Luz de febrero, de Elizabeth Strout
Certero registro de emociones, con la mirada de la edad
Felipe Fernández
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“A lo largo de la noche iban cambiando de posición, pero se mantenían abrazados, y Jack pensaba en sus cuerpos grandes y viejos, dos náufragos lanzados a la orilla… ¡Y qué manera de aferrarse a la vida!”, dice la premiada estadounidense Elizabeth Strout (Portland, 1956) sobre la manera de dormir de un matrimonio más que maduro, en su novela Luz de febrero.
El matrimonio se compone de Jack Kennison, un exprofesor de Harvard de setenta y nueve años, y de Olive Kitteridge, una exmaestra de matemática de setenta y ocho. Llevan juntos cinco años y viven en Crosby, un pueblo del Estado de Maine. Olive, la protagonista principal, ya apareció en otro libro anterior ganador del Premio Pulitzer (Olive Kitteridge, 2008) y dio origen a una miniserie.
La obra cuenta cómo fueron intimando los dos viudos, describe aspectos de sus matrimonios anteriores y diferentes episodios. La ida de Olive a un baby shower, la visita de su hijo Christopher o su encuentro con una ex alumna que se ha convertido en una poeta famosa son algunos de ellos. La trama, que se mueve entre el presente y el pasado con libertad cronológica, suma varias historias secundarias de personajes que son habitantes de Crosby y, por lo general, conocidos de Kitteridge. Estas historias (por ejemplo, la de una adolescente que limpia casas y a la cual un hombre mayor le da dinero a cambio de que le permita mirar cómo ella se acaricia los pechos), sin dejar de ser interesantes, dispersan un poco el foco de la novela.
Strout no se preocupa de que su protagonista –una persona poco sociable, sin pelos en la lengua y que se lleva mejor con los hombres que con las mujeres– les caiga simpática o no a sus lectores. Nunca abusa de la omnisciencia narrativa, y va modelando un retrato sincero a través de diálogos, de pequeñas observaciones e incidentes sencillos. La traducción, de un españolismo fundamentalista (gilipollez, majara, “colmado” por almacén o supermercado, “tacos” por palabrotas, etc.), conspira contra el disfrute del lenguaje.
Luz de febrero (Olive, again en el original inglés) indaga las complejidades de la condición humana desde la perspectiva de la vejez, sin buscar respuestas definitivas ni forzar revelaciones grandilocuentes. La novela de Strout decanta un registro certero de emociones: el sentimiento de soledad, la necesidad de querer y ser querido, la fragilidad de los vínculos afectivos, la constatación del declive físico y psíquico, los súbitos ataques de nostalgia y la perplejidad ante lo ilusorio de la identidad individual. Más allá de que haya o no un sentido para la existencia, la autora estadounidense parece sugerir una aceptación de las decepciones y las desgracias que acarrea el inexorable paso del tiempo y propone una estoica celebración de la vida.
Luz de febrero
Por Elizabeth Strout
Duomo. Trad.: Juanjo Estrella
361 páginas, $2750
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
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