miércoles, 2 de noviembre de 2022

EDITORIAL


El celular al volante mata
Es hora de tomar debida conciencia sobre los gravísimos efectos del desvío de atención mientras se conduce un vehículoDesviar la atención durante tres segundos equivale a recorrer 33 metros a ciegas, con el enorme peligro que ello implica
Hace tiempo que la Asociación Civil Luchemos por la Vida halló el mensaje exacto para la magnitud y las consecuencias del problema: “El celular al volante mata”.
Las últimas estadísticas, procesadas por BRT Consulting, grupo especializado en ciberseguridad y administración de riesgos, indican que el 14 por ciento de los accidentes de tránsito con secuela de muertos y heridos está vinculado al uso del teléfono en el transporte automotor. Por si no llegase a ser cabalmente comprendido lo que tal porcentaje significa, el referido trabajo de Consulting demostró que hay 20 veces más probabilidades de sufrir un accidente en circunstancias en que simultáneamente se manipulan celulares.
No se trata solo de conducir responsablemente para evitar una tragedia o daños para la propia vida y de los acompañantes, sino de evitar desgraciadas consecuencias para terceros. Complicaciones innecesarias en calles, avenidas y rutas cuando sucede un accidente, movilización de efectivos policiales y sanitarios o de bomberos, con desvío de la prestación de sus servicios en situaciones de urgencia absolutamente ajenas a la desidia o negligencia inexcusables de los conductores de vehículos resultan imperdonables.
Los expertos en seguridad vial saben bien que la tarea cerebral de identificar y procesar informaciones lleva un cierto tiempo, por mínimo que sea. Aseveran que el uso de un celular dilata la recepción de informaciones por parte del sistema neuronal tanto como si hubiéramos tomado cuatro latas de cerveza en una hora.
“El celular al volante mata” cuando realizamos llamadas sin manos libres, poco recomendadas también por su efecto distractivo. Mata cuando intercambiamos mensajes. Mata, está debidamente probado, si nos distraemos procurando enterarnos de lo que circula por las redes sociales. Aunque creamos erróneamente que un semáforo nos exime de la prohibición o que un vidrio polarizado pueda reducir la posibilidad de que seamos detectados. Por eso, la ley de tránsito prohíbe el uso de celulares mientras se maneja –incluso detenidos–, pero también prohíbe conducir al mismo tiempo en que se emplean auriculares o sistemas de comunicación de operación manual continua, o pantallas y monitores de video.
Cuando se circula a 40 kilómetros por hora, que es la velocidad máxima permitida en las calles urbanas, y se lo hace con la atención concentrada durante tres segundos en la pantalla de un celular, se habrán recorrido 33 metros a ciegas. Esa distancia representa a veces la mitad del largo de una cuadra. Sin embargo, las encuestas revelan que el 35 por ciento de los jóvenes admiten haber manejado con desconocimiento de que podría provocar un riesgo tan grave.
¿Habrá que desconectar los celulares cuando se maneja?, según propone el criterio más riguroso en la materia. No lo sabemos a ciencia cierta, pero la experiencia demuestra que, en la conducción de un vehículo, el uso simultáneo de un artefacto que ha potenciado más allá de lo que era verosímil las posibilidades de la comunicación y del conocimiento se convierte en arma mortal.
En consecuencia, debemos ceñir su empleo a lo que indican la prudencia y el sano criterio fundados en datos tan irrefutables como han sido los notables avances tecnológicos que lo han hecho posible.
El 14% de los accidentes de tránsito con secuelas de muertos y heridos está directamente vinculado con el uso de dispositivos electrónicos mientras se maneja

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