martes, 1 de febrero de 2022

CHUSMERÍO Y REYERTAS INTESTINAS...KKKK


El sincero afán del oficialismo por los negocios

Damián Nabot

Un sincero afán por los negocios avanza vigoroso entre los operadores del oficialismo....Alfredo Sábat

Cuando estaba en campaña electoral, Alberto Fernández prometió que si alcanzaba la Presidencia se iba a “a poner al frente de la lucha contra el hambre”. Más de dos años después, en la pendiente de su segunda mitad de mandato, el gobierno de Fernández renunció a la promesa de revertir la pobreza, que alcanza a más de la mitad de los niños que nacen en la Argentina, desistió de cualquier transformación profunda y tomó como impronta de su gestión cabalgar la emergencia con el único objetivo de perdurar. Ahora negocia contrarreloj por cerrar un acuerdo con el FMI que podría haber definido hace dos años.
Pero a diferencia de las dificultades para tomar decisiones gubernamentales, un sincero afán por los negocios y espacios avanza vigoroso y resolutivo entre los operadores del oficialismo en el cuarto gobierno kirchnerista.
En ese reverdecer de ambiciones, las empresas de transmisión de los partidos de fútbol quedaron en medio de una guerra abierta entre facciones del oficialismo. El gerente de Relaciones Institucionales y Asuntos Públicos de YPF, el camporista Santiago Carreras, viene librando una batalla contra los derechos de transmisión de Disney en el interior del Gobierno, que muchos observan con desconfianza. A Carreras se lo solía ver en el pasado con Alejandro Burzaco, el mandamás de la televisación del fútbol argentino, a quien una investigación del FBI lo llevó a la cárcel por sobornar para quedarse con los derechos de la Copa América. El camporista, en cambio, se convirtió en senador provincial del Frente de Todos y luego ocupó una poltrona en la petrolera. Pero nunca descuidó los negocios futbolísticos.
"Todo se confunde en los círculos concéntricos del poder oficialista al momento de definir negocios"
Carreras, quien asegura responder a Máximo Kirchner, se siente parte de un enfrentamiento con Adrián Kochen, operador del jefe de Gabinete, Juan Manzur, y amigo de Alberto Fernández, que nace en la convicción de que su adversario defiende a Disney. El mercado ubica a Carreras del lado del Grupo Werthein, que el año pasado llegó a un acuerdo con la empresa estadounidense AT&T para la compra de Vrio Group, la poseedora de Directv Latin America. Werthein tiene interés en el fútbol y ahora, a través de Directv, es poseedora de Torneos y Competencias. Carreras, como reconstruyen en el kirchnerismo, se salió de sus cabales cuando se enteró de una reunión en el ministerio de Matías Kulfas sobre la televisación de los partidos. Desde otros sectores del Gobierno le restan importancia al personaje. “¿Quién es Carreras para discutir la decisión de un ministro?”, se preguntan cerca de Manzur. La realidad es que, tras la irrupción de Carreras, las negociaciones para llegar a un acuerdo con las empresas antes de caer en la vía judicial, quedaron en la nada.
Sobre el nivel de explosión emocional de Carreras al enterarse de la reunión hay versiones diferentes. También sobre sus reclamos. ¿Dónde terminaban las exigencias políticas y dónde las búsquedas personales? Todo se confunde en los círculos concéntricos del poder oficialista al momento de definir negocios. Mientras tanto, en el Instituto Patria observan con desconfianza cómo germinan al calor del gobierno de Fernández los operadores que se ofrecen como intermediarios. Incluso aquellos que aseguran responder al hijo vicepresidencial.
Nada queda fuera de los enfrentamientos por espacios de poder. Hasta el conductor Marcelo Tinelli confesó en televisión renunciar a cualquier “expectativa” con el Gobierno, mientras descubría como Carreras y Máximo Kirchner confabulan con Claudio “Chiqui” Tapia para desplazarlo de la Liga Profesional, pese a las promesas de amistad que le transmitía Alberto Fernández. Hace bien en dejar atrás las ilusiones, a la luz del valor de ciertos juramentos oficialistas.
En medio de ese tironeo, Juan Manzur se pregunta, mientras tanto, cuando es el mejor momento de regresar a Tucumán, en el centro de un gobierno que está cada vez más lejos de servirle para su proyección política. Tiene decidido que, si no hay acuerdo con el FMI, su permanencia en la Casa Rosada deja de tener sentido. “No va a ser el único que se va a ir si no hay acuerdo”, acota un funcionario. Manzur es quien acerca a la Casa Rosada a los gobernadores peronistas y empuja un entendimiento con el Fondo. Pero ahora enfrenta además el acoso interno de la portavoz, Gabriela Cerruti, a quien en la Jefatura de Gabinete le atribuyen echar a correr las versiones de un reemplazo inminente del tucumano. La vocera pulsea sin tregua con Valeria Zapesochny, secretaria de Medios y Comunicación Pública, que responde a Manzur. Cerruti está recelosa porque la secretaria mantiene la firma de áreas que ella quiere acaparar y que definen el destino de recursos públicos. A la portavoz la designó Alberto Fernández, como también a Manzur. El Presidente arma internas entre sus propios colaboradores en la era de la explosión de las ambiciones personales. Todo germina a su alrededor, menos la toma de decisiones.
La onda expansiva del festival de apetencias salpica con precisión difusa. El negocio de la compra accionaria de Edenor por parte de los empresarios José Luis Manzano, Daniel Vila y Mauricio Filiberti siempre se vinculó en la política con su amistad con Sergio Massa, titular de la Cámara de Diputados. Pero en La Cámpora reconocen que la atribución es un tanto injusta: “En realidad, el negocio lo armó Martín Sierra, que responde a “Wado” De Pedro”. Sierra era prácticamente desconocido para el público hasta su aparición en las noticias del corazón. Una vez más, aparece el fútbol, generador de pasiones. El operador de De Pedro se desempeña como responsable de las relaciones institucionales del Grupo América y sus propios compañeros políticos le atribuyen un papel central en las negociaciones por la distribuidora eléctrica. Confesión de parte.
La crisis económica no hace retroceder la avidez. Otros temas menores quedan para más adelante, como explicar por qué Chile y Uruguay gastan comparativamente menos en asistencia social, pero tienen índices de pobreza que representan un tercio de los niveles de Argentina, como advirtió el politólogo Andrés Schipani. Puede ser una pregunta para Emilio Pérsico, el secretario de Economía Social y referente del Movimiento Evita, que se autodefine como “el rey de los pobres”. Efectivamente, en estos tiempos no hay áreas que queden inmaculadas frente al tsunami de las apetencias, ni siquiera aquellas que afectan a los más desposeídos.

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