jueves, 3 de noviembre de 2022

LAS ESCUELAS DE KICILLOF


Las escuelas de Kicillof, una realidad paralela
Danya Tavela Diputada nacional
“Hay ratas y tachos con agua estancada. Las puertas de emergencia están trabadas y hay baños y vidrios rotos”, dice Emma Schiele, la mamá de una alumna de una escuela de Lomas de Zamora, en una nota recientemente publicada por la nacion. Días atrás el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, aseguró: “Estamos transformando la educación pública con el objetivo de que para los pibes y las pibas no haya ningún lugar mejor que la escuela”.
La frase del gobernador contrasta con la triste realidad que vive la educación bonaerense. Funcionarios que poco hacen para mejorar la calidad de un sistema cada vez más deteriorado y con problemas estructurales graves. El gobierno de la provincia de Buenos Aires se vanagloria de haber inaugurado 112 establecimientos destinados a la educación. Lo paradójico es que fueron ellos mismos los que decidieron cerrar por casi dos años las aulas, dejando a miles de chicos sin clases y provocando una deserción escolar que aún no se pudo recuperar. Lo paradójico es que hay colegios que pierden días de clases por problemas edilicios. Inaugurar un establecimiento es tan solo una foto si luego no hay un plan académico sostenible para los alumnos.
Los problemas que tienen las escuelas bonaerenses se multiplican: falta de gas, edificios con evidente deterioro, comida en mal estado, robos y, sobre todo, mucha desidia de funcionarios. A lo largo de este año presenté pedidos de informes por la pérdida de clases debido a la ola de frío, por los robos en escuelas, por el recorte de 50.000 millones de pesos a programas educativos y por problemas con la conectividad en los colegios. El oficialismo no los puso en agenda. Hoy, días antes de que comiencen las temperaturas más altas del año, las familias de los 5 millones de alumnos bonaerenses no saben si van a tener clases porque el gobernador no hizo las obras de inversión en infraestructura.
El kirchnerismo nos tiene acostumbrados a su realidad paralela, pero si se trata de educación no podemos permitir que el relato tape los problemas. Sin ir más lejos, el presupuesto inicial para 2023 que el Gobierno envió al Congreso Nacional llegó con un recorte del 15,5% en educación. Si no hubiera sido por el trabajo de la oposición, que logró revertir gran parte de ese monto, el ajuste habría sido brutal. Además, la deducción especial de ganancias para los gastos educativos que logramos introducir en el proyecto no solo traerá alivio a las familias, sino que permitirá cambiar el concepto de la educación de gasto a inversión.
El desarrollo de nuestro país depende cada vez más de la educación. Es ahí donde debemos poner nuestros más firmes esfuerzos. Por un lado, generando las condiciones para que los niños puedan estudiar sin preocupaciones. Y por otro, implementado mejoras en el sistema de formación docente para que puedan brindar y acreditar educación de calidad y adaptada a la modernidad.
La provincia de Buenos Aires merece gobernadores que la conozcan, la sientan y la entiendan. ¿Quién la mira y se preocupa por sus problemas si los que la gobiernan viven otra realidad? Además, los gremios o centros de estudiantes ideologizados, que tanto ruido hacen en las escuelas porteñas, en territorio bonaerense no aparecen. ¿Alguien se acuerda de Roberto Baradel? Sería bueno que el secretario general del Suteba, alce la voz por la situación educativa en la provincia, tal como lo demanda su posición.
Sarmiento decía: “Todos los problemas son problemas de educación”. Y es ahí donde vamos a encontrar las soluciones que los argentinos necesitamos. Más educación es menos desigualdad, es más empleo, más seguridad y más futuro. Quizás sea el momento de que la educación sea prioridad de verdad

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