que se utiliza para las obras en Vaca Muerta. Y la Argentina aumentará sus exportaciones de 110.000 barriles por día en 2022 a 150.000 barriles este año.
“Se estima que en 2030 la Argentina podría estar produciendo 1,2 millones de barriles de petróleo por día, duplicando los 630.000 barriles actuales. Ese nivel de producción implica que el país podrá exportar 750.000 barriles diarios. Si los calculamos a un precio de US$70 el barril, eso significa exportaciones anuales por US$19.000 millones”, dijo Nicolás Arceo, director de la consultora Economía y Energía, al participar en uno de los paneles.
En el sector hay consenso respecto de que 2023 es un año bisagra, porque la Argentina reducirá significativamente su déficit comercial energético, que en 2022 representó una salida neta de US$4400 millones. “Este año vamos a tener una balanza comercial equilibrada o levemente deficitaria en torno a los US$500 millones. En los próximos años, con la culminación de la obra del gasoducto Néstor Kirchner y la construcción de la segunda etapa, y con el sostenido aumento de las exportaciones petroleras, se va a conformar una balanza comercial sectorial estructuralmente superavitaria”, agregó Arceo.
Con el mayor volumen de exportaciones de gas y petróleo, la Argentina podría tener un saldo comercial positivo en 2030 superior a los US$25.000 millones. “Esto significa el equivalente a las exportaciones del complejo sojero en 2001 y es un número que duplica a las ventas al exterior del complejo cerealero del año pasado. Vaca Muerta tiene la posibilidad de revertir la restricción externa que enfrentó la Argentina a lo largo de la última década. El impacto también es fiscal, porque bajará el costo de abastecimiento y de los subsidios y permitirá un aumento de la recaudación de US$1500 millones por retenciones a las exportaciones, más el impuesto a las Ganancias. Para las provincias, en su conjunto, significará una recaudación de US$3200 millones por regalías”, estimó el consultor energético.
El desarrollo de este sector, además, permitirá reducir el costo del suministro de gas, algo que beneficiará a los consumidores residenciales y a la industria. Según las estimaciones del consultor, el valor del gas bajará de alrededor de US$6 el millón de BTU (medida inglesa que se utiliza en el sector) a US$4. “Esto, a su vez, permitirá una reducción de los subsidios”, agrega. No es un tema menor: desde 2011 el Estado destinó US$126.000 millones en subsidios a la energía. Solo el año pasado, se demandaron US$12.4000 millones.
Nicolás Gadano, consultor en materia de energía de Juntos por el Cambio, aclaró que, para que la energía crezca aún más, la macroeconomía debe estar ordenada. “La política pública macro está en deuda con Vaca Muerta y con toda la sociedad. Pensemos lo que hoy sería el desarrollo del sector si hubiéramos tenido una macro razonable, estable, como en otros países de la región. El foco del programa económico del próximo gobierno debe ser estabilizar de manera sustentable la economía argentina”, dijo el consultor.
El boom del litio
Petróleo y gas no es el único sector que genera optimismo en la industria energética. El litio, llamado oro blanco, también genera una expectativa interesante. “El potencial para la Argentina es enorme. La demanda crece porque hay una necesidad de los países de descarbonizarse. Con el litio, vendemos un vehículo a la descarbonización del mundo. Para electrificar el transporte se necesita una batería. Se puede hacer con cualquier sal, pero las de litio son más eficientes por una cuestión química. La Argentina produce hoy 600.000 toneladas de carbonato de litio equivalente, que puede crecer a 1,5 millones de toneladas en el corto plazo”, sostuvo Martín Pérez de Solay, Managing Director & CEO de Allkem Limited.
El ejecutivo indicó que la electrificación del transporte es una realidad. “Tenemos una ventana de mercado. El Estado no tiene que cambiar ninguna regulación, no necesitamos regulaciones especiales, necesitamos empezar a cumplir la que tenemos para tener mayor inversión. El problema es que el país tiene una situación coyuntural difícil, que nos hace echar mano en proyectos futuros para resolver problemas de corto plazo. Y el problema es que la ventana de oportunidad se nos pasa. Hay que cumplir lo que existe y hacer lo que hay que hacer”, dijo Solay.
En el mismo sentido coincidió Ignacio Celorrio, presidente para América Latina de Lithium Americas: “Hoy es cierto que el litio es una realidad en la Argentina. Hay una enorme oportunidad de incrementar mucho la producción de carbonatos de litio de calidad. La Argentina no es la primera productora del mundo, pero tiene la posibilidad de serlo. Toda esta inversión nueva trae dos desafíos. Van a faltar recursos humanos de calidad y, como los proyectos están ubicados a 4000 metros de altura, el desarrollo de infraestructura es clave. Se necesitan caminos, redes eléctricas, gas y todos los factores serán críticos para aprovechar la ventana de oportunidad”.
Las obras en el sector energético tienen un impacto positivo en materia fiscal, porque bajará el gasto en subsidios y subirá la recaudación impositiva
Se estima que el potencial para la Argentina en la explotación del litio es enorme, porque la demanda global se incrementa

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OPINA JORGE REMES LENICOV


Jorge Remes Lenicov y su visión de la crisis actual
El ministro de la devaluación de 2002 repasa su gestión y las que siguieron y advierte sobre la oportunidad que perdió el país.
POR Silvia Stang

Como un balde de agua helada sobre la cabeza. Así, según cuenta él mismo, le cayeron a Jorge Remes Lenicov seis palabras pronunciadas por el entonces presidente de la Nación, Eduardo Duhalde, en el discurso dado en el Congreso Nacional en los primeros días de 2002: “El qué depositó dólares, recibirá dólares”. Remes Lenicov, que estaba al frente del Ministerio de Economía, se había ocupado previamente, con funcionarios de su equipo, de preparar la parte de la exposición referida a la economía, pero esa frase no había sido incluida. De hecho, quien aplicó como política una fuerte devaluación para salir de más de una década de convertibilidad en la Argentina, afirma hoy que nunca se había pensado que podría cumplirse tal promesa, al menos en un plazo breve, simplemente porque los dólares no estaban en los bancos. Alguien había retocado el texto.
A poco más de dos décadas del hecho y a sus 74 años, el exfuncionario decidió dedicarle al “desencuentro entre la política y la economía” una buena parte del libro recientemente publicado en el que cuenta su experiencia de entonces (115 días para
desarmar la bomba, Editorial Ariel). El texto incluye su visión sobre las políticas de los años posteriores, que trajeron al país hasta la crisis actual. La desconexión entre la economía y la política y la falta de sinceramiento, de cara a la sociedad, sobre la situación y lo que se cree que hay que hacer para solucionar los problemas son recurrentes, según el economista– y están entre las causas de que la Argentina se enfrente una y otra vez a los mismos problemas, mientras esquiva debates y medidas de fondo.
El país tuvo una oportunidad, afirma, “de construir un sistema para que la economía creciera sistemáticamente”. Fue en la gestión de Néstor Kirchner, a quien, bien a contramano del discurso kirchnerista, identifica como el mandatario que recibió, en materia económica, “la mejor herencia de todos los presidentes de los 40 años de la democracia”. La oportunidad se perdió, evalúa, porque en vez de buscar ganar más competitividad y productividad a partir de variables macroeconómicas ordenadas, “se aumentó el gasto público y se subieron los impuestos”.
La gran tarea hoy por delante, una vez más y según el exministro, es ordenar la macroeconomía para que se respeten sus reglas básicas: tener precios relativos (salarios, tarifas, tipo de cambio y tasas de interés) que no necesiten ajuste para que no generen presiones, y mantener un equilibrio fiscal, monetario y de la cuenta corriente de la balanza de pagos.
Remes Lenicov estuvo al frente de Economía entre principios de enero y fines de abril de 2002. Es común que se diga que hizo el “trabajo sucio” de devaluar la moneda tras una década de vigencia del uno a uno entre el peso y el dólar y en medio de una crisis social, política y económica de enorme magnitud. Dice hoy que hizo lo que consideró que debía hacerse y que no había opción menos costosa. Y que renunció por un intento hecho desde la política de cambiar el modelo.
–Usted cuenta que en su gestión recibía muchas presiones y que estaban quienes pedían la dolarización. ¿Por qué consideró que no era buena idea y por qué cree que tampoco es buena idea ahora?
–Con mi equipo habíamos empezado a trabajar a fines del 98 en un plan para salir de la convertibilidad, pensando en las elecciones del 99. En ese momento había reservas, no estaba el corralito ni el default de la deuda. Cuando nos tocó estar en el gobierno ya estaba el programa hecho y por eso pudimos implementar medidas rápidamente, aunque las condiciones eran otras. En 60 días hicimos todo lo que pensábamos que había que hacer. Y había varias posiciones; una que decía que había que aumentar el gasto, controlar precios, subir salarios, romper con los organismos internacionales... Eso hubiera llevado a una situación tipo Rodrigazo o hiperinflacionaria. Y había quienes decían que había que dolarizar. Nos opusimos por lo mismo que sigo pensando ahora. La Argentina necesita un programa semejante al que hacen todos los países del mundo cuando salen de una situación complicada. Ningún país de tamaño mediano está dolarizado, sino que cada uno tiene su propia moneda y mantiene las reglas básicas de la macroeconomía: precios relativos que no necesiten mayor ajuste y equilibrio fiscal, monetario y de la cuenta corriente de la balanza de pagos. Nos opusimos por entender que un país que se está desarrollando necesita tener todos los instrumentos de política disponibles; con la dolarización se pierde la capacidad de hacer política monetaria y cambiaria y uno queda ligado a la moneda de los Estados Unidos, que es un gran país, pero tiene sus intereses geopolíticos. Además, para dolarizar se requieren entre 30.000 y 40.000 millones de dólares que no tenemos. Lo que hay que hacer es ordenar la macroeconomía, aumentar la producción, tener otro tipo de relación con el mundo. Me preocupa que se planteen salidas fáciles, porque nuestra economía es muy compleja y hace 12 años que no crecemos; el PBI per cápita es igual al de hace 15 o 16 años. Prevalece el voluntarismo y a las situaciones complejas les corresponde un programa complejo, que tiene que ser integral. Nosotros teníamos una política monetaria y fiscal definida, una política externa, una de ingresos, hicimos frente al tema del corralito, a la pesificación. Hay que ocuparse de todos los sectores y eso incluye lo social; por eso, con parte de lo que obtuvimos por las retenciones se puso en marcha el plan Jefas y Jefes de Hogar. Un error que se suele cometer en nuestro país, sobre todo en campañas, es que se hacen promesas sin considerar las restricciones y los instrumentos. Se dice: vamos a bajar la pobreza. Sí, pero, ¿cómo? Porque la pobreza es un problema que proviene, entre otras cosas, de la falta de empleo. Y falta empleo porque hay poca inversión. Y hay poca inversión porque hay poco ahorro y porque no hay credibilidad ni previsibilidad.
–También se habla, como plan, de aumentar las exportaciones.
–En volumen, las exportaciones están estancadas desde hace 8 o 10 años y, además, se primarizaron. Bueno, para aumentarlas hay que mejorar la competitividad. La devaluación puede servir para un corto plazo y solo si se hace en conjunto con una política monetaria y fiscal. Lo mismo con los salarios, van a aumentar si mejora la productividad, porque cuando suben los salarios y el resto sigue igual, la inflación se come eso a los dos o seis meses. Hay mucha irresponsabilidad en cosas que se dicen o se proponen y eso tiene que ver con la grieta política que lleva a que no haya diálogo. En 2001, 2002, el justicialismo funcionaba como un partido y el radicalismo también, y teníamos contacto permanente; se pudo hacer lo que se hizo por el acuerdo Duhalde-alfonsín. Las cosas se charlaban, pero eso se perdió.
–¿Cómo ve a la dirigencia política?
–Veo que en general se prepara para gobernar y cuando es electa no toma en cuenta las reglas básicas que rigen en toda economía de mercado. Casi todos los países respetan esas leyes y acá les gusta más hablar de soluciones fáciles. Y los problemas nunca se resuelven. Cuando yo era ministro de Economía de la provincia de Buenos Aires, se hizo la Constitución de 1994 y ahí se dispuso que en 1996 se debía aprobar una nueva ley de coparticipación de impuestos. Va más de un cuarto de siglo y no pasó nada. Nunca discutimos, por ejemplo, el perfil industrial. Siempre “tenemos que...”, pero nunca es momento para discutir esas cosas, la coyuntura nos atrapa porque siempre caemos en el mismo problema. Salvo un breve período, en 40 años de democracia siempre tuvimos inflación alta y nunca tomamos el toro por las astas. Algún día hay que sincerar. A mí me tocó hacerlo y decir: miren, hay tantos millones de dólares en depósitos de ahorristas, y es de ustedes, tienen razón, pero no están los dólares.
“El blue y la velocidad del dinero alimentan el proceso inflacionario y el Estado no tiene ahí capacidad de maniobra”
–Usted cuenta que la frase “el que depositó dólares, recibirá dólares” no estaba en el discurso original de Duhalde y que tuvo que desmentirla. ¿Le parece que en ese hecho hay una buena síntesis de la desconexión entre política y economía? ¿Muestra, además, que frente a la necesidad de sincerar, a la sociedad no siempre le gusta que le digan la verdad?
–Algunos miembros de mi equipo y yo redactamos la parte económica de ese discurso, pero algunos se asustaron por lo que decía [que los depósitos serían devueltos respetando su poder adquisitivo] y le dijeron al presidente: decí que vas a devolver los dólares. La desvinculación entre política y economía ahí se vio en el no sinceramiento. Cuando uno dice la verdad hay gente a la que no le gusta, pero yo podría entender que ciertas cosas se digan en campaña o desde un lugar sin responsabilidad. Pero cuando uno está en un gobierno recién asumido, si no aprovecha para decir las cosas como son, ¿cuándo las va a decir? Hay que ordenar la macro y, así como hace 20 años el eje conductor era salir de la convertibilidad, hoy es estabilizar los precios.
–Y frente a ese eje, ¿qué sería hoy sincerar la economía? ¿Una devaluación más acelerada?
–Tener un programa integral, para lo cual se necesita poder político. Eso incluye tener precios relativos que tiendan al equilibrio y no sufran presiones; hoy el tipo de cambio oficial está atrasado, las tarifas están atrasadas. Pero no tiene sentido hacer algo con eso si se hace como algo aislado y a destiempo. Además de la integralidad de la política económica, se nevalor que el presidente, el Gobierno y los del partido gobernante estén de acuerdo, y que el Ministerio de Economía y el Banco Central trabajen al unísono. Y se debe ejercer el poder, porque es cierto que hay que conversar, pero cuando uno lleva adelante una política, no puede estar haciendo cambios ni quedar supeditado a lo que dirá tal o cual.
–Hoy hay un gobierno que está terminando su período y su poder está muy quebrado, incluso por enfrentamientos internos.
–Efectivamente. Es un factor que hace que implementar un plan integral no sea fácil. También es cierto que cuando llegó el actual gobierno, el Presidente dijo que primero iba a negociar la deuda, después hacer el presupuesto y luego el programa económico, aunque aclaró que él no creía mucho en los planes. Metodológicamente es exactamente lo contrario, uno tiene que hacer un programa económico, luego el presupuesto y, a partir de ahí, negociar la deuda. Esperamos como un año la negociación de deuda y, mientras tanto, la economía siguió sin direccionamiento. Creo que fue un error muy importante; se perdió tiempo y capacidad de decisión. Estamos en una situación muy complicada.
–Cuando faltan varios meses para el recambio de autoridades, se dio la escalada del dólar blue y los precios no frenan su ritmo ascendente. ¿Ve riesgo de hiperinflación?
–Es muy difícil responder eso, porque no sé qué va a hacer el Gobierno. Para que haya hiperinflación tiene que haber al menos dos o tres factores. Uno es el comportamiento de la emisión monetaria y eso depende del Gobierno, pero hay dos cosas que alimentan el proceso inflacionario y sobre las cuales el Estado no tiene capacidad de maniobra: el del dólar blue, partiendo de la base de que en nuestro país el dólar marginal tiene impacto por las expectativas, y la velocidad del dinero, que es algo que decide la gente, porque si se asusta y va rápidamente al supermercado a gastar, eso genera mayor presión inflacionaria. Estamos en situación muy incierta y lo mejor que le podría pasar al gobierno es que la cosa no empeore.
–Siempre el temor de la devaluación está en cuánto será el traslado a precios. Hoy ya hay traslado por la suba del dólar blue y por expectativas. Supongamos una devaluación de 30% o de otro porcentaje del tipo de cambio oficial, ¿qué efecto concreto tendría?
–En 2002 devaluamos 300%, tuvimos un pico de inflación, pero después empezó a bajar. En el último trimestre fue de 3% anualizada. ¿Por qué? Porque esa devaluación se hizo en un contexto de política de contención, de una política fiscal muy austera y de una política monetaria restrictiva. No controlamos ningún precio en el mercado. Y hubo una estabilidad después que se mantuvo varios años. Si no se hacen otras cosas y la única medida es devaluar 30%, los precios subirán más y eso se comerá la devaluación en un par de meses. Hoy el Gobierno devalúa en grageas, pero si hubiera una devaluación de 30 o 40% manteniendo el resto como está, lo que sigue es una suba de los precios. ¿De cuánto? Eso es algo imposible de saber, porque la incertidumbre no es medible.
–Mencionó el plan Jefas y Jefes de Hogar. Con los años hubo una expansión de programas que al día de hoy son el eje de varios análisis, desde la visión de que esas transferencias amortiguan los efectos de la crisis, hasta las advertencias sobre el costo fiscal y los efectos en cuanto a que dificultan el posible crecimiento del empleo formal. ¿Cómo evalúa lo que pasó en estos 20 años con la política de ingresos sociales?
–En aquel momento se pusieron en marcha rápidamente dos millones de planes. Que hoy sean muchos más muestra el fracaso de las políticas, porque no se creó empleo suficiente para bajar la pobreza y no se aumentó la productividad lo necesario para que los sueldos crezcan; el salario real es el mismo de hace 15 años. El empleo que más aumenta es el empleo en negro y eso, con una pobreza de 40%, es reflejo de lo mal que se ha actuado. Hoy los planes no se pueden sacar, en primer lugar, por un tema moral. Tienen un costo fiscal que hay que asumir hasta que empiecen a tener efectos medidas para que se cree empleo a partir de mayores inversiones. Esa es la única forma sustentable de bajar la pobreza.
–¿Y qué hacer para reducir la informalidad laboral?
–Hay que revisar la legislación laboral y lo impuestos. Cuando uno habla con personas que pagan salarios, ve que entre lo que va al bolsillo y el costo empresarial hay un 60% de diferencia, eso es un incentivo muy grande para no formalizar.
–Pero, ¿qué margen real hay para actuar sobre ese costo, cuando el gasto público está tan alto y cuando gran parte va a jubilaciones? Y si se busca reemplazar la recaudación, aparece la consideración de que la presión impositiva ya es muy elevada.
–Es que estamos con un nivel de gasto público que no se puede financiar.
–¿Y cómo bajarlo?
–El tema más importante es el costo de la inversión pública; viene luego el gasto en bienes y servicios y la cantidad de personal en el sector público. No se puede echar, pero debería haber una política de 15 años de congelamiento, no de cargos sicesita no de vacantes. Y, entonces, después de 10 a 15 años habrá una planta un poco más racional. No hay medidas milagrosas ni de un día para otro.
–¿Y con el tema de los subsidios en los servicios públicos?
–En los últimos años se despilfarró dinero, porque los más ricos fueron los más beneficiados. Las personas más adineradas son las que más energía consumen, y tuvieron un descuento en las tarifas igual que un pobre. Hay que subsidiar a la demanda y no a la oferta. Cuando el gobierno le da el dinero a las empresas, las empresas no le suben las tarifas a nadie. Y, además, siempre hay sospechas de cuánto dinero les da y por qué. Pero supongamos que no hay ninguna cosa rara: se subsidia al pobre y al rico. Y en eso se van varios puntos del producto.
–Hay una cuestión vinculada con la política que usted menciona y que es la construcción del relato. Dice que Néstor Kirchner buscó instalar que todo empezó a mejorar en mayo de 2003, cuando eso había ocurrido antes. ¿Cómo cree que influyen finalmente esos relatos en la sociedad y en las crisis?
–Néstor Kirchner tuvo la mejor herencia de todos los presidentes de los 40 años de democracia. Cuando asumió, la inflación era de 3% en términos anualizados, que es estabilidad, la economía crecía al 8%, había superávit fiscal y de cuenta corriente, había reservas por 14.000 millones de dólares. Y ellos, como parte de ese relato, dijeron que la situación mejoró cuando llegaron. No fue así, cuando llegaron la situación ya había mejorado mucho. Néstor tuvo todas las posibilidades de construir un sistema para que la economía siguiera creciendo sistemáticamente, La economía creció por lo que se había hecho en el inicio de 2002 y, después, por los precios internacionales. Cuando lo que hicimos en 2002 fue cambiando y los precios comenzaron a bajar, entramos en un estancamiento. Se empezaron a primarizar las exportaciones y comenzó a caer la industria. En lugar de usar el stock que se había acumulado para buscar más competitividad y más productividad, se aumentó el gasto por el empleo público y se subieron los impuestos. Los errores se pagan y creo que los estamos pagando. El problema de que no crecemos hace 12 años es un problema propio, fue generado internamente. No podemos echarle la culpa a otros
“Hay mucha irresponsabilidad en las cosas que se dicen o se proponen y eso tiene que ver con la grieta, que no permite el diálogo” “El aumento de los planes sociales muestra el fracaso de las políticas; no se creó empleo para bajar la pobreza, ni mejoró la productividad para que los salarios crezcan realmente”

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DE NO CREER


Cuánta razón tiene Cristina: no le pidamos nada más
— por Carlos M. Reymundo Roberts


No es grave que Cris no sepa nada de economía, porque expone su incompetencia en forma magistral
Como vimos en decenas de títulos y análisis, lo más importante que dijo Cristina en su master class de anteayer en La Plata fueron cuatro palabras: “Yo ya di todo”. Soy tan despistado que pensé que se estaba negando a poner guita en la colecta de Santi Maratea por Independiente. Pero no: parece que con esa frase vino a decir, urbi et orbi, que no cuenten con ella para arreglar el bolonqui que ella armó. Esas cuatro palabras malditas suponen, pues, que el operativo clamor fue un absoluto fiasco, y que, en todo caso, habrá que reorientarlo: “Luche y vuelve Scioli de Brasil”, “Luche y vuelve Kichi” o “Luche y vuelve Wado de Pedro, argentino, 46 años, pelo entrecano, oriundo de Mercedes”. Puede que terminen aceptando a Massita, con otro clamor: “Luche y vuelve la hiperinflación”.
Caben entonces algunas reflexiones. La más importante. Qué perversidad es esa de juntar a una multitud con la promesa implícita de que asistirá a una histórica proclamación y, dos horas después, la despiden con las manos vacías; peor: habiéndose tenido que fumar una clase de economía de alguien que solo conoce la teoría de la acumulación. No llevaba hablando más de un minuto cuando, al grito de “Cristina presidenta” surgido de la platea, contestó con eso de que no tenían que hacerse los rulos. ¡Se habían hecho los rulos, las manos y los pies! ¿Dejaron correr la versión de un gran anuncio para que la presentación tuviera suficiente fervor? Cuidado, porque la gente también puede ser cruel y vengativa: conté exactamente cinco personas a las que la televisión mostró dormidas mientras discurseaba la señora. Desdichada Cris: antes los hacía soñar en grande; ahora los tiene que despertar.
Me permito un consejo: si los que se durmieron eran extras, no les pagaría un peso.
Algunos piensan que el operativo clamor en realidad acaba de empezar, que no hay que dar a la vice por bajada definitivamente. Yo elijo creerle: si dijo que está proscripta, está proscripta; si no hay que hacerse los rulos, me los saco; si ya dio todo lo que tenía para dar, bueno, qué tal si prolonga las estadías en El Calafate y espacia las lecciones magistrales, que, como está visto, se vuelven un poco cuesta arriba. ¿Y si prueba por
Zoom? Prohibido mutear los micrófonos, cosa de que pueda escuchar las ovaciones. Por cierto, con la clase de ayer quedó inaugurada la Escuela Justicialista Néstor Kirchner, y entre los asistentes estaba Baradel: su primera vez en un aula.
Segunda reflexión. Yo entiendo que Cristina esté de punta con Alberto, tan zanguango (RAE: indolente, perezoso, torpe), y con el Fondo Monetario Internacional, culpable de todos nuestros padeceres. OK. Pero no entiendo otras cosas. Si Alberto resultó una catástrofe, ¿a qué mostrador deberíamos ir a presentar el reclamo? La gran profesora que diserta sobre los desastres económicos de este gobierno es, oia, la creadora de este gobierno. (Oia. RAE: interjección de perplejidad de origen sajón; en inglés, aclaranding quickly). Tampoco resultan fáciles de comprender las críticas al FMI, no porque no sea el brazo armado del capitalismo salvaje: en este momento, esos sujetos perversos nos están prestando plata para que les paguemos; es decir, saldamos deuda con la guita de ellos: la panacea de cualquier deudor. Además, Cristina dice que el dólar sube porque el Fondo le prohíbe al Banco Central usar reservas para intervenir en el mercado, cuando todos los días el Central informa cuántas reservas pierde tratando de contener el dólar; es cierto que los esbirros de Georgieva pusieron una cláusula que lo impide, pero acá, pillos, lo hacen igual. Cris, aclaranding quickly esa cuestión. No es grave que tenga ideas dispersas y confusas sobre un arte tan complejo como la economía; no es grave, porque expone esa incompetencia en forma magistral.
Tercera reflexión, derivada de esta última. Si el gobierno que supo inventar llevó la inflación interanual arriba del 100%, la pobreza al 45% y el blue hasta 500 pesos (después de recibirlo de Mauricio Ah pero Macri a 50), sin que ella haya podido corregir nada, sería conveniente que orientara sus clases a temáticas que la comprometan menos: el calentamiento global, la contaminación de los mares, los desafíos que plantea la inteligencia artificial o cómo convertir a un perejil en presidente de la Nación. Es decir, todas áreas en las que es una verdadera experta. Señora, lo suyo es la política, la ciencia y la vida. Deje la economía en manos de economistas; tipo Massita.
Es una lástima que Santi Maratea no sea kirchnerista. Podría hacer una colecta de dólares para pagarle al Fondo ahora mismo, sacárnoslo de encima y dar vuelta el sombrío panorama electoral del Frente de Todos. En la tarea de fiscalizar lo recaudado estaría bueno poner a Tombolini; para llevarlo hasta Washington, a su mujer; para dejarlo en las oficinas del FMI, a Josecito López.
–¿Cuánto estaría dispuesta a donar usted, Cristina?
–Yo ya di todo

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SALUD...DIETAS EXTREMAS


Crecen entre adolescentes varones los trastornos de alimentación
Cada vez es mayor la cantidad de menores que desarrollan trastornos de este tipo; es una tendencia que, según los especialistas, se profundizó a partir de la pandemia
 María Ayuso“Es reimportante qué nos decimos cuando nos vemos en el espejo”, admite Numa Díaz
A partir de la pandemia de Covid-19 se profundizaron los graves problemas de alimentación en varones adolescentes que enfrentan dietas extremas y se entregan de forma extenuante a pasar horas en el gimnasio para verse bien.
Aunque en la Argentina no hay estadísticas sobre esta problemática, los especialistas admiten que hace una década la proporción de quienes desarrollaban trastornos de la conducta alimentaria era de un varón cada 10 mujeres y, en la actualidad, es de uno cada cuatro o seis. Anorexia, bulimia, teria son algunos de los desórdenes que tienen hoy los varones adolescentes. No apuntan a la delgadez, sino que buscan aumentar la musculatura.
Numa Díaz se remonta a los 12 años cuando busca en su historia las primeras señales de lo que se convertiría en una anorexia. “Siempre sentí que había algo malo con mi físico, porque era un poquito más grandote que los demás chicos. Además, los modelos de cuerpos de hombres que veía en series, dibujitos y en redes sociales eran distintos al mío: con un porcentaje de grasa muy bajo y supertonificados. En esa época, empecé a hacer ayunos o a tomar tés que se denominaban adelgazantes”, recuerda hoy el adolescente, que tiene 17 años, vive en Vicente López y cursa la secundaria en un colegio privado.
Su trastorno de la alimentación se desarrolló de a poco, tomó impulso en la pandemia y se instaló con fuerza arrolladora a sus 16 años. Una dieta muy restrictiva y la selección minuciosa de los alimentos lo empujaron a vivir días en los que solo se permitía una ensalada de lechuga sin condimentos. Tapaba la sensación de hambre con litros de gaseosa light y lavándose los dientes hasta siete veces por día. Estaba cada vez más delgado y cuando se paraba de la silla sentía que se iba a desmayar.
Además, pasaba mucho tiempo en el gimnasio: iba cinco o seis días por semana y a veces se quedaba tres horas. La obsesión por mirarse a cada rato en el espejo lo cegaba: “Tenía una necesidad de chequearme. Cuando volvía del gimnasio tenía que parar en un local de comidas rápidas a medio camino: entraba al baño, me miraba al espejo y seguía. No aguantaba hasta llegar a casa”.
Un día, una amiga lo alertó: “O buscás ayuda o en cuatro meses terminás internado”. Su madre también estaba preocupada y así llegó a La Casita, un centro de atención y prevención especializado en trastornos de la alimentación. Cuando le hablaron de anorexia, no se sorprendió. “Sabía que estaba en una encrucijada: recuperarme o llegar a peores. Me había encerrado a mí mismo en una enfermedad muy grave y aunque tuve un momento de claridad y pude pedir ayuda, me costó muchísimo”.
Como le pasó a Numa, cada vez son más los casos de niños, preadolescentes y adolescentes varones que desarrollan trastornos de la conducta alimentaria. Es una tendencia que, según los especialistas, se profundizó en los últimos tres años, a partir de la pandemia, como ocurrió con otras problemáticas de salud mental.
Psicólogas, psiquiatras y nutricionistas consultadas por la nacion explican que a sus consultorios concurren una mayor cantidad de varones y a edades más tempranas (hay pacientes de 12 años y menos) y ven casos más graves, algunos de los cuales requieren internación.
Aunque en la Argentina no hay estadísticas sobre el problema, las profesionales subrayan que hace una década la proporción de quienes desarrollaban estos trastornos era de un varón cada 10 mujeres; hoy es de uno cada cuatro o seis.
“Antes era una novedad que llegara un varón. Ahora se ven mucho más y después de la pandemia el aumento de casos en general fue brutal”, indica Gimena Fiunte, psicóloga del Equipo Libertador, que desde 2006 trabaja en esta problemática.
No debe perderse de vista, además, que en los varones suele haber un subregistro de casos. “En general, les cuesta reconocer que pueden desarrollar enfermedades consideradas ‘femeninas’ y hay mucho estigma alrededor de eso”, señala Guillermina Rutsztein, doctora en Psicología y directora del posgrado Programa de Actualización en Trastornos de la Alimentación de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
En esa línea, la psiquiatra Juana Poulisis, que al igual que Rutsztein es fellow de la Academy for Eating Disorders, suma que históricamente la mayoría de los mensajes o campañas de concientización sobre estos trastornos apuntaron –y apuntan– a mujeres, lo que profundiza en los chicos la dificultad para reconocer la enfermedad. “Cuando los varones comparten sus experiencias, ayudan a internalizar la idea de que no es una problemática exclusiva de las mujeres”, plantea la experta.
Poulisis tuvo varios pacientes varones con anorexia, muy severa en algunos casos. Dos están internados y requirieron de renutrición por sonda nasogástrica. “Hablamos de cuadros que no se pudieron manejar de forma ambulatoria. En los chicos con estos trastornos, especialmente con anorexia, muchas veces nos encontramos con otras problemáticas psiquiátricas que acompañan, como trastornos de ansiedad de base”. Las personalidades muy autoexigentes, perfeccionistas y obsesivas son las más vulnerables.
Numa cuenta: “Sentía que esas conductas que tenía me daban cierto control. No necesitaba estar con mis amigos o hacer otras cosas que me hacían bien. Me iba aislando”. Vienen a su memoria recuerdos precisos que reflejan las obsesiones que consumían sus días, como el día que fue al supermercado y, al no encontrar las galletitas de bajas calorías que solía elegir, le agarró “una crisis tremenda”. Lo sintió como “un descontrol absoluto”.
“Al principio, iba a las salidas sociales con una ensalada y decía que estaba a dieta, pero después empecé a dejar de ir porque la posibilidad de estar tentado con alguna comida y salir de ese plan era peor que perder a mis amigos. El trastorno empieza a ser un tapón para tus problemas, y con ese tapón desaparecen la felicidad, el placer y un montón de cosas lindas”, describe el joven.
Aunque ven más casos de anorexia y bulimia nerviosas, las especialistas coinciden en que prevalecen otros trastornos en los varones. A edades tempranas, es frecuente el diagnóstico de teria (trastorno por evitación o restricción de alimentos). En la adolescencia irrumpen el trastorno por atracón y la dismorfia muscular o vigorexia. En este último caso, el ideal de un físico fuerte y musculoso genera una espiral de ejercicios compulsivos y dietas superestrictas: “Los chicos buscan poder moldear el cuerpo como si fuera de plástico”, detalla Rutsztein.
En cuanto al teria, hay tres tipos: evitación y asco por las características de ciertos alimentos, miedo a atragantarse o a vomitar y falta de interés por comer o alimentarse. Es más frecuente en la infancia, cuando se construye la relación con la comida. “En varones pequeños las consultas que más recibo se vinculan a esta patología. Llegan con bajo peso y la sospecha de una anorexia, pero el diagnóstico diferenciado es teria. Vemos niños de 10 años; antes no nos pasaba”, explica Alejandra Freire, nutricionista del Servicio de Cirugía del Hospital de Clínicas.
A diferencia de la bulimia y la anorexia, en el teria no hay una preocupación excesiva por adelgazar ni una distorsión de la imagen corporal. “No son personas caprichosas ni selectivas. Hablamos de un trastorno psiquiátrico relacionado con el funcionamiento del cerebro: algo generó los hábitos y las selecciones de la comida”, describe Poulisis. Los casos se distinguen por la persistencia, la severidad clínica (malnutrición, problemas de crecimiento y falta de concentración) y las consecuencias sociales (evitan ir a casas de amigos o a cumpleaños y se aíslan).
Sobre el trastorno por atracón, suele instalarse en la adolescencia y, aunque tiene menos “prensa” que la bulimia y la anorexia, es más frecuente y se da en varones en la misma proporción que en mujeres (con el teria pasa lo mismo). Afecta a una gran población de quienes tienen sobrepeso. “En los varones estas conductas suelen estar más ‘normalizadas’ que en las mujeres. Es frecuente escuchar frases como: ‘Me comí todo, así que el finde me mato corriendo’”, dice Poulisis.
Visibilizar y generar conciencia fue el motivo por el que Numa accedió a esta nota: quiere ayudar a otros. “Para mí hubiese sido muy útil ver a otros varones hablando de sus problemáticas con la alimentación. Me hubiese ayudado a darme cuenta de las señales más rápidamente. A los varones les suele dar vergüenza pedir ayuda y estas enfermedades tienden a cronificarse, con consecuencias como el suicidio. En mi caso, fui un privilegiado”, dice.
Los trastornos de la alimentación son siempre enfermedades serias de la salud mental en las que intervienen una multiplicidad de factores, como la predisposición biológica, la vulnerabilidad emocional, las características de la personalidad (la sobreexigencia, la impulsividad o la dificultad de poner en palabras las emociones) y del entorno social.
En el caso de esta última variable, generalmente se habla del peso que tienen en las mujeres los estereotipos de belleza instalados en medios de comunicación y redes sociales, pero poco del impacto que esos mensajes generan en los varones. “En Tiktok y Youtube veía videos sobre alimentación y me iba haciendo ideas fijas. Una vez vi a un influencer diciendo que el aceite engordaba muchísimo y a partir de ahí pensé: ‘Nunca más toco una gota’. Hay mucha desinformación y, si no la sabés distinguir, puede ser peligroso”, afirma Numa.
Gisela Rotblat, jefa interina del Servicio de Salud Mental Pediátrica del Hospital Italiano de Buenos Aires, sostiene: “El ideal de delgadez como modelo de éxito y belleza genera una gran influencia en las redes y los medios, donde se promueven métodos y estrategias muchas veces encubiertas en la moda de ‘estar fit’. Todo esto afecta negativamente en la autoestima de muchos preadolescentes o adolescentes en un momento de gran vulnerabilidad y de cambios físicos que requieren tiempo de adaptación”.
El año pasado, The New York Times publicó un artículo en el que citó un estudio en The Journal of Adolescent Health (una reconocida revista norteamericana de medicina), que analizó los trastornos alimentarios en varones jóvenes. De los 4489 chicos de entre 16 y 25 años que participaron de la investigación en 2021, un 25% dijo que le preocupaba no ser suficientemente musculoso, mientras que un 11% reportó que consumía productos para el desarrollo muscular, como la creatina o los esteroides anabólicos.
Julieta Ramos, coordinadora de psicología de La Casita, señala: “Aunque nos estamos deconstruyendo, se siguen sosteniendo estereotipos sobre cómo tienen que ser una mujer y un varón, y escuchando frases como: ‘Qué linda estás, estás reflaca’ o, en el caso de los chicos: ‘¡Qué groso te pusiste!’. Son cuestiones que impactan en los jóvenes de forma distinta, dependiendo de su vulnerabilidad y, sobre todo, en una etapa en la que están forjando su identidad a partir del feedback positivo que reciben de los otros”.
“En el consultorio vemos un aumento de varones preadolescentes y adolescentes de 13 o 14 años, por ejemplo, donde el trastorno de la alimentación no apunta a la delgadez, sino que se busca aumentar la musculatura. Se obsesionan con la actividad física, con el consumo de proteínas, suplementos nutricionales y esteroides, en
casos extremos”, detalla Ramos.
La psicóloga de La Casita considera que es clave que la consulta sea siempre a profesionales especializados: “No podemos pretender evaluar los trastornos de la alimentación en los varones de la misma manera que en las mujeres”.
“A nivel familiar, hablar de lo saludable en exceso hace ruido en la cabeza de los varones desde la adolescencia temprana. Hay un fenómeno que vemos en la generación de padres de 35 o 40 años, influenciados por un cambio en las indicaciones de los pediatras, que evitan todo lo que sea procesado y privilegian la alimentación hecha en casa. Está buenísimo, pero muchas veces, y sin quererlo, se les da a los chicos un mensaje de que hay alimentos que hacen daño y eso puede ser muy problemático para algunos”, reflexiona Poulisis.
Facundo, de 19 años, estudia una carrera de la rama de las ciencias exactas. Vive en la zona norte del conurbano con sus padres, ambos profesionales. Cuando tenía 16, su familia comenzó a detectar algunos comportamientos llamativos.
“Siempre tuvo un nivel de autoexigencia general muy alto y notamos que empezó a hablar todo el tiempo de comidas saludables. Eso comenzó a derivar en restricciones o reglas que se iban exacerbando. Para él eran como la ley, imposibles de vulnerar”, cuenta su padre, Leandro (sus nombres fueron cambiados para preservar sus identidades).
Más allá del descenso de peso y el miedo a engordar, lo que más notaba Leandro en su hijo era “la pérdida de brillo en sus ojos”. Finalmente, le diagnosticaron anorexia y pasó por dos internaciones, que implicaron un proceso de renutrición y estabilización de sus funciones vitales. “Todavía está luchando. Es un camino que tiene subidas y bajadas”, cuenta su padre.
En el último período, Poulisis hizo dos diagnósticos de anorexia y trastorno del espectro autista en varones. “No hay que perder de vista que una de cada 36 personas está dentro del espectro: es algo muy frecuente. Hay rasgos como la rigidez, la obsesividad, la dificultad ante los cambios, los intereses selectivos y el tomar mitos como verdades absolutas, que las vuelven más vulnerables”, sostiene la psiquiatra.
Numa recuerda cómo, al comienzo de su trastorno, todo el mundo lo felicitaba porque estaba más flaco: “Me sentía poderoso. Mamá se empezó a preocupar por mi peso, pero estaba tan consumido por la enfermedad que la trataba muy mal, la manipulaba”.
Para él, el acompañamiento de sus padres y de sus amigos fue fundamental para salir adelante. “Muchas veces, y en contra de lo que se piensa, estos trastornos se desarrollan en chicos que pertenecen a familias superamorosas y contenedoras, porque son enfermedades con una base biológica muy fuerte”, describe Poulisis.
El rol de las redes de apoyo es siempre indispensable para la recuperación. “Son tratamientos que tienen una duración de por lo menos dos años y requieren de mucho acompañamiento. La escuela también es fundamental, por eso damos charlas para docentes y comunidades educativas”, cuenta Fiunte.
Numa tuvo recaídas. El año pasado, recibió el alta en La Casita y está lleno de proyectos. “Estoy recontracontento porque me dieron herramientas para afrontar lo que me pasa y pude construir una relación linda con la alimentación”, cuenta.

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SALUD


El invierno llegaría con riesgos de coinfección de tres enfermedades virales
Así lo anticipan los resultados de un modelo predictivo; se espera la aprobación de la vacuna contra el sincicial respiratorio
Fabiola CzubajEn Kalamazoo se hicieron 1000 millones de dosis
KALAMAZOO, Michigan.– Hace ya casi dos años y medio desde que el personal de una “granja de congeladores” en esta ciudad del noreste estadounidense despachó un domingo las primeras dosis de la vacuna de ARNM contra Covid-19. Con millones de unidades aplicadas en el mundo desde diciembre de 2020, esperan que en los próximos dos meses se defina la variante con la que se producirán los nuevos lotes para refuerzos que almacenarán en más de 600 freezers. Por el momento, esos congeladores a -70°C conservan el stock de bivalentes producidas con la variante original de Wuhan y ómicron.
“Estamos en diálogo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la FDA [por la Agencia de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos] para evaluar una vez por año, en reuniones que serán en mayo en Ginebra y en junio en Estados Unidos, si lo que sucede en el hemisferio norte [por la circulación de las subvariantes XBB de ómicron] se repite en el hemisferio sur o si hay alguna población, como los mayores de 65 y las personas con factores de riesgo, que necesite más de un refuerzo anual”, señala Alejandro Cané, director de Asuntos Médicos y Científicos para Vacunas del laboratorio Pfizer, que produce una de las dos vacunas de ARNM disponibles.
Con esa plataforma, agrega el pediatra argentino, “la ventaja es que permite una adaptación rápida: entre 90 y 100 días podemos tener lista una vacuna que proteja contra la variante que esté produciendo enfermedad y hospitalizaciones”.
Cuando esa protección es menor al 70%, según datos de los sistemas nacionales de vigilancia epidemiológica (población) y genómica (virus) en el mundo, deja de ser adecuada y hay que modificar las vacunas. “Tenemos un problema de salud pública que vino para quedarse”, dice Cané por el Covid-19. Plantea que, frente a las subvariantes de ómicron, alejadas de la original de Wuhan que podría dejar de incluirse en las nuevas formulaciones, las próximas dosis de refuerzo podrían ser bivalentes o monovalentes, según evoluciones el coronavirus.
El modelo predictivo a seis meses con el que trabaja la compañía para prever esos cambios anticipa que, en los próximos meses, en el hemisferio sur se repetirá el escenario del año pasado. “En 2020 y 2021, solo hubo Covid y, a medida que se flexibilizaban las actividades, reapareció el virus sincicial respiratorio (VSR), que primero infecta a los más chicos con la bronquiolitis y, después, a los mayores –repasa Cané–. En 2022, vimos cómo el Covid, la influenza y el VSR causaron casi en partes iguales las internaciones por enfermedad grave. Expertos a nivel global y nuestros datos coinciden en que se repetirá la secuencia: el riesgo de tener coinfecciones, como gripe y VSR, gripe y Covid o VSR y Covid, es importante. La vulnerabilidad de los menores de dos años, los mayores de 65 y las personas de cualquier edad con comorbilidades es elevada”.
Recuerda que es recomendable prepararse para el invierno con la dosis anual de la vacuna antigripal y, si ya pasaron más de entre cuatro y seis meses de la última dosis, el refuerzo de Covid, que podría actualizarse en los próximos meses. La FDA podría aprobar la vacuna contra el VSR para los mayores de 60-65 en mayo o junio y para las embarazadas, en agosto, dice Cané.
Como con la tos convulsa, la inmunización materna transfiere la protección al bebé para los primeros meses de vida. De ser así, como publicó la nacion, será la primera vacuna materna contra el virus de la bronquiolitis en lactantes.
Cambios en la investigación
“La pandemia cambió para siempre cómo se investiga y desarrolla una vacuna”, afirma Alejandra Gurtman, vicepresidenta de Investigación y Desarrollo de Vacunas de Pfizer. Anteayer, ingresó por primera vez a la planta donde se elaboraron 924 millones de dosis en casi dos años y medio. Al frente de un equipo de unas 1000 personas, coordinó las pruebas de seguridad y eficacia con las que la FDA autorizó la vacuna el 11 de diciembre de 2020. A los dos días, se despachó el primer envió de 2,9 millones de dosis desde la granja de congeladores, que ocupa una superficie más grande que una cancha de fútbol americano, como comparan acá.
Las instalaciones se abrieron anteayer a medios de la región y Estados Unidos por la 21ª Semana de la Vacunación en las Américas y la 12ª Semana Mundial de Inmunización, que finalizó ayer, integra la red de producción para abastecer la demanda mundial con una plataforma que, por el momento, comercializan Pfizer y Moderna, dos laboratorios estadounidenses.
“Veníamos acelerando un poco más algunos de los procesos, pero lo que pasó con el Covid-19 demostró que podíamos trabajar más rápido –afirma Gurtman–. Por lo que hizo la compañía, que fue crítico por ser la primera vacuna [de ARNM] y por las interacciones con las autoridades regulatorias en el mundo para asegurarnos de que lo que estábamos haciendo en los ensayos clínicos iba a satisfacer los requisitos y que los organismos que recomiendan su uso tuvieran la información y la evidencia para hacerlo”.
Una vez comprobada la seguridad en los mayores de 18 años, hubo que pasar con la misma vorágine que imponía la pandemia a las dosis pediátricas, esenciales para que poder volver a la escuela. Los desafíos incluyeron la aparición de las variantes delta y ómicron, que causaron la mayor ola de contagios de la pandemia. “Hicimos algo bastante revolucionario: incluir en el estudio a participantes de 16 y 17 años, una vez que vimos que la vacuna para los mayores de 18 era bien tolerada”, repasa Gurtman.
Recuerda que la inclusión del grupo de entre 12 y 15 “fue relativamente fácil” porque era la misma dosis. “Pero cuando llegamos a los de menos de 12, tuvimos que empezar a ver si debía ser más pequeña y volvimos a la fase 1 del estudio –detalla–. Al ser una plataforma nueva, no podíamos empezar el protocolo pediátrico hasta demostrar que fuera una vacuna segura en los adultos. Pero en enero y febrero de 2021 ya estábamos en conversaciones con la FDA para definir el ensayo clínico. Llevó un poco más de tiempo porque eran una plataforma y una dosis nuevas, justo cuando apareció delta primero y ómicron después. Fue muy importante llegar a contar con una dosis a partir de los seis meses de edad.”
La experiencia demostró, sigue, que acelerar el desarrollo de vacunas es importante, sobre todo, cuando son enfermedades para las que no hay prevención. “¿Dónde nos vamos a ubicar en ese cambio en los tiempos de desarrollo? Probablemente –dice–, sea un lugar intermedio: no con la velocidad que imponía la pandemia, pero tampoco con las etapas que seguíamos antes”.
Con ese nuevo ritmo, avanzan en la combinación de vacunas. Los ensayos clínicos de fase 1 y 2 para gripe, Covid y VSR buscan comprobar que la aplicación no cause mayores eventos adversos y que la respuesta a una de las vacunas no interfiera con la respuesta a la otra.

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ADN DEL CRIMEN


El Monstruo de Amstetten tuvo un imitador en Cañuelas
Ubaldo Reynoso fue condenado a 40 años de cárcel por abusar durante 12 años de la hija de su pareja; un violador con un perfil similar al de Josef Fritzl
Gustavo CarabajalUbaldo reynoso, rumbo a la sala de audiencias para escuchar la sentencia
Durante doce años, Ubaldo Miguel Reynoso, abusó en reiteradas oportunidades de su hijastra. A raíz de las violaciones, la joven tuvo tres hijos, de 17, 12 y 6 años. El agresor, esperaba que su pareja dejara la casa para ir a trabajar, cortaba la luz y se encerraba en la única habitación de la vivienda para violar a la niña. Cuando el agresor concretó el primer ataque, la víctima tenía 13 años.
Hace ocho días, Reynoso, también conocido como el “Monstruo de Cañuelas”, fue condenado a 40 años de prisión por tres casos de “abuso sexual agravado contra una menor, que no estaba en condiciones de consentir libremente la acción, por la situación de convivencia”.
Debido a la situación de vunerabilidad de la víctima, su identidad y la de sus familiares directos se mantendrán en reserva.
Las únicas diferencias entre Reynoso y Josef Fritzl, el “Monstruo de Amstetten”, fueron que la víctima del agresor argentino era la hija que su pareja tuvo en su primer matrimonio y la cantidad de niños que nacieron como producto de esas violaciones.
El abusador austríaco tuvo nueve hijos-nietos con la víctima, mientras que el “Monstruo de Cañuelas” fue padre de tres pequeños. Ambos aplicaron violencia física y psicológica sobre sus víctimas a las que tuvieron secuestradas entre 12 y 14 años, sin que el Estado o los vecinos intervinieran.
Reynoso había sido detenido en noviembre de 2017, cuando un vecino que pasaba frente a la casa situada en El Ceibo 453, de Cañuelas, escuchó gritos de auxilio y alertó al número de emergencias 911, Cuando los policías llegaron a la vivienda, con la ayuda de uno de los hermanos de la víctima, rompieron la puerta, ingresaron en la casa y rescataron a la joven que, por entonces, tenía 24 años.
Una hora después del allanamiento, Marcela, la madre de la víctima y pareja del agresor, llegó a la casa y denunció a Reynoso por haber secuestrado a su hija para violarla. Fue la última vez que vieron a Marcela en el barrio.
Más tarde, Reynoso, que ese día había dejado la casa para hacer una changa, regresó a la vivienda y fue detenido. La hermana de la víctima se hizo cargo de la joven abusada y de las dos niñas y el pequeño que nacieron como fruto de las violaciones.
“Reynoso es un monstruo. Nunca, en casi treinta años de profesión vi algo así”, expresó el abogado penalista Julio Torrada, apoderado de la hermana de la víctima, que presenció el juicio oral que terminó con la condena a 40 años de prisión contra el abusador.
Durante tres jornadas, los jueces Carolina Crispiani, Emir Caputo Tártara y Juan Carlos Estrada, que integran el Tribunal Oral N° 4, de La Plata, escucharon a más de veinte testigos, entre psiquiatras, policías, vecinos y hermanos de la víctima que describieron el cautiverio al que Reynoso sometió a la víctima y la violó. “Está todo dicho. Reconozco todo”, expresó Reynoso cuando los magistrados le concedieron la oportunidad de expresar sus últimas palabras antes de que el tribunal dictara la sentencia a 40 años de cárcel.
Tanto fue el terror que provocaba entre sus hijos y vecinos, que cuando estos testigos tuvieron que declarar en el tribunal, pidieron que Reynoso fuera retirado de la sala de audiencias.
“Todo el barrio se preguntaba de donde salían los chicos... La gente comentaba que los chicos salían de ahí… Reynoso estaba ahí, no había más nadie”, dijo una vecina de la víctima que vivía frente a la casa del horror, en Cañuelas.
Las casas del horror
Antes de instalarse en Cañuelas, Reynoso, la víctima y su madre vivieron en la casa situada en Santiago del Estero 487, en Ezeiza. Allí, en 2005, ocurrió el primer ataque. A partir de la reconstrucción histórica realizada por los investigadores judiciales se determinó que “aprovechándose de la situación de convivencia preexistente y, de la imposibilidad por parte de la víctima de consentir libremente su acción dado su total incapacidad de comprensión, por tener retraso mental de tipo moderado, patología esta, crónica e irreversible -lo cual subsiste a la fecha- abusó sexualmente de la menor, que por entonces tenía 13 años”.
Como resultado de la violación, en diciembre de ese año, nació una niña. La primera de las hijas de la menor. A raíz del nacimiento de la niña, la pareja del agresor y madre de la adolescente abusada, radicó una denuncia en la comisaría de Ezeiza.
Así, el 15 de marzo de 2006, se inició el expediente N° 66670. Pero, la investigación nunca avanzó. La denunciante fue llamada a ratificar la acusación, pero no lo hizo.
Reynoso y Marcela, la madre de la niña abusada, se habían conocido en 2005. Al poco tiempo que Reynoso se instaló en su casa, comenzaron los abusos contra la pequeña, hija de una relación anterior de Marcela.
En 2006, la familia compuesta por Reynoso, Marcela y la niña abusada se trasladó a Cañuelas y levantó una precaria vivienda en el terreno situado en El Ceibo 453. Allí, Reynoso y Marcela tuvieron dos hijos, que se convirtieron en hermanos por parte de madre de la menor que había sido abusada.
Testimonio de hermanos
Durante los años siguientes, Reynoso siguió con los abusos contra la hija de su pareja, pero no violó a sus hijos biológicos. Ambos, crecieron y advirtieron la situación de agresión sexual contra su media hermana y se convirtieron en los principales testigos contra su padre en el juicio oral.
“Estoy acá por lo que hizo mi viejo, abusó de mi hermana, una chica discapacitada. Ahora, ella tiene treinta años, nos llevamos meses. Tiene un retraso y no puede ver”, dijo el hermano de la víctima, durante el debate.
Los otros dos ataques por los que fue condenado Reynoso ocurrieron en diciembre de 2010 y septiembre de 2016. Luego de ambas violaciones, nacieron, el 15 de julio de 2011 y el 21 de abril de 2017, un niño y una niña, que se convirtieron en el segundo y tercer hijos de la mujer abusada y de su padrastro.
Aunque los abusos de Reynoso sobre la hija de su pareja fueron constantes, la Justicia tuvo en cuenta los tres hechos que derivaron en los nacimientos de los tres niños, debido a que los estudios de ADN realizados en los menores confirmaron que Reynoso era el padre.
La culpabilidad del “Monstruo de Cañuelas” se completó con el hecho de que debido al retraso madurativo que sufría la víctima, no estaba en condiciones de comprender o prestar su consentimiento cuando era mayor de edad.
Con el estudio de ADN sobre la hija mayor de la víctima, el tribunal consideró que se había probado el abuso sexual que sufrió cuando tenía 13 años. Los otros ataques ocurrieron cuando ella tenía 19 y 24 años, respectivamente.
Planteo rechazado
Al dictar la sentencia, los integrantes del tribunal rechazaron el planteo de la defensora oficial de Reynoso, que había solicitado la prescripción de la imputación.
“En el momento del hecho, febrero de 2005, ya existía la obligación del Estado Nacional de garantizar el derecho de acceso a la justicia de la niña víctima, es decir, que debía, por imperio constitucional, encontrarse amparada por una tutela judicial efectiva, que tuviera en cuenta su interés superior, al contar con tan sólo 13 años de edad. En este caso, se acreditaron en debate, circunstancias excepcionales que imposibilitaron el acceso de la víctima a una tutela judicial eficiente, en especial, su incapacidad desde temprana edad, debido a que padece un retraso mental grave”, expresaron los magistrados, al rechazar el pedido de prescripción efectuado por la defensa.
En el juicio, los testigos describieron la situación de privación ilegal de la libertad y cautiverio al que Reynoso sometió a la víctima, a su pareja y a los niños.
“Yo venía de trabajar, y después de trabajar a la tarde pasaba a verlos, y siempre los encontraba encerrados en la pieza, con la puerta cerrada, con llave. Yo llegaba, entraba, no había nadie, golpeaba, y decía mi mamá ‘¿quién es?’ Yo respondía… Y mi mamá decía que estaban en la pieza, porque papá los había dejado encerrados”, expresó el hermano menor de la víctima.
Si bien el proceso terminó con una condena contra Reynoso a 40 años de cárcel, en diciembre pasado se registró un hecho que alteró la frágil tranquilidad de la víctima, que desde 2017 vive con su hermana, quien también se hizo cargo de los tres niños.
“La fiscalía y la defensora de Reynoso habían llegado un acuerdo para que se concretara un juicio abreviado y que el abusador recibiera una condena a quince años de prisión. Esta circunstancia hubiera posibilitado que el acusado recuperara la libertad en 2028, debido a lleva detenido cinco años y al cumplir los dos tercios de la pena podría haber sido beneficiado con la libertad condicional. En ese momento, la hermana de la víctima me designó su apoderado, se revirtió esa situación y se pudo concretar el juicio oral”, recordó el abogado Torrada.
Desde 2017, la víctima, sus hijos y su hermana comenzaron una nueva vida, en un lugar del conurbano que solo ellas conocen, para que el “Monstruo de Cañuelas” no las pueda encontrar
Los abusos comenzaron en 2005, cuando la adolescente tenía solo 13 años
Producto de las violaciones, la víctima, que tiene un retraso madurativo, tuvo tres niños
Durante 12 años la joven estuvo secuestrada; el agresor la encerraba con llave en una pieza y no la dejaba salir; fue rescatada en 2017

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