viernes, 3 de febrero de 2017
ABUSO INFANTIL ¡¡¡BASTA DE INDIFERENCIA!!! HABLEMOS, DENUNCIEMOS, TENGAMOS FE EN EL MENOR
Abuso sexual infantil: hubo 507 denuncias en los últimos tres meses
Según la línea de ayuda del Ministerio de Justicia, nueve de cada diez agresores son hombres y en el 80% de los casos son familiares o conocidos de la víctima; el sistema judicial y de protección es complejo
Alcohol, droga, violencia. Una familia que vive hacinada en un asentamiento en el partido de San Martín, provincia de Buenos Aires. Dos nenas de 7 y 10 años que son violadas por su padre y uno de sus hermanos, y nadie hace nada. Ni la madre, ni el hospital de turno, ni el servicio local que ya las había visto hacía dos años con todos los indicios a flor de piel.
Ellas no son las únicas. Este es un caso de negligencia que se multiplica por miles. La suerte de estas niñas cambió cuando la organización Pequeños Pasos se involucró con su caso, pero esta es la excepción a la regla. En todos los demás predomina la indiferencia.
"El padre y el hermano consumen drogas. Llevamos a las nenas al hospital y los mismos médicos no se animan a firmar o prefieren no involucrarse. El fiscal separó a las hermanas de toda la familia y ahí el problema era que el servicio local no conseguía hogares para chicos judicializados por violencia sexual", dice Matías Ronconi, presidente de la entidad, poniéndole rostro humano al sufrimiento extremo que tienen que soportar los niños porque el sistema no está preparado para defender sus derechos más básicos.
Los números son contundentes y muestran que esta realidad horrenda sucede todos los días. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada cinco chicas de hasta 18 años es abusada y lo mismo pasa con uno de cada trece niños. Eso significa que, en la Argentina, estaríamos hablando de aproximadamente dos millones de chicos.
En el país, las estadísticas oficiales las lleva el Programa Nacional contra el Abuso Sexual Infantil que depende del Ministerio de Justicia de la Nación y fue lanzado el año pasado. Este continuó el trabajo que venía realizando el Programa Las Víctimas contra las Violencias, coordinado por Eva Giberti, a través de la línea 0800-222-0217.Desde el 19 de noviembre hasta el 16 de enero, se atendieron 1928 llamados provenientes de todo el país; en el mismo período del año anterior fueron 118.
Entre los llamados de los últimos tres meses, se registraron 507 casos de abuso sexual en chicos de hasta 17 años. Con respecto a esta cifra, no es posible realizar una comparación con el año pasado, ya que en aquel momento la línea telefónica atendía únicamente denuncias vinculadas a explotación sexual comercial infantil, pornografía y grooming.
De los agresores, nueve de cada diez son hombres, y los principales son los padres o padrastros. Otros estudios demuestran que en casi el 80% de los casos esto pasa en el seno familiar o círculo cercano de la víctima. Nadie está exento. Sucede en todos los estratos sociales, provincias y rincones.
"La violencia en la infancia en todas sus formas es una realidad masiva a nivel mundial de difícil detección y que generalmente se silencia, se oculta, no se denuncia y, por ende, termina siendo uno de los crímenes más impunes contra la niñez. Las barreras de acceso a la Justicia son múltiples y revisten una gravedad tal que terminan en una frecuente revictimización, violencia institucional, denegación de justicia e impunidad", denuncia Paula Wachter, fundadora de la Red por la Infancia y fellow de Ashoka.
Puertas adentro
"No hay nada más peligroso para la vida de un chico que su propia casa, esto es un saber internacional. Por eso esta es la primera vez que se deja de hablar y se hace concretamente. La subsecretaria de Acceso a la Justicia, María Fernanda Rodríguez, puso su interés en el tema y logró interesar al Presidente", afirma Eva Giberti, psicoanalista con más de 50 años trabajando en la temática.
Son padres, padrastros, hermanos, tíos, primos, porteros, maestros, padrinos. Son enemigos cercanos, queridos y admirados. ¿Por qué se tiende a silenciar este tema? Para María Cecilia López, psicóloga especializada en abuso sexual infantil, el problema reside en que todavía vivimos en una sociedad patriarcal donde los hijos pertenecen al padre. "Por suerte esto empezó de a poco a querer cambiar, pero todavía estamos atravesados por esta idea de que el papá es impoluto. Desde ahí parte el tabú", asegura.
Para empezar a cambiar la mirada sobre este tema, los especialistas señalan que es fundamental modificar la semántica y dejar de hablar de abuso sexual infantil porque la palabra infantil deja afuera a los responsables del abuso, que son los adultos. En cambio, el término correcto es abuso sexual contra niños y niñas, para poner el foco en que los menores son las víctimas.
Si bien parece haber una tendencia a denunciar más estos delitos, todos los especialistas hablan de "cifras negras", por los miles de casos que no llegan a la Justicia por vergüenza, desconocimiento o porque el sistema les cierra las puertas.
Estiman que de cada 1000 delitos que suceden, se denuncian 100 y se condena sólo uno. "Esto pasa porque son delitos de instancia privada. Si la víctima no va a una fiscalía y habilita al Estado a intervenir son acciones que quedan sólo en el interior de la casa. Si alguien atropella o roba a un chico, el Estado no le pregunta a los padres si quieren que se investigue o no porque son delitos de acción pública", explica Watcher.
Y agrega: "La Argentina seguramente va a recibir en junio una observación formal por parte de la ONU por este tema. En su visita a la Argentina, Dubravka Simonovic, relatora especial de ese organización, dijo que este tipo de disposición envía un mensaje equivocado de que la violación y la violencia sexual son cuestiones privadas y no un tema de preocupación pública".
En carne propia
En octubre de 2015 se convirtió en ley, por unanimidad, que los delitos de abuso sexual contra los niños no prescriben, permitiendo que se haga justicia en estos casos en los que, en general, las personas afectadas tardan muchos años en poder contar lo que les pasó y denunciarlo.
Sebastián Cuattromo fue abusado a los 12 años por el ex docente y hermano marianista Fernando Picciochi en el colegio donde estudiaba. Tras luchar durante 12 años en el terreno judicial, logró llegar al juicio oral y público que determinó la condena a 12 años de prisión de su abusador.
"Faltan políticas públicas en todos los niveles y darle jerarquía al tema. Todavía sigue siendo un asunto de segundo orden, nunca con la importancia que debería tener. Vemos con asombro las injusticias que tienen que sufrir los chicos y sus familias al interior del Poder Judicial. Y no hay que perder de vista que los miembros más vulnerables de la sociedad son los niños", dice Cuattromo, que fundó la organización Adultxs por los Derechos de la Infancia para asistir a las víctimas.
La conclusión general es contundente: el primer paso es conseguir que se hable del tema. "Si le preguntás a la sociedad, nadie sabe que esto pasa. Pero una vez que estás adentro, no conocés a una familia que no tenga un caso", concluye Wachter.
El perfil del agresor de menores
Según María Cecilia López, psicóloga especializada en abuso sexual infantil, en el 90% de los casos el abusador es alguien querido para el niño, del círculo cercano. "Es el hombre más simpático del círculo familiar. En general es heterosexual, simpático, de mediana edad, lindo y carismático con los niños. Es todo lo contrario de lo que uno esperaría de un abusador -dice-. Muchas veces se las culpa a las mamás, pero ellas también son víctimas de un perverso con doble personalidad: son grandes actores que las envuelven."
Los delitos sexuales cibernéticos
La Fiscalía de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires creó en noviembre de 2012 la primera Fiscalía Especializada en Delitos Informáticos del país. Desde noviembre de 2013 hasta hoy, este organismo recibió alrededor de 22.000 reportes de distribución de contendidos con pornografía infantil y posibles casos de grooming procedentes de una IP que se encuentra en el país. "A veces llegamos al lugar y detectamos casos de abusos concretos. Tenemos una alianza con el Centro Nacional para Menores Desaparecidos y Explotados (Ncmec) de los Estados Unidos, por la que si detectan algo vinculado con delitos sexuales cibernéticos en la Argentina nos avisan", explica Enrique del Carril, director del Cuerpo de Investigaciones Judiciales, que tiene una unidad de Investigaciones Tecnológicas.
La voz de los especialistas
Remarcan la necesidad de poner el asunto en agenda, aumentar la capacitación de los profesionales y trabajar en conjunto
"Hay que tejer redes y hablar del tema"
Paula Watcher
Fundadora de Red por la Infancia y fellow de Ashoka
Lo primero que necesitamos es que se hable de esto, para después poder desterrar prácticas judiciales y creencias culturales. Y por último, tejer una red entre diputados, senadores, jueces, fiscales, psicólogos, psiquiatras, todos los referentes de la materia, y empezar a armar una agenda de trabajo conjunta. Es un problema multifacético y se necesitan acciones simultáneas para generar un cambio de raíz.
"Falta formación en las universidades"
María Cecilia López
Psicóloga especializada en abuso sexual infantil
Me especialicé en este tema porque recién recibida llegaban pacientes menores que estaban siendo abusados y en la década del 90 esto era tierra de nadie. Colegas que vivían en el exterior me decían que allí también pasaba lo mismo. Avanzamos bastante en la difusión de estos temas en los medios, pero incluso hoy el abuso sexual de niños no es materia en ninguna carrera de Psicología ni posgrado.
"El abusador es un manipulador"
Laura Quiñones Urquiza
Diplomada en criminología y especialista en técnicas de perfilación criminal
Los adultos que abusan de menores en general son personas que pueden relacionarse más auténticamente con los niños que con los mayores. Por eso los chicos depositan mucha confianza en ellos. Lo que hacen es abusar el poder de ser adultos. Pueden actuar por seducción, amenazándolos o comprándolos, así se genera la manipulación. Pero siempre es a través del engaño.
"Se está gestando un problema a futuro"
Matías Ronconi
Director de la organización Pequeños Pasos
¿Cómo hacemos para generar un plan en esta temática para cuidar a los chicos? Lo que nadie ve es que se está gestando un gran problema a futuro, porque estos son pibes que a los 12 años van a querer salir a matar a alguien, drogarse, o no van a querer vivir más. Necesitamos empezar a trabajar de manera integral en todos los municipios. Hay servicios locales que no hacen el seguimiento que deberían.
"Hay un bache entre la ley y las políticas"
Sebastián Cuattromo
Víctima de abuso a los 12 años y fundador de Adultxs por los derechos de la infancia
En el Poder Judicial existe una gran carencia de capacitación de empleados y funcionarios, y ante este delito predomina la impunidad. Todavía el trato que se les da a los niños que sufrieron abusos sexuales genera más revictimizaciones. Además, existe un enorme bache entre las leyes y las políticas concretas: la ley de protección integral de los niños tiene una escasa puesta en práctica.
"La justicia funciona pésimo"
Eva Giberti
Coordinadora del programa Las víctimas contra las violencias
La Justicia está funcionando pésimo en este tipo de delitos. El intento de restablecer el vínculo del chico víctima con el padre es un vicio que tiene. Salvando honrosas excepciones, falta una seria capacitación del personal jurídico y hay una especie de confabulación para no dejar a la vista que la familia no es la institución que durante siglos nos quisieron vender.
Poca capacitación y recursos, las fallas en las respuestas de la Justicia
Escasas condenas, dificultades a la hora de hacer las denuncias, una ideología que no beneficia a las víctimas y la falta de una presencia articulada del Estado son algunos de los déficits
Falta de capacitación y de recursos, una ideología que no siempre beneficia a los niños y violencia hacia las víctimas. Todo esto denuncian los involucrados en defender a los menores frente al sistema judicial.
ara Eva Giberti, coordinadora del programa Las Víctimas contra las Violencias, la Justicia está funcionando pésimo en este tipo de delitos. "El intento de restablecer el vínculo del chico que es víctima con el padre es un vicio que tiene la Justicia. Salvando honrosas excepciones falta una seria capacitación del personal jurídico", sentencia.
En esta misma línea, Paula Wachter, fundadora de Red por la Infancia, afirma que la tasa de condena en abuso sexual en la infancia es muy baja. "Existe una asimetría total entre los recursos que el Estado asigna a la víctima y al adulto que lo acompaña en relación a los del imputado. El último tiene derecho a que el Estado le provea un abogado, un perito y un psicólogo. Las victimas no siempre", dice la especialista.
Mucho por mejorar
Martiniano Terragni, profesor adjunto regular del Departamento de Práctica Profesional de la Facultad de Derecho de la UBA, asegura que en la oficina que tienen ad honorem reciben muchísimas causas sobre abuso sexual en niños. "La visibilización de este tipo de situaciones genera que las víctimas tengan menos miedo de acercarse a la justicia. También ayuda si perciben a las instituciones más permeables a escuchar sus situaciones y a creerles."
Sobre las mejoras que se podrían aplicar en el sistema judicial menciona tres: que el testimonio sea una prueba irreproducible (que se haga una sola vez), tratar de evitar la multiplicidad de profesionales interviniendo con la misma víctima y que la situación de vulnerabilidad no esté atada a la edad de aquélla.
Las dificultades cuando uno de los progenitores quiere denunciar al otro por abuso de su hijo son varias. "Tras la denuncia se abren dos procesos: uno penal y otro civil, que no siempre son coherentes entre sí. Inicialmente se otorga una restricción renovable por 30, 60 o 90 días, pero el juicio penal puede durar seis años. En el medio, muchas veces se dispone revincular al niño con el denunciado aún con causa penal abierta. Si el chico se opone, la madre es multada y acusada de impedir el contacto", cuenta Wachter.
Según los especialistas, otra de las amenazas del sistema judicial es que a priori tiende a desconfiar de la versión de la madre, se la acusa de haberles metido recuerdos falsos a los chicos y del síndrome de alienación parental (SAP). "El uso de este síndrome inexistente fue rechazado por ambas cámaras del Congreso y por los colegios de psicólogos. Además, las falsas denuncian no llegan al 4% según estudios del Cuerpo Médico Forense y se detecta al primer examen forense donde se analiza el relato del niño", agrega Wachter.
María Cecilia López, psicóloga especializada en abuso sexual infantil, tiene la misma percepción sobre la base de su experiencia. "Los jueces muchas veces quedan enganchados con toda una semántica perfecta que desenvuelven los abusadores y no le creen a los nenes abusados que quedan mudos del miedo y no pueden contar el abuso."
Una visión diferente es la que ofrece Diego Freedman, abogado y prosecretario letrado del Consejo de la Magistratura, quien ve una evolución positiva de la Justicia en estas cuestiones: "No diría que no escucha a los niños. Yo he tenido varios casos de condenas graves y basadas prácticamente en la declaración de la víctima, con otros estudios que mostraban el grado de victimización de los chicos", explica.
Quedar a la deriva
Después de la denuncia, ¿qué organismos y mecanismos del Estado se activan para acompañar a las víctimas? "No hay una presencia articulada y efectiva del Estado más allá de la emergencia o recepción de la denuncia. El día después, las víctimas se encuentran con un sistema confuso, sin una orientación, con graves barreras de acceso a la Justicia y con fallas en la articulación de los organismos responsables de velar por su protección", cuenta Watcher.
Para Matías Ronconi, director de Pequeños Pasos, las fiscalías, directamente, no dan abasto. "Te encontrás con servicios locales que no hacen el seguimiento que tienen que hacer, visitan a los chicos una sola vez y después los dejan a la deriva."
Quien responde a todos esto cuestionamientos es Yael Bendel, secretaria nacional de Niñez, Adolescencia y Familia, el organismo rector del Estado en políticas de infancia. Ellos son los encargados de articulan con los servicios locales y capacitarlos pero no tienen atención directa.
"Cualquier adulto tiene que estar atento a las señales de alerta y dar aviso para que intervenga el sistema de protección. Una vez que está hecha la denuncia, el sistema funciona muy bien en la ciudad de Buenos Aires. En las provincias, se está trabajando para mejorarlo", explica la funcionaria, a la vez que reconoce que todavía hay mucho por hacer. "Siempre se tiende a sacar al chico del núcleo familiar y no al abusador, cuando lo deseable es que se vaya el abusador; en las provincias hace falta profundizar en los indicadores del abuso para que se puedan detectar situaciones a tiempo y, por último, es una aberración que todavía existan jueces que piensan que los chicos inventan estas cosas."
M. U.
Creerle siempre al chico, la clave para poder ayudarlo cuanto antes
Siempre hay que creerle a un niño. Ya que éste no puede inventar aquello que no conoció. Una de las peores consecuencias del abuso es el encierro, mantener en secreto estas vivencias durante muchos años. Por eso cuanto antes encuentre a un profesional capacitado para ayudarlo, las consecuencias serán menores.
El abuso sexual se da en un vínculo absolutamente asimétrico y es perpetrado por un adulto en quien se confía. Cuanto más calificado esté para el niño, mayor es el riesgo, como es el caso de los curas, algunos profesores y los familiares en general. Esta relación vulnera la confianza del chico, que luego se traduce en una desconfianza permanente respecto de los vínculos de amor.
El abusador es alguien que encuentra en estas acciones una forma particular de goce perverso, por lo que no cesará de insistir. Son personas con características psicopáticas que amenazan, asustan y así condicionan al niño para su mejor manejo.
Guardar el secreto
El chico mantiene el secreto, no sólo porque erróneamente se siente responsable de lo que sucedió, sino porque si llegó a la pubertad guardándolo, teme ser el culpable de la desintegración familiar si saliera a la luz. De hecho, cuando se conoce un relato, pueden aparecer una fila de menores de la familia que han sido abusados por el mismo familiar.
La Justicia es un capítulo aparte en este entramado. Todos los días luchamos contra el pensamiento patriarcal de algunos juristas y el machismo. El Poder Judicial debe entender que alguien que sufrió abuso sexual viene del maltrato extremo y que estas personas necesitan atención, contención y justicia.
Las instituciones como las escuelas, en todos los niveles, empezando por el jardín maternal, deben empezar a hablar de esto entre los docentes y a educar a los niños dándoles posibilidad de ser escuchados, creerles, derivarlos a evaluaciones y tratamientos.
Los que trabajamos en estas áreas aspiramos a que la prevención se convierta en política de Estado, con información, orientación en cómo proceder para el beneficio de los niños o adolescentes abusados. No podremos evitar que esto suceda, pero sí bajar la cantidad y la continuidad del tiempo del abuso, que sin dudas agrava luego el cuadro, ya que se podrán identificar las señales que nos llevan a intervenir mucho antes.
A. A.
La autora es psicóloga especialista en abuso sexual
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