domingo, 7 de mayo de 2017

EL TANGO SIEMPRE FUE POLÍTICA


El espíritu rebelde de Discépolo renace en otra generación
Una nueva camada de autores retomó en sus tangos el espíritu crítico y social del autor de "Cambalache" para retratar la Buenos Aires del siglo XXI
Tangos irreverentes: Alejandro Guyot (poeta), Pablo Bernaba (músico) y Agustín Guerrero (director).
"Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé, en el quinientos seis y en el dos mil también", profetizaba la icónica letra del tango "Cambalache", escrita por Discépolo en 1934. Esta crónica descarnada sobre la década infame que suena con una actualidad contundente no fue la única que reflejó el posicionamiento político del tango frente a la realidad. A lo largo de su historia, el género fijó posición en distintas etapas de la vida política en obras como "Pan", de Celedonio Flores, escrita en 1932, y "Bronca", de Mario Batistella, grabada por Rivero tras el golpe a Arturo Frondizi, en 1962. "El tango nació político, nada más que después le lavaron la cara", dispara Agustín Guerrero, pianista, compositor y arreglador, que hace un mes quedó envuelto en una polémica cuando estrenó su obra conceptual Estupidez en el CCK.
Este manifiesto político y estético con sonetos de Pablo Marchetti, que se planta políticamente frente al estado de las cosas con piezas como "Monocultivo", "Libre mercado", "Casas de tango", "Disneylandia" y "Bomba atómica", provocó un cimbronazo en el medio. "Quise abrir una discusión interna de para qué hacemos tango hoy. Quería pinchar y hacer ruido sobre la función que cumple el tango en este contexto social y político. ¿Qué rol jugamos? Para mí, el tango es la voz que se opone desde el Sur, porque somos el arrabal del mundo."
La obra Estupidez no hizo más que visibilizar una temática latente en la nueva generación, que retoma aquel espíritu del tango social y político que abordaron poetas como Julián Centeya, Celedonio Flores, Cátulo Castillo, Homero Manzi, Enrique Cadícamo y Enrique Santos Discépolo. "«Cambalache» es aplicable a la década infame, al menemismo y a la era macrista en la ciudad. Es futurista por momentos. Agrupaciones, músicos y compositores de esta generación nos reconocemos estética y políticamente en ese tipo de letras. Queremos que nuestros tangos sean como una herramienta de combate", apunta el letrista y cantor Alejandro Guyot, de 34 Puñaladas.
La producción actual revela y testimonia el clima de época que se vivió durante los últimos veinte años: "Puente Pueyrredón", de la Orquesta Fernández Fierro; "Calle", de Tape Rubín; "Vírgenes rotas", de 34 Puñaladas; "Conspiración", de Altertango; "Mañanero", de La Vidú; "Inundación", de Juan Serén, y "Mataderos", de Pacha González. Son tangos, entre una nómina más amplia aún, que tienen su antecedente cercano en letristas y compositores como el Tata Cedrón, en el disco Madrugada (junto con Juan Gelman); Juan Vattuone, que habló del menemismo en "Un chabón jailife"; Alejandro Swzarcman, que escribió sobre la desaparición de personas en "Pompeya no olvida"; Acho Estol, que retrató la problemática creciente de los barrabravas en "La patota"; Peche Estévez, de Buenos Aires Negro, que habló de la marginalidad posterior a la crisis de 2001 en "Buenos días, Buenos Aires"; Alorsa, de La Guardia Hereje, que narró en "Ezeiza" el exilio de los argentinos a España, y Daniel Melingo, que agitó el fantasma del paco en "En un bondi color humo".
En la actualidad, otros tópicos, como el gatillo fácil, la trata de personas, la pobreza, la inseguridad, la violencia de género y el revisionismo histórico alrededor de la grieta social empezaron a formar parte de la temática de discos conceptuales. El Quinteto Negro La Boca revisó en Tangos libertarios los acontecimientos de la Patagonia trágica sobre la base de los textos del historiador Osvaldo Bayer
Por su lado, el grupo 34 Puñaladas sacó una Polaroid de locura ordinaria de la ciudad en su disco Bombay Buenos Aires (2009). Mientras la periferia conurbana se deja ver en las letras de Quiero 24 del disco Sean eternos los placeres (2016), los volúmenes 1 y 2 del proyecto Un disparo en la noche, de la Orquesta Típica Julián Peralta (2012 y 2016), ofrecen un buen panorama de dos décadas de tango.
El sonido áspero y oscuro de las nuevas orquestas, marcado por tragedias como Cromagnon, se vislumbra en el tango "Hacia las cenizas", de Ciudad Baigón; la banda Rascasuelos explora el bajofondo de la sociedad contemporánea en su disco Tangos vivos, y el derrotero de los pibes chorros aparece en "Guadaña", de la joven agrupación Alto Bondi. También en la milonga "Otro lugar", de 34 Puñaladas, y el "Candombe del niño oscurito", de Altertango.
Sin duda, el tango de la nueva escena suena político y social. "Lo que tenemos en común es que estamos en la misma sintonía. Tenemos una postura política y estética, aunque cada uno lo hace a su manera. Hay una gran parte de esta generación que se vuelca decididamente a tomar cuestiones más sociales en sus composiciones, desde lo más coyuntural hasta episodios más históricos. Es una generación que le pone el cuerpo y más allá de su estética marca su lugar en la escena desde la autogestión, que es una forma de organización política", define el bandoneonista Pablo Bernaba, líder del Quinteto Negro La Boca.
El pianista, arreglador y compositor Agustín Guerrero, que apareció en el panorama del tango a los 17 años y al frente de la orquesta Cerda Negra, completa la idea: "Desde el momento en que un grupo sube a tocar su música y se termina llevando 200 pesos, claramente está asumiendo una postura política. Si ese tipo no tuviera esa postura estaría yendo a Japón con unos bailarines a ganar dólares. A veces no hay que ser explícito. Diego Schissi para mí tiene una postura política desde sus composiciones musicales y cuando se la juega tocando en un festival de trabajadores desocupados".
La generación actual está atravesada por los desencantos, las esperanzas y las crisis de los sucesivos cambios políticos en la historia argentina. Dentro de ese eslabón más contemporáneo los tangos de hoy reflejan esos vaivenes de la sociedad y traducen un mensaje que sigue circulando subterráneamente. "En la primera etapa de 34 Puñaladas -cuenta el poeta y cantor Alejandro Guyot- tocábamos en una zona under que iba de Babilonia a las fábricas recuperadas del Impa y Grissinopolis. Nosotros atravesamos toda la crisis previa a 2001 y nuestros tangos remitían a la crisis del 30. Siempre tuvimos un costado político y vimos en esos tangos malditos una especie de rebelión sotto voce. Para mí esta nueva generación compone desde un hecho político. Mediante nuestra obra queremos adueñarnos de un cacho de ciudad y reclamarla como nuestra."
Las letras de la nueva guardia
"Calle"

El tape rubin

Calle que sabe decir

Calle que miente al callar

Quiere partir sin hablar

Quiere aguantar y salir

Calle si quiere escapar

Que preparate a morir

Calle si quiere vivir

Que ya te vino a buscar

Calle que sabe callar

Calle que vuelve a mentir

Calle furia Calle falsa Calle fuego
"Candombe del niño oscurito"

Victoria Di Raimondo

Un niño oscurito, llorando en el suelo,

Lo lleva la yuta, robó unas cositas.

Un niño solito, tentando su suerte,

Lo arrastran un poco, en medio de la gente.

El niño no clama, el niño no ruega, sabe que mañana no hay que ir a la escuela. El niño ni ríe, el niño no sueña. Al que robó su vida nadie lo encarcela
"Vírgenes rotas"

Alejandro Guyot

Vírgenes rotas, molidas a palos,

muchachas cansadas de tanto llorar.

Mil y una noche le rezan a un santo

que nunca las quiere escuchar.

Vírgenes rotas, muñecas esclavas,

garpando la cuota de su soledad.

Un dios cafisho les tiende una mano

Y con ella esta trampa de un brillo mortal...
"Libre mercado"

Pablo Marchetti

Es el mundo, sensual y trastornado,

el que se alza a tu vera, capital.

Es el lujo, la gloria, lo deseado:

tan bonito que no parece el mal.

Libertad de soñar lo codiciado,

libertad de creer que lo normal

es tan libre en tu fe, libre mercado,

que casi no parece desigual



DISCÉPOLO

El libro de quejas del arrabal
Las letras sociales estuvieron presentes desde la década del 30
Homero Manzi.
"Hay que rastrear la historia del tango político en autores como González Castillo, un letrista anarquista que se jugó mucho en un momento bastante tremendo como la década del veinte", advierte el director y joven músico Agustín Guerrero sobre el padre de Cátulo Castillo y autor de temas populares del género, como "Silbando" (1923) y "Griseta" (1924). Mucho más atrás, en 1901, un tango anarquista de autor anónimo llamado "Guerra a la burguesía" decía: "Querrá la gente burguesa/sin distinción de color/que chupa la sangre humana/del pobre trabajador".
Ese espíritu rebelde ya respiraba en los primeros tangos. Además de "Cambalache", de Discépolo, otros autores se posicionaron frente a la década infame. El joven compositor Celedonio Flores (uno de los preferidos de Gardel, a quien le grabó "Mano a mano") escribió el tema "Pan", que cuenta la historia de un hombre que cae preso por salir a robar comida para su familia. Otro que hablará de la época de "mishiadura" será Enrique Cadícamo en "Al mundo le falta un tornillo". Y Homero Manzi retratará como nadie el barrio pobre suburbano. Los poetas del tango siempre usaron la realidad como escenario. Lo dijo Pugliese: "El tango es el gran libro de quejas del arrabal".


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